DanteLas llamas de la hoguera crepitan en el centro del claro mientras observo a los míos. El calor que emana debería ser reconfortante, pero todo lo que siento es un frío glacial recorriéndome las venas. Mis hombres están reunidos en un círculo cerrado, sus ojos reflejando la luz del fuego y la tensión que palpita en el aire. Algunos murmuran en voz baja, otros se mantienen en silencio, atentos a cada movimiento. Todos, sin excepción, tienen la misma pregunta escrita en sus rostros: ¿qué está pasando?Yo debería darles respuestas, pero incluso yo mismo tengo más dudas que certezas.—Dante —la voz profunda de Marcus, uno de mis guerreros más leales, interrumpe mis pensamientos. Se adelanta unos pasos, su expresión seria y preocupada—. No podemos seguir ignorando esto. Las advertencias… son demasiadas.Lo miro, apretando la mandíbula. Él tiene razón. Durante las últimas semanas, han llegado a mis oídos rumores cada vez más insistentes de que algo oscuro se está gestando. Al principio
La luna está alta en el cielo cuando llego al borde del claro, el brillo plateado bañando las copas de los árboles y proyectando sombras alargadas en el suelo del bosque. Mis pasos se detienen al ver la figura de Dante de pie junto a la vieja cabaña. Está mirando hacia la espesura, con los hombros tensos y la mandíbula apretada, como si estuviera dispuesto a lanzarse a la batalla en cualquier momento. Incluso desde aquí puedo sentir la intensidad de su presencia, el aura de poder y control que siempre lo rodea.Inhalo profundamente, intentando calmar los latidos acelerados de mi corazón. Desde la noche en el refugio abandonado, no he dejado de pensar en lo que vi y en lo que escuché. Dante no es el monstruo que todos me habían pintado. No es el depredador sin alma que se alimenta del miedo y del dolor. No es nada de eso. Y si alguna vez lo fue, ese no es el hombre que tengo frente a mí ahora.Con el pulso martilleándome en los oídos, doy un paso hacia el claro, rompiendo el silencio.
Scarlett HaleLa cabaña está en penumbra, iluminada solo por la fría luz de la luna que se filtra a través de las ventanas cubiertas de polvo. El lugar está abarrotado de cazadores, hombres y mujeres curtidos en batalla que se han enfrentado a lo peor que el mundo sobrenatural tiene para ofrecer. Pero esta noche, la atmósfera es distinta. Hay una tensión palpable en el aire, un silencio expectante que refleja la magnitud de la misión que estamos a punto de emprender. La manada Blackwood.Y Dante Blackwood.El nombre del Alfa resuena en mi mente como una maldición. El simple hecho de pensar en él hace que la furia burbujee en mi interior. No es solo otra misión. Para mí, es algo personal. Dante y su manada destrozaron mi vida cuando era niña. Mis padres eran cazadores experimentados, líderes de nuestra comunidad. Pero esa noche, los Blackwood atacaron sin piedad. Los vi morir ante mis ojos. Nunca olvidaré sus aullidos resonando en la oscuridad, ni el destello de los ojos rojos del Alfa
El aire del bosque es gélido, pero no me afecta. Estoy acostumbrado a él. Los lobos corren a mi alrededor, sus cuerpos oscuros se mezclan con las sombras de los árboles, apenas visibles bajo la luz de la luna llena. Sus aullidos resonantes llenan la noche, pero en mi cabeza hay silencio. Siempre lo hay cuando estoy solo con mis pensamientos, cuando el peso de lo que esperan de mí me aplasta desde dentro.Soy el Alfa. El líder. El que supuestamente debe salvarlos. Ellos creen que tengo lo que se necesita, que soy lo que dicen las antiguas profecías. Pero lo que no saben es que no me siento digno de ello, y no estoy seguro de poder cumplir con ese destino. El pasado que cargo me sigue como una sombra, y no puedo escapar de él.Miro hacia el cielo, hacia la luna que brilla con una intensidad casi desafiante. Siempre he sentido que la luna nos vigila, que de algún modo se burla de mí. Como si fuera un recordatorio constante de lo que soy y de lo que debería hacer.—No puedo seguir así —su
