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Capítulo 3. M I E D O

ANN

Estoy completamente en shock. El hombre que tengo frente a mí, es el mismo Ayrton Goldman. Es la segunda vez que tropiezo con él. El corazón está a punto de salirse de mi pecho. Pero por un momento, mi mente recapitula el pasado frente a mí. Parece ser que Ayrton estaba en las mismas. La única reacción que tuvo, fue extender su mano para ayudarme a levantarme del suelo, observo el gesto y automáticamente me niego. Yo misma me levanto con cuidado y empiezo a recoger los restos de platos rotos del suelo. Ayrton aun con la mano extendida, escucho que suelta un suspiro de irritación.

—Te ayudo.

Yo no digo nada, sigo rejuntando con cuidado de no cortarme, tendré que bajar por otra botella de vino y poner el resto en la basura.

— ¿Cuándo has llegado? — pregunta Ayrton, pero de repente pone ese gesto en su rostro, como si se preguntara de donde mierdas ha salido eso.

—Hoy.

Fue lo único que pude decir. Los sentimientos comenzaron arremolinarse dentro de mí. Si no fuese por lo que ocurrió diez años atrás, en estos momentos estuviéramos abrazados, riendo y contando las anécdotas del viaje. Pero no era así.

— ¿Qué tal el vuelo? — insiste Ayrton.

Lo miró cuando termino de tirar a la basura los restos de la porcelana.

—Bien, gracias. ¿Y tú? ¿Cuándo has llegado? —Ayrton mete las manos a los bolsillos algo incómodo.

—El jueves pasado. Estaré unas semanas ayudando en la empresa de mi padre, ¿Tú sabías de la operación?

Solo hice un movimiento afirmativo con mi barbilla mientras me limpiaba las manos con un mantel de cocina. A simple vista, Ayrton empezó a enfurecerse.

—Mi madre me ha contado cuando le he llamado ese día, pero no he podido venir hasta este fin de semana… ¿Tú no? —las aletas de la nariz se le hinchan.

—No.

—Oh, lo siento. Pero está bien gracias a Dios, ahí lo puedes comprobar por ti mismo al escucharlo reír…

Ayrton no dijo nada. Y sus ojos me recorrieron el cuerpo creyendo que no me daría cuenta a través del reflejo de las puertas del frigorífico al estar sirviendo de nuevo un plato grande de queso. Solo torcí mis labios en desaprobación… ¿A qué? No sé.

Debe de estar sorprendido por mi cambio radical en estos diez años, de que iba a crecer, ya no, eso ya es genética de familia materna. Ya no era esa mujer rubia que había visto por última vez en la piscina de su casa, cuando me besó por la apuesta, cuando me acarició sin darse cuenta de que me estaba incendiando, que lo había pillado con una erección contra mi vientre. Inmediatamente, cerré los ojos y me apreté el puente de mi nariz. Tenía que alejar esos pensamientos lejos de mí.

—Tú trae el vino, ya sabes dónde está…—le dije en su dirección al terminar de poner el resto en el plato.

—Conozco el lugar—y se fue en dirección a la cava.

Se sentía esa frialdad en sus palabras, pero no me importaba. Él también debe de estar dolido por lo que había pasado. Muchas veces intentó comunicarse conmigo, pero nunca lo logró. Sus correos nunca los contesté. ¿Entonces?

Al regresar a la mesa, todos estaban riendo. Después me encontraba al lado de mi padre, estaban consintiéndome por mi llegada, comienzo queso, luego una copa de vino mientras les contaba una historia. Tenía años de no ver una escena así. Después llegó… Ayrton.

Ahora la mesa estaba completa.

Dos horas después, mucha plática, mucho que ponerse al día, pero nosotros no cruzamos palabras, por más que nuestros padres intentarán que socializáramos, no se logró su cometido.

Tomo mi móvil al sonar el tono de mensaje. Sentí la mirada de Ayrton y cuándo nuestras miradas se cruzaron, él desvió su mirada rápido. Abrí el mensaje y no pude evitar sonreír por Jackson, miré a mi madre que estaba a mi lado sentada platicando con mi madrina, le informé que era hora de irme, Samantha, mi madre hizo un gesto de desaprobación, pero no intenta detenerme. Miro a todos en la mesa.

—Bueno, quiero darles las gracias por tan deliciosa cena. Tengo un compromiso, pero prometo mañana una deliciosa comida aquí en casa—todos asienten sonrientes.

Ayrton me observaba como un halcón.

— ¿Necesitas que te lleve a algún lugar? —dijo inmediatamente Ayrton, mientras me despedía de mis padres y de mis padrinos.

—No gracias.

Arrugo el entrecejo a las palabras de Ayrton. Es incómodo el que sea amable.

Salí por la puerta del jardín que da a la salida. La moto rugió y es cuándo miré a Jackson vestido de motociclista. Lucía más atractivo en ella. Se retira el casco, se acerca a toda prisa a mí y me levanta dando vueltas, me besa repetidamente y dice que me ha extrañado como nunca. Reímos….

 AYRTON

Anny sale por la puerta del jardín. Solo me quedo mirando cómo se aleja de nosotros, abre la puerta y la cierra detrás de ella.

Se escucha un rugido de una moto. Todos detienen lo que van a decir.

—Maldición—murmura mi padrino Albert mirando a mi madrina.

— ¿Qué pasa? —pregunta mi madre.

—Es Jackson.

«¿Jackson Duncan?»

Me pregunto en silencio a mí mismo.

—Sí, ese Jackson—murmura mi padrino en respuesta al ver mi reacción.

