Me acerqué lentamente sin haberme recuperado por completo hasta que me encontré con una escena increíble y me di cuenta de dos cosas. La primera era que la mujer que nos había ayudado no había llegado en ambulancia, sino que era una de las responsables del accidente. La segunda era que me encontraba en medio de una pelea entre una mujer más pequeña y un hombre mucho más grande y pesado que ellas.
La mujer pequeña era el opuesto de la doctora. Con su melena rubia recogida en un moño y su cuerpo enfundado en un remerón que le llegaba cerca de las rodillas, que la hacía ver aún más pequeña. Seguí avanzando y me sorprendí cuando, momentos después, Misha derribó al gigante al suelo. "Misha", repetí solo para mi. Su nombre sonaba extraño, exótico, al igual que ella. Aquella mujer me había puesto nervioso y excitado en segundos, y no me gustaba.
Aceleré el paso cuando el hombre se levantó lleno de enojo. ¿Qué habrían hecho las dos mujeres para molestarlo tanto? Me coloqué en medio, éramos más o menos de la misma altura, pero él no estaba en condiciones físicas de enfrentarme y lo sabía. Murmurando un insulto, se alejó en el momento en que llegaban las patrullas y la ambulancia.
Le pregunté si estaba bien mientras observaba que An se acercaba despacio a la ambulancia. Cuando iba a dirigirme a él, la sentí sobre mí y supe que estaba en problemas. Sus pequeños dedos tocaron mi cuello y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Mis palpitaciones se aceleraron y sentí seca la garganta. Sorprendido por el repentino sobresalto, aparté bruscamente sus manos.
- Gracias, pero estoy bien - dije con un tono más duro de lo deseado, pero ella era una verdadera molestia.
Me acerqué a An, quien con los brazos en jarras negaba con la cabeza. Decidí ignorarlo y llamé al restaurante para cancelar nuestras reservas del día y al seguro de la camioneta. Necesitaban los detalles del auto que nos había golpeado. Maldije mientras volvía hacia ellas, tratando de recuperar el aliento.
La escuchaba bromeando con su amiga sobre el estado de su auto y eso solo me molestó aún más. No entendía qué encontraban gracioso en esa situación. Observé de cerca a su amiga. Era muy bonita, con un rostro de muñeca y ojos dulces de color chocolate que contrastaban con la mirada dura que le lanzó al borracho. Ambas mujeres rondaban los treinta años, quizás un poco más. A pocos pasos, sus ojos color cielo se posaron en mí.
- Necesito sus credenciales para los trámites del seguro -dije lo más calmadamente posible, mientras sentía el latido de mi corazón en los oídos.
- Sí, claro -dijo, disculpándose entre otras cosas.
Mis ojos recorrían su increíble cuerpo. Piernas largas enfundadas en un jean que terminaba en un trasero de ensueño. Una cintura perfecta y unos pechos del tamaño justo para mis manos. Pero lo que más me gustaba de ella eran las chispas en sus ojos, reflejando sus emociones. Por ejemplo, ahora que su amiga le estaba diciendo algo, se notaba que estaba molesta por no poder llegar a la ciudad a tiempo. Quizás eso me llevó a ofrecerme a semejante locura.
- Si desean, podemos llevarla - interrumpí, lamentando las palabras que salían de mi boca - vamos hacia Londres.
Pero la mujer era tan testaruda que me despachó sin más, lo cual solo volvió a irritarme. Regresé con An, a quien terminaban de atender.
- ¿Estás bien? - pregunté, intentando no mirar atrás.
- Sí, pero… Khalan, ¿no puedes ser un poco más amable? - dijo, señalándome con el dedo como si fuera un niño - esa mujer acaba de salvar a tu amigo y le hablas así…
- An solo te puso una curita - dije, arrepintiéndome al instante cuando sentí acero salir de sus ojos.
