ANNE
La voz de la azafata nos indica que pronto tocaremos suelo en la pista Heathrow en Londres. Me retiro el antifaz de descanso y me acomodo en mi lugar. Los nervios me invaden completamente, ya que hace años que no he regresado a casa, diez años para ser exactos. Mis padres siempre volaban a España a visitarme mientras cursaba mi carrera y eso lo agradecía infinitamente, pero hoy estoy de regreso y arrastrando mi pasado conmigo misma dentro de una maleta:
«Ayrton Goldman»
Cierro los ojos irritada, tengo que alejar esos pensamientos y rápido. No tengo que regresar a ese sitio escondido dentro mi mente para torturarme, ya no. Ahora tengo a mi lado a Jackson Duncan quien viaja constante a Francia para visitarme, pasar tiempo juntos como cualquier noviazgo, inclusive en uno de esos viajes que hizo él, me propuso ser novios y acepté, pensando que tengo derecho a ser feliz, como lo estaba siendo Ayrton con alguna americana en algún sitio de Los Ángeles.
— ¡¿Dónde estás?!—la voz de mi mejor amiga grita de la emoción del otro lado de la línea cuándo cruzo las puertas dobles de cristal del aeropuerto.
—Iré a tu departamento antes de llegar con mis padres, necesito una dosis de tranquilidad. ¡Estoy hecha un manojo de nervios!
— ¡Vale! ¡Apura ese trasero! ¡Te espero!—y terminamos la llamada.
Extendí mi mano para llamar al taxi.
Ya en camino a casa de Miranda, mi mirada vagaba por el paisaje de la ciudad. Recordando el día que había decidido ir a estudiar a España. Quería poner de por medio tierra para dejar de sufrir por Ayrton. Aunque él no supiera realmente mis sentimientos, no tenía duda de que sospechaba. Nos conocíamos muy bien. Por eso mismo nunca di el paso hacia él. Sabía cómo rechazaba a las mujeres que no le atraían y la forma en que las humillaba. Se creía la última coca cola del desierto. Los recuerdos galoparon a ese día donde solo me causaba decepción.
«El beso de la apuesta»
El último año antes de decidir ir a estudiar en España, Ayrton y yo, habíamos sido aceptados para entrar en Harvard, eran nuestras últimas semanas de verano, pero todo cambió cuándo él puso sus ojos en mí y me envolvió con palabras bonitas, y yo… Caí por completo. Aunque nunca nos agarrábamos de la mano o nos hiciéramos una muestra de cariño como para confirmar algún sentimiento, sentía de todo por él, Ayrton me había besado por primera vez en semanas de ligue, cuando estábamos en la piscina de su casa. Había dejado de respirar. Fue mi primer beso del chico de quien estaba realmente enamorada de hace años. Correspondí tímida y cuándo sus manos llegaron a tocarme por encima de mi traje de baño… Ayrton paró. Su rostro sorprendido y alertado me hizo saber que no seguiría. ¡Y era obvio!
No dije nada. Pero antes de que algo más sucediera, Ayrton del que estaba enamorado… cambió completamente.
—«Ya, es todo. Gané una apuesta. Te he besado y te he tocado, pero será la primera y última vez, dile a Jackdiel que te ha gustado, te daré parte del dinero»
Y desapareció en el interior de la casa de su mansión. Con los labios semi hinchados por el beso intenso, me levanté de mi tumbona y busqué desesperada la toalla, me cubrí y miré para la casa. Él no saldría. Aunque yo tenía la esperanza que regresara con risas y dijera que era una estúpida broma. Que realmente me quería… y que el beso era real.
Pero no.
