La veterinaria no sabe cuánto tiempo estuvo arrodillada ahí, curando, atando, tapando, cosiendo y lavando, solo que cuando sus sumistros terminaron, un hombre, vestido con un tipo de mono de jardinería, llegó a ella corriendo.—¡Gracias por ayudarme con mi trabajo!Kary asintió mientras trataba de ponerse en pie.—No es nada, también tengo algunos conocimientos en medicina y no me podía quedar de brazos cruzados ante semejante barbarie.El hombre la ayudó a ponerse en pie.—Soy el hermano mayor de Joss, me llamo Msrih, un gusto.Kary pensó que le pasaría la mano para el famoso apretón de manos, pero recordó tardíamente que ellos no lo eran. El hombre joven se quedó mirando su mano como si tratara de averiguar qué hacer con ella.La veterinaria rápidamente bajó la mano, avergonzada.—Soy Kary. Conocí a Joss, le receté hojas de albahaca y unos analgésicos para que pueda estar mejor de ese sonido en los pulmones…El joven doctor la miró de arriba a abajo, pero sin ninguna acusación en lo
—¿Por qué tienes contacto con el príncipe?La rubia lo miró como si hubiera hecho la pregunta más tonta de todo el curso.—¿Tú por qué respiras?El lycan volteó los ojos.—Muy madura, humana.—No hablemos de madurez—se burló mientras se sentaba—. Lo dice quien fingió ser animal solo para su propia diversión a costa de otra persona—se acomodó en el sofá de enfrente—. La corona conoce a todos, no puedes simplemente desaparecer de su radar.—¿Querías irte a ese lugar?—el lobo arrugó el ceño—. No es un lugar en el que alguien quisiera estar.—Bueno, no tanto, no es como que me invitaran a vacacionar…—¿Entonces por qué no te negaste?—¿Quién se atreve a decirle que no a la corona?Apretó los dientes con la repugnancia recorriendo su boca. Él lo haría. No les tiene miedo a esas malditas sanguijuelas, aprovechadores del dinero de los pobres, haciéndose cada vez más ricos y sin quitarle dinero a los millonarios. Dejando a la sociedad tan mal como está actualmente.—Mandaron un avión privado
Al salir del vestíbulo donde el alfa la había traído, casi se le cae la mandíbula de la impresión.El castillo de la manada es más bien una fortaleza construida directamente en la ladera de una montaña, rodeado de árboles inmensos, tiene un bosque alrededor que cubre casi en su totalidad la fachada, haciéndolo casi imperceptible a cualquiera, es ahí cuando Kary se pregunta de qué se supone que tiene que defender a sus habitantes. ¿Esos lobos de ojos rojos son la única amenaza? ¿Ese lugar extraño lleno de una magia rara tiene más peligros que ella no quiere saber? Cortado a través del centro de la fortaleza hay un único camino de piedra y adornado como en la época antigua aunque estén en pleno siglo XXI, con dos compuertas de rejas, una a cada lado. La superficie adoquinada parece suave y lisa por el paso del tiempo, aunque profundos surcos de pies recorren la senda de un extremo al otro. Se nota que se usa mucho el camino.La rubia, con sorpresa, se da cuenta de que esa es la única p
Después de más o menos una hora de ser zarandeada, manoseada y empujada de aquí para allá por unas mujeres más calladas que un difunto, al fin Kary tiene un aspecto que Ernee considera «apropiado».La veterinaria se mira al espejo que está apoyado contra uno de los rincones del dormitorio. Lleva una sarta de perlas, más larga que ella misma, enroscada en torno al cuello, y una de las mujeres que la vestía intentó domar los nudos y ondas de su pelo rubio y forzarlos a la sumisión, pero fracasó olímpicamente.El vestido que está portando, está fabricado con una seda de primera calidad que se puede sentir al pasar una parte minúscula de cualquier porción de piel, Kary había oído que solo la realeza tenía la oportunidad de usar tales telas en vestidos. ¿El lobo ese tendrá algo que ver con ellos? No, imposible, si fuera parte de la corona, ya se lo habría dicho ¿No?El color de las hojas de otoño del vestido, resalta agradablemente sus dos orbes desprovistas de color en su rostro; las var
—¿Qué jodidamente está mal con ella?—Pregunta el lycan a Msrih que estaba tecleando furiosamente en su tableta.—No sé. Los humanos parecen… no estar muy bien adaptados a las condiciones extremas de Urbn.—¿Qué? ¿Urbn es considerado extremo?—se quejó.Jamás de los jamases pensó que su tierra natal, lastimaría a alguien y menos a un humano. Pero, ¿Quién iba a pensar que de la nada aparecería ese ser en su castillo para poder su vida patas para arriba?—Yo podría haberme sentado allí y manejado los lazos de todo Urbn sin hacer ningún sonido—dijo Ernee que de repente se les había unido.—Al parecer, los lazos la atraparon, lo que no debería haber pasado. No es una lycan—leyó el sanador, con la frente arrugada, sin hacer caso al comentario mordaz de su hermano menor.La humana, Kary, abrió los ojos legañosos a causa de las lágrimas derramadas, sintió el leve balanceo y supo entonces que estaba siendo transportada en los brazos del lycan alfa, mientras probablemente se dirigían a la habita
Kary tenía que admitirlo, una vez que se acostumbraba al sol pálido y nada caliente, a los árboles extraños…ese lugar no estaba tan mal. Las rocas de esos tres colores, incrustadas en la mayor parte de las paredes del castillo eran como venas vivientes de la casa, proporcionando una luz caliente para que las plantas pudieran crecer en el invernadero. Era casi como si el lugar entero tuviera vida propia, como si tuviera un cuerpo con sangre y extremidades… entonces, lo que sintió sentada en ese trono era real. Urbn está pidiendo ayuda a gritos, pero ¿Por qué? Y la pregunta más importante ¿dónde estaba el corazón?La habitación de Emerson, que por algún motivo estaba en ese momento allí y no en la habitación de invitados, le recordó a Kary a algo sacado de la cabina de un barco pirata: tenía muchas baratijas extrañas y, aunque quería inspeccionarlas por el mero morbo de ver cosas nuevas, no se atrevía a acercarse.El alfa gruñón no le había permitido tocar los enormes lirios dora
El alfa sintió el cosquilleo familiar en el cuerpo, la oleada de poder en los músculos, y a su alrededor escuchó el canto alegre de las plantas, de los árboles, rebosantes de energía, prácticamente todo el castillo reaccionó y de estremeció con destellos cegadores desconocidos.Podía decir con los ojos cerrados que no era la típica oleada que le producían los gritos de dolor de sus enemigos.Literalmente se nutría del dolor de los enemigos y con él, también se nutría su castillo y todos viviendo entre en él, o a sus alrededores. Todo el bosque, los animales, etc. Por eso son conocidos como la manada asesina Sangre Creciente.El poder se sentía más grande, más fuerte y casi... eufórico.Sus brazos se soltaron automáticamente del contacto con la mujer y Kary se deslizó lentamente hacia el suelo mientras Emerson se alejaba de ella, del calor de su cuerpo y del olor de sus emociones. Se agarró con fuerza la cabeza mientras escuchaba el agradecimiento de las plantas, sus movimientos más e
Kary se sentó en el nido de mantas en la habitación de Emerson, se sintió inquieta. Aún reparaba en la piel caliente y febril de él, por su inesperado encuentro con el hombre lobo. Todavía podía sentir la fuerza de uno solo de sus brazos, sujetando sus ambos brazos por encima de su cabeza, mientras la suspendía en el aire. Ese hombre podría haberle hecho cualquier cosa. Estaba a su merced, del todo indefensa.A la veterinaria se le encogió el estómago, el calor que experimentó, aquel calor le lamió el centro entre sus piernas y, con horror, se dio cuenta... de que ese lycan la excitaba. La forma en que la controlaría…Su miedo se había convertido rápidamente en excitación, y eso definitivamente nunca le había pasado antes en la vida.¡Ya no era una adolescente hormonal, por el amor a todo lo sagrado!Así, estando en silencio, se preguntó por qué Emerson se había ido tan de repente. Casi se veía enteramente enfadado, y ella se había quedado aturdida, confusa y desorientada. Había segui