«¡Rayos! ¡Rayos! ¡Rayos!».
Me agarré con firmeza del volante antes de ver mi realidad. El carro delante de nosotros tenía la cochera destruida. Entretanto, la delantera del vehículo que manejaba terminó prácticamente irreconocible. Mis manos viajaron hacia mi rostro, pero mi entrecejo terminó arrugado al observar con detenimiento a través del espejo retrovisor la herida que me provoqué en mi labio inferior.
Intenté moverme, pero el dolor sobre toda mi columna me impidió hacerlo por mucho tiempo. Necesitaba buscar mi teléfono y llamar a emergencias, antes de que toda esta situación comenzara a salirse de control, cuando la verdadera realidad golpeó con rudeza mi cara.
«¡Mi jefe! ¡Mi estúpido y arrogante jefe!».
Giré mi torso en su dirección. El señor Walker se encontraba adormecido por el terrible golpe que se propinó por mi culpa. Sus manos temblorosas viajaron hacia su frente, la cual estaba llena de sangre. Mis manos cubrieron mis labios al ver cómo su camisa de diseñador terminó arruinada por aquel líquido carmesí que salía de su cuerpo sin detenerse.
Mis manos empujaron la puerta a un costado de mí y mis tacones me hicieron tropezar un par de veces. Todo empeoró cuando las personas comenzaron a darse cuenta de quién se trataba. Un Maserati como este solo lo tenían dos personas en el país, y uno de ellos era el vicepresidente de la compañía de tecnología Go Space. Los flashes de los teléfonos a mi alrededor empezaron a molestarme un poco.
Todos querían captar la noticia del momento. Elijah Walker, el magnate más popular de toda la nación, se vio envuelto en un accidente de tránsito por culpa de su estúpida asistente.
¡Me quería morir! Mis manos temblorosas abrieron la puerta trasera, mientras que mi jefe aún estaba mareado por la conmoción.
—¡Que alguien llame a emergencias! —exclamé al ver que lo único que hacían era sacarnos fotos y videos para sus malditas redes sociales—. ¡Mierda! —escupí al notar que mi teléfono había caído al piso.
Estiré mi mano, buscando la forma de alcanzarlo, pero luego de un par de intentos mis ojos se abrieron al ver cómo una mano masculina lo agarró entre sus dedos para luego hacérmelo llegar. Mi corazón golpeó con fuerza al darme cuenta de que conocía a esa persona.
—¿Negan?
¡Era mi novio!
—¡Necesitamos darle primeros auxilios! ¡Despejen el área!
Mi sensual y amado novio estaba aquí para ayudarme. ¡Sentí como si Dios me soplara en mi preciosa cara! Mi bebé agarró a mi jefe gruñón y lo colocó cuidadosamente sobre el pavimento de la avenida principal. Entretanto, colocó su cabeza en una posición en donde el aire pudiera llegar hasta sus pulmones y sacó su teléfono del bolsillo de su americana para luego decir:
—Habla el doctor Negan Griffin. Estoy llevando a un paciente con contusión severa en la cabeza, provocada por accidente de tránsito. Edad promedio de treinta y medio… —Sus ojos color aceituna me observaron con aquel brillo que solía usar para mirarme.
Lo amaba, y estaba perdidamente enamorada de él.
Unas luces de colores, me hicieron percatarme de que la ambulancia que nos llevaría hacia PIH Health Good Samaritan Hospital ya estaba aquí. Por ahora todo estaba bajo control, así que necesitaba llamar a su familia y enviar el reporte a su seguro. Al entrar después de la camilla en el vehículo en donde seriamos trasportados, el olor a medicamentos me mareó un poco.
—¿Qué sucedió, cariño? —indagó mi novio después de canalizar a mi jefe—. Tengo que avisarle a mamá que no podremos ir a cenar con ella hoy.
—¿Por qué? —solté para luego escuchar a mi jefe quejarse del dolor.
