¿Qué demonios sucedió? – se preguntaba Khalam al ver salir a las dos mujeres.El anfitrión de la velada, el Dr. Helf, era amigo de mi madre y el médico personal de An. Durante años había estado a cargo de su tratamiento y se encargaba de ajustar su medicación según fuera necesario. Nos había invitado a la gala porque Annon había sido designado heredero del Grupo SOL, convirtiéndose en inversionista y necesitando así conocer los posibles proyectos. Lo que él desconocía era que la responsabilidad de dicha tarea siempre recaía en mí. Mis decisiones eran las que An simplemente firmaba para liberarse y seguir con su pasión por la pintura.Y vaya sorpresa cuando al entrar me encontré con el rostro de perfil de aquella mujer. "Misha", recordaba su nombre, así como sus ojos y su cuerpo. No la había olvidado en todos estos meses. Con ese vestido blanco parecía una diosa y mis manos ansiaban tocarla. Ella no me había visto, así que pude observarla sin levantar sospechas. El maquillaje sutil y e
Bangkok, enero 2023- Dime de nuevo ¿Por qué estamos yendo a ese lugar?- pregunté por milésima vez con desgano.Desde hacía días Mica insistía con la fiesta del Grupo SOL. Si bien se habían transformado en uno de nuestros principales inversionistas, no solíamos asistir a los cumpleaños de sus CEO.Tras la premiación en Malasia, conocimos empresas valiosas que deseaban patrocinarnos. Sin embargo, elegimos aquellas que compartían nuestra visión de mejorar la calidad de vida de los niños, en lugar de solo buscar beneficios económicos.El GRUPO SOL se puso en contacto dos días después del evento. Tenía una reunión programada con un vendedor de insumos en Alemania, por lo que Mica llevó a cabo la negociación. A mi regreso me esperaban buenas noticias. Ellos habían aceptado cada una de nuestra
- Misha, ¿Qué estás haciendo aquí afuera? - preguntó Mica al colocarse a mi lado. - Mica, ¿Por qué tenías tantas ganas de venir hoy? - pregunté con voz firme. - ¿Qué quieres decir? - respondió con inseguridad. - Mira allí abajo- señalé a las personas que acababan de descender de la limusina, evaluando su reacción - observa quiénes bajaron del coche. - Oh - susurró con sorpresa fingida, acomodándose el pelo, como solía hacer cuando estaba nerviosa. En ese momento supe que me había mentido. Sabía que ellos vendrían esta noche. La conocía desde hacía demasiados años, pero no comprendía ¿cómo se enteró de su presencia esta noche? ¿Por qué me lo había ocultado? -Tienes dos minutos para explicarte antes de que me vaya- dije dejando salir el enojo en mi voz. Ella me conocía bien, se jactaba de ser una de las personas que más me conocía en el mundo. Le debía mi vida literalmente. Mica me había rescatado esa horrible noche años atrás. Sabía en qué momento vulnerable me encontraba. Es por
- Respira, maldición... respira... soy yo - gruñó sobre mi cuello, aquel hombre de orbes negros que me perseguía en sueños. Soltándome, lo sentí alejarse y luego encender una lámpara que se encontraba en una pequeña mesa sobre una esquina. - Estás loco - balbuceé enojada, intentando estabilizarme - ¿Por qué demonios me atacaste así? - Lo siento... no lo pensé... ¿Estás bien? - preguntó acariciando mi rostro. Asentí sin palabras retirando su mano. - ¿Qué se supone que debo hacer si no quieres hablar conmigo? - contraatacó acercándose aún más. - A lo mejor porque no tenemos nada que decirnos... ¿acaso tu ego es tan grande que no entiendes cuando una mujer no desea estar en tu compañía? - ataqué buscando distancia pero él solo sonrió. - Reconozco que mi ego puede ser desmesuradamente grande, pero también sé cuándo una persona puede ser terriblemente terca - sostuvo colocando sus brazos a los costados de mi cabeza encerrándome. - Mire Sr. Pitak - dije tratando de mantener la distanci
“Perfección” solo esa palabra podía describirla, pienso mientras la veo desarmarse entre mis brazos. Después de trabajar incansablemente intentando convencer al Consejo de la empresa para que apoye el patrocinio del proyecto, luego de viajes constantes durante semanas de negociaciones, de idas y vueltas, ella estaba aquí, con esos ojos color cielo que parecían querer absorberme, embargados de placer. Recuerdo las extensas discusiones con la Dra. Kross asegurándole que compartíamos los mismos intereses, que buscábamos el mismo objetivo, ayudar a los niños, jurándole que me disculparía con Misha por la situación vivida en la gala. Negociar con ella había sido mucho peor que con los abogados. La parte más difícil fue acercarme a ella, concretar una cita para demostrar que verdaderamente estábamos interesados. Una noche estaban en Malasia, y al día siguiente ya habían regresado a EEUU. Volé tan pronto como pude, pero Misha estaba de viaje, así que quedé en encontrarme con Mica. En cua
Dos semanas después - Han pasado varios días y aún no hemos hablado de lo que ocurrió esa noche - insistió Mica una vez más. - No entiendo a qué te refieres - respondí tratando de cambiar de tema. - Hablo de lo que pasó en la fiesta, entre el abogado y... - dijo señalándome con el dedo, sonriendo pícaramente. - Mira, no sé cómo explicarlo. En un instante le estaba gritando, apartándolo de mí, y al siguiente no podía alejar mis manos de él - respondí sinceramente, viendo su sorpresa. - Él no me acaba de convencer, la verdad es que no me gusta. Me han contado cosas - dijo sacudiendo la cabeza. - Dicen que es un mujeriego, rompecorazones, que no ha tenido ninguna relación seria hasta ahora. - ¿Chismes, en serio, Mica? ¿No estarás exagerando un poco? - pregunté, sintiendo una punzada de incomodidad en el pecho ante sus palabras. - Quizás, pero no quiero que te haga daño - dijo mirándome - Temo que te dejes llevar y salgas lastimada. ¡Oh, vaya si me había dejado llevar! Al cerrar lo
Khalam se quedó inmóvil por primera vez en su vida. Había ido a entregar unos documentos cuando escuchó gritos provenientes de la oficina de Misha. Al entrar, nada lo preparó para verla envuelta en una pesadilla de la que no podía despertar. En medio de un ataque de pánico, encogida en el suelo, intentaba proteger a su amiga de sus demonios del pasado.Mica no paraba de llorar, rogándole que se calmara. Junto a ella, una caja tirada al lado de una muñeca desagradable. No entendía qué estaba pasando, pero sabía que estaba estrechamente relacionado con ese pasado que tan celosamente protegían. Me faltaban piezas para descifrar el rompecabezas.Habían pasado dos semanas desde el cumpleaños de An. Los recuerdos seguían frescos en mi mente, reviviéndolos al cerrar los ojos por la noche. La suavidad de su piel, los besos apasionados, los sensuales sonidos que emitía, la firmeza de sus abrazos, el rubor en su rostro al llegar al clímax.Esa noche, al abrir la puerta, An me apartó bruscamente
Me acerqué lentamente mientras observaba a Mica intentando reanimarla. Me sentía inútil en este momento. Un médico que llegó poco después verificó sus signos vitales y le administró un miorrelajante. Miré a Mica, quien se alejó limpiándose las lágrimas mientras le gritaba a una persona por teléfono. Las palabras que pronunciaba resonaron en mi mente: "detective", "maldita muñeca", "igual que aquella noche", "ataque". Cuando se percató de mi presencia, dejó caer el celular y me miró.- Este no es el mejor momento - dijo despidiéndome con una mano - lo que necesites pídeselo a Tania, la secretaria, por favor.La observé con incredulidad, ¿realmente creía que podía despedirme tan fácilmente? Aún no me conocía bien, pero eso cambiaría a partir de ahora.- Termina la llamada y hablaremos - respondí con calma. - Dije que... - volvió a decir, esta vez más fuerte.- Termina de hablar - interrumpí, observando de reojo cómo el médico dejaba a Misha en el sofá y se acercaba a nosotros.- ¿Cómo