Entre besos, gemidos y caricias llegaron a la habitación. Todo el control al que se estaban aferrando fue tirado por la borda hace mucho y ahora sólo querían disfrutar.Las manos de Soren se inmiscuyeron debajo de la ropa de ella y Clarisse soltó un gemido cuando él besó su cuello. Bajó mientras dejaba un camino de besos hasta su hombro y Clarisse enredó sus dedos en su oscuro cabello.El tacto de Soren se sentía exquisito mientras sus manos se paseaban por su cuerpo. De un salto lo rodeó con las piernas y él la sostuvo del trasero. Apretó sus glúteos con y sintió molestia por la importuna presencia de los jeans.La ropa comenzó a desaparecer y en un momento ya se encontraban completamente desnudos en la cama.Soren descendió por su cuerpo repartiendo besos por todo este, mientras que sus manos se movieron para hacer que ella abriera las piernas.Esos ojos ocres brillaban con un deseo y hambre feroz, y todo era por ella. La ansiaba, su mera presencia suprimía al resto y su sabor era u
Esa mañana algo era diferente, no sólo se trataba de la comodidad de la cama y sus sábanas, había algo más. Pero sorprendentemente ese algo no le parecía extraño o molesto, todo lo contrario, era bastante agradable. Sintió un leve cosquilleó en la nariz que lo hizo sonreír en sueños y sólo se acercó más a aquella fuente de calor que tenía entre sus brazos. Soren no se preocupó, estaba disfrutando de aquel buen inicio de día. Mientras que Clarisse despertó sintiéndose verdaderamente bien, el tacto frío sobre su cuerpo era algo nuevo, pero no le incomodó. Sintió una respiración mansa acariciar su cabello, eso tampoco le pareció algo malo, de hecho, le gustó. Con suavidad se dio la vuelta para ver aquel rostro que en ese momento expresaba mucha paz. Sus facciones relajadas, sus largas pestañas oscuras de las que tuvo envidia, esos labios carnosos y su piel tersa. Rasgos que anteriormente no había notado meticulosamente, ahora estaban a unos cuantos centímetros de ella y le parecieron
—Tengo una duda —pronunció Clarisse luego de haber terminado de desayunar. —Adelante, formula tu pregunta. —¿Cómo sabías donde estaba? Sé que viste las publicaciones que Lorna hizo desde mi teléfono, pero es extraño que aparecieras tiempo después ahí —dijo con los ojos entornados—. ¿Estabas siguiéndome? Por favor, no me digas que tienes intervenido el teléfono que me diste. —¿Tan malo sería si así fuera? —inquirió Soren. —No sólo sería malo, sería super extraño y aterrador —especificó la ojiazul y soltó una risilla. En parte bromeaba, pero había algo de verdad en lo que decía—. Te denunciaría por acoso. —Clarisse, te aseguro que ese dispositivo no ha sido alterado de ninguna manera y ciertamente no soy un acosador —decretó son seguridad. —¿Cómo sé que dices la verdad? —Porque yo no miento —aseguró con sus ojos ocres en ella. Esa era una frase que muchas personas ha dicho alguna vez en sus vidas y hasta ese momento no han sido más que palabras. No obstante, la intensidad con la
Hace un rato que Soren había vuelto y decidió darse un baño, ella por otra parte ahora vestía con un atuendo deportivo de él que le quedaba sumamente grande.Estando descalza salió de la recamara que le pertenecía a Soren, quería conocer la casa en la que había pasado dos noches. El lugar verdaderamente era hermoso, su decoración minimalista, los colores y la estructura, todo era precioso.La casa era de tres pisos con dos salas de estar, muchas habitaciones y baños que le hicieron sentir pena por quienes tuvieran que limpiar. Sin embargo, se percató de que el lugar se encontraba inmaculado. Todo parecía estar en el lugar que le correspondía para formar una simetría perfecta.Bajó las escaleras de madera y llegó al salón principal que se encontraba vacío. Caminó por uno de los corredores y terminó llegando a una bella biblioteca con repisas incrustadas en la pared y algunos muebles.Así se la pasó dando vueltas por toda la casa sin percatarse de la presencia de una mujer que llevaba r
Luego de haber dejado a Clarisse en su departamento y disculparse una vez más por tener que marcharse, él y Peter se dirigieron a la reunión. El viaje fue rápido y silencioso, la mente de Soren estaba enfocada en dos cosas:En la junta y en Clarisse.Se peguntó si los resultados de su anterior tarea habían sido los esperados por sus asociados y por eso es que requerían su presencia. También podría ser que lograron identificar un nuevo objetivo y él, cómo bien lo estipuló al inicio de aquella campaña, era el único que debía llevar a cabo dichas tareas.Además, ese proyecto era de extrema confidencialidad, por lo que prácticamente nadie sabía lo que ocurría.Con el caso de Clarisse se sentía extraño, no lograba comprender cómo es que sus impulsos fueron mayores a tal grado de aparecerse en el lugar que ella estaba. No entendía qué tenía aquella mujer que lo hacía ir en contra de sus pensamientos racionales.Estaba consciente de que lo mejor era mantenerse alejado de ella, así estaría le
Las horas habían pasado desde que Soren la dejó en la entrada de su edificio y Clarisse no dejaba de pensar en ese beso de despedida. Se sentía como una adolescente hormonal que descubría su interés por los chicos después de haber dado su primer beso.Yacía tendida sobre su cama con la vista fija en el techo, perdida en sus pensamientos que ahora estaban conectados en su totalidad con el hombre de ojos ocres. Esos ojos tan extraños que parecían ver a través de ella cómo si se tratase de un cristal o de las páginas de un libro.Soren era un sueño, un caballero educado y muy refinado, de movimientos agraciados, con una voz aterciopelada y una mente muy interesante, y ni hablar de su cuerpo.Ardiente, educado y listo.Era la trifecta.El sonido de una llamada entrante interrumpió el tiempo de su meditación, así que se dio la vuelta para tomarlo de la mesa de noche.—Hola, mamá. ¿Qué tal? —habló con el aparato aun lado.—Hola, cariño. Todo muy bien, quería saber de ti. Hace varios días qu
—Entonces, ¿lo que dices es que pasaron la noche juntos y en la mañana siguiente tuvo que irse por alguna reunión con quién sabe quién? —cuestionó Lorna mientras iban camino al elevador.—Sí, exactamente así —asintió Clarisse.—¿Y pasaron todo el resto del fin de semana hablando por mensaje y llamadas? —volvió a preguntar a lo que Clarisse asintió de nuevo—. ¿En serio? ¿Cómo es que después de una noche de sexo intenso simplemente se habla a través del teléfono?—La cosa es que no se trata de un simple encuentro casual con un chico que conocí en una fiesta —explicó la pelinegra—. Soren es bastante particular, es divertido y serio al mismo tiempo, es elegante y educado, además, de que es bastante apuesto. Pero no sólo la mezcla de todo eso es lo que lo hace diferente, hay algo en él que me intriga demasiado.—¿Qué? ¿Oculta un terrible secreto? —indagó la pelirroja riendo y su amiga se encogió de hombros en respuesta—. ¿Al menos piensan verse de nuevo?—Dijo que estaba algo ocupado, pero
—¿Desean algo más? —preguntó la mesera luego de entregarles sus platillos.—No, eso es todo por el momento. Gracias —dijo Soren y la chica se retiró—. Entonces, ¿de dónde eres?—Vancouver, nací allá y me mudé a Seattle hace cinco años con la intención de conseguir hacer un nuevo camino —respondió ella.—Vancouver es una gran ciudad y muy hermosa. ¿No contaba con lo que requerías para tu nuevo camino? —indagó el pelinegro y estiró la servilleta sobre su regazo.—Yo amo el lugar en el que nací y crecí, pero llegó un momento en el que sentía que debía comenzar de nuevo y elegí Seattle porque siempre me pareció una ciudad preciosa —aclaró la dama antes de iniciar a comer.—¿Y tú familia?—Ellos básicamente no pudieron oponerse —expresó torciendo los labios—. Se podría decir que se enteraron cuando ya estaba en el aeropuerto. Yo no estaba pasando por un buen momento, pero mis padres estuvieron de acuerdo en que lo mejor era que yo iniciara mi vida donde quisiera y aunque mi hermanito dijo