—Ahora él es mi paciente, cariño. Necesito curarlo y darle de alta. ¿Te comunicaste con su familia?
Asentí.
—No sé qué sucedió. Todo pasó tan rápido. Yo… —Mi mentón comenzó a temblar, mientras que mi corazón latía con fuerza.
Si algo le llegaba a suceder al vicepresidente de la compañía para la cual trabajaba, no solo perdería mi puesto como asistente, sino también podría terminar en la cárcel y con una deuda millonaria.
Me sentía ansiosa. No sabía cómo iba a resultar todo esto, pero, como lo pintaban ya en los medios de comunicación, la culpable de todo esto fui yo, y de seguro sería despedida muy pronto. No tardamos mucho tiempo en llegar al hospital. Apenas la ambulancia parqueó media docena de doctores y enfermeras salieron a auxiliar a mi jefe.
¿Qué tanto poder tenía Elijah Walker que hizo mover al mundo con esto?
Negan tocó mi espalda baja, obligándome a volver a la realidad.
—Ya puedes salir de allí, amor—murmuró, y extendió su mano hacia mí.
Como pude, respiré profundo, dispuesta a enfrentar las consecuencias de mis actos. Por lo pronto, tenía que hablar con el señor Henry Walker, el padre de Elijah, y comunicarle que todo lo que sucedió fue mi error.
Mi novio me agarró de la mano con fuerza para así llevarme hacia la sala, en donde ya se esperaban los familiares de mi jefe.
—¿Cómo está él? —pregunté cuando pasamos a la sala de emergencias.
—No es nada grave, solo estaba mareado por el golpe. Las enfermeras ya le están aplicando medicamentos vía intravenosa. No te asustes, cariño, todo saldrá bien.
De un momento a otro, todo se volvió tan confuso para mí. Alguien tiró del cuello de la camisa de mi uniforme y me propinó un golpe tan fuerte en la cara que todo comenzó a verse borroso.
—¡¿Qué carajos?! —gritó Negan, e intentó separar a Carlotta de mi lado, la cual tenía intenciones de volver a pegarme.
—¡Maldita, perra! —siseó enfurecida—. ¿Querías matarlo? ¿Sabes lo que te pasará ahora, zorra? —volvió a amenazar, y ahora lanzó su bolso Chanel contra mi pecho—. ¡Eres una puta arrogante! ¡Sabía desde el primer instante en que te vi que serías un dolor de cabeza!
El señor Henry apartó a su nuera de encima de mí.
—¡Esto es un hospital! —entonó Negan como médico—. ¡Si no se pueden comportar, llamaré a seguridad!
La loca de Carlotta bufó casi entre risas.
—¿Y quién eres tú? ¿Quién eres? ¡Muerto de hambre!
—¡Carlotta, basta! —Una vez más, su suegro intentó detenerla, pero era casi imposible.
Sin embargo, el hombre a mi lado agachó la cabeza para, acto seguido, caminar y quedar a una distancia cercana de Carlotta.
—Soy el dueño de este hospital —respondió, dejando toda la sala en silencio—. Soy el dueño de todo el lugar. Y ella, a quien acabas de gritarle y llamarle zorra —mis manos cubrieron mis labios—, es mi novia.
—¿Qué?
—Así que le pido respeto por mi futura esposa. Y agradezca que no interpongo una demanda contra usted por agresión. —Negan me escondió detrás de él—. El accidente se debió por la imprudencia de un conductor ebrio. Mi novia perdió el control de los frenos al no poder detenerse a tiempo, y de esta manera terminó chocando.
La heredera Grimes se cruzó de brazos, molesta. Quizá jamás se imaginó que un hombre como él estuviese conmigo, por lo tanto, sentía que tenía demasiada suerte de tenerlo a mi lado.
Cuando el susto pasó, pude volver a casa. Como todavía era temprano, Negan y yo decidimos no cancelarle a su madre e ir a la cena que postergábamos desde hacía mucho tiempo. Yo no era moneda de oro ante los ojos de Freya. Aunque en algunas ocasiones me dolía todas las cosas que me decía, al final debía entender que él y yo nos amábamos de verdad.
