—Si esto no es un desafío abierto, entonces no sé qué es —murmuró Carmina, sin apartar la vista de ellos—. No le basta con todo lo que nos ha desafiado en privado, ahora también lo está haciendo en público al traer a esa mujerzuela y presumirla.—Era de esperarse —dijo Zadriel, su voz amargó el aire—. No podíamos esperar que nuestra platica durante la cena tuviese un resultado diferente. Sabíamos que vendría, pero no que traería tal zoológico con él.—Brion siempre ha sido impredecible, pero esta vez es peor. Ha vuelto con algo que no teníamos en cuenta: la simpatía del pueblo —contestó Verona, apretando los labios—. Pero aún es temprano para preocuparnos demasiado. Nada está perdido cuando nosotros tenemos los medios para destruir su imagen, y esta puede ser la noche en la que logremos eso o al menos deshagamos algo del poder que ha ganado últimamente.Dentro del museo, Brion se