Las horas habían pasado desde que Soren la dejó en la entrada de su edificio y Clarisse no dejaba de pensar en ese beso de despedida. Se sentía como una adolescente hormonal que descubría su interés por los chicos después de haber dado su primer beso.Yacía tendida sobre su cama con la vista fija en el techo, perdida en sus pensamientos que ahora estaban conectados en su totalidad con el hombre de ojos ocres. Esos ojos tan extraños que parecían ver a través de ella cómo si se tratase de un cristal o de las páginas de un libro.Soren era un sueño, un caballero educado y muy refinado, de movimientos agraciados, con una voz aterciopelada y una mente muy interesante, y ni hablar de su cuerpo.Ardiente, educado y listo.Era la trifecta.El sonido de una llamada entrante interrumpió el tiempo de su meditación, así que se dio la vuelta para tomarlo de la mesa de noche.—Hola, mamá. ¿Qué tal? —habló con el aparato aun lado.—Hola, cariño. Todo muy bien, quería saber de ti. Hace varios días qu
—Entonces, ¿lo que dices es que pasaron la noche juntos y en la mañana siguiente tuvo que irse por alguna reunión con quién sabe quién? —cuestionó Lorna mientras iban camino al elevador.—Sí, exactamente así —asintió Clarisse.—¿Y pasaron todo el resto del fin de semana hablando por mensaje y llamadas? —volvió a preguntar a lo que Clarisse asintió de nuevo—. ¿En serio? ¿Cómo es que después de una noche de sexo intenso simplemente se habla a través del teléfono?—La cosa es que no se trata de un simple encuentro casual con un chico que conocí en una fiesta —explicó la pelinegra—. Soren es bastante particular, es divertido y serio al mismo tiempo, es elegante y educado, además, de que es bastante apuesto. Pero no sólo la mezcla de todo eso es lo que lo hace diferente, hay algo en él que me intriga demasiado.—¿Qué? ¿Oculta un terrible secreto? —indagó la pelirroja riendo y su amiga se encogió de hombros en respuesta—. ¿Al menos piensan verse de nuevo?—Dijo que estaba algo ocupado, pero
—¿Desean algo más? —preguntó la mesera luego de entregarles sus platillos.—No, eso es todo por el momento. Gracias —dijo Soren y la chica se retiró—. Entonces, ¿de dónde eres?—Vancouver, nací allá y me mudé a Seattle hace cinco años con la intención de conseguir hacer un nuevo camino —respondió ella.—Vancouver es una gran ciudad y muy hermosa. ¿No contaba con lo que requerías para tu nuevo camino? —indagó el pelinegro y estiró la servilleta sobre su regazo.—Yo amo el lugar en el que nací y crecí, pero llegó un momento en el que sentía que debía comenzar de nuevo y elegí Seattle porque siempre me pareció una ciudad preciosa —aclaró la dama antes de iniciar a comer.—¿Y tú familia?—Ellos básicamente no pudieron oponerse —expresó torciendo los labios—. Se podría decir que se enteraron cuando ya estaba en el aeropuerto. Yo no estaba pasando por un buen momento, pero mis padres estuvieron de acuerdo en que lo mejor era que yo iniciara mi vida donde quisiera y aunque mi hermanito dijo
—Gracias por la comida, estuvo deliciosa —dijo Clarisse.—Gracias a ti por acompañarme. Me gustó saber un poco más sobre ti.—La verdad siento que hablamos mucho más de mí que de ti —dijo jugueteando tímidamente con sus dedos, un gesto que Soren no pasó desapercibido.Él tomó sus manos con suavidad y las acarició con los pulgares.—Para mí fue un placer tener el privilegio de conocerte un poco más, Clarisse —alzó la vista hacia ella, mirándola con una intensidad palpable—, y sin lugar a dudas, no me quejaría si tú fueras el único tema a tratar en mi vida.Las mejillas de la pelinegra se tornaron sumamente rojas.Ahí estaba de nuevo esa sensación.Otra vez volvía a sentirse cómo una adolescente y todo era a causa del extraño hombre frente a ella.—¿No te cansarías?—¿Por qué debería hacerlo? —cuestionó formando un arco con una ceja.—Hablar sólo de mí. Se oye muy dulce, pero no sería posible —argumentó la chica.En ese momento Soren no respondió, simplemente se acercó más a ella y depo