Luego de cambiarme de atuendo, salí de mi residencia y agarré un taxi en la avenida principal hacia Malibú, el vecindario donde vivía la familia Griffin. Negan era el hijo único de una familia prestigiosa de médicos cirujanos. Su madre lo crio sola después del fallecimiento de su padre antes de que él naciera, aunque siempre tuvo una figura paterna gracias a su abuelo Albert y sus tíos.
Me tomó aproximadamente cuarenta minutos llegar a la casa de mi amado novio. El taxista me cobró un par de billetes. Caminé hacia la enorme reja que me separaba del amor de mi vida. Mi teléfono comenzó a sonar, así que lo revisé para luego enterarme de que a Elijah le habían dado el alta y mañana deseaba hablar conmigo a primera hora.
«Me van a despedir», fue lo primero que se me atravesó por la cabeza, pero ahora mismo no deseaba pensar mucho sobre esto.
Debía sobrevivir esta noche para mañana ser asesinada por el gilipollas de mi jefe, si es que mi suegra dejaba algo de mí hoy.
Las empleadas de la casa me recibieron con modestia. Una de ellas me guio hacia una enorme sala lujosa, que Freya decoró a su gusto hacía poco, mientras que cada paso que daba me dolía mucho más.
Deseaba irme de aquí. Quería huir lo más lejos posible. Me sentía demasiado cansada para continuar. No obstante, aquel pelinegro de enormes ojos verdes bajaba de las escaleras que daban al segundo piso. Su mirada se iluminó apenas logré entrar en su campo de visión. Sus labios buscaron los míos, pero nos vimos interrumpidos cuando su madre carraspeó la garganta, así que nos separamos.
—Espero que tu novia sepa comportarse a la altura hoy, ya que por su clase social dudo mucho que tenga buenos modales.
—¡Mamá!
«Ya empezó».
—Tengo un invitado muy importante, Negan, que quiere invertir en nuestro hospital. No me hagas arrepentirme de que tu novia esté aquí con nosotros. —La señora me miró con asco—. ¿Qué es lo que llevas puesto?
Me miré. Era un vestido que me hizo mi mamá.
—Esto es…
La mujer me cortó las palabras con las manos. Quería gritarle en su cara lo perra y desgraciada que era, y que me valía una m****a todo el dinero que tenía, pero no podía arruinar mi relación con Negan por culpa de esa bruja.
—No me importa de dónde lo sacaste. Es horrible.
Mi novio apretó mi mano.
—Me sabré comportar, señora.
—Mi aceptación a tu relación con mi único hijo depende de cómo te veas esta noche. Si lo arruinas, prefiero morirme antes de verte casada con mi Negan.
Mordí mi labio inferior.
—Lo haré bien, señora —solté ingenua antes de ver quién era su maravilloso invitado.
Al parecer, romperse la cabeza no fue suficiente.
«¡Mi maldito jefe está aquí!».
Y, por la forma en que me miraba, había escuchado todo.
Esto iba a terminar mal, muy mal.