Esa vez llegué hecha un mar de llanto a mi casa, maldiciendo a Ayrton Goldman, miles de veces. Así que en venganza, llamé a Jackdiel, hermano gemelo de Jackson, para informarle que sabía de la m*****a apuesta, y Ayrton no me había tocado, ni besado, que inclusive pensaba como los demás… que era gay. Jackdiel esparció el rumor por todo nuestro círculo de amistades. Al darme cuenta de lo que había hecho, me arrepentí. Pero el recordar el beso, no me importó más y me alejé de todo. Dos semanas excluida del exterior, entonces decidí tomar la decisión de irse lejos, aceptar una de las tantas universidades en las que fui aceptada, aunque mis padres, Samantha y Albert Johnson, me pidieron que lo pensara, yo me aferré a mi decisión. No quería estar cerca del hombre que me había usado para una apuesta.
España me esperaba…
La empresa de mi familia era reconocida en toda Europa. Era casi de grande como la de mis padrinos Constanza y Alfred Goldman. Ambos si se llegara a fusionar, serían una de las empresas más poderosas fabricante mundial de cerveza, con el 85% de la cuota de mercado.
Yo, soy la única heredera de Johnson Co-Al, por ser la única hija. Y era el mismo caso el de Ayrton. Amabas familias eran los mejores amigos de infancia, era el mejor cuarteto en negocios. Y habían decidido dejar el legado a sus únicos hijos. Hijos que no estaban interesados en seguir el mismo camino que sus padres.
Después de media hora en viaje desde el aeropuerto, el taxi se detenía frente al edificio de ladrillos, pague, bajé con mi bolsa sobre el hombro y la pequeña maleta en mano.
Subo las pocas escaleras principales del edificio y antes de abrir la puerta, no lo veo venir, fui empujada y perdí el equilibrio, esto provocó que cayera sobre mi trasero y maldecí del dolor, el interior de mi bolsa de mano se había salido dejando a la vista mis pinturas, mis llaves, entre otras cosas.
—¡¡Mierda!! ¿Qué no te fijas por dónde caminas?—exclamé mientras recogía mis cosas a toda prisa sin mirar quien me había tirado.
—Disculpa, no te vi.
Esa voz me erizó la piel por completo, me había detenido por unos segundos, intentando recordar esa voz, pero me apresuré, ya que tenía el tiempo contado antes de llegar a casa de mis padres.
Unas manos extras me ayudaron a rejuntar lo que faltaba, levanté la mirada y me crucé con unos ojos azules intensos.
— ¿Te conozco?—susurré, el hombre arrugó su entrecejo, pero negó pensativo.
—No creo. Es la primera vez que te veo, bueno aquí tienes las llaves y disculpa…—me ayudó a levantarme y abrió la puerta para que entrara.
Agradezco con media sonrisa, su rostro me es familiar, pero dejo de pensar, al sentir como vibraba mi móvil en mi pantalón, supongo que debe de ser Miranda desesperada porque llegue. Subo las escaleras en dirección al departamento de mi mejor amiga. Siento una mirada, así que me giro y pillo al hombre de hace unos momentos de pie en la puerta… observándome. Se gira de inmediato, cerrando la puerta.
«¿Acaso me estaba viendo el trasero?»
