—¿Y bien? ¿Cómo se lo tomó? —preguntó Liza, quien estaba a espaldas de él.—Dice que quiere devolverlo —respondió Soren con un tono neutral y sin apartar los ojos del jardín de su casa, el cual se podía apreciar por completo gracias a que la pared era de cristal.—Le dije que esa chica no iba a aceptar un teléfono de alguien a quien acababa de conocer —mencionó victoriosa la mujer y tomó asiento en uno de los sofás—. Fue un gesto muy amable de su parte, pero a mí me parecería algo fuera de lugar.A sus treinta y cinco años Liza era una mujer de piel tostada, cabello castaño y ojos oscuros. Siempre vestía de manera casual y cómoda, era muy alegre y bromista, además de ser un poco curiosa.Aún podía sentir respeto por Soren y la historia que tienen, pero la ama de llaves era una amiga muy preciada para el hombre de ojos ocres.—Sabes bien que no sé cómo entablar una relación con otras personas —dijo Soren con suavidad.—Disculpe mi atrevimiento, pero… ¿a qué se debe su intención? —pregu
La noche llegó y Clarisse se estaba alistando para asistir al evento.Su atuendo estaba conformado por un traje ejecutivo de color verde menta con detalles plateados, de ese mismo tono eran sus tacones y su maquillaje. Mientras que su cabello estaba recogido en una coleta alta y dos mechones caían alrededor del rostro.Terminó de aplicarse el labial nude cuando recibió un mensaje de Galen indicándole que ya se encontraba abajo.Afuera sus amigos la esperaban junto al auto del rubio y al igual que ella, su atuendo era de color verde menta. Galen usaba un traje muy elegante acompañado de una corbata blanca. Su cabellera rubia estaba peinada hacia un lado perfectamente y sus ojos resaltaban gracias a su vestimenta.Por otro lado, estaba Lorna con un traje ejecutivo, sólo que con una falta de tubo que resaltaba sus curvas. Los tacones y accesorios eran blancos con arreglos en color plata, y el cabello le caía en onda sobre el hombro derecho.—¡Uh, mamasita! ¡Te vez divina! —expresó Lorna
El alcohol ya dominaba sobre el cuerpo de Clarisse, no fue una tarea tan complicada considerando que jamás tuvo una buena resistencia contra éste. No recordaba desde hace cuánto estaba sentada en la barra del bar, sólo que su mente ya no estaba anclada a un solo pensamiento, se sentía ligera y muy feliz.—Oye, chica. Dame otro, ¿sí? —le pidió a una de las camareras.—¿Segura, Clarisse? Has tomado bastante —comentó la camarera, quien la conocía por ser del servicio que los chicos siempre contrataban para sus eventos.—No —una voz fría surgió detrás de Clarisse y ella se dio la vuelta.—¿Disculpa? —preguntó lentamente.—Estás ebria, ya es momento de que te retires —dijo Soren apuntando su mirada dorada a ella.—No lo estoy.—Clarisse —soltó con un tono molesto.—¡Oh! Así que ahora si sabes quién soy, ¿no? —expresó ella son ironía.—¿De verdad? ¿Decidiste embriagarte porque dije que no te conocía? —inquirió Soren sin perder su semblante serio.—¡JA! ¡Dios, pero que enorme ego tienes! —ex
Los ojos de Clarisse se abrieron levemente cuando dio la vuelta en la cama y le pareció ver una espalda ancha junto a ella. Era absurdo, ella dormía sola y desde hace mucho no tenía una cita que terminara en sexo.No había forma de que estuviera con alguien en la cama, además, al último hombre que vio fue Soren, pero era imposible.—¡Soren! —exclamó y su cuerpo se incorporó de un saltó sobre la cama.Vio al hombre que estaba durmiendo plácidamente junto a ella tumbado boca abajo. Ahogó un grito que logró hacer que él se removiera entre las sábanas.La chica revisó el lugar con la mirada, era la misma habitación en la que había despertado hace unos días, pero ahora había ropa esparcida por todas partes.Levantó la sábana para confirmar que estaba completamente desnuda y su expresión fue de completo terror.—¿Qué mierda pasó anoche? —murmuró esperando una respuesta del universo.Trato de recordar, pero a la superficie sólo llegaron imágenes de Soren pasando sus manos por todo su cuerpo
Durante el transcurso del camino Clarisse no dijo nada, de hecho, se sentía bastante incomoda con la situación en la que estaba. No sabía como comportarse y lo peor es que los recuerdos comenzaban a llegar a la superficie de su mente junto con una terrible jaqueca por la resaca.Sentía que iba a vomitar cada vez que el auto daba la vuelta en alguna esquina. Pero más que nada estaba avergonzada con Soren por lo que pasó la noche anterior, ¿qué era? ¿una adolescente?—¿Te encuentras bien? —quiso saber su acompañante y ella temió responderle—. Clarisse, te ves un poco mal. Tal vez debería ir a tu casa y no a trabajar.Ella no dijo nada al principio. Sólo volteó un poco su mirada hacia él para ver que él no apartaba los ojos del camino.«¿Cómo sabe que no me siento bien? ¿Tan mal me veo?», se preguntó en sus pensamientos.—Tengo que asistir, tengo una reunión importante con todo el equipo —aseguró.—No me parece que debas ir.A Clarisse le pareció que en su voz había un ligero toque de pr
Clarisse se apresuró a su zona en donde Lorna estaba caminando de un lado al otro y cuando la vio llegar sintió que era gracias a un acto divino.—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó la pelirroja.—Perdón. Las calles son un desastre con la niebla —dijo rápidamente.Tomó una mochila que solía guardar en su escritorio y juntas se dirigieron al baño.—Galen los está distrayendo, así que apresúrate —empezó a guardar las prendas que su amiga le entregaba cuando le surgió una duda—. ¿con quién te fuiste anoche?—¿De qué hablas? Me fui sola.—No. Te vi beber de más y luego Soren se te acercó. Parecía que estaban discutiendo sobre él cuando de pronto los dos desaparecieron de la fiesta —musitó Lorna muy segura de sus palabras, no había manera de hacerla creer lo contrario—. ¿Estabas con él?—¡Soy un desastre, Lorna! —chilló la pelinegra al ponerse una blusa naranja—. Sí, discutimos un poco porque me molestó que me tratara como una completa desconocida y luego me fui, pero me alcanzó y se ofrec
Ya había transcurrido más de una semana desde el encuentro entre Clarisse y Soren. Y por mucho que dijo querer dejar eso en el olvido, Lorna se encargaba de hacer relucir el tema cada vez que podía. Aunque la verdad es que no era algo tan fácil de olvidar.Ahora que recordaba esa noche detalladamente no había forma de dejar de pensar en el hombre de ojos ocres. No es que estuviera obsesionada, pero simplemente dejó una huella en su mente que no lograba borrar.Cómo si de alguna manera sobrenatural se hubiera metido en su cabeza.Lorna preguntó si Soren le llamó luego o si quiera le envió un mensaje, Clarisse aseguró que no había recibido señal alguna y esperaba que así se mantuviera.Sólo fue una noche de sexo, no era para tanto.O eso era lo que la pelinegra se repetía cada vez que se quedaba viendo el teléfono que él le regaló.No quería admitir que una parte de ella tenía una minúscula esperanza de que la pantalla se iluminara con el nombre del caballero de brillante armadura.¿Por
El lugar tenía un buen ambiente, la música estaba alta y las personas bailaban al ritmo de ésta. Ambos se movieron entre la multitud hasta lograr llega a la mesa en la que se encontraba la pelirroja esperando por ellos.—¡Al fin llegaron! —expresó la chica y le dio un abrazo a su amiga—. Casi inicio una pelea con los tipos que querían el lugar.—Creo que no deberíamos seguir siendo amigos. Me inculcaron no juntarme con personas problemáticas como tú, Lorna —dijo Galen frunciendo el ceño.—Bien, tú te lo pierdes. Adiós, que te vaya bien con tu triste vida sin mí —musitó la pelirroja haciendo señas con la mano de que se fuera.—Espera, antes debo decirte algo —intervino Clarisse al sujetar la mano de su amiga—. Galen besó a Tessa.—¡NO! —gritó impactada por la noticia.—¡Fue en la mejilla! ¡Fue en la mejilla! —soltó el rubio rápidamente antes de que su amiga sacara todo de contexto.—Ya sabes lo que dicen: De la mejilla a los labios no hay mucho espacio.—¡Nadie dice eso! —se quejó el o