Después de más o menos una hora de ser zarandeada, manoseada y empujada de aquí para allá por unas mujeres más calladas que un difunto, al fin Kary tiene un aspecto que Ernee considera «apropiado».La veterinaria se mira al espejo que está apoyado contra uno de los rincones del dormitorio. Lleva una sarta de perlas, más larga que ella misma, enroscada en torno al cuello, y una de las mujeres que la vestía intentó domar los nudos y ondas de su pelo rubio y forzarlos a la sumisión, pero fracasó olímpicamente.El vestido que está portando, está fabricado con una seda de primera calidad que se puede sentir al pasar una parte minúscula de cualquier porción de piel, Kary había oído que solo la realeza tenía la oportunidad de usar tales telas en vestidos. ¿El lobo ese tendrá algo que ver con ellos? No, imposible, si fuera parte de la corona, ya se lo habría dicho ¿No?El color de las hojas de otoño del vestido, resalta agradablemente sus dos orbes desprovistas de color en su rostro; las var
—¿Qué jodidamente está mal con ella?—Pregunta el lycan a Msrih que estaba tecleando furiosamente en su tableta.—No sé. Los humanos parecen… no estar muy bien adaptados a las condiciones extremas de Urbn.—¿Qué? ¿Urbn es considerado extremo?—se quejó.Jamás de los jamases pensó que su tierra natal, lastimaría a alguien y menos a un humano. Pero, ¿Quién iba a pensar que de la nada aparecería ese ser en su castillo para poder su vida patas para arriba?—Yo podría haberme sentado allí y manejado los lazos de todo Urbn sin hacer ningún sonido—dijo Ernee que de repente se les había unido.—Al parecer, los lazos la atraparon, lo que no debería haber pasado. No es una lycan—leyó el sanador, con la frente arrugada, sin hacer caso al comentario mordaz de su hermano menor.La humana, Kary, abrió los ojos legañosos a causa de las lágrimas derramadas, sintió el leve balanceo y supo entonces que estaba siendo transportada en los brazos del lycan alfa, mientras probablemente se dirigían a la habita
Kary tenía que admitirlo, una vez que se acostumbraba al sol pálido y nada caliente, a los árboles extraños…ese lugar no estaba tan mal. Las rocas de esos tres colores, incrustadas en la mayor parte de las paredes del castillo eran como venas vivientes de la casa, proporcionando una luz caliente para que las plantas pudieran crecer en el invernadero. Era casi como si el lugar entero tuviera vida propia, como si tuviera un cuerpo con sangre y extremidades… entonces, lo que sintió sentada en ese trono era real. Urbn está pidiendo ayuda a gritos, pero ¿Por qué? Y la pregunta más importante ¿dónde estaba el corazón?La habitación de Emerson, que por algún motivo estaba en ese momento allí y no en la habitación de invitados, le recordó a Kary a algo sacado de la cabina de un barco pirata: tenía muchas baratijas extrañas y, aunque quería inspeccionarlas por el mero morbo de ver cosas nuevas, no se atrevía a acercarse.El alfa gruñón no le había permitido tocar los enormes lirios dora
El alfa sintió el cosquilleo familiar en el cuerpo, la oleada de poder en los músculos, y a su alrededor escuchó el canto alegre de las plantas, de los árboles, rebosantes de energía, prácticamente todo el castillo reaccionó y de estremeció con destellos cegadores desconocidos.Podía decir con los ojos cerrados que no era la típica oleada que le producían los gritos de dolor de sus enemigos.Literalmente se nutría del dolor de los enemigos y con él, también se nutría su castillo y todos viviendo entre en él, o a sus alrededores. Todo el bosque, los animales, etc. Por eso son conocidos como la manada asesina Sangre Creciente.El poder se sentía más grande, más fuerte y casi... eufórico.Sus brazos se soltaron automáticamente del contacto con la mujer y Kary se deslizó lentamente hacia el suelo mientras Emerson se alejaba de ella, del calor de su cuerpo y del olor de sus emociones. Se agarró con fuerza la cabeza mientras escuchaba el agradecimiento de las plantas, sus movimientos más e
