¡Espero lo disfruten!
Dos semanas después - Han pasado varios días y aún no hemos hablado de lo que ocurrió esa noche - insistió Mica una vez más. - No entiendo a qué te refieres - respondí tratando de cambiar de tema. - Hablo de lo que pasó en la fiesta, entre el abogado y... - dijo señalándome con el dedo, sonriendo pícaramente. - Mira, no sé cómo explicarlo. En un instante le estaba gritando, apartándolo de mí, y al siguiente no podía alejar mis manos de él - respondí sinceramente, viendo su sorpresa. - Él no me acaba de convencer, la verdad es que no me gusta. Me han contado cosas - dijo sacudiendo la cabeza. - Dicen que es un mujeriego, rompecorazones, que no ha tenido ninguna relación seria hasta ahora. - ¿Chismes, en serio, Mica? ¿No estarás exagerando un poco? - pregunté, sintiendo una punzada de incomodidad en el pecho ante sus palabras. - Quizás, pero no quiero que te haga daño - dijo mirándome - Temo que te dejes llevar y salgas lastimada. ¡Oh, vaya si me había dejado llevar! Al cerrar lo
Khalam se quedó inmóvil por primera vez en su vida. Había ido a entregar unos documentos cuando escuchó gritos provenientes de la oficina de Misha. Al entrar, nada lo preparó para verla envuelta en una pesadilla de la que no podía despertar. En medio de un ataque de pánico, encogida en el suelo, intentaba proteger a su amiga de sus demonios del pasado.Mica no paraba de llorar, rogándole que se calmara. Junto a ella, una caja tirada al lado de una muñeca desagradable. No entendía qué estaba pasando, pero sabía que estaba estrechamente relacionado con ese pasado que tan celosamente protegían. Me faltaban piezas para descifrar el rompecabezas.Habían pasado dos semanas desde el cumpleaños de An. Los recuerdos seguían frescos en mi mente, reviviéndolos al cerrar los ojos por la noche. La suavidad de su piel, los besos apasionados, los sensuales sonidos que emitía, la firmeza de sus abrazos, el rubor en su rostro al llegar al clímax.Esa noche, al abrir la puerta, An me apartó bruscamente
Me acerqué lentamente mientras observaba a Mica intentando reanimarla. Me sentía inútil en este momento. Un médico que llegó poco después verificó sus signos vitales y le administró un miorrelajante. Miré a Mica, quien se alejó limpiándose las lágrimas mientras le gritaba a una persona por teléfono. Las palabras que pronunciaba resonaron en mi mente: "detective", "maldita muñeca", "igual que aquella noche", "ataque". Cuando se percató de mi presencia, dejó caer el celular y me miró.- Este no es el mejor momento - dijo despidiéndome con una mano - lo que necesites pídeselo a Tania, la secretaria, por favor.La observé con incredulidad, ¿realmente creía que podía despedirme tan fácilmente? Aún no me conocía bien, pero eso cambiaría a partir de ahora.- Termina la llamada y hablaremos - respondí con calma. - Dije que... - volvió a decir, esta vez más fuerte.- Termina de hablar - interrumpí, observando de reojo cómo el médico dejaba a Misha en el sofá y se acercaba a nosotros.- ¿Cómo
Observo el desorden en el departamento y siento vergüenza recorrer mi cuerpo. Resido en el centro de Bangkok, sobre la MahaChai en el edificio MahaNakhon. Es un lujoso lugar, con cocina comedor, dos amplias habitaciones, una de las cuales está repleta de cajas aun sin desempacar. Mi habitación cuenta con baño privado y una gran bañera, convirtiendo este lugar en casi perfecto. Al mudarnos a esta ciudad, buscábamos un lugar que contara lo que ambas deseábamos. Mica quería un sitio cerca de un gimnasio y con espacios verdes para salir a tomar aire. Yo solo quería que tuviera una enorme bañera y se encontrara cerca del laboratorio. Uno de nuestros asesores nos recomendó este edificio y ambas quedamos encantadas. A diez minutos de nuestro trabajo, a pocas cuadras de una hermosa arboleda. Mica alquiló en la planta baja por su temor a las alturas. Mientras yo opté por un departamento ubicado en el quinto piso con una hermosa vista del balcón y un baño de ensueño. Resignándome ante el caos
