ANNE —Trillizos. Susurro mientras miro a través de la ventana. Mi mano descansa en mi vientre. Estoy embarazada de trillizos. Comienzo a contar las 16 semanas y no recuerdo con exactitud cuándo fue. ¿Es el día que entró al departamento y me dejó tirada en el suelo de la cocina? ¿O realmente nunca pasó? ¿Por qué acepta a los bebes como si fuesen suyos? Dios mío. Cierro los ojos por el temor a donde se dirigen mis pensamientos. Necesito hacer memoria. Todas las pastillas me las he tomado. Había algo más, pero por más esfuerzo, no doy con ello. Tengo miedo. Puedo ver la ecografía. La enfermera no deja de hablar de los hermosos que serían, comparando mi genética con la de Jackson. Pero me niego aceptarlo. Por más que le insisto en que no soy la esposa de Jackson, más se aferra a decir que estoy enferma, que entiende que acabo de salir de un sanatorio. Que Jackson se ha compadecido de mí y me dejó venir a casa. El que está loco es él y su hermano. No yo. M*****a enfermera del infierno.
AYRTON El silencio llena la habitación. —Solo dime que podemos traerla a casa. No importa si tengo que sacar las manos de esto, solo quiero traerla sana y salva. —miro a Michael quien daba una palmada en mi hombro. —Voy a ir con David, esperaré con ellos, tú quédate aquí. —Michael lanza una mirada a David. David asiente. — ¿Pero por qué tú vas con ellos? ¡Yo tengo más derecho!—Michael se gira a mí. —Sé disparar un arma y tú no. Tú las odias. Así que no se diga más, no entraré en el campo de batalla, pero estaré con ellos. —Tiene que alejarse de esto. Tiene que aguardar aquí, señor Goldman. No queremos correr el riesgo que entre en esto y salgan peor las cosas. —suelta, David. Asiento dudoso. ¿Cómo iba a quedarme de brazos cruzados sin hacer algo? Pero tengo que hacerlo para evitar que esto fuera un desastre. Mis manos sudan. El corazón está a punto de salir disparado al llegar al lugar donde tienen a mi Anny. —Hijo tienes que estar alerta. Mi padrino me mira que no puedo qued
ANNE Grito como nunca en mi vida he gritado, el terror es cien veces más cuando veo caer a Ayrton al césped. Jackson me agarra con un brazo de mi cintura y me levanta del suelo para subirme al helicóptero. — ¡MI PADRE! ¡AYRTON! ¡NOO! ¡NO! ¡NO! ¡Maldita seas Jackson! ¡No!—mientras me sostiene, siento como la sangre se desliza por mis piernas. Niego asustada. —No… No… No… Me sube y Jackson baja la mirada a mis piernas, se pone pálido al ver que es sangre. Levanta su mirada de alarma hacia mí, siento que todo me da vueltas, todo empieza a verse borroso, caigo casi desmayada hacia él que aún no se sube al helicóptero. — ¡No, no! ¡Anny! ¡Despierta!—un disparo llega. Siento como caemos al césped, yo sobre su pecho y cuando levanto la mirada, Jackson mira hacia el cielo. Tose y la sangre empieza a escurrirse por la orilla de su labio. Intento bajarme de él, pero su mano me agarra de mi brazo, siento que todo me da vueltas con más fuerza. —Anny…—un susurro sale de él, cuando levanto la mi
❖❖❖CINCO AÑOS DESPUÉS❖❖❖ —Luego Caperucita roja le pregunta: «Abuelita, ¿Por qué tienes los ojos tan grandes?» y la abuelita le contesta: «Para verte mejor, Caperucita»—estoy de pie observando como Anne-Lise lee el cuento a los trillizos. Ellos ríen por su pésima imitación del lobo feroz. Son míos, siempre fueron míos. Mis cuentas habían sido exactas. Había quedado embarazada esa misma noche cuando no tomó la pastilla anticonceptiva, pero al día siguiente empezó a tomar las del dolor, esas falsas… Cuando solté mi confesión acerca de lo que había hecho, ella negó en silencio, y al final dijo: «El día que encontré a Seraphine, algo en mí, brotó. Y me había propuesto prepararme para el camino de la maternidad, pero han llegado antes» Semanas después de descifrar lo de las cámaras de seguridad de ese día cuando Jackson había entrado, encontramos solo cuando le hizo sus moretes en el cuello y de ahí nada. La acercó a la cocina y la dejó desmayada. Eso fue nuestra respuesta. Nunca abusó d
ANNE Han pasado muchos años desde ese evento trágico en nuestras vidas. Intento despabilarme y concentrarme en el hombre joven frente a mí. Mis dedos temblaban cuando terminé de acomodar la pajarita a Oliver. No quise levantar la mirada para evitar que notara mis próximas lágrimas a derramar. Sentí como su pulgar acarició mi mejilla, mi labio inferior tembló. —No madre, no llores. —¿Cómo le pides a tu madre que no llore cuando está a punto de ver a su hijo casarse? —la primera lágrima cayó. Él la atrapó, la limpió y besó mi frente. Lo abracé dejando mi rostro en su pecho. —Te amo, madre. Pero el hecho que me case no quiere decir que dejaré de tener a mi madre. Hemos comprado la casa de los abuelos. Estaremos a dos cuadras de distancia. —No es la misma. Pero sigue en pie para que se muden con nosotros, esta casa es demasiado grande para tu padre y para mí. —Samantha regresará de su internado luego Constanza de su intercambio en Canadá. —Samantha también está comprometida y pront
ANNE La voz de la azafata nos indica que pronto tocaremos suelo en la pista Heathrow en Londres. Me retiro el antifaz de descanso y me acomodo en mi lugar. Los nervios me invaden completamente, ya que hace años que no he regresado a casa, diez años para ser exactos. Mis padres siempre volaban a España a visitarme mientras cursaba mi carrera y eso lo agradecía infinitamente, pero hoy estoy de regreso y arrastrando mi pasado conmigo misma dentro de una maleta: «Ayrton Goldman» Cierro los ojos irritada, tengo que alejar esos pensamientos y rápido. No tengo que regresar a ese sitio escondido dentro mi mente para torturarme, ya no. Ahora tengo a mi lado a Jackson Duncan quien viaja constante a Francia para visitarme, pasar tiempo juntos como cualquier noviazgo, inclusive en uno de esos viajes que hizo él, me propuso ser novios y acepté, pensando que tengo derecho a ser feliz, como lo estaba siendo Ayrton con alguna americana en algún sitio de Los Ángeles. — ¡¿Dónde estás?!—la voz de mi
AYRTON La mujer castaña desaparece de mi vista, no pude evitar no ver su trasero redondo en esos pantalones, me ha pillado observándola, pero no me importa, me apuro, abro él porta equipajes de mi Bentley y saco una bolsa deportiva, busco el cierre interior donde se encuentra lo que busco. «Preservativos» En el edificio se encontraba mi ligue esperando desnuda en la cama, lista para satisfacerme. Aun con la mano en el porta equipajes, miro pensativo el edificio. Esos ojos azules de la mujer castaña, habían provocado que mis pensamientos que estaban enterrados salieran a la luz. Un pasado que me había causado dolor, e inclusive la mujer de quien me había enamorado aparecía de nuevo en mi mente: Su larga melena rubia moviéndose de un lado a otro, sus labios rosas, su piel pálida, su sonrisa y su baja estatura, o solo yo era yo que empezaba a estirarme. Pero eso de saber que me había enamorado, solo lo supe cuándo ella se había largado a Francia sin despedirse de mí. Y claro, no podía
ANNE Estoy completamente en shock. El hombre que tengo frente a mí, es el mismo Ayrton Goldman. Es la segunda vez que tropiezo con él. El corazón está a punto de salirse de mi pecho. Pero por un momento, mi mente recapitula el pasado frente a mí. Parece ser que Ayrton estaba en las mismas. La única reacción que tuvo, fue extender su mano para ayudarme a levantarme del suelo, observo el gesto y automáticamente me niego. Yo misma me levanto con cuidado y empiezo a recoger los restos de platos rotos del suelo. Ayrton aun con la mano extendida, escucho que suelta un suspiro de irritación. —Te ayudo. Yo no digo nada, sigo rejuntando con cuidado de no cortarme, tendré que bajar por otra botella de vino y poner el resto en la basura. — ¿Cuándo has llegado? — pregunta Ayrton, pero de repente pone ese gesto en su rostro, como si se preguntara de donde mierdas ha salido eso. —Hoy. Fue lo único que pude decir. Los sentimientos comenzaron arremolinarse dentro de mí. Si no fuese por lo que oc