Dante Blackwood La ciudad se siente más oscura de lo normal, como si un manto invisible de peligro la cubriera. Mientras camino por las calles adoquinadas, con mi chaqueta de cuero ajustada al cuerpo, siento que cada paso me acerca más al abismo. No es una sensación nueva, pero esta vez, el riesgo es mayor que nunca. Estoy en la periferia del territorio Blackwood. El corazón de su manada está en algún lugar oculto, protegido por las sombras y el misterio que han tejido alrededor de ellos durante siglos. Nadie que haya intentado entrar ha salido con vida. Nadie excepto los suyos. Pero hoy, todo eso va a cambiar. Me detengo frente a una cafetería, mis ojos escaneando cada rincón de la ciudad. No puedo permitirme un error. Si fallara, si alguien delata mi presencia, sería el fin. Me mantengo tranquila, una cazadora entre lobos, preparándome para lo que viene. No hay lugar para la duda. La información que tengo es limitada. Sé que hay un pequeño grupo de Blackwoods que frecuentan l
La luna llena se alza alta en el cielo, derramando su pálida luz sobre el denso bosque que rodea nuestro territorio. Es la clase de noche que mis ancestros adoraban, una noche para cazar, para marcar nuestro dominio en la tierra que nos pertenece por derecho. Pero algo está mal esta vez. Un olor extraño se mezcla con la brisa, un aroma que no debería estar aquí. — La siento cerca —gruñe Caleb, con los ojos brillando bajo la luz lunar. Sus colmillos sobresalen, un reflejo de la tensión que todos compartimos. — Mantén la calma —le digo, aunque en el fondo siento lo mismo. Mi lobo interno está inquieto, agitado, como si algo estuviera por estallar. Hemos escuchado rumores de cazadores en nuestro territorio, intrusos que se atreven a desafiar a los Blackwood. Aunque esos rumores normalmente no me preocupan, hay algo en el aire esta noche que me pone en guardia. He aprendido a confiar en mis instintos, y esta noche, gritan que algo va a suceder. Nos movemos en silencio a través del
Dante Blackwood El sonido de un grito desgarrador me atraviesa como una bala. Mi instinto se enciende al instante; algo anda mal, terriblemente mal. Me lanzo hacia el bosque sin pensarlo, con Caleb y el resto de la manada siguiéndome de cerca. La luna apenas ilumina nuestro camino, pero no necesito verla. Puedo oler el peligro.—Es Marcus, está atrapado —gruñe Caleb mientras corremos entre los árboles.Mis músculos se tensan al escuchar su nombre. Marcus es joven, impulsivo, pero fuerte. Aun así, el hecho de que haya caído significa que el enemigo está más cerca de lo que pensábamos.Los cazadores han estado rondando nuestras tierras durante semanas, pero siempre hemos sido más rápidos, más astutos. Hasta hoy. La furia se acumula en mi pecho mientras corro hacia la dirección del grito. No puedo permitir que lo capturen. No bajo mi mando. No puedo repetir los errores del pasado.—¡Rápido! —gruño, sin mirar atrás.Cuando llegamos a un claro en el bosque, mi corazón se detiene por un se
El bosque siempre ha sido mi lugar de caza. La oscuridad, el susurro de las hojas bajo mis pies, el aire frío que me corta la piel. Todo aquí se siente vivo, lleno de peligro y secretos. Justo como me gusta.Me muevo con cuidado, mis pasos calculados, sin hacer el más mínimo ruido. Estoy aquí para una misión: eliminar a la manada Blackwood. Son los más antiguos y peligrosos, y lo único que impide que nuestra raza de cazadores logre su victoria definitiva. Pero algo no está bien esta noche. Lo sentí desde que llegué al territorio, como si alguien o algo me estuviera observando.El aire se siente denso, cargado de una energía que me pone los pelos de punta. Debería estar acostumbrada a esto. He cazado criaturas durante años, y los hombres lobo son simplemente otra presa más. Pero algo en este lugar, en esta misión, me tiene alerta.De repente, un crujido a mi izquierda me detiene en seco. Mi cuerpo se tensa automáticamente, mis manos listas para desenfundar las armas ocultas en mi cintu