Amelia. -” ¡Mierda Amelia! Se han ido en coche, ¿qué vamos a hacer?”- oí que me decía la maldita alborotadora de Betty Boo, mientras yo hacía lo único que podía hacer, recurrir a las únicas personas que podía controlar a Angus en este momento, mi hermano y mi cuñado. -” ¡Estoy haciendo lo que puedo, joder!, no sé cómo lo haces Betty Boo, pero cuando metes la pata lo haces siempre a lo grande...”- le dije mientras activaba la llamada para llamar primero a mi cuñado, era el único que podía llegar a tiempo a donde quiera que hubiera llevado Angus a Rowdy Cooper. Estaba verdaderamente asustada, pocas veces había visto esa mirada en Angus, quizás en la fiesta de víspera de Navidad de mi familia, cuando me reclamó algo que nunca debió reclamarme. -” Hola preciosa Amy, ¿y esta llamada tan tardía? ¿Ocurre algo en tu nueva casa?”- pronto oí, a través del mano libres, la voz varonil, y atractiva del cuñado más guapo, cariñoso del mundo, también es el único que tengo la verdad, no puedo co
Amelia. -” ¿Dónde vas Betty Boo?, ni se te ocurra dar un paso, tú y yo tenemos mucho de qué hablar.”- le dije sonriendo, mientras me colocaba bien el pelo hacia atrás. -” Pues yo a obedecer la orden de mi hermano, derechita a mi cuarto y ...”- la interrumpí muerta de risa, mientras comenzaba a recogerme el pelo en una coleta alta, quería estar cómoda para lo que me esperaba. -” A otro idiota con ese cuento, bruja pelirroja, no has obedecido a tu hermano en tu vida, nunca, al menos desde la adolescencia, acércate, como una niña buena, vamos a por unas copas, y chocolate, mientras esperamos noticias, así que aprovecha para comenzar a cantar como un canario, Betty B.…”- mis palabras fueron cortadas, ante la impresión inquietante de ver a la modelo con una sonrisa pícara, de pronto se acercó hacía mí, hasta casi pegar sus ojos a mi cuello. -” ¿Qué... que haces ...loca pelirroja...?”- le dije intentando alejarme. sorprendida por su actitud. -” ¿Nuevo tatuaje, zorra Amelia? No sabía que
Narrador. Mientras las dos féminas más jóvenes de la familia Blake y Miller, intentaban calmar sus nervios ante algo de alcohol, y una ingesta enorme de azúcar y productos con abundante chocolate, al mismo tiempo que trataban de saber algo de lo que pasaba con los dos energúmenos que habían abandonada la casa de Amelia, Finlay llamaba a su cuñado, y a su mejor amigo, para poder intervenir en lo que seguro sería una ejecución, con tortura incluida, de Rowdy Cooper. Connelly no había puesto a su hermano el Aniquilador por simple diversión, Todo aquel que conoce a fondo la personalidad de Angus Blake sabe que, bajo ese aspecto serio, eficiente, y sereno, heredado de la personalidad fría de su padre, Jason Blake, hay un porcentaje pequeño, pero significativo, del fuego arrasador de su madre, Kimberly Blake, que se activa sólo en ocasiones, normalmente el CEO del Grupo Blake Campbell sabe gestionarlo con mano férrea, pero en las ocasiones que no puede, es incluso más peligroso que la pro
Narrador. -” ¿Qué haces tu aquí, maldito bastardo?”- dijo una voz aguda, furiosa, sorprendida y hasta con un toque de desconcierto. Oir esa voz, inexplicablemente hizo que, su frustración desapareciera, y antes de girarse a mirar a la persona que había hablado, Marcus mostró una sonrisa de burla, insultante, y fría, casi idéntica a la sonrisa soberbia de su padre, se dibujó en los labios del último de los herederos Miller. Se giró con la sensación de que ese momento lo iba a disfrutar, alguien tenía que recibir la indignación de no poder ayudar, ni saber que pasaba, que él ahora sentía, y desde luego esa persona siempre sería la indicada para pagar por ello, siempre. -” Que desagradable encontrarte por aquí, Marilyn, ¿no había otra reunión de sociedad, o un evento social donde la hederás ricas y bordes como tú, puedan esconderse, para no ensuciar el ambiente?”- le dijo Marcus con una sonrisa peligrosa. Daisy Lancaster lo miró con odio, después de que se maldito cerdo el robara su
Narrador. Por otro lado, cuando finalmente los dos hombres, Finlay y Oliver, pudieron entrar en la sala de entrenamiento, como se esperaba, “la velada de boxeo” estaba en pleno apogeo, aunque increíblemente, a todos aquellos que esperaban ver ese combate, les sorprendió el ver que no estaba tan desigualados como ellos pensaban al principio, con menos fuerza, pero con algo más de agilidad, Rowdy Cooper, también había causado algunos golpes de consideración, en el rostro del el enfurecido CEO, aunque claramente, en el cómputo general, era el aniquilador quien lo iba ganado. -” Tú ocúpate de Cooper, yo agarro a Angus, y recuerda no vayas por delante, cógelo por la espalda, o mejor de lado, o serás tú el golpeado.”- dijo Finlay estableciendo la estrategia de rescate, Oliver sólo asintió. Y fue así como esos dos rescatadores consiguieron alejar a esos dos contrincantes, lo suficiente, como para que dejaran de golpearse sin sentido, mientras los gruñidos, los gritos de advertencia, y
Amelia. -” ¿Es que vais a seguir malditos estúpidos? Déjalo ya Lombriz, o te juro que mi hermano será la menor de tus preocupaciones, te lo aseguro, y tu estúpido Aniquilador, deja de buscarme, o te hundo la vida, sabes que puedo hacerlo, soy capaz de besar a tantos hombres que no te va a quedar fuerzas para pelearte con todos, empezando por los que están solteros en esta sala...”- dijo la descarada y desde luego admirada por mí, Betty Boo. Estas últimas palabras de la descarda Betty Boo tuvo varias reacciones interesantes de todos las que lo oímos. Muchos hombres sonrieron con diversión, ante el espectáculo que se presentaba delante de ellos, mientras que los tres hombres que yo tenía a mi lado, Finlay, Oliver Y Marcus, gruñeron como carneros indignados, yo, por mi parte, aplaudí orgullosa, interiormente, la fuerza y el valor de mi mejor amiga, pero la más impactante reacción fueron la de los dos contrincantes, que, tras oír las palabras de la pelirroja, la miraron con sorpresa
Amelia. -” Tú sabrás en los problemas que te metes, Aniquilador, eso sí, no pretendas darnos lecciones a los demás, cuando tú mismo no te las aplicas.”- dijo como gran colofón Betty Boo, para terminar de clavar el último calvo de su ataúd. “Sinceramente, quiero matar a esa maldita niñata.”- me dije cuando vi que tras sus palabras la mirada directa e intensa, tras comprenderlo todo, de Angus fue directa mis ojos, y yo sentí que quería que me tragara la tierra. -” ¿Se puede saber de qué están hablando? el público estamos perdiendo el hilo de todo esto, y ya que hemos “pagado” ...”- tuve que interrumpir al gracioso bocazas de mi hermano Marcus, ya estaba la cosa lo bastante encendida como para que encima ese estúpido echara más leña al fuego. -” ¡Cállate, Robin Hood! y metete en tus propios problemas.”- dije en un gruñido revelando asi mi estado de nerviosismo, mientras mi mirada no podía apartarse de la de Angus, que ahora me miraba con esos ojos serios y decididos, por alguna ra
Amelia. Un extraño golpeteo, en la puerta de mi habitación, hizo que abriera los ojos, totalmente agotada y algo sobresaltada, por culpa de una noche de mucho insomnio, y aún más preocupaciones. No hacía falta ser un genio para saber lo que me tuvo en vela toda la noche, hasta casi la madrugada. Sólo tenía que hacer memoria de lo que había pasado en el inolvidable y desastroso día de ayer, para llegar a una conclusión lógica. Un día catastrófico, o mejor dicho, una tarde de cumulo de errores, que tras la felicidad de mi primer día de trabajo, se iniciaba con una pérdida de toda lógica y autocontrol, que desembocó en un asalto descarado, y directo, hacía el único hombre que durante muchos años había amado, para acabar de la forma más dantesca con la revelación de ese tremendo desliz, que increíblemente, aunque yo misma había pedido que se mantuviera oculto, había sido por mi propia boca, en una ataque de orgullo, e indignación, quien reveló todo, a las personas que yo ya sabía que,