- ¿En serio, Khal? ¿Acaso te das cuenta lo desagradable que eres cuando hablas así? ¿Acaso piensas que eres mejor? - preguntó enojado.
Lo observé sorprendido porque, siendo sinceros, hacía tiempo que An no se enojaba conmigo. Rara vez alzaba la voz y hoy lo había hecho dos veces. Y las dos veces yo había sido el receptor del enojo.
- ¿Sabes qué? Iré yo mismo - dijo, bajando de la ambulancia y caminando hacia ellas.
Mi cuerpo se llenó de un malestar desconocido cuando observé cómo se quebraba y lágrimas comenzaban a caer por su rostro. Hice fuerza para mantenerme quieto en el lugar. Solo deseaba abrazarla, disculparme por mi horrible comportamiento. Presentarme como correspondía, prometerle que la escoltaría hasta su destino para que llegara a horario. Pero no hice nada.
Quedé relegado sintiéndome terrible. Es cierto que no fui amable con ella, pero su cercanía me incomodaba. Al verla interactuar con An, como sonreía mientras él acariciaba su mano, los celos se hicieron presentes y no lograba entender el porqué.. Él quería llevarlas y ella se negaba.
- Ella dijo no An, ya nos retrasaron bastante - dije poniendo el último clavo a mi cajón.
- ¿Perdón? - gritó, con ojos enojados - ¿No se dio cuenta de que también fuimos chocados? ¿Qué le pasa?
Su amiga me miró con odio, casi incinerándome con la mirada. . La doctora se dirigió al policía mientras An no dejaba de mirar a la amiga de la doctora sacar las cosas del auto.
-¿Por qué actúas así? - pensé, mientras An era reprendido por tercera vez hoy.
- Lo siento... no te enojes - susurré, viendo a Misha hablar con el policía.
Mi cuerpo se llenó de malestar al ver cómo se quebraba y lágrimas caían por su rostro. Quería abrazarla, disculparme por mi comportamiento y prometer escoltarla, pero me quedé quieto. Algo que dijo el policía la hizo sonreír, y por primera vez sonreí con ella.
Observé cómo trasladaba sus cosas al auto policial, sintiendo un vacío en el pecho, pero no me acerqué. La vi subir al auto, pero no me moví del lugar, vi cómo sin despedidas, ella desaparecía. Por primera vez en mucho tiempo sentí un vacío en el pecho que no me gustaba.
Ahora que ellas y la policía se habían ido, pude escuchar a An hablar con el paramédico que estaba terminando de recoger sus cosas.
- ¿En serio? ¿Sabes quiénes son?- preguntó interesado An quien miraba hacia la carretera por donde se había ido el coche.
- Claro, en nuestro ambiente todos saben quiénes son ellas- contestó el hombre.
- Ah... ¿Y qué están haciendo? - volvió a preguntar An.
- Ojalá lleguen a tiempo a Londres. Muchos niños pueden beneficiarse en el futuro si siguen avanzando con su proyecto - dijo despacio viendo el auto alejarse por la carretera.
- Están desarrollando tecnología para lograr reemplazos corporales funcionales. Están buscando empresas que financien su proyecto para continuar investigando. Por lo que escuché en el hospital, quieren que en el futuro los trasplantes sean gratuitos para personas de bajos recursos. Creo que una de ellas va a realizar la apertura del Congreso Mundial... ¿no es genial? - terminó diciendo con una sonrisa.
An me dirigió una mirada llena de enojo y angustia que mostraba su malestar hacia mí en ese momento. Y a esa altura, yo solo podía sentirme como una gran basura.
