¿Elijah Walker qué hacía aquí?
Esa era la pregunta que rondaba en mi cabeza en el instante en que mi jefe salió de la nada. Sus enormes ojos claros me observaron con arrogancia, mientras que mi mirada solo se centraba en la pequeña herida que ahora decoraba su frente. Sus hombros bien erguidos, como si quisiera demostrarme que era mucho mejor que yo, solo me provocaron reírme de él un poco, pero, dada la situación, lo mejor por ahora, y por mi bien, era llevar la fiesta en paz.
—¡Saluda, Emilia! El señor Walker es el nuevo inversionista del hospital familiar.
Di un paso doloroso hacia delante, intentando controlar todas mis emociones. Elijah miró hacia abajo. Quizá buscaba el modo de hacerme comprender cuál era mi lugar en la cadena alimenticia de la sociedad de Los Ángeles. Respiré profundo y estiré mi mano hacia él para saludarlo, pero este solo me miró de soslayo y caminó, pasando justo a mi lado, sin siquiera dirigirme la mirada.
«¡Lo odio! ¡Odio con toda mi alma a mi maldito jefe!».
Freya nos hizo pasar al comedor de la enorme mansión Griffin. Mi novio me agarró de la mano y me guio hacia el espacioso lugar, ya que era mi primera vez aquí. Antes de esto, jamás quiso tener contacto conmigo. Siempre prefería ir a cenar a restaurantes de lujo, haciéndome sentir menos que ella, y cuando intentaba establecer alguna conversación que nos ayudara a acercarnos, el silencio era lo único que reinaba entre nosotras.
Mi sensual e inteligente novio tiró del espaldar de la silla junto a la enorme mesa en donde íbamos a tener nuestra velada para luego invitarme a sentarme a su lado. El banquete era espectacular. Freya se encargó de traer los mejores platillos italianos porque, al parecer, eran los favoritos de mi estúpido jefe. Asentí con la cabeza cuando una de las empleadas domésticas que trabajaba para esta familia me sirvió un poco de vino tinto. Mis ojos buscaron los de Negan con desespero.
—Lo siento, Valeria, mi novia no bebe alcohol.
Al fondo, junto a la bruja de mi suegra, el empresario comenzó a reírse de mí por lo bajo. Una voz en mi cabeza me gritaba que debía aguantar lo que más pudiera en esta noche. Amaba a mi novio. Lo amaba tanto que era capaz de soportar todo esto solo por él.
—¿Perteneces a alguna religión, niña? —La voz tosca, con un acento inglés elegante y perfecto por parte del magnate para el cual trabajaba, golpeó cálidamente el silencio de la habitación—. ¿Eres religiosa? —volvió a preguntar, y esta vez ocultó una sonrisa ladina mientras bebía un poco del vino del cual me negué a beber—. Lo digo también por tu forma de vestir. ¿De qué año es lo que llevas puesto? ¿Los noventa?
¡Freya se reía con él!
—No, señor, es mucho más antiguo. —Agarré una copa de agua—. Creo que lo diseñaron en el año en que usted nació. —«¡Toma eso, bastardo!». —. Oh, perdóname, no quise llamarlo anticuado y viejo. Al menos mi atuendo tiene gracia, lo que le falta a usted, por supuesto.
—¡Emilia James! —gritó la bruja—. ¡Discúlpate ahora mismo con el señor Walker! ¿Cómo te atreves a comportarte tan insolente con él? ¿Crees que son iguales? ¡Anda! ¡Dile que lo sientes ahora mismo!
Negan negó y apretó mi pierna por debajo de la mesa.
—Te estás pasando de la raya con Emilia, madre. —Su hijo comenzó a hablar y colocó una servilleta de tela sobre mis piernas—. Vamos a llevar la fiesta en paz por ahora. Traje a mi novia hoy contigo porque quería que se volvieran cercanas, ya que tengo planes de casarme con ella, pero, si hubiese sabido que tenías invitados, lo hubiésemos dejado para otro día.