— ¿Y qué hace aquí? —digo mientras me levanto de mi lugar. La mano de mi padre intenta detenerme.

—Calma, hijo. No vayas a hacer algo estúpido…—dice mi padre.

—Es… El novio de Anne-Lise—dice Samantha. Miro a mi madrina, mi madre toma mi mano e intenta que regrese a tomar mi sitio de nuevo, pero algo en mí emerge.

Sin decir nada, tenso la quijada y me suelto del agarre de mi madre, me vuelvo hacia la salida del jardín ignorando el pedido de mi madre.

Al salir, veo a Anne-Lise colgada del cuello de Jackson y este le da vueltas. Ríen y una punzada de rabia y celos brincan dentro de mí de una forma primitiva que hace mucho no sentía.

Anne-Lise lanza la cabeza hacia atrás mientras la risa de ella contagiaba a Jackson.

A simple vista, se podría notar la complicidad con la que contaban. Ella levanta su rostro para ver a Jackson, mientras este sigue riendo, sus miradas se encuentran y el brillo de la emoción en sus ojos, es visible, es obvia.

Otra punzada de celos.

Siempre supe de los sentimientos de Anne-Lise por mí, pero nunca se atrevió a decir algo. Hasta que Jackson, confesó que él estaba enamorado de ella.

Anne-Lise se aferra más al cuello, cuando Jackson dio tres vueltas más antes de bajarla.

Este le planta un beso en la frente y está puso su oído sobre su pecho y rodeándolo por la cintura. Se fundieron en un abrazo cálido. Familiar. Y privado.

Jackson le murmura algo al oído y Anne-Lise mira en mi dirección.

M****a.

Intento quitar la mirada, pero ya me han pillado ambos.

—Ayrton.

Dice Jackson en un tono serio, pero segundos después lo acompaña una sonrisa por todo su rostro.

No me moví de mi lugar, meto ambas manos a mis pantalones y levanto mi barbilla intentando intimidarlo.

—Jackson.

Contesto el saludo.

—Vamos— le dice a Anne-Lise y ella afirma con un movimiento. Se acercan a la moto y Jackson le ayuda a subir. Un pánico y escalofrío me recorre de pies a cabeza, entonces mi boca se abre:

—Baja de esa moto, Anny.

Anne-Lise al escuchar, se vuelve hacia mí.

—No. Y no te atrevas a volver a llamarme así—Arrugo el entrecejo confundido, ¿De dónde ha salido eso, Ayrton? Entonces intento sonar más tranquilo.

—Baja por favor, Anne-Lise. Eso no es seguro.

Jackson se acerca y queda frente a mí cuando ya ha dejado a Anny sobre el asiento trasero de la moto.

— ¿Celos Goldman? Ella me ha elegido a mí, solo a mí. Ve y piérdete. —dice Jackson con un ademán de mano en el aire.

Lo tomo del brazo antes de que girara por completo.

—Jackson. Puedes tomar mi auto, pero baja a Anne-Lise de esa moto. Sé que no nos hemos hablado en años, pero si realmente te importa Anne-Lise, toma mi auto.

Dije en un tono bajo para nosotros dos. Anne-Lise se estaba acomodando el casco de seguridad mientras ella nos observaba a ambos.

Había algo en el aire. Un frío. Una señal. El miedo me invade. Insisto cuando Jackson se suelta de un movimiento brusco y discreto.

—Basta, Goldman. —me da la espalda, camina hacia la moto y se cerciora que Anny tenga bien puesto el casco, le da un beso en la punta de la nariz y ella le sonríe. Finalmente, se sube a la moto, algo en mí se alerta.

—Anne-Lise, baja. ¡Ahora! —esa sensación de miedo se agranda cuando la moto suena con un fuerte rugido. —¡Anne! ¡Baja inmediatamente de esa moto! ¡Por favor!

Anne-Lise arruga su entrecejo, realmente le debe de impresionar mi reacción, pero en estos momentos no me importa.

Ella se aferra al cuerpo de Jackson por la cintura, la moto comienza a moverse y agarra camino por el sendero para salir. Pero ella ya no me escucha… ellos desaparecen de mi vista.

Los veo alejarse. No estoy tranquilo. Me giro a toda al mismo tiempo que busco las llaves en mi bolsillo, cuando tengo la intención de ir a mi auto y seguirlos, siento la mano cálida de mi madre.

—Hijo…—me giro a ella.

— ¿Tú lo sabías? —pregunta en un tono bajo.

—Sí, hace unos días. Tu madrina me ha contado que no está de acuerdo, apenas hace unos días antes de venir, Anne les contó acerca de su relación con Jackson. Sé que tú…—le lanza una mirada dura.

—No sabes nada.

—No me pongas esa mirada, Ayrton Frederyc Goldman. Y no me hables en ese tono. Te conozco como la palma de mi mano y sé que tus sentimientos por Anne-Lise siguen intactos o más fuertes.

No digo nada. Mi madre me conoce a la perfección, aunque yo no aceptara del todo todos mis sentimientos.

Miro en dirección por donde se han ido. Tengo que alcanzarla, asegurarme que no le pase nada. Algo, muy dentro de mí, sentía miedo. Pero no entendía el por qué.

— ¿Crees en las…? —no termino la pregunta. Sería algo ridículo.

Mi madre me miraba cautelosa. Toma mi brazo a leer la intención de ir detrás de ellos en mi auto.

—Ven, tu padre pregunta por ti. No hay que darle disgustos ni preocupaciones.

No digo nada y la sigo… Aun con el sabor del miedo en mi boca.

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