- ¿Está todo en orden Misha? - preguntó Alan preocupado después de la salida intempestiva de Khal - creo que no llegué en un buen momento. ¿Estás bien? Suspiré mientras nos sentábamos. Con Alan nos habíamos conocido en la peor noche de mi vida. Él había presionado con su chaqueta la herida que Tim me había hecho. Aún recuerdo sus gritos pidiendo ayuda, así como su mirada ante la escena. Había estado a mi lado durante las declaraciones, los reconocimientos y posteriormente el juicio. Gracias a él, que había movido contactos, mi nombre no había sido público. Durante estos años, se había convertido en un gran amigo. - Sí, tranquilo Alan, solo es un colega que... me ayudó esta mañana - murmuré, no queriendo analizar el comportamiento de Khal en estos momentos. Su mirada cínica y sus duras palabras me impactaron en este día tan horrible. Aún me sentía débil por el shock del laboratorio, con un dolor de cabeza creciente y un corazón desilusionado en busca de paz. - Mica me llamó apenas
- Otro whisky por favor - pido mientras de reojo observo cómo la pequeña mujer del vestido rojo sigue intentando coquetear conmigo descaradamente. Sus pechos sobresalen por la falta de tela, así como sus torneados muslos que están expuestos ante mis ojos.- Y a mí ¿no me invitarás un trago? - ronronea sin sutilezas mientras roza sus senos contra mi brazo.- Escucha Ki... - digo sin paciencia, sin poder recordar el nombre que me dio al sentarme.- Es Key - interrumpe haciendo un gran puchero con sus labios rojos.- Lo siento Key, realmente no estoy de humor esta noche - contesto alejándome de su toque mientras ella sigue murmurando pequeñas invitaciones cerca de mi oído.Y la verdad es que no estaba de humor. Había pensado que Misha era diferente, pero evidentemente estaba equivocado. Esa mañana mostró dos caras y no sabía cuál era la verdadera. Nos divertimos haciendo bromas mientras íbamos a su casa, aún recordaba su expresión al ver el desorden en su departamento. Todo iba bien hast
- Misha, no puedes seguir así, estoy preocupada por ti. - escuché decir a Mica mientras observaba a un hombre, en la mesa contigua, entregar un ramo de flores a una joven hermosa en aquel pequeño café donde nos encontrábamos.Habían pasado tres días desde el último mensaje. Mis nervios estaban crispados, cualquier sonido fuera de lugar lograba sacarme de quicio. Arruiné tres pruebas de laboratorio por entrar en pánico ante voces desconocidas que resultaron ser nuevos empleados. Sentía mi vida desmoronarse una vez más.Recibía informes diarios de Alan pero siempre eran iguales. No encontraban el modo de rastrear al bastardo. Decidí cambiar mi número personal en un acto de desesperación. Solo mis allegados lo tenían, si otra persona debía contactarme debía comunicarse a través de la empresa o Mica.- No sé qué hacer... mira como mis manos tiemblan - respondí, señalando el temblor de mis dedos.- ¿Por qué no buscas ayuda? Nunca has recurrido a un psiquiatra como te recomendaron.- ¿Realme
- Déjame llamar a Alan- pidió.Con un nudo en el estómago comencé a sentir que las paredes del lugar se estrechaban. Incapaz de soportarlo, me levanté y me acerqué al camarero que ordenaba vasos en la barra.- La cuenta, por favor - pedí en voz baja - y me gustaría saber si vio a la persona que me dejó la flor. Quiero agradecerle personalmente.- La flor fue entregada por un chico de la florería cercana.- ¿Conoce la florería? - pregunté, sintiendo cómo latía mi corazón.- Sí, señorita, está a tres cuadras, se llama "Heliconia", es muy conocida.- Gracias por su ayuda - le dije al terminar de pagar.- Alan se encuentra en la jefatura, le dejé un mensaje- dijo mirándome- ¿En qué estás pensando?- La flor proviene de un lugar a tres cuadras de aquí, quizás podríamos ir a dar un vistazo.- Creo que deberíamos llamar de nuevo Alan para contarle las novedades - respondió insegura sacando el celular.- Solo vamos a hacer algunas preguntas, nada más. Tal vez nos den los datos de la persona q