Kary se llevó las manos a la boca, arrepintiéndose al instante de sus acciones.¡No era su intención actuar así! ¡Era una doctora amante de todos los animales, por el amor de todo lo santo!Simplemente despertó desorientada, sin saber qué hacía en el suelo, cuando de repente observó a un lobo feroz, macizo y enorme merodeando por encima de su rostro. Su primer instinto fue golpear y después correr, pero dado que el enorme lobo negro se echó al piso a chillar como si de verdad le hubiese dolido, supo de forma tardía, que ese animal aunque grande, estaba herido.—¡Dios mío! ¡Discúlpame lobito!—subió las manos con las palmas hacia afuera, intentando consolar al lobo que seguía llorando en el piso—. Lo lamento tanto, en serio. Me asustaste y mi instinto de supervivencia…Quiso acercarse para poder examinar la herida, como veterinaria no podía ver a ningún animal herido o desatendido frente a sus narices, pero el lobo inmediatamente retrocedió, mostrándole los dientes en señal de advertenc
Abrió los ojos para encontrarse con un techo de granito o mármol, decoración ostentosa y pintada como si estuviese aún en la época renacentista.Se sentó de golpe al recordar toda la locura, las náuseas no tardaron en llegar, el hombre llamado Jarek apareció desde una esquina y la acercó un vaso de agua sin decir ninguna palabra pero con los ojos rebosantes de amabilidad.Fue lo único que le impidió gritar como posesa al encontrarse en un lugar desconocido y con un desconocido. Su garganta ya seca como lija, agradeció el buen gesto.—Gracias—escaneó la habitación. Muy minimalista y nada decorado como para que le perteneciera a alguien—. ¿Dónde estoy?—Habitación de huéspedes. Por cierto—extendió una mano hacia la rubia, como había visto hacer a los humanos que él espiaba secretamente de su alfa—. Soy Jarek, beta, mano derecha del alfa de nuestra manada. Un gusto conocer a una humana frente a frente.Kary evitó entrar en pánico. No estaba hablando mamadas, de verdad ese hombre tan pare
—¡Señor, el pueblo está siendo atacado! Un hombre totalmente desnudo con un aspecto magullado y con sangre por todos lados, apareció frente al despacho. Jadeaba como si el oxígeno no le llegara correctamente a los pulmones.El alfa ya estaba a medio camino de recibirlo.—¿Dónde?—Enviamos a todos los del pueblo a la plazoleta principal, los demás de la manada están tratando de contenerlos pero nos están sobrepasando en número…—En camino. ¿Por qué no me lo dijeron por la conexión?El hombre inhaló y la doctora arrugó el entrecejo. Esos pulmones no sonaban bien.—Hay algún tipo de interferencia…—Esos malditos hijos de perra…—Cruzó la distancia y puso una mano en su hombro—Descansa, puedo ver que ya no te puedes convertir por el cansancio.—Alfa…—sonó desanimado.—Es una orden. Llévala a su dormitorio y te quedarás a cuidarla para que no se meta en problemas—Ya estaba saliendo por la puerta cuando regresó, la miró con el fuego ardiendo en esos orbes de distintos colores—. No salgas de
La veterinaria no sabe cuánto tiempo estuvo arrodillada ahí, curando, atando, tapando, cosiendo y lavando, solo que cuando sus sumistros terminaron, un hombre, vestido con un tipo de mono de jardinería, llegó a ella corriendo.—¡Gracias por ayudarme con mi trabajo!Kary asintió mientras trataba de ponerse en pie.—No es nada, también tengo algunos conocimientos en medicina y no me podía quedar de brazos cruzados ante semejante barbarie.El hombre la ayudó a ponerse en pie.—Soy el hermano mayor de Joss, me llamo Msrih, un gusto.Kary pensó que le pasaría la mano para el famoso apretón de manos, pero recordó tardíamente que ellos no lo eran. El hombre joven se quedó mirando su mano como si tratara de averiguar qué hacer con ella.La veterinaria rápidamente bajó la mano, avergonzada.—Soy Kary. Conocí a Joss, le receté hojas de albahaca y unos analgésicos para que pueda estar mejor de ese sonido en los pulmones…El joven doctor la miró de arriba a abajo, pero sin ninguna acusación en lo
—¿Por qué tienes contacto con el príncipe?La rubia lo miró como si hubiera hecho la pregunta más tonta de todo el curso.—¿Tú por qué respiras?El lycan volteó los ojos.—Muy madura, humana.—No hablemos de madurez—se burló mientras se sentaba—. Lo dice quien fingió ser animal solo para su propia diversión a costa de otra persona—se acomodó en el sofá de enfrente—. La corona conoce a todos, no puedes simplemente desaparecer de su radar.—¿Querías irte a ese lugar?—el lobo arrugó el ceño—. No es un lugar en el que alguien quisiera estar.—Bueno, no tanto, no es como que me invitaran a vacacionar…—¿Entonces por qué no te negaste?—¿Quién se atreve a decirle que no a la corona?Apretó los dientes con la repugnancia recorriendo su boca. Él lo haría. No les tiene miedo a esas malditas sanguijuelas, aprovechadores del dinero de los pobres, haciéndose cada vez más ricos y sin quitarle dinero a los millonarios. Dejando a la sociedad tan mal como está actualmente.—Mandaron un avión privado
Al salir del vestíbulo donde el alfa la había traído, casi se le cae la mandíbula de la impresión.El castillo de la manada es más bien una fortaleza construida directamente en la ladera de una montaña, rodeado de árboles inmensos, tiene un bosque alrededor que cubre casi en su totalidad la fachada, haciéndolo casi imperceptible a cualquiera, es ahí cuando Kary se pregunta de qué se supone que tiene que defender a sus habitantes. ¿Esos lobos de ojos rojos son la única amenaza? ¿Ese lugar extraño lleno de una magia rara tiene más peligros que ella no quiere saber? Cortado a través del centro de la fortaleza hay un único camino de piedra y adornado como en la época antigua aunque estén en pleno siglo XXI, con dos compuertas de rejas, una a cada lado. La superficie adoquinada parece suave y lisa por el paso del tiempo, aunque profundos surcos de pies recorren la senda de un extremo al otro. Se nota que se usa mucho el camino.La rubia, con sorpresa, se da cuenta de que esa es la única p
Después de más o menos una hora de ser zarandeada, manoseada y empujada de aquí para allá por unas mujeres más calladas que un difunto, al fin Kary tiene un aspecto que Ernee considera «apropiado».La veterinaria se mira al espejo que está apoyado contra uno de los rincones del dormitorio. Lleva una sarta de perlas, más larga que ella misma, enroscada en torno al cuello, y una de las mujeres que la vestía intentó domar los nudos y ondas de su pelo rubio y forzarlos a la sumisión, pero fracasó olímpicamente.El vestido que está portando, está fabricado con una seda de primera calidad que se puede sentir al pasar una parte minúscula de cualquier porción de piel, Kary había oído que solo la realeza tenía la oportunidad de usar tales telas en vestidos. ¿El lobo ese tendrá algo que ver con ellos? No, imposible, si fuera parte de la corona, ya se lo habría dicho ¿No?El color de las hojas de otoño del vestido, resalta agradablemente sus dos orbes desprovistas de color en su rostro; las var
—¿Qué jodidamente está mal con ella?—Pregunta el lycan a Msrih que estaba tecleando furiosamente en su tableta.—No sé. Los humanos parecen… no estar muy bien adaptados a las condiciones extremas de Urbn.—¿Qué? ¿Urbn es considerado extremo?—se quejó.Jamás de los jamases pensó que su tierra natal, lastimaría a alguien y menos a un humano. Pero, ¿Quién iba a pensar que de la nada aparecería ese ser en su castillo para poder su vida patas para arriba?—Yo podría haberme sentado allí y manejado los lazos de todo Urbn sin hacer ningún sonido—dijo Ernee que de repente se les había unido.—Al parecer, los lazos la atraparon, lo que no debería haber pasado. No es una lycan—leyó el sanador, con la frente arrugada, sin hacer caso al comentario mordaz de su hermano menor.La humana, Kary, abrió los ojos legañosos a causa de las lágrimas derramadas, sintió el leve balanceo y supo entonces que estaba siendo transportada en los brazos del lycan alfa, mientras probablemente se dirigían a la habita