Narrado por DanteLa atmósfera es tensa, cargada de una anticipación que casi se puede tocar. Mientras nos preparamos para el ataque, el sonido del viento entre los árboles es un recordatorio inquietante de que Elijah está al acecho. Mis guerreros están listos, alineados detrás de mí, y el fervor de la batalla arde en sus ojos. Sin embargo, algo en el aire sugiere que el tiempo se nos agota.De repente, un grito desgarrador rompe el silencio. Mi corazón se acelera y me giro hacia el campamento, donde veo que las sombras se despliegan rápidamente. Elijah ha hecho su movimiento antes de lo esperado. Estaba seguro de que tendríamos más tiempo, que podríamos ser nosotros quienes decidieran el momento del ataque. Pero la astucia de Elijah es temible; no puedo subestimar a un enemigo que ha estado operando en las sombras tanto tiempo.—¡A las armas! —grito, mientras la manada comienza a entrar en acción. El sonido de espadas desenvainadas y el crujido de la tierra bajo los pies resuena como
Narrado por DanteLa oscuridad se cierne sobre el campo de batalla, un manto pesado que se siente como un presagio de lo que está por venir. Mientras mis guerreros luchan valientemente contra las fuerzas de Elijah, el peso de la responsabilidad se cierne sobre mí. Mi mirada se fija en la figura oscura de Elijah, quien se erige como un gigante entre la confusión, su risa burlona cortando el aire como un cuchillo afilado.—Dante —dice Elijah, su voz un eco frío que envuelve el entorno—. Siempre fuiste el héroe. Pero esta vez, no habrá escapatoria.Cada palabra suya es un veneno, y aunque el miedo quiere apoderarse de mí, la determinación late en mi pecho como un tambor de guerra. Con cada paso que doy hacia él, siento que la tensión en el aire se incrementa, una energía palpable que nos envuelve. Siento el peso de los ojos de Scarlett en mí, su fuerza interior resonando a través de nuestra conexión.—¡Ven a pelear, Elijah! —grito, desenvainando mi espada y sintiendo su peso familiar en
Narrado por ScarlettEl campo de batalla yace en un extraño silencio tras la confrontación. Mi respiración es entrecortada, y el agotamiento se siente como un peso que arrastra cada uno de mis pasos. Pero antes de que pueda descansar, Luna aparece entre las sombras, su figura envuelta en una calma que me desconcierta.—Scarlett —su voz es baja, pero hay algo en su tono, una urgencia que me atraviesa—. Es momento de que descubras quién eres realmente.Me quedo mirándola, aturdida. Su expresión revela una verdad que parece haber guardado por mucho tiempo. Me toma de las manos y, al instante, siento una oleada de energía antigua, una conexión que trasciende las palabras. Hay algo en ella que me resulta familiar, como si siempre hubiera estado esperando este momento.—Luna, ¿qué me estás diciendo? —mi voz es un susurro, y mis dedos tiemblan en sus manos.Ella sonríe con una mezcla de tristeza y orgullo.—Pertenecemos al mismo linaje, Scarlett. Eres descendiente de una antigua línea de san
Narrado por DanteEl campo de batalla es un mar de caos. Las sombras de la guerra se alzan, retumbando en mi pecho mientras miro a mi alrededor. Mis guerreros, exhaustos y heridos, luchan con la rabia y el valor que los caracteriza, pero la verdad es innegable: estamos perdiendo. Elijah, alimentado por el poder oscuro que lo corrompe, avanza implacable, y la desesperación comienza a hacer mella en mis soldados.De repente, en medio del fragor de la batalla, una idea desesperada se presenta ante mí. Si quiero salvar a Scarlett y a mi manada, debo aceptar mi verdadero destino: el de un salvador. Pero este camino no será fácil. He escuchado historias de rituales antiguos, de sacrificios que requieren una conexión profunda con la esencia misma de la manada. Necesito canalizar el poder de cada guerrero, de cada alma que ha caído en esta lucha, para enfrentar a Elijah.Mis manos tiemblan mientras me concentro, sintiendo la energía fluir a través de mí. Busco en lo más profundo de mi ser y r
El aire en el campo de batalla es pesado, impregnado de un silencio extraño tras la tormenta de la guerra. A mi alrededor, los restos de la contienda yacen en calma, como si el mundo mismo contuviera el aliento, testigo de todo lo que hemos sacrificado. Elijah está caído, su poder oscuro dispersado y extinguido finalmente. Con mi último aliento, he logrado vencerlo y liberar a nuestra manada de su amenaza.Pero el costo de esta victoria se siente en cada fibra de mi ser. Mis fuerzas se escapan como agua entre los dedos. El mundo comienza a desvanecerse, y por un momento, pienso que este podría ser el fin para mí. La luz que habíamos invocado, el poder que canalicé, se ha cobrado su precio, dejándome exhausto y al borde de la inconsciencia.Justo en ese instante, siento una mano en mi hombro. Abro los ojos apenas, y la veo: Luna está a mi lado, su expresión serena y concentrada, pero con una determinación que ilumina sus ojos.—No te dejaré ir, Dante —susurra con voz suave pero firme.
