Observo el desorden en el departamento y siento vergüenza recorrer mi cuerpo. Resido en el centro de Bangkok, sobre la MahaChai en el edificio MahaNakhon. Es un lujoso lugar, con cocina comedor, dos amplias habitaciones, una de las cuales está repleta de cajas aun sin desempacar. Mi habitación cuenta con baño privado y una gran bañera, convirtiendo este lugar en casi perfecto. Al mudarnos a esta ciudad, buscábamos un lugar que contara lo que ambas deseábamos. Mica quería un sitio cerca de un gimnasio y con espacios verdes para salir a tomar aire. Yo solo quería que tuviera una enorme bañera y se encontrara cerca del laboratorio. Uno de nuestros asesores nos recomendó este edificio y ambas quedamos encantadas. A diez minutos de nuestro trabajo, a pocas cuadras de una hermosa arboleda. Mica alquiló en la planta baja por su temor a las alturas. Mientras yo opté por un departamento ubicado en el quinto piso con una hermosa vista del balcón y un baño de ensueño. Resignándome ante el caos
- ¿Está todo en orden Misha? - preguntó Alan preocupado después de la salida intempestiva de Khal - creo que no llegué en un buen momento. ¿Estás bien? Suspiré mientras nos sentábamos. Con Alan nos habíamos conocido en la peor noche de mi vida. Él había presionado con su chaqueta la herida que Tim me había hecho. Aún recuerdo sus gritos pidiendo ayuda, así como su mirada ante la escena. Había estado a mi lado durante las declaraciones, los reconocimientos y posteriormente el juicio. Gracias a él, que había movido contactos, mi nombre no había sido público. Durante estos años, se había convertido en un gran amigo. - Sí, tranquilo Alan, solo es un colega que... me ayudó esta mañana - murmuré, no queriendo analizar el comportamiento de Khal en estos momentos. Su mirada cínica y sus duras palabras me impactaron en este día tan horrible. Aún me sentía débil por el shock del laboratorio, con un dolor de cabeza creciente y un corazón desilusionado en busca de paz. - Mica me llamó apenas
- Otro whisky por favor - pido mientras de reojo observo cómo la pequeña mujer del vestido rojo sigue intentando coquetear conmigo descaradamente. Sus pechos sobresalen por la falta de tela, así como sus torneados muslos que están expuestos ante mis ojos.- Y a mí ¿no me invitarás un trago? - ronronea sin sutilezas mientras roza sus senos contra mi brazo.- Escucha Ki... - digo sin paciencia, sin poder recordar el nombre que me dio al sentarme.- Es Key - interrumpe haciendo un gran puchero con sus labios rojos.- Lo siento Key, realmente no estoy de humor esta noche - contesto alejándome de su toque mientras ella sigue murmurando pequeñas invitaciones cerca de mi oído.Y la verdad es que no estaba de humor. Había pensado que Misha era diferente, pero evidentemente estaba equivocado. Esa mañana mostró dos caras y no sabía cuál era la verdadera. Nos divertimos haciendo bromas mientras íbamos a su casa, aún recordaba su expresión al ver el desorden en su departamento. Todo iba bien hast
- Misha, no puedes seguir así, estoy preocupada por ti. - escuché decir a Mica mientras observaba a un hombre, en la mesa contigua, entregar un ramo de flores a una joven hermosa en aquel pequeño café donde nos encontrábamos.Habían pasado tres días desde el último mensaje. Mis nervios estaban crispados, cualquier sonido fuera de lugar lograba sacarme de quicio. Arruiné tres pruebas de laboratorio por entrar en pánico ante voces desconocidas que resultaron ser nuevos empleados. Sentía mi vida desmoronarse una vez más.Recibía informes diarios de Alan pero siempre eran iguales. No encontraban el modo de rastrear al bastardo. Decidí cambiar mi número personal en un acto de desesperación. Solo mis allegados lo tenían, si otra persona debía contactarme debía comunicarse a través de la empresa o Mica.- No sé qué hacer... mira como mis manos tiemblan - respondí, señalando el temblor de mis dedos.- ¿Por qué no buscas ayuda? Nunca has recurrido a un psiquiatra como te recomendaron.- ¿Realme
- Déjame llamar a Alan- pidió.Con un nudo en el estómago comencé a sentir que las paredes del lugar se estrechaban. Incapaz de soportarlo, me levanté y me acerqué al camarero que ordenaba vasos en la barra.- La cuenta, por favor - pedí en voz baja - y me gustaría saber si vio a la persona que me dejó la flor. Quiero agradecerle personalmente.- La flor fue entregada por un chico de la florería cercana.- ¿Conoce la florería? - pregunté, sintiendo cómo latía mi corazón.- Sí, señorita, está a tres cuadras, se llama "Heliconia", es muy conocida.- Gracias por su ayuda - le dije al terminar de pagar.- Alan se encuentra en la jefatura, le dejé un mensaje- dijo mirándome- ¿En qué estás pensando?- La flor proviene de un lugar a tres cuadras de aquí, quizás podríamos ir a dar un vistazo.- Creo que deberíamos llamar de nuevo Alan para contarle las novedades - respondió insegura sacando el celular.- Solo vamos a hacer algunas preguntas, nada más. Tal vez nos den los datos de la persona q
Esa mañana nos reunimos en la casa de An. Él estaba terminando unos bocetos mientras discutíamos los términos de un contrato para una exposición en una galería de París, cuando su teléfono empezó a sonar. Me preocupé al escucharlo maldecir en voz baja. Frunció el ceño mientras negaba con la cabeza a lo que oía al otro lado. Un escalofrío me recorrió. Poniéndose de pie, me dijo que continuaríamos más tarde porque tenía que salir por una emergencia. Asentí, recogiendo los papeles esparcidos por la mesa mientras él pedía al chofer que preparara el auto.- ¿Qué ocurre, An? ¿Tu madre...? - pregunté con curiosidad, sabiendo que si fuera un problema de la empresa, me contactarían primero.- Recibí un mensaje de Mica - dijo mirándome de reojo sin entrar en detalles.- ¿Qué sucedió? ¿Hay alguna emergencia? ¿Le pasó algo a ella? - vi que negaba con la cabeza y un sudor frío recorrió mi piel - Es Misha, ¿verdad? ¿Qué le pasó? - pregunté preocupado, sin entender lo que estaba pasando.- Estaban t
Comenzó a moverse entre mis brazos al tiempo que veía sus pestañas abrirse. - Eso es... mírame cielo, todo está bien- susurré intentando llevarle tranquilidad- Abre esos hermosos ojos para mí. - Khal…- balbuceó con voz rota y fuertes temblores en su cuerpo. - Tranquila hermosa, la ambulancia está en camino. - No hace falta, estoy bien- contestó intentando levantarse. - Te desvaneciste sobre mi… por favor deja que te revisen- rogué intentando convencerla mientras continuaba con mis brazos sujetándola. - Estoy bien, no te preocupes…mi teléfono… necesito llamar…- se removió inquieta entre mis brazos. - Tranquila, Mica se está ocupando… está llamando al detective- contesté interrumpiéndola, intentando calmarla- tranquila, todo está bien. - Khal…quiero ir a casa- sollozó sobre mi antebrazo rompiendo mi corazón. - Deja que el medico te revise primero y luego te llevar
- Estoy bien An- contestó tranquilamente- les adelanto que no es una historia bonita, todo lo contrario, podría ser una maldita película de terror. Todo comenzó hace cinco años en Houston, precisamente el dos de marzo. Recuerdo bien esa fecha porque acabábamos de firmar un contrato con un importante patrocinador. Después de las reuniones me dirigí al laboratorio para terminar unas muestras pendientes, pero un fuerte dolor de cabeza me obligó a dejar todo a medias y regresar a casa.Llegué, preparé un té y me recosté un rato cuando escuché el sonido de la puerta. Era él. Tim. Estaba hablando con alguien por teléfono. Pensé en levantarme y tener la conversación pendiente que teníamos pero la siguiente frase me dejó inmóvil “Misha nunca debe saberlo o será el fin ¿comprendes?”.Sentí cómo caminaba por el comedor hacia el pasillo y luego se asomaba a la habitación. Hice como si estuviera durmiendo. Le pidió a la persona que hablaba con él que esperara y me llamó en voz baja dos veces. Al