Intentó colocarse en pie, pero lo tiré del brazo para que no lo hiciera. Mordí mi mejilla interna. Esto no era lo que quería. No era como lo imaginé. Pensé que esta noche sería perfecta, que por fin Freya me iba a aceptar como parte de su familia. Sin embargo, el maldito de mi jefe lo dañaba todo. Mis uñas se enterraron sobre la carne de mis manos para después levantar la mirada hacia el británico.
—Lo siento —solté casi entre susurros.
—¿Qué dijiste?
Sabía que me había escuchado, pero se hacía el idiota para disfrutar su momento de gloria por más tiempo.
—¿Usted la escuchó, señora Griffin? ¿La religiosa dijo algo?
Quería matarlo con mis propias manos, sacarle las tripas y dárselas de comer a la zorra de su novia ahora mismo.
—Lo siento mucho, señor Walker. Lamento haberle hablado de esta manera tan irrespetuosa.
¡Claro que no lo sentía! Si por mi fuese, le hubiera roto el cráneo a este gilipollas en aquel accidente que tuvimos hoy.
—No creo que estés arrepentida —escupió, y dejó un cálido beso en los nudillos de la bruja a un costado de él.
Para mi mala suerte, Negan eligió la silla en donde me iba a sentar demasiado cerca de ese maldito clasista.
—¿Por qué piensa eso, señor? —«¡Eso, Emilia!, elógialo para que piense que no es una escoria, aunque al final sabes que lo es»—. ¿Cree que soy una mentirosa?
—Sí —respondió, y le echó un vistazo fugaz a su teléfono—. Si tan arrepentida estás, sírveme más vino ahora.
Ni siquiera dijo «por favor».
Mi novio tiró la servilleta sobre la mesa con tanta molestia que podía sentir desde mi asiento su fuerte y caliente respiración. Todo estaba a punto de irse por la borda, pero antes de que esto sucediera me levanté a regañadientes, dirigí mis pasos hacia aquel bruto animal y le serví su patético vino tinto.
—¿Ya agendaste mi reunión para mañana?
Freya abrió los ojos con exageración. —¿De qué habla, señor?
«¡No! ¡No! ¿Elijah Walker quiere guerra? Pues guerra va a tener. No me voy a dejar humillar de esta manera, y menos delante de mi suegra».
—¿De qué habla, señor? El golpe que se hizo en la cabeza lo dejó medio estúpido, ¿cierto?
—¿Qué? —Tiró su móvil sobre la mesa.
Negan carraspeó la garganta, quizá intentando controlar los ánimos.
—¿Cómo se siente ahora, señor Walker? Lamento mucho haberlo dejado en mi hospital de la nada, pero tenía que llevar a mi novia a su casa.
Elijah lo comprendió al darme una mirada de pocos amigos. Lo último que necesitaba ahora mismo era que Freya Griffin supiera que era la asistente del hombre millonario que iba a invertir en su hospital.
—Me siento mucho mejor ahora. —Sus ojos azulados no dejaban de mirarme, y eso me incomodaba demasiado—. Escuché que su prometida es una asistente. ¿Es eso cierto?
«¡Mierda! ¡Va a lanzar otro ataque hacia mí!».
—Lo soy, señor…
—Ah, ¿sí?
«¡Trágame, tierra, ahora mismo!».
—Trabajo para una compañía tecnológica.
—Interesante. Cuéntame cómo es tu jefe.
Negan me miró al escuchar la pregunta del británico.
—Es un… —Sus ojos se iluminaron al desear escuchar mi respuesta—. Pues mi jefe es… es… —Freya asintió para que siguiera hablando—. Es… un dolor en el culo.
—¿Qué?
«¡Ja, ja, ja, ja!».
Hubiese deseado tanto poder grabar este momento. Elijah se ahogaba con su propia saliva.
Dios, mi panza dolía al intentar retener las ganas enormes que tenía de burlarme en su apestosa cara.
—Además, es arrogante, estúpido, se cree la gran cosa, pero de seguro es algún problema de inseguridad.
—¿Inseguridad? —repitió.
—Sí, dicen que, cuando un hombre es tan altivo y quiere solucionar todo con dinero, es porque le faltan centímetros, ya sabe… —Mis ojos recorrieron su torso hasta llegar a su entrepierna.