Malasia, abril 2022- Esto debe ser una broma - exclamé al ver la gran mancha de vino tinto en mi vestido blanco Prada, que estrenaba esta noche.Al mirar hacia arriba, me encontré con dos pozos oscuros que fruncían el ceño devolviéndome una expresión sorprendida. Lo observé detenidamente y me di cuenta de que era él. El extraño del año pasado. El hombre sin nombre. Había pasado días tratando de olvidar el incidente, pero meses después, aún recordaba la profundidad de su mirada, la rectitud de su postura y el dolor en el pecho por su rechazo.Y ahora, después de un año, a pocos minutos de recibir un reconocimiento por nuestro arduo trabajo, él había arruinado mi vestido.Su rostro mostraba sorpresa, estupor y vergüenza mientras sus ojos iban de mi vestido a su copa derramada. Sin embargo, nada me preparó para cuando nuestros ojos se encontraron. En un instante vi cómo fruncía el ceño, endurecía la mandíbula y cuadraba los hombros al mirarme con la misma actitud indiferente de la últim
- Misha te estoy hablando- expresó Mica agarrándome del brazo. - Sí Mica, era él en el salón, parece que su única razón de existir es arruinar mi vida- traté de infundir en mi voz un enojo que no sentía. - Ojalá haya venido con su amigo- susurró ella ilusionada. Mica se había quedado impactada con Annon desde el accidente. Trató de localizarlo después de nuestro regreso de Inglaterra. Primero intentó contactarlo a través de los documentos del seguro, solo para descubrir que no había registros de ellos. Todas las pistas llevaban a un bufete de abogados que evitaba las preguntas y nunca daba respuestas claras. Luego lo buscó intensamente en las redes sociales, pero el nombre Annon arrojaba múltiples resultados y ninguno correspondía a él. Este enfoque también resultó inútil. Solo una cosa era cierta, estos hombres eran un enigma. Del amigo ni siquiera sabíamos el nombre, por lo que era imposible rastrear su origen. Después de dos meses, Mica se quedó sin ideas y se dio por vencida.
Se retiró mirándome fijamente. Sonreí y comenzamos a acercarnos de nuevo, pero fue entonces cuando escuché a una mujer gritar muy cerca de nosotros.- Khalam, Khalam cariño, ¿dónde estás? - nos separamos en el momento en el que ella abría la puerta del baño encontrándonos de frente - aquí estás, me dejaste solita - balbuceaba haciendo un falso puchero.En ese instante me percaté de varias cosas. En primer lugar, que la mujer era hermosa, con su cabello negro como la noche perfectamente arreglado, y el vestido verde musgo que se adhería a su cuerpo como una segunda piel. No parecía tener más de veinte años. En segundo lugar, se notaba que había tomado demasiado, balbuceaba cosas sin sentido y su andar era inestable. En tercer lugar, por la expresión sorprendida del hombre misterioso y la forma en que se alejó de mí, supe que era Khalam.Así que ese era su nombre. Después de haber imaginado cientos de nombres, finalmente conocía su identidad. Sin embargo, confirmaba lo que había pensado
¿Qué demonios sucedió? – se preguntaba Khalam al ver salir a las dos mujeres.El anfitrión de la velada, el Dr. Helf, era amigo de mi madre y el médico personal de An. Durante años había estado a cargo de su tratamiento y se encargaba de ajustar su medicación según fuera necesario. Nos había invitado a la gala porque Annon había sido designado heredero del Grupo SOL, convirtiéndose en inversionista y necesitando así conocer los posibles proyectos. Lo que él desconocía era que la responsabilidad de dicha tarea siempre recaía en mí. Mis decisiones eran las que An simplemente firmaba para liberarse y seguir con su pasión por la pintura.Y vaya sorpresa cuando al entrar me encontré con el rostro de perfil de aquella mujer. "Misha", recordaba su nombre, así como sus ojos y su cuerpo. No la había olvidado en todos estos meses. Con ese vestido blanco parecía una diosa y mis manos ansiaban tocarla. Ella no me había visto, así que pude observarla sin levantar sospechas. El maquillaje sutil y e