Los primeros rayos de sol empiezan a iluminar el campamento, dispersando las sombras que quedaron tras la batalla. El aire huele a tierra húmeda y a hojas frescas, como si el bosque mismo estuviera respirando con nosotros, aliviado por el fin de una guerra que parecía interminable. Estoy sentada en un tronco caído, observando a los guerreros que se recuperan poco a poco, algunos aún heridos, otros reunidos en pequeños grupos, hablando en susurros. Verlos me hace darme cuenta de lo mucho que esta manada ha cambiado para mí. Antes solo eran aliados temporales, pero ahora son algo más. Siento una presencia familiar a mi lado, y al girarme, veo a Dante. Él parece diferente hoy, como si la carga del liderazgo hubiera cambiado. Hay algo en sus ojos, una mezcla de orgullo y gratitud, pero también un cansancio que solo alguien como él puede llevar con tanta dignidad. Sin decir una palabra, se sienta junto a mí y entrelaza su mano con la mía. Su tacto es cálido, y el silencio entre nosotros e
La mañana de la ceremonia está llena de una calma solemne, como si incluso el viento y el cielo entendieran la importancia de este día. Desde antes del amanecer, he estado preparando el lugar en el claro, cerca del río, donde las diferentes manadas nos reuniremos. No puedo evitar sentir una mezcla de nervios y orgullo. Hoy, estamos aquí no solo para honrar a quienes cayeron en la batalla contra Elijah, sino para asegurar que su sacrificio marque un cambio duradero entre nuestras comunidades. A mi lado, Scarlett camina en silencio, su mirada fija en el horizonte. Aunque nunca ha liderado un ritual como el que está a punto de hacer, su determinación es inquebrantable. Luna le ha enseñado lo necesario para la ceremonia y ahora, bajo su guía, Scarlett se prepara para convertirse en algo más que la hechicera que salvó a la manada. Hoy, ella es un símbolo de unidad, un puente entre dos mundos que han estado en conflicto durante demasiado tiempo. —¿Listo para esto? —le pregunto, sabiendo
La brisa nocturna acaricia mi rostro mientras camino junto a Dante, nuestras manos entrelazadas con una firmeza tranquila. La batalla ha quedado atrás, pero las cicatrices —físicas y emocionales— todavía marcan a nuestra manada, a nosotros. Sin embargo, esta noche no se siente como el final de algo. Es un comienzo. Un futuro que hemos ganado con sudor, sangre y sacrificio.Miro a Dante de reojo. Su perfil bajo la luz de la luna es sereno, pero la fuerza que irradia sigue intacta. Es el Alfa que las manadas necesitan, pero también el hombre que yo necesito. Aún no sé cómo logra equilibrar ambos roles, pero ha demostrado ser capaz de liderar y amar con igual intensidad.—¿En qué piensas? —pregunta, sin mirarme, pero apretando ligeramente mi mano.—En nosotros —respondo con honestidad. No tiene sentido ocultarle nada ahora. Después de todo lo que hemos pasado, Dante conoce cada rincón de mi alma, incluso los oscuros.Se detiene y gira hacia mí. Sus ojos, brillando con el reflejo plateado