Dante Blackwood El viento helado de la noche corta mi rostro como cuchillas, pero apenas lo noto. Mis sentidos están agudizados al máximo, escaneando cada rincón de este maldito bosque. Algo no encaja. Desde el enfrentamiento con los cazadores la semana pasada, he sentido la tensión en el aire, como si una sombra se cierna sobre nosotros. Me he acostumbrado a esa sensación; la llevo a cuestas como una segunda piel.—¿A dónde vamos, jefe? —pregunta Caleb, acercándose a mi lado.Le lanzo una mirada rápida, su semblante está relajado, pero puedo ver la pregunta en sus ojos. Están preocupados. Han notado que mi control está fallando. Mi paciencia, cada vez más corta. No puedo permitirme el lujo de mostrarles debilidad, no ahora. Así que me obligo a mantener la calma, a no dejar que el pasado se filtre en mi voz.—Patrullamos el perímetro —respondo en tono firme—. No quiero sorpresas esta noche.Asiente, pero puedo sentir su incertidumbre. Caleb es de los pocos que me cuestiona, y a veces
El viento sopla frío y cortante, susurrando advertencias mientras me deslizo entre los árboles, manteniéndome a una distancia prudente de Dante. Su figura oscura se mueve con sigilo entre la maleza, como una sombra que desaparece y reaparece en el resplandor pálido de la luna. Algo en su comportamiento me alertó esta noche. Desde que comenzó la reunión de la manada, Dante ha estado inquieto, con la mandíbula apretada y los músculos tensos como si contuviera un secreto peligroso. No me sorprende cuando, apenas terminó la asamblea, se escabulló en silencio, como si temiera que alguien lo siguiera.Y aquí estoy yo, haciendo precisamente eso.El bosque se hace más denso a medida que avanzamos, las ramas parecen alargarse para arañarme el rostro y las raíces se enredan bajo mis pies, como si intentaran detenerme. Pero no es cualquier lugar al que nos dirigimos. Mi corazón late más rápido cuando reconozco los alrededores. No es posible. Él no puede estar yendo allí.El refugio abandonado.C
ScarlettEl aire nocturno está cargado de la fragancia de pinos y tierra húmeda mientras camino por el sendero del bosque, mis pasos amortiguados por la suave alfombra de hojas. El silencio me envuelve, roto solo por el canto lejano de un búho y el murmullo del viento entre las ramas. No estoy segura de por qué acepté venir aquí. Después de lo que ocurrió en el refugio abandonado, pensé que Dante me evitaría, manteniéndose alejado como siempre lo hace cuando las cosas se complican. Pero esta noche es diferente.Esta noche, él me pidió que lo acompañara.Lo veo esperando al final del sendero, su silueta alta y poderosa recortada contra el brillo de la luna. Lleva la misma chaqueta de cuero que siempre usa, y sus brazos están cruzados sobre el pecho, como si se estuviera protegiendo del frío... o tal vez de mí. Cuando me acerco, levanta la vista y nuestros ojos se encuentran. La atracción es inmediata, un chispazo de electricidad que recorre el aire entre nosotros.—Pensé que no vendría
Scarlett ### **Capítulo 11: Voces del Pasado**Mis dedos rozan el lomo de un libro antiguo mientras me siento en el rincón más apartado de la biblioteca. Las luces tenues apenas iluminan el lugar, y el silencio es casi sepulcral. La gente del pueblo raramente viene aquí; todo el conocimiento que necesitan se encuentra en internet. Pero yo estoy buscando algo más… algo que no encontraría con una simple búsqueda en Google. Necesito respuestas, y las necesito ahora.Desde que Dante me habló sobre la manada y lo que implica ser un hombre lobo, mi mente ha estado atrapada en una maraña de preguntas. Todo lo que sé, todo lo que alguna vez creí saber, está comenzando a derrumbarse. Me enseñaron desde niña que los hombres lobo son monstruos despiadados, criaturas que cazan a los humanos por deporte y disfrutan del dolor ajeno. Pero Dante… él no encaja con esa descripción. Hay una oscuridad en él, sí, pero también un sentido de deber, de protección. Y no puedo dejar de preguntarme si hay más