Capítulo 4Voy a usar a tu mujer¿Elijah Walker qué hacía aquí?Esa era la pregunta que rondaba en mi cabeza en el instante en que mi jefe salió de la nada. Sus enormes ojos claros me observaron con arrogancia, mientras que mi mirada solo se centraba en la pequeña herida que ahora decoraba su frente. Sus hombros bien erguidos, como si quisiera demostrarme que era mucho mejor que yo, solo me provocaron reírme de él un poco, pero, dada la situación, lo mejor por ahora, y por mi bien, era llevar la fiesta en paz.—¡Saluda, Emilia! El señor Walker es el nuevo inversionista del hospital familiar.Di un paso doloroso hacia delante, intentando controlar todas mis emociones. Elijah miró hacia abajo. Quizá buscaba el modo de hacerme comprender cuál era mi lugar en la cadena alimenticia de la sociedad de Los Ángeles. Respiré profundo y estiré mi mano hacia él para saludarlo, pero este solo me miró de soslayo y caminó, pasando justo a mi lado, sin siquiera dirigirme la mirada.«¡Lo odio! ¡Odio c
Capítulo 5La pastilla de color azulMis dedos penetraron el cuero cabelludo de mi sedoso y castaño cabello mientras aniquilaba con la mirada al estúpido británico delante de mí. ¿De verdad iba a hacer esto ahora? ¿De verdad era tan gilipollas como para intentar atemorizarme delante de mi propio novio? Me alejé bruscamente de su agarre. No estaba dispuesta a seguir soportando más insultos esta noche, así que lo mejor por ahora era ponerle los pies sobre la tierra a este maldito canalla.—¿Qué crees que haces? —Lo encaré y me coloqué a su par, aunque mi baja estatura de un metro con cincuenta y siete no me permitía verme más ruda de lo que necesitaba—. ¿Irme contigo a dónde? ¡Señor Walker, le recuerdo que el acoso sexual es un delito grave en nuestro país!—¿De qué hablas? —Elijah miró hacia un costado y sus labios formaron una enorme sonrisa—. ¿Crees que me interesas de esta manera? ¡Buff! ¡Por favor, señorita James! Tengo gustos refinados.—Señor —Negan usó un tono de voz de adverten
Capítulo 6La erección del señor Walker«¡Esto no puede ser real!».Intenté con todas mis fuerzas mantenerme firme ante mi posición profesional, pero no podía. Apreté con fuerza mis muslos internos, mientras que, a medida que pasaban los segundos, todas las facciones de mi rostro empezaban a descomponerse. Respiré profundo, cerré los ojos y volví a respirar cuando presentí que había llegado a mi límite.«¡Me voy a reír en su cara!».Mi estomago me dolió al pasar los segundos. Busqué la forma de seguir erguida, pero la palidez de su rostro y la sudoración sobre todo su cuerpo me obligaron a percatarme de algo: ¡sí le había dado viagra al señor Walker!—Lo siento mucho —susurré.En realidad, no lo sentía para nada, al contrario, disfrutaba verlo retorcerse sobre su escritorio delante de mí. La escena era digna de un premio cinematográfico. El presidente de esta compañía, un ser arrogante y déspota, ahora se hallaba envuelto en un problema tan vergonzoso que estaba más que segura de que,
Capítulo 7Virgen hasta el matrimonioQuería que ahora mismo se abriera la tierra y me tragara por completo. Los ojos fulminantes del señor Walker estuvieron sobre mí apenas la puerta de su oficina se abrió, dejándome verlo desencajado. Carlotta asomó la cabeza detrás de él, pero terminó escondiéndose de nuevo al sentir la vergüenza de que todos posaran sus ojos sobre ella. Supuse que esta vez me había pasado, y aunque no lo hice con intención, nadie me iba a creer.Los empleados abrieron un camino que sentí más bien como una tortura. Obligué a mis piernas a moverse para ir en busca de mi final, pero ninguna parte de mi cuerpo quería reaccionar. Lo mejor por ahora sería suplicar por piedad e intentar explicar qué fue lo que sucedió, aunque la puerta siendo azotada detrás de mí me orilló a percatarme de que todo se encontraba perdido para mí.—Señor, déjeme… —Mis palabras murieron en mi fallido intento de redención.Elijah tiró una copa de whisky sobre mis pies. Un centímetro más y me