Kary se sentó en el nido de mantas en la habitación de Emerson, se sintió inquieta. Aún reparaba en la piel caliente y febril de él, por su inesperado encuentro con el hombre lobo. Todavía podía sentir la fuerza de uno solo de sus brazos, sujetando sus ambos brazos por encima de su cabeza, mientras la suspendía en el aire. Ese hombre podría haberle hecho cualquier cosa. Estaba a su merced, del todo indefensa.A la veterinaria se le encogió el estómago, el calor que experimentó, aquel calor le lamió el centro entre sus piernas y, con horror, se dio cuenta... de que ese lycan la excitaba. La forma en que la controlaría…Su miedo se había convertido rápidamente en excitación, y eso definitivamente nunca le había pasado antes en la vida.¡Ya no era una adolescente hormonal, por el amor a todo lo sagrado!Así, estando en silencio, se preguntó por qué Emerson se había ido tan de repente. Casi se veía enteramente enfadado, y ella se había quedado aturdida, confusa y desorientada. Había segui
La científica agradeció internamente que no se hayan aventurado en la sala principal, eso estuvo bien, ella ya había estado allí y había hecho eso. Además, el trono de Emerson le parecía bastante pretencioso, pero claramente no iba a decírselo. Esos tronos le traían malos recuerdos de todos modos.En su lugar, viajaron a través de una serie de túneles algo rocosos hasta que llegaron a un enorme campo subterráneo. ¿Por qué tenían una especie de fortaleza subterránea debajo del castillo?Allí, las rocas incrustadas en las paredes eran más abundantes, como telarañas en las paredes y techos rocosos. El aire era húmedo como el de un invernadero y las plantas... No pudo contener el jadeo que escapó de su garganta.Tantas plantas.Frondosas, con tallos de color verde morado. Algunas daban grandes frutos arriba, en la copa, mientras que otras permanecían pegadas al suelo, y ahí, su lado botánico supuso que su fruta o verdura estaba en sus raíces, como una batata.—¿Esto…? ¿Esto es lo que come
Comió tanto como se pudo atrever. Antes estaba demasiado aterrorizada para pensar en la comida, pero ahora que se sentía criminalmente a salvo en el castillo, específicamente en el dormitorio de Emerson, por fin podía tragar sin que se le hiciera un nudo en la garganta. Aunque aún así, no quería ponerse enferma, así que delicadamente se abstuvo de engullir toda la fruta que tenía delante. Que por cierto, sabía lo más cercano al paraíso de lo que pensaba.Fruta. Bajo tierra. Apenas podía creer lo que vieron sus ojos y deseó que su secretaria y su hermana estuvieran con ella. Probablemente su hermana estaría recopilando todos los datos que pudiera lo más rápido posible mientras su secretaria se dedicaría a documentarlo todo con fotos y vídeos. Las manos de Kary cayeron sin fuerzas sobre sus piernas. Las echaba de menos. Incluso al regaño de ambas por la falta de cuidado de ella en su vida en general. Pero no podía decir que lamentara haber caído en el territorio del alfa. Aquel lugar e
De repente, el lycan se levantó bruscamente y sus manos con garras se fueron a la cintura de sus pantalones. Rápidamente la alerta de Kary sonó en su cabeza, así que se puso las manos delante de su cara, me dio la vuelta gritando: —¡Vaya, vaya!—¿Qué?—él gruñó desde algún lugar frente a la botánica.Miró cuidadosamente entre sus dedos. Las manos del líder de la manada seguían allí, sin moverse, y gracias a Dios todavía estaba completamente vestido. —Es que... ¿quieres decir ahora? ¿Ahora mismo?Emerson estaba verdaderamente desconcertado. —Si no es ahora, ¿cuándo?Kary apretó los labios. Él tiene toda la bendita razón y su pregunta tenía todo el sentido del mundo, pero, cielos. La idea de participar en un experimento la excitaba, pero no pensó que tendría que enfrentarse tan pronto a la realidad de que iba a... consumar con ese lycan y cualquier órgano que tuviera en los pantalones. —¿Podemos... aumentar? Digo, ¿llegar a ese punto y todo eso?—¿Aumentar?—¿Acaso la humana se estaba