En la clínica privada, Marcus se vio obligado a permanecer al lado de Miranda durante su internamiento a pesar de que su mente y corazón se encontraban en otro lado. La joven lo miró con ojos anhelantes, esperando que él correspondiera sus atenciones y mimos. —Marcus, amor mío —ronroneó acariciándole el rostro— ¿No estarás pensando en abandonarme aquí sola y desamparada con nuestro hijo, verdad?Él negó lentamente, tomando su mano con un suspiro resignado. Internamente ardía en deseos de poder huir de ahí y correr al lado de Maya.—Por supuesto que no, Miranda —le aseguró esbozando una leve sonrisa forzada—estaré aquí para cuidar de ambos hasta que te recuperes por completo. —Mmm, siempre tan considerado —ella se regodeó, atrayéndolo hacia sí— pero espero que eso no sea todo lo que piensas darme durante mi encierro forzado, ¿Eh?Marcus endureció levemente la mirada ante el descaro de su mujer, le dió un pequeño y muy breve beso obligado en los labios antes de separarse.—Procuraré
El convoy con Maya y Dan se alejó sigilosamente de los terrenos de la Villa Arched internándose en las serpenteantes calles de las afueras de Sicilia. La joven permanecía encogida en la parte trasera del vehículo con la mirada perdida y el rostro surcado por las lágrimas.Una mezcla de emociones encontradas la embargaba en esos momentos, por un lado, sentía un inmenso alivio de haber escapado de aquel entorno opresivo y de las garras de Marcus antes de que éste pudiera lastimarla más, pero por otro, no podía evitar sentir una punzada de angustia y remordimiento al abandonar todo atrás de forma tan abrupta.Dan había decidido que enviar a Rita a otro lugar en donde estuviera segura, sería lo mejor para Maya y su hijo, la chica sabía que su madre tal vez no la perdonaría, pero debía admitir que se sentía cansada de su mal comportamiento y no tenía fuerzas para soportar en ese momento.Miles de preguntas pasaban por su mente, ¿Cómo reaccionaría Marcus cuando se percatara de su fuga? ¿In
Miranda se incorporó sobresaltada en la cama al escuchar los gritos y el estruendo que Marcus y Dianco estaban protagonizando. Sus ojos se abrieron desorbitados al presenciar la manera en que su padre había abofeteado violentamente a su esposo.—¡¿Qué demonios está pasando aquí?! —Exclamó con voz chillona— ¡Basta los dos!Marcus se quedó inmóvil al percatarse de que Miranda había despertado, parte de su ira pareció disiparse al recordar la delicada situación en la que se encontraba.Con un enorme esfuerzo, reprimió las ganas de arremeter contra Dianco ahí mismo.—No te preocupes por nada, Miranda—le dijo mientras esbozaba una falsa sonrisa que no alcanzó a ocultar su tensión— tu padre y yo solamente... estábamos discutiendo algunos asuntos importantes, nada de qué alarmarse.—¡Pero Marcus! —Insistió ella, incapaz de percibir la mentira— ¡Te ha golpeado! —¡Silencio, Miranda! —La cortó Dianco con un grito— ¡Obedece sin rechistar lo que se te ordene! ¡Es lo mejor para ti y el bienestar
Transcurrieron seis largos meses desde que Maya y Dan huyeron de la Villa Arched, durante todo ese tiempo, Marcus movió cielo y tierra para dar con su paradero, pero parecía como si ambos se los hubiera tragado la tierra. Se negaba a aceptar la derrota y la humillación de saberse burlado, sus hombres rastrearon cada posible salida aérea, marítima y terrestre de la región sin hallar un solo rastro.En su mente dejaba de atormentarse imaginando las burlas y las carcajadas que debían estar lanzando Dan y Maya a sus espaldas al verlo fallar en su búsqueda una y otra vez.—¡Malditos sean los dos! —rugió mientras arrojaba lo que tenía en su mano contra las paredes— ¡Esto no se quedará así! ¡De una forma u otra los encontraré y les haré pagar con creces su traición!Para apaciguar sus ansias de venganza, Marcus se había sumido en una espiral autodestructiva de alcohol y licor durante todas esas semanas. Sus reservas de licor más añejas y de costosas marcas, fueron consumidas una tras ot