Walker se levantó de la silla con la cara enrojecida.
—¡Usted es una altanera! —rugió molesto—. ¿Cómo se atreve?
—¿Qué le sucede, señor? ¿Por qué me está gritando? —También me levanté y me coloqué a su par—. ¿Le cayó el guante? —Me reí —. Lo siento, jamás fue mi intención tocar fibras sensibles y pequeñeces.
Mi novio me tiró de la mano para volver a colocarme en mi puesto inicial.
—Tienes la boca sucia, James.
Le torcí los ojos al escucharlo insultarme. De todos modos, aquí no era su asistente.
—Lo siento, señor. —Ahora era la bruja de Freya—. Emilia no tiene buenos modales. Viene de una familia… pobre. —Apreté la mandíbula—. Creo que para ella es nuevo todo esto. La verdad no sé qué le ve mi hijo teniendo tantas buenas candidatas.
Bufé y me crucé de brazos.
—¿Dicen que no tengo buenos modales por ser pobre? —repliqué de repente—. Estoy más que segura de que vivo una mejor vida que todos los millonarios del mundo.
—¿Eso cree, Emilia? —cuestionó mi jefe.
—¡Por supuesto! Al menos yo no tengo mujeres interesadas detrás de mi fortuna. Vivo de una manera simple y amo a las personas por lo que son. Mi vida es decente a pesar de no tener dinero. Me gano todo con mi esfuerzo.
Freya se burló de mis palabras.
—Si colocamos en una balanza a Carlotta Grimes, la prometida del señor Walker, y a ti, ¿quién crees que tenga alto valor?
Negan se levantó de golpe.
—¡Detente ya, madre! ¡No voy a permitir que nadie insulte a mi novia delante de mí! Por lo que veo, jamás vas a aceptar mis decisiones, así que será mejor que me vaya con Emilia ahora mismo. —Rodeó mi muñeca, pero, sorpresivamente, me solté.
—¿Carlotta mejor que yo? —Oculté una sonrisa—. ¿Por qué? ¿Por qué sería mejor que yo, señora? ¡Al menos, si yo caigo al mar, me voy a hundir! Pero ¿ella? ¡Ella flotaría por todo el plástico que lleva encima! ¿Perfecta? ¡Perfecta yo, que, a pesar de tener un novio con dinero, pago yo mismas mis cuentas! No tengo que estirarle la mano a nadie para comer, señora. No estoy haciendo lo que usted… —Me callé.
—¿Qué estoy haciendo?
—Lamiéndole las bolas a mi jefe —confesé por fin.
—¿Tu jefe? ¿Elijah es tu jefe? —preguntó con su rostro transformado.
—¡Sí! ¡Este ser despreciable es mi jefe!
—Dios mío, qué humillación. —La mujer cayó de nuevo sentada.
—¿Humillación? —Agarré mi bolso y entrelacé mi mano derecha con la de Negan antes de alejarnos de la mesa—. Humillación sería que me deje pisotear del vicepresidente de la compañía para la cual trabajo. Además, estoy aquí como la novia de tu hijo, no como empleada. —Dirigí mis pasos hacia Elijah—. Espero que tenga una buena velada, señor gruñón. —Comencé a caminar hacia la entrada.
Me sentía victoriosa. Le había gritado en su cara lo gilipollas que era, y nadie podía arruinar mi noche.
—Espera allí, plana.
Mi mandíbula se tensó al escucharlo llamarme de esa forma.
«¡Bien! ¡No tengo tetas!».
Él me sujetó del codo, alejándome de Negan.
—Lo siento, hermano.
—¿Qué sucede? —indagó el pelinegro.
—Hoy quiero usar a tu mujer.
Capítulo 5La pastilla de color azulMis dedos penetraron el cuero cabelludo de mi sedoso y castaño cabello mientras aniquilaba con la mirada al estúpido británico delante de mí. ¿De verdad iba a hacer esto ahora? ¿De verdad era tan gilipollas como para intentar atemorizarme delante de mi propio novio? Me alejé bruscamente de su agarre. No estaba dispuesta a seguir soportando más insultos esta noche, así que lo mejor por ahora era ponerle los pies sobre la tierra a este maldito canalla.—¿Qué crees que haces? —Lo encaré y me coloqué a su par, aunque mi baja estatura de un metro con cincuenta y siete no me permitía verme más ruda de lo que necesitaba—. ¿Irme contigo a dónde? ¡Señor Walker, le recuerdo que el acoso sexual es un delito grave en nuestro país!—¿De qué hablas? —Elijah miró hacia un costado y sus labios formaron una enorme sonrisa—. ¿Crees que me interesas de esta manera? ¡Buff! ¡Por favor, señorita James! Tengo gustos refinados.—Señor —Negan usó un tono de voz de adverten
Capítulo 6La erección del señor Walker«¡Esto no puede ser real!».Intenté con todas mis fuerzas mantenerme firme ante mi posición profesional, pero no podía. Apreté con fuerza mis muslos internos, mientras que, a medida que pasaban los segundos, todas las facciones de mi rostro empezaban a descomponerse. Respiré profundo, cerré los ojos y volví a respirar cuando presentí que había llegado a mi límite.«¡Me voy a reír en su cara!».Mi estomago me dolió al pasar los segundos. Busqué la forma de seguir erguida, pero la palidez de su rostro y la sudoración sobre todo su cuerpo me obligaron a percatarme de algo: ¡sí le había dado viagra al señor Walker!—Lo siento mucho —susurré.En realidad, no lo sentía para nada, al contrario, disfrutaba verlo retorcerse sobre su escritorio delante de mí. La escena era digna de un premio cinematográfico. El presidente de esta compañía, un ser arrogante y déspota, ahora se hallaba envuelto en un problema tan vergonzoso que estaba más que segura de que,
Capítulo 7Virgen hasta el matrimonioQuería que ahora mismo se abriera la tierra y me tragara por completo. Los ojos fulminantes del señor Walker estuvieron sobre mí apenas la puerta de su oficina se abrió, dejándome verlo desencajado. Carlotta asomó la cabeza detrás de él, pero terminó escondiéndose de nuevo al sentir la vergüenza de que todos posaran sus ojos sobre ella. Supuse que esta vez me había pasado, y aunque no lo hice con intención, nadie me iba a creer.Los empleados abrieron un camino que sentí más bien como una tortura. Obligué a mis piernas a moverse para ir en busca de mi final, pero ninguna parte de mi cuerpo quería reaccionar. Lo mejor por ahora sería suplicar por piedad e intentar explicar qué fue lo que sucedió, aunque la puerta siendo azotada detrás de mí me orilló a percatarme de que todo se encontraba perdido para mí.—Señor, déjeme… —Mis palabras murieron en mi fallido intento de redención.Elijah tiró una copa de whisky sobre mis pies. Un centímetro más y me
Capítulo 8No eres tan santa como parecesRealmente pensé que ya me había librado de este hombre. El señor Walker se hallaba de pie a un costado de mi camino, mientras pisaba mi jardín sin importarle nada. Miré por encima de mi hombro, buscando algún rastro de mi novio, pero, para mi mala suerte, ya se había marchado de aquí. Aceleré mi paso y metí la mano en mi bolso con algo de desespero para, de este modo, agarrar mis llaves y entrar a mi casa lo más rápido posible, pero estas habían desaparecido de la nada.—¿No piensas responderme el teléfono? —cuestionó de nuevo, y seguí ignorándolo.Busqué la forma de llamar a un cerrajero, aunque para este punto mi móvil estaba casi sin batería y sería difícil para mí contactar uno por la zona en donde vivía. Lo mejor por ahora era tomar un taxi y quedarme en casa de mis padres al menos por esta noche, mientras solucionaba el problema mañana a primera hora.Saqué algunos billetes de dólar de la americana de mi uniforme y respiré porque al meno
Capítulo 9La cebollaApreté rápidamente mis muslos internos para no reírme antes de tiempo. El señor Walker le echó un par de vistazos al pedazo de cebolla a un costado de mi plato. Entretanto, observé la determinación en sus ojos. Pude notar en su mirada ese fuego cegador que lo haría explotar en cualquier momento.El empresario dirigió su vista hacia mí. Lo sabía, no lo haría, pero al menos fue un buen intento. Sus manos se cruzaron a la altura de sus hombros, detrás de mí. El sonido eufórico de los relámpagos cayendo sobre la tierra nos avisó que pronto iba a comenzar a llover.Odiaba los aguaceros nocturnos, me hacían sentir demasiado ansiosa y asustada.—¿Entonces? —volví a incitarlo.Sin embargo, una sonrisa rapaz me obligó a pasar saliva en seco. Este hombre era más intimidante de lo que pensé, pero no estaba dispuesta a dejarlo ganar esta batalla.—Siempre creí que Antonio Walker era mejor que su hermano mayor.Hasta aquí pude escuchar su pesada respiración. Le había dolido l
Capítulo 10Diarrea y algo másPasé por encima de algunas enfermeras que me reconocieron apenas entré con desespero al PIH Health Good Samaritan Hospital, donde mi amado novio era doctor. Mi cuerpo estaba tan empapado en sudor que mi cabello se humedeció de repente. Respiré una y otra vez, intentando controlar los movimientos de mi cuerpo, ya que un paso en falso podría hacerme padecer una tragedia. Perdí a mi jefe detrás de mí, y aunque nunca había sido una fiel creyente, hoy, como nunca, le recé al Creador para que sintiera piedad de mí y no me dejara morir aquí.Aceleré una vez más mis pasos, buscando el pasillo que daba a los baños más cercanos. Un grupo de personas delante de mí arrugó el entrecejo, quizá por el mal olor que comenzó a desprender de mi cuerpo. Tensé la mandíbula al visualizar a lo lejos un cartel con el símbolo de un baño y sentí un aire fresco cuando por fin abrí la puerta de uno.Como loca, tiré mi bolso al suelo, sin importarme en absoluto si alguien entraba al
Capítulo 11La doctora SantiagoMis piernas dudaron por un momento si debería entrar al hospital o sencillamente dirigirme a otro cercano. Mi estómago comenzó a sonar una vez más, empujándome dentro de este modo. El aire acondicionado rodeó mi cuerpo al instante. Cuando mis pies me llevaron hacia la recepción, algunas enfermeras me reconocieron. Sin embargo, no eran capaces de acercarse a mí para decirme algo.Todo a mi alrededor empezó a darme vueltas. Me sentía ansiosa, ya que había estado de esta manera más días de lo que solía enfermarme. Mis manos viajaron hacia mi frente y estiré un poco mi brazo para alcanzar una botella de agua que acababa de comprar en un dispensador. Tenía fiebre y sabía que algo andaba mal conmigo.De repente, mi vista se oscureció cuando la silueta de alguien cubrió mi campo de visión. Los ojos negros de mi novio me miraron preocupados.—Vamos a mi consultorio. —Agarró mi mano—. ¡Estás hirviendo en fiebre, Emilia! ¿Por qué no me llamaste? —exclamó un poco
Capítulo 12No puedo estar embarazadaHabían pasado algunas semanas desde que perdí el conocimiento en el hospital de la familia Griffin. Por el momento, la compañía Walker decidió darme un respiro hasta que me sintiera completamente bien. Unos días después de aquel extraño suceso, manché mis bragas de un líquido marrón claro, y aunque intenté volver a hablar con la doctora Santiago para pedirle explicación de lo que me hizo, solo recibí como respuesta que la transfirieron de repente a la sucursal de España, dejándome llena de preguntas sin resolver.Me giré sobre mi cama al sentir una vez más aquellos mareos matutinos que me habían estado acompañando en los últimos días. Aún no podía creer que los tacos de birria me hubiesen provocado todo esto, pero debía mantenerme fuerte y sana para volver a mi trabajo y ser la misma de siempre.Apagué la pantalla de mi móvil al ver el nombre de Negan en la próxima llamada entrante. Había intentado evitarlo desde hacía tiempo, aunque mamá decía qu