DanteLas llamas de la hoguera crepitan en el centro del claro mientras observo a los míos. El calor que emana debería ser reconfortante, pero todo lo que siento es un frío glacial recorriéndome las venas. Mis hombres están reunidos en un círculo cerrado, sus ojos reflejando la luz del fuego y la tensión que palpita en el aire. Algunos murmuran en voz baja, otros se mantienen en silencio, atentos a cada movimiento. Todos, sin excepción, tienen la misma pregunta escrita en sus rostros: ¿qué está pasando?Yo debería darles respuestas, pero incluso yo mismo tengo más dudas que certezas.—Dante —la voz profunda de Marcus, uno de mis guerreros más leales, interrumpe mis pensamientos. Se adelanta unos pasos, su expresión seria y preocupada—. No podemos seguir ignorando esto. Las advertencias… son demasiadas.Lo miro, apretando la mandíbula. Él tiene razón. Durante las últimas semanas, han llegado a mis oídos rumores cada vez más insistentes de que algo oscuro se está gestando. Al principio
La luna está alta en el cielo cuando llego al borde del claro, el brillo plateado bañando las copas de los árboles y proyectando sombras alargadas en el suelo del bosque. Mis pasos se detienen al ver la figura de Dante de pie junto a la vieja cabaña. Está mirando hacia la espesura, con los hombros tensos y la mandíbula apretada, como si estuviera dispuesto a lanzarse a la batalla en cualquier momento. Incluso desde aquí puedo sentir la intensidad de su presencia, el aura de poder y control que siempre lo rodea.Inhalo profundamente, intentando calmar los latidos acelerados de mi corazón. Desde la noche en el refugio abandonado, no he dejado de pensar en lo que vi y en lo que escuché. Dante no es el monstruo que todos me habían pintado. No es el depredador sin alma que se alimenta del miedo y del dolor. No es nada de eso. Y si alguna vez lo fue, ese no es el hombre que tengo frente a mí ahora.Con el pulso martilleándome en los oídos, doy un paso hacia el claro, rompiendo el silencio.
Scarlett HaleLa cabaña está en penumbra, iluminada solo por la fría luz de la luna que se filtra a través de las ventanas cubiertas de polvo. El lugar está abarrotado de cazadores, hombres y mujeres curtidos en batalla que se han enfrentado a lo peor que el mundo sobrenatural tiene para ofrecer. Pero esta noche, la atmósfera es distinta. Hay una tensión palpable en el aire, un silencio expectante que refleja la magnitud de la misión que estamos a punto de emprender. La manada Blackwood.Y Dante Blackwood.El nombre del Alfa resuena en mi mente como una maldición. El simple hecho de pensar en él hace que la furia burbujee en mi interior. No es solo otra misión. Para mí, es algo personal. Dante y su manada destrozaron mi vida cuando era niña. Mis padres eran cazadores experimentados, líderes de nuestra comunidad. Pero esa noche, los Blackwood atacaron sin piedad. Los vi morir ante mis ojos. Nunca olvidaré sus aullidos resonando en la oscuridad, ni el destello de los ojos rojos del Alfa
El aire del bosque es gélido, pero no me afecta. Estoy acostumbrado a él. Los lobos corren a mi alrededor, sus cuerpos oscuros se mezclan con las sombras de los árboles, apenas visibles bajo la luz de la luna llena. Sus aullidos resonantes llenan la noche, pero en mi cabeza hay silencio. Siempre lo hay cuando estoy solo con mis pensamientos, cuando el peso de lo que esperan de mí me aplasta desde dentro.Soy el Alfa. El líder. El que supuestamente debe salvarlos. Ellos creen que tengo lo que se necesita, que soy lo que dicen las antiguas profecías. Pero lo que no saben es que no me siento digno de ello, y no estoy seguro de poder cumplir con ese destino. El pasado que cargo me sigue como una sombra, y no puedo escapar de él.Miro hacia el cielo, hacia la luna que brilla con una intensidad casi desafiante. Siempre he sentido que la luna nos vigila, que de algún modo se burla de mí. Como si fuera un recordatorio constante de lo que soy y de lo que debería hacer.—No puedo seguir así —su