Bangkok, enero 2023- Dime de nuevo ¿Por qué estamos yendo a ese lugar?- pregunté por milésima vez con desgano.Desde hacía días Mica insistía con la fiesta del Grupo SOL. Si bien se habían transformado en uno de nuestros principales inversionistas, no solíamos asistir a los cumpleaños de sus CEO.Tras la premiación en Malasia, conocimos empresas valiosas que deseaban patrocinarnos. Sin embargo, elegimos aquellas que compartían nuestra visión de mejorar la calidad de vida de los niños, en lugar de solo buscar beneficios económicos.El GRUPO SOL se puso en contacto dos días después del evento. Tenía una reunión programada con un vendedor de insumos en Alemania, por lo que Mica llevó a cabo la negociación. A mi regreso me esperaban buenas noticias. Ellos habían aceptado cada una de nuestra
- Misha, ¿Qué estás haciendo aquí afuera? - preguntó Mica al colocarse a mi lado. - Mica, ¿Por qué tenías tantas ganas de venir hoy? - pregunté con voz firme. - ¿Qué quieres decir? - respondió con inseguridad. - Mira allí abajo- señalé a las personas que acababan de descender de la limusina, evaluando su reacción - observa quiénes bajaron del coche. - Oh - susurró con sorpresa fingida, acomodándose el pelo, como solía hacer cuando estaba nerviosa. En ese momento supe que me había mentido. Sabía que ellos vendrían esta noche. La conocía desde hacía demasiados años, pero no comprendía ¿cómo se enteró de su presencia esta noche? ¿Por qué me lo había ocultado? -Tienes dos minutos para explicarte antes de que me vaya- dije dejando salir el enojo en mi voz. Ella me conocía bien, se jactaba de ser una de las personas que más me conocía en el mundo. Le debía mi vida literalmente. Mica me había rescatado esa horrible noche años atrás. Sabía en qué momento vulnerable me encontraba. Es por
- Respira, maldición... respira... soy yo - gruñó sobre mi cuello, aquel hombre de orbes negros que me perseguía en sueños. Soltándome, lo sentí alejarse y luego encender una lámpara que se encontraba en una pequeña mesa sobre una esquina. - Estás loco - balbuceé enojada, intentando estabilizarme - ¿Por qué demonios me atacaste así? - Lo siento... no lo pensé... ¿Estás bien? - preguntó acariciando mi rostro. Asentí sin palabras retirando su mano. - ¿Qué se supone que debo hacer si no quieres hablar conmigo? - contraatacó acercándose aún más. - A lo mejor porque no tenemos nada que decirnos... ¿acaso tu ego es tan grande que no entiendes cuando una mujer no desea estar en tu compañía? - ataqué buscando distancia pero él solo sonrió. - Reconozco que mi ego puede ser desmesuradamente grande, pero también sé cuándo una persona puede ser terriblemente terca - sostuvo colocando sus brazos a los costados de mi cabeza encerrándome. - Mire Sr. Pitak - dije tratando de mantener la distanci
“Perfección” solo esa palabra podía describirla, pienso mientras la veo desarmarse entre mis brazos. Después de trabajar incansablemente intentando convencer al Consejo de la empresa para que apoye el patrocinio del proyecto, luego de viajes constantes durante semanas de negociaciones, de idas y vueltas, ella estaba aquí, con esos ojos color cielo que parecían querer absorberme, embargados de placer. Recuerdo las extensas discusiones con la Dra. Kross asegurándole que compartíamos los mismos intereses, que buscábamos el mismo objetivo, ayudar a los niños, jurándole que me disculparía con Misha por la situación vivida en la gala. Negociar con ella había sido mucho peor que con los abogados. La parte más difícil fue acercarme a ella, concretar una cita para demostrar que verdaderamente estábamos interesados. Una noche estaban en Malasia, y al día siguiente ya habían regresado a EEUU. Volé tan pronto como pude, pero Misha estaba de viaje, así que quedé en encontrarme con Mica. En cua