Capítulo 8No eres tan santa como parecesRealmente pensé que ya me había librado de este hombre. El señor Walker se hallaba de pie a un costado de mi camino, mientras pisaba mi jardín sin importarle nada. Miré por encima de mi hombro, buscando algún rastro de mi novio, pero, para mi mala suerte, ya se había marchado de aquí. Aceleré mi paso y metí la mano en mi bolso con algo de desespero para, de este modo, agarrar mis llaves y entrar a mi casa lo más rápido posible, pero estas habían desaparecido de la nada.—¿No piensas responderme el teléfono? —cuestionó de nuevo, y seguí ignorándolo.Busqué la forma de llamar a un cerrajero, aunque para este punto mi móvil estaba casi sin batería y sería difícil para mí contactar uno por la zona en donde vivía. Lo mejor por ahora era tomar un taxi y quedarme en casa de mis padres al menos por esta noche, mientras solucionaba el problema mañana a primera hora.Saqué algunos billetes de dólar de la americana de mi uniforme y respiré porque al meno
Capítulo 9La cebollaApreté rápidamente mis muslos internos para no reírme antes de tiempo. El señor Walker le echó un par de vistazos al pedazo de cebolla a un costado de mi plato. Entretanto, observé la determinación en sus ojos. Pude notar en su mirada ese fuego cegador que lo haría explotar en cualquier momento.El empresario dirigió su vista hacia mí. Lo sabía, no lo haría, pero al menos fue un buen intento. Sus manos se cruzaron a la altura de sus hombros, detrás de mí. El sonido eufórico de los relámpagos cayendo sobre la tierra nos avisó que pronto iba a comenzar a llover.Odiaba los aguaceros nocturnos, me hacían sentir demasiado ansiosa y asustada.—¿Entonces? —volví a incitarlo.Sin embargo, una sonrisa rapaz me obligó a pasar saliva en seco. Este hombre era más intimidante de lo que pensé, pero no estaba dispuesta a dejarlo ganar esta batalla.—Siempre creí que Antonio Walker era mejor que su hermano mayor.Hasta aquí pude escuchar su pesada respiración. Le había dolido l
Capítulo 10Diarrea y algo másPasé por encima de algunas enfermeras que me reconocieron apenas entré con desespero al PIH Health Good Samaritan Hospital, donde mi amado novio era doctor. Mi cuerpo estaba tan empapado en sudor que mi cabello se humedeció de repente. Respiré una y otra vez, intentando controlar los movimientos de mi cuerpo, ya que un paso en falso podría hacerme padecer una tragedia. Perdí a mi jefe detrás de mí, y aunque nunca había sido una fiel creyente, hoy, como nunca, le recé al Creador para que sintiera piedad de mí y no me dejara morir aquí.Aceleré una vez más mis pasos, buscando el pasillo que daba a los baños más cercanos. Un grupo de personas delante de mí arrugó el entrecejo, quizá por el mal olor que comenzó a desprender de mi cuerpo. Tensé la mandíbula al visualizar a lo lejos un cartel con el símbolo de un baño y sentí un aire fresco cuando por fin abrí la puerta de uno.Como loca, tiré mi bolso al suelo, sin importarme en absoluto si alguien entraba al
Capítulo 11La doctora SantiagoMis piernas dudaron por un momento si debería entrar al hospital o sencillamente dirigirme a otro cercano. Mi estómago comenzó a sonar una vez más, empujándome dentro de este modo. El aire acondicionado rodeó mi cuerpo al instante. Cuando mis pies me llevaron hacia la recepción, algunas enfermeras me reconocieron. Sin embargo, no eran capaces de acercarse a mí para decirme algo.Todo a mi alrededor empezó a darme vueltas. Me sentía ansiosa, ya que había estado de esta manera más días de lo que solía enfermarme. Mis manos viajaron hacia mi frente y estiré un poco mi brazo para alcanzar una botella de agua que acababa de comprar en un dispensador. Tenía fiebre y sabía que algo andaba mal conmigo.De repente, mi vista se oscureció cuando la silueta de alguien cubrió mi campo de visión. Los ojos negros de mi novio me miraron preocupados.—Vamos a mi consultorio. —Agarró mi mano—. ¡Estás hirviendo en fiebre, Emilia! ¿Por qué no me llamaste? —exclamó un poco