AYRTON La mujer castaña desaparece de mi vista, no pude evitar no ver su trasero redondo en esos pantalones, me ha pillado observándola, pero no me importa, me apuro, abro él porta equipajes de mi Bentley y saco una bolsa deportiva, busco el cierre interior donde se encuentra lo que busco. «Preservativos» En el edificio se encontraba mi ligue esperando desnuda en la cama, lista para satisfacerme. Aun con la mano en el porta equipajes, miro pensativo el edificio. Esos ojos azules de la mujer castaña, habían provocado que mis pensamientos que estaban enterrados salieran a la luz. Un pasado que me había causado dolor, e inclusive la mujer de quien me había enamorado aparecía de nuevo en mi mente: Su larga melena rubia moviéndose de un lado a otro, sus labios rosas, su piel pálida, su sonrisa y su baja estatura, o solo yo era yo que empezaba a estirarme. Pero eso de saber que me había enamorado, solo lo supe cuándo ella se había largado a Francia sin despedirse de mí. Y claro, no podía
ANNE Estoy completamente en shock. El hombre que tengo frente a mí, es el mismo Ayrton Goldman. Es la segunda vez que tropiezo con él. El corazón está a punto de salirse de mi pecho. Pero por un momento, mi mente recapitula el pasado frente a mí. Parece ser que Ayrton estaba en las mismas. La única reacción que tuvo, fue extender su mano para ayudarme a levantarme del suelo, observo el gesto y automáticamente me niego. Yo misma me levanto con cuidado y empiezo a recoger los restos de platos rotos del suelo. Ayrton aun con la mano extendida, escucho que suelta un suspiro de irritación. —Te ayudo. Yo no digo nada, sigo rejuntando con cuidado de no cortarme, tendré que bajar por otra botella de vino y poner el resto en la basura. — ¿Cuándo has llegado? — pregunta Ayrton, pero de repente pone ese gesto en su rostro, como si se preguntara de donde mierdas ha salido eso. —Hoy. Fue lo único que pude decir. Los sentimientos comenzaron arremolinarse dentro de mí. Si no fuese por lo que oc
“Anne-Lise se abrazaba con fuerzas al cuerpo de Jackson. El aire fresco de la recién lluvia los golpeaba. Cerró los ojos y se dejó llevar. Sintió una caricia en su mano.«Jackson.»Sonrió con sus mejillas recargadas en la espalda de él. El plan, irían a la casa de la playa. Tendrían su primera noche, perdería su virginidad con el hombre que quería. Jackson siempre le había dado su espacio. Siempre le hacía sentir especial. Él realmente la amaba, como nunca había amado a alguien. Era la primera y única mujer en su vida. Era su mejor amiga, consejera, novia y podría decir que en un futuro no muy lejano… Su mujer. Su esposa. La madre de sus hijos.Jackson apretaba con fuerza sus manos a las manijas de la moto, el ver a Ayrton había abierto viejas heridas. La inseguridad lo consumía lentamente. Sabía que él seguía enamorado de ella, en sus ojos podía verlo. En como quería protegerla. Pero Jack había perseverado. Fue constante, y el viajar a Francia, era un plus para él para con Anne-Lise.
ANNE Los recuerdos de Jackson pasaban una y otra vez dentro de mi cabeza. Su gran sonrisa, su tic nervioso, las noches que platicaba con él, cuando reíamos de sus chistes, sus sueños, metas y el futuro soñado que quería a mi lado. Pero no sucedería. «No dejes de sonreír, por nadie, ni por mí» En mi propia oscuridad podía alcanzar a escuchar a mí alrededor. No entendía nada… ¿Dónde estaba? —… Pero está bien, salió de estado crítico, estará en cuidados intensivos por 48 horas. Y se permitirá solo una persona en la habitación—una voz informaba. —Gracias, doctor. Quédate tu amor, yo iré a casa a bañarme, e intentaré de convencer a Ayrton que me acompañe—es la voz de mi padre. —Sí amor, convéncelo. Pobre, parece un zombi sentado afuera, dale las buenas noticias y llévatelo a casa, que coma algo y se bañe—es la voz angustiada de mi madre. —Constanza y Alfred, regresarán por la tarde—dice mi padre. Siento un beso en mi frente. Después se escucha la puerta cerrarse, luego el toque cálid
AYRTON Semanas después…. Abro mis ojos al sentir un pellizco en mi brazo. Me he quedado dormido en el sillón, al darme cuenta de donde estoy, visualizo poco a poco. Es la habitación de Anne-Lise, cuándo levanto mi rostro hacia ella, nuestras miradas se encuentran y ella sonríe débil. — ¿Necesitas algo?—pregunto levantándome de mi lugar bruscamente. A la mejor necesita algo urgente o se siente mal y yo durmiendo. —Calma, estoy bien. Solo quiero pedirte un poco de agua…—me levanto y agarro del mueble una jarra y un vaso, lo lleno y le ayudo a tomar con todo el cuidado del mundo. Lucía hermosa con su cabello castaño rebelde desparramado por todos lados y el color rosáceo en sus mejillas pálidas. Sigue con su collarín, unos hematomas, pequeños raspones en su rostro y cuerpo, su pierna enyesada y una férula en el brazo izquierdo. —Hoy viene el doctor a revisarte, supongo que ya te podrás quitar el collarín y esa férula del brazo—digo en voz baja. Ella solo afirma. Termina de tomar ag
AYRTON Estoy estacionado frente al edificio de ladrillos, observo a la gente pasar, cada quien en su propio mundo. Dudo que se sientan como yo lo estaba en estos momentos. Aprieto el volante con fuerza hasta ver que mis nudillos palidecen. —¡Maldita sea! ¡Sal de mi cabeza!—suelto un puño en el centro del volante haciendo sonar la bocina. Cierro los ojos furiosos. Esto no debe estarme pasando. La imagen de Anne-Lise no abandona mi mente desde que la he dejado cenar sola en su habitación. Su rostro de decepción por no haberme quedado, luego esa indiferencia. ¿Sentía algo por mí? «No Goldman, ella está así por Jack» Maldito idiota, si solo me hubiese hecho caso o usar otro casco extra o mi auto. El sonido de mi móvil me distrae de mis pensamientos, y para mi sorpresa… Anne-Lise. —Goldman—contesto en un tono neutro. —Disculpa, ¿Estás muy ocupado?—su melodiosa voz me hace cerrar los ojos. —Sí, un poco. ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?—preguntando de repente en la opción de que realment
ANNE Me han quitado el collarín y la férula del brazo hace días. Ya puedo estar más cómoda. Ha pasado una semana más que sigo en esta cama y que Ayrton no ha venido desde esa vez que le dije que no era necesario que regresara. Una semana sin escuchar sus gruñidos, sus gestos cuando está leyendo o trabajando. Es extraño sentir nostalgia por eso. Entonces llega a mí un recuerdo. FLASHBACK. (Recuerdo del pasado) FRANCIA, UN AÑO ATRÁS… —¿No lo has notado? ¿En la forma como te miraba o sonreía?—se quejó Jackson mientras hacíamos una videoconferencia. —¿Puedes dejarlo ya? Han pasado años Jackson y desde entonces no nos hemos cruzado. Ayrton hizo su vida y yo la mía. Y yo te elegí a ti, así o más claro—contesto mientras me recostaba en la cama, ajusté la pantalla para verme en el cuadro completo. —¿Y cuándo no esté yo? Él intentará ligar contigo y hará venganza por qué…—se quedó callado. —¿Por qué? Anda, termina lo que ibas a decir…—su rostro cambió por completo, ahora se veía irri
AYRTON Estoy de pie al final de las escaleras esperando a que Anne-Lise baje. Tengo el Bentley de mi padre esperando por nosotros. Me puso a Miko para que nos moviera a donde quisiéramos. Por más que quise negarme a llevar un chaperón, insistió. —Con cuidado bájala, Robert—la voz de mi madrina me hace girarme de mi lugar. Anne-Lise baja en brazos de Robert y algo le decía que este sonreía hasta ponerse rojo como un tomate. Eso me irrita. ¿Qué cosa tiene que estarle diciendo para ponerlo así? Finalmente terminan de bajar. Ella viste un vestido sencillo que cubre sus rodillas y es color oscuro, supongo que es el luto por Jackson. —Lista. ¿Cabe la silla de ruedas en tu auto?—Anne-Lise pregunta irónica. Ha de pensar que la llevaría en mi deportivo. Esperen. —¿Silla de ruedas? No, no, no. Yo te voy a cargar—sus ojos se abren por las palabras que acabo de decir. Mi madrina le sigue el mismo gesto. —¡Ayrton, no puedo entrar a un restaurante lleno de gente contigo cargándome! ¡Es vergo