Marcus contemplaba con intenso odio a Miranda mientras ella sonreía nerviosa al doctor que intentaba colocar al recién nacido entre sus brazos. Algo no encajaba en absoluto con ese bebé, y no era precisamente por el tono oscuro de su piel lo que le generaba esa desconfianza.—Doctor, por favor —intervino Marcus con voz serena pero firme— Con todo respeto, pido que se abstenga de entregarme a ese niño por el momento, necesito hacer algunas aclaraciones con esta mujer antes.El hombre de bata blanca lo miró con desconcierto, pero Marcus simplemente dio un paso al frente apartándose ligeramente de Miranda pero sin soltar su mano todavía.—¿Qué estás insinuando, Marcus? —Lo cuestionó ella tratando de ocultar su nerviosismo.—Sí, claro —replicó él con ironía— Tan prueba viviente como el hecho de que claramente no se parece nada a mí físicamente. Dime algo, Miranda, ¿Es posible que en tu árbol genealógico existan antecedentes de ancestros con ese tono tan... distintivo de piel?—¡Por supue
Marcus se encaminó hacia la salida de la habitación, sus pisadas resonaron con un eco siniestro que parecía ahogar las súplicas de Miranda a su paso... —¡Traigan al desgraciado de inmediato! —La voz de Marcus Arched resonó como un trueno en la sala de espera de la clínica, haciendo que más de uno de sus hombres se estremeciera— ¡Y asegúrense de que no se les escape por el camino!Piero, su guardaespaldas de más confianza, asintió secamente antes de dar media vuelta y salir a toda prisa, seguido de cerca por otros dos matones. Marcus los observó alejarse con la mandíbula apretada y una mirada que podría haber derretido el acero.A su lado, Dianco De Luca permanecía en un tenso silencio, sus ojos estaban fijos en algún punto distante de la pared opuesta. —Espero por tu bien que ese bastardo aparezca pronto, Dianco—siseó Marcus sin apartar la vista de la puerta— Porque si llego a enterarme que le advirtieron para huir...— ¿Pero qué demonios estás insinuando? —estalló el patriarc
Dianco De Luca clavó su mirada en Marcus, estudiando atentamente su reacción ante la reveladora prueba de ADN. Tras unos tensos segundos, carraspeó y se decidió a romper el silencio.—Así es, Marcus. Maya Jones es mi hija, y sé de buena fuente que la has estado buscando desesperadamente desde que huyó con tu mano derecha, Dan.Marcus apretó la mandíbula al escuchar eso, sus ojos destellaron con una mezcla de furia y anhelo.—¿Y eso a ti qué te importa, viejo? ¿Qué demonios pretendes al venir a decirme esto justo ahora?Dianco esbozó una sonrisa astuta, sabiendo que tenía a su yerno justo donde quería.—Te propongo un trato, Marcus, si aceptas perdonarle la vida a Miranda, yo mismo te traeré a Maya de vuelta. Sin importar dónde se haya metido, la encontraré y haré que regrese a tu lado para que puedas desposarla. Así sellaremos nuestra alianza de una vez por todas.—¿Y de qué me sirve que me prometas traerla de vuelta? —estalló Marcus, paseándose como un animal enjaulado por el pasillo
Dan se quedó paralizado al reconocer a Dianco De Luca frente a él. Su rostro perdió todo el color de golpe mientras un escalofrío de miedo le recorría la espalda. Tardó unos segundos en recuperar el habla, su mente aún trataba de procesar la impactante revelación.—¿Dianco De Luca? ¿Qué... Qué hace usted aquí? ¿Cómo nos encontró? —balbuceó Dan con voz temblorosa, antes de soltar la pregunta que más le atormentaba— ¿Maya es su hija?Dianco lo miró con frialdad, sin una pizca de compasión en sus duros ojos. Su postura era amenazante.—Eso no importa ahora —lo cortó bruscamente, sin molestarse en aclarar la duda sobre su parentesco con Maya— Lo que importa es que ella está en peligro y necesita atención médica urgente. Así que más te vale cooperar conmigo si quieres salvar su vida y la de ese niño que lleva en su vientre.Dan tragó saliva con dificultad, sintiendo como si una mano helada le oprimiera el corazón. Sabía que no tenía opción, la vida de Maya y el bebé eran lo más importante