—Eres alguien muy misterioso, Soren Oversax —comentó Jeremy. Le entregó un trago a su amigo y tomó asiento junto a él—. No haces nada más que centrarte en la empresa y no hablas nunca sobre ti. Digo que soy la persona que más te conoce, pero sólo sé quién eres desde hace cinco años y no quién fuiste antes.Se encontraban en la casa de Jeremy y Patrice.Estos habían invitado a su amigo a cenar con ellos, algo que sucedía con mucha regularidad. En ese momento ambos hombres estaban tomando algo frente a la piscina mientras la extrovertida rubia se cambiaba de ropa.—No es que no confíe en ti, Jeremy. O que te esté ocultando un terrible secreto —dijo Soren con un tono neutral—, es sólo que mi vida no ha sido el acto más interesante en la historia de la humanidad, mi amigo.—Eso es lo que siempre dices, pero de seguro tuviste una vida muy interesante.—Jeremy, no sólo eres mi socio, también eres el primer amigo que hice y una de las personas más cercanas que tengo —mencionó el de ojos ocre
—Hola, ¿cómo estás? —preguntó Soren una vez ella le contestó la video llamada.—Hola, muy bien. Aunque algo cansada por todo el papeleo que tuve que realizar hoy —respondió ella con una suave mueca y luego sonrió—. ¿Por qué me miras así?—¿Cómo? —se hizo el desentendido.—No lo sé, cómo perdido. Con la mirada fija en mí, cómo bobo —trató de explicar.—¿Te molesta que te mire?—No… —murmuró con las mejillas comenzando a enrojecerse—. Es que no es la primera vez que lo haces.—Creo que se debe a una razón —ella mostró curiosidad al alzar ambas cejas y el chico rio por lo bajo—. Por que puedo ver lo que quiera.—Pero me estás viendo a mí.—Exactamente. La suma de las cuentas… —dejó la frase en el aire y un cosquilleó apareció en el estómago de Clarisse.—Entonces… ¿Me miras porque quieres mirarme sólo a mí?—Yo no he dicho eso.—¡Pero lo insinuaste!—¿Segura? ¿Cuándo ha ocurrido dicho acto de mi parte?—Ja ja ja. Que gracioso eres — se quejó la pelinegra y se cruzó de brazos—. Eres un id
La mañana de Clarisse pudo iniciar con su rutina habitual, sin embargo, había algo diferente y es que lo primero que vio al despertar fue un mensaje de Soren deseándole buenos días. Esas simples palabras la hicieron sonreír y de inmediato le respondió.Durante su labor de prepararse para ir a trabajar estuvo atenta al teléfono que el caballero de brillante armadura le había regalado, pues los mensajes entre ellos iban y venían con rápides.Soren por otra parte seguía en su cama, no tenía intenciones de querer levantarse tan temprano, pero sólo por enviar el primer mensaje de la mañana a Clarisse fue que se despertó antes de lo normal. No podía dejar de sonreír incluso estando medio dormido y cuando le dijo a la chica que seguía debajo de las sábanas esta le marcó de inmediato.—Son las siete treinta, ¿cómo puedes seguir en cama todavía? —preguntó mientras preparaba su bolso y del otro lado de la línea solamente se escuchó un gruñido áspero—. Soren…—No estoy acostumbrado a despertar t
Soren bajó las escaleras y fue directo al comedor en donde Liza y Peter tomaban el desayuno. Ambos se sorprendieron al ver al joven despierto antes de lo normal e intercambiaron miradas cargadas de incertidumbre.—Buenos días a los dos —saludó el pelinegro y tomó lugar a la cabeza de la mesa.—Buen día —murmuró Liza confundida. Miró a su compañero y este torció la boca a un lado—. ¿Se siente bien?—Por supuesto, Liza. ¿A qué se debe la pregunta? —inquirió Soren sirviendo la comida.—Es que…, aún es algo temprano y… —le lanzó una mirada a Peter con la intención de que la ayudara, pero él sólo se limitó a beber de su café—. Es extraño verlo levantado tan temprano, ¿bien? ¡Ya lo dije! Gracias, por cierto —le dijo lo último a Peter.—Únicamente he despertado dos horas antes, Liza. No debes sentirte tan perpleja por ello —habló Soren sin darle la mayor importancia al asunto.—Sí, pero usted no suele despertar temprano —señaló la morena—. Incluso cuando el señor Jeremy o la señorita Patrice