Amelia. -” ¿Es que vais a seguir malditos estúpidos? Déjalo ya Lombriz, o te juro que mi hermano será la menor de tus preocupaciones, te lo aseguro, y tu estúpido Aniquilador, deja de buscarme, o te hundo la vida, sabes que puedo hacerlo, soy capaz de besar a tantos hombres que no te va a quedar fuerzas para pelearte con todos, empezando por los que están solteros en esta sala...”- dijo la descarada y desde luego admirada por mí, Betty Boo. Estas últimas palabras de la descarda Betty Boo tuvo varias reacciones interesantes de todos las que lo oímos. Muchos hombres sonrieron con diversión, ante el espectáculo que se presentaba delante de ellos, mientras que los tres hombres que yo tenía a mi lado, Finlay, Oliver Y Marcus, gruñeron como carneros indignados, yo, por mi parte, aplaudí orgullosa, interiormente, la fuerza y el valor de mi mejor amiga, pero la más impactante reacción fueron la de los dos contrincantes, que, tras oír las palabras de la pelirroja, la miraron con sorpresa
Amelia. -” Tú sabrás en los problemas que te metes, Aniquilador, eso sí, no pretendas darnos lecciones a los demás, cuando tú mismo no te las aplicas.”- dijo como gran colofón Betty Boo, para terminar de clavar el último calvo de su ataúd. “Sinceramente, quiero matar a esa maldita niñata.”- me dije cuando vi que tras sus palabras la mirada directa e intensa, tras comprenderlo todo, de Angus fue directa mis ojos, y yo sentí que quería que me tragara la tierra. -” ¿Se puede saber de qué están hablando? el público estamos perdiendo el hilo de todo esto, y ya que hemos “pagado” ...”- tuve que interrumpir al gracioso bocazas de mi hermano Marcus, ya estaba la cosa lo bastante encendida como para que encima ese estúpido echara más leña al fuego. -” ¡Cállate, Robin Hood! y metete en tus propios problemas.”- dije en un gruñido revelando asi mi estado de nerviosismo, mientras mi mirada no podía apartarse de la de Angus, que ahora me miraba con esos ojos serios y decididos, por alguna ra
Amelia. Un extraño golpeteo, en la puerta de mi habitación, hizo que abriera los ojos, totalmente agotada y algo sobresaltada, por culpa de una noche de mucho insomnio, y aún más preocupaciones. No hacía falta ser un genio para saber lo que me tuvo en vela toda la noche, hasta casi la madrugada. Sólo tenía que hacer memoria de lo que había pasado en el inolvidable y desastroso día de ayer, para llegar a una conclusión lógica. Un día catastrófico, o mejor dicho, una tarde de cumulo de errores, que tras la felicidad de mi primer día de trabajo, se iniciaba con una pérdida de toda lógica y autocontrol, que desembocó en un asalto descarado, y directo, hacía el único hombre que durante muchos años había amado, para acabar de la forma más dantesca con la revelación de ese tremendo desliz, que increíblemente, aunque yo misma había pedido que se mantuviera oculto, había sido por mi propia boca, en una ataque de orgullo, e indignación, quien reveló todo, a las personas que yo ya sabía que,
Angus. Después de que casi fuera apelado por un enorme escoces, y uno de los super protectores varones Miller, y ante la advertencia de Roy de que el vendría personalmente a, seguramente, sacarme el hígado a puñetazos, o alguna tortura más que se ocurriera por el camino hasta Edimburgo, decidimos descansar en mi casa de escocia, hasta que él llegara para acabar con mi vida. Pese a que trate de dormir para ser un tractivo cadáver, al día siguiente, no podía, asi que, tras meditarlo mucho, y sabiendo que por lealtad hacia su hermana, y hacía mí, Roy nunca llamaría su padre para contarle lo que había ocurrido entre nosotros, decidí ser yo quien lo hiciera, quería mucho ami padrino, y no deseaba esconderle nada, enfrentaría mis errores como un hombre, de frente, ademas después de esto no había nada que me impidiera esconder lo que siento por la guerrera amazona, ni tampoco quiero esconderlo. Miré la hora, pero vi que era muy tarde para hablar con mi padrino, y con mi padre, así que dec
Angus. Al contrario de lo que yo pensaba, cuando se abrió la puerta, sin llamar, seguramente para sorprenderme, a esas primeras horas de la mañana, durmiendo plácidamente en mi cama, y justificar así, aún más su enfado. Quien entró por la puerta no fue sólo un rey vengativo con sed de sangre, sino que venía acompañado de un escoces enorme, también furioso, y un joven Robin Hood, con ganas de reventarme la cara, junto a ello, por último, aparecieron esos dos estúpidos, que ni se para que se habían apuntado, porque nada de so iba con ellos, seguramente porque oyeron que hoy moriría, a manos de mi mejor amigo, y no querían perdérselo. Esos dos son los mayores alborotadores del reino, Lean, no me pierdo una, Murdock y como no el ser más cotilla que conozco, Gavin, bocazas, Conway. -” Veo que estas despierto, eso es mejor que despertarte, para luego arrastrarte hasta tu pequeño gimnasio, sería algo más engorroso, y retrasaría lo que hemos venido hacer aquí.”- dijo Marcus, mientras Roy
Amelia. -” No creo que tenga que dar más explicaciones que las que ya he dado, señora Miller.”- dije yo finalmente, ya un poco casada del tercer grado al que mi madre me estaba sometiendo, mientras tanto Hanna, como Ailan, trataban de calmar mis reacciones, con mi madre. -” Tranquila Amelia, tu madre sólo lo hace porque se preocupa por ti.”- me dijo Hanna. -” Mamá, Amelia ya no es una niña, no creo que tengas que obligarla a nada, ademas sabes cómo es, cuanto más le insistan, e intentes presionar, peor se comporta.”- dijo Wendy, intentado interceder entre mi madre y yo mientras las dos nos mirábamos con la misma decisión en la mirada. Mia continuaba mirándonos fascinada, por el enfrentamiento entre mi madre y yo, algo que en mi casa hasta mi padre trataba de evitar muchas veces, por no decir que la mayoría, generalmente, yo terminaba cediendo ante mi madre, ya que ella solía usar trucos sucios, como recurrir al comodín del ejecutor, ósea mi padre, para salirse con la suya, cuando
Amelia. -” ¿Se puede saber qué haces Betty Boo?”- gruño Wendy. -” Alegrar las horas de espera, entre sesión y sesión, a mis compañeras modelos, por un módico precio, claro.”- dijo la pelirroja sin arrepentimiento. Sin pensarlo, y pese a sus quejas, porque de pronto sentí una ira infinita al imaginar a esas salidas degeneradas modelos, comiéndose con los ojos a los idiotas, medios desnudos, y golpeados, sobre todo a uno de ellos, le quité el móvil de las manos borrando la foto, para luego lanzarlo sobre el sillón individual de la terraza. -” ¡Vamos!”- dije con furia, agarrando la muñeca de la pelirroja, arrastrándola conmigo, evitando así que pudiera recuperar su móvil, mientras caminaba con paso decidido hacia donde estaba esos gilipollas trogloditas con exceso de testosterona, mientras sentía como mi cuñada y mi hermana también furiosas, me seguían. Entre el enfado que me creó mi manipuladora madre, saber que los idiotas se estaban dedicando, a golpes, manejar mi vida, sin preg
Narrador. La rubia empresaria, de ojos violeta oscuros, miró la última información que le habían entregado su asistente, y que había enviado la agencia de información que había contratado. -” ¡Vaya que interesante, Angus Blake! Resulta que tú también asistirás al nuevo Congreso de Innovación de Tecnología Médicas y Farmacéuticas de Nueva York. Interesante, un buen lugar para conocernos, y que caigas en mi trampa, ratoncito.”- pensó la millonaria holandesa Carlijn Jonker. Sintió la emoción, mesclada con la anticipación, al darse cuenta de que, después de tres años preparándose para vengar a su abuelo y a su padre, por fin, el esperado inicio de la venganza se acercaba. Con cuidado, sacó de un compartimento secreto que tenía en su escritorio, la foto, las cartas, y el diario de su padre, que había guardado con cariño, desde los dieciocho años. Dejó sobre la mesa las cartas y el diario, que se sabía de memoria, y con cuidado miró la foto. En ella se veía a un señor mayor de unos ci