6 - Encuentro bajo la Luna

El bosque siempre ha sido mi lugar de caza. La oscuridad, el susurro de las hojas bajo mis pies, el aire frío que me corta la piel. Todo aquí se siente vivo, lleno de peligro y secretos. Justo como me gusta.

Me muevo con cuidado, mis pasos calculados, sin hacer el más mínimo ruido. Estoy aquí para una misión: eliminar a la manada Blackwood. Son los más antiguos y peligrosos, y lo único que impide que nuestra raza de cazadores logre su victoria definitiva. Pero algo no está bien esta noche. Lo sentí desde que llegué al territorio, como si alguien o algo me estuviera observando.

El aire se siente denso, cargado de una energía que me pone los pelos de punta. Debería estar acostumbrada a esto. He cazado criaturas durante años, y los hombres lobo son simplemente otra presa más. Pero algo en este lugar, en esta misión, me tiene alerta.

De repente, un crujido a mi izquierda me detiene en seco. Mi cuerpo se tensa automáticamente, mis manos listas para desenfundar las armas ocultas en mi cinturón. Miro hacia la oscuridad y, aunque no puedo ver nada, lo siento. Está cerca.

Paso unos minutos en completo silencio, controlando mi respiración. Y entonces lo veo. Una figura emerge de las sombras, alta, fuerte, y con un aura que me hace estremecer. No necesito acercarme más para saber quién es. Dante Blackwood, el alfa de la manada. El lobo más letal de esta tierra.

Mis dedos se cierran alrededor del mango de mi cuchillo, pero algo me detiene. No sé qué es. Hay una tensión en el aire, una fuerza invisible que tira de mí hacia él. Debería atacarlo ahora, acabar con esto antes de que él me vea. Pero no puedo. No puedo moverme.

Dante se gira, y nuestros ojos se encuentran.

Es solo un segundo, pero ese segundo lo cambia todo. Su mirada se clava en la mía, y siento un calor que nunca había sentido antes. No es miedo ni adrenalina. Es algo más. Algo inexplicable.

— ¿Quién eres? —su voz es baja, grave, y llena de autoridad. No tiene miedo de mí, lo sé. Es el Alfa, y en su mente, soy solo otra cazadora más. Pero hay algo en su tono que me hace sentir que también está sorprendido. No esperaba encontrarme aquí.

— No importa quién soy. —Mi respuesta sale más firme de lo que esperaba, aunque mi interior está en conflicto. Mi misión es clara, y Dante Blackwood es el enemigo. Pero algo en mí se resiste a verlo solo como eso.

Dante da un paso hacia mí, sus ojos nunca dejando los míos. Mi instinto me grita que lo ataque, que lo detenga antes de que sea demasiado tarde. Pero no lo hago. Algo dentro de mí está congelado, como si una fuerza invisible me impidiera tomar la decisión de acabar con él.

— No eres una cazadora común —dice, sus ojos afilados, casi analizándome. Su voz tiene una mezcla de curiosidad y cautela. Se detiene a unos metros de mí, pero puedo sentir su presencia como una tormenta a punto de estallar.

— No soy lo que piensas —respondo, manteniendo mi tono firme. Estoy aquí para matarlo, para cumplir con mi deber, pero esa conexión... esa m*****a conexión entre nosotros me hace dudar.

Por primera vez en mi vida, dudo.

Dante da otro paso hacia mí, sus ojos brillando en la oscuridad. Mis dedos se tensan alrededor del cuchillo, y mi corazón late con fuerza en mi pecho. Mi cuerpo entero está listo para el combate, pero hay una parte de mí que no quiere hacerlo. No ahora. No contra él.

— Debería matarte aquí y ahora —dice Dante, su voz más suave esta vez, pero cargada de una advertencia implícita.

— Debería matarte yo —respondo rápidamente, intentando recuperar el control de la situación.

El silencio entre nosotros es denso, cargado de tensión. Ambos sabemos lo que tenemos que hacer, pero ninguno de los dos da el primer paso. Mi mente corre en mil direcciones, tratando de entender por qué no puedo moverme, por qué esta conexión me está afectando tanto.

Dante frunce el ceño, como si estuviera luchando con sus propios pensamientos. Él también lo siente, lo sé. Esta conexión inexplicable que nos une y nos separa al mismo tiempo. No tiene sentido, pero está ahí.

— Vete —dice de repente, su voz baja pero firme. No es una sugerencia. Es una orden. Me mira como si estuviera tomando la decisión más difícil de su vida.

Mi orgullo me obliga a quedarme, a desafiarlo, pero algo en mí sabe que no es el momento. No ahora. No así.

— Esto no ha terminado —digo, retrocediendo lentamente, sin darle la espalda. No puedo darle la oportunidad de atacarme si cambia de opinión.

Nuestros ojos se encuentran una última vez antes de que me adentre en la oscuridad del bosque, alejándome de él. Pero sé que esto es solo el comienzo. Y él también lo sabe.

Mientras me alejo, no puedo dejar de pensar en una cosa: ¿qué fue lo que me impidió matarlo?

Y, peor aún, ¿por qué sentí que él tampoco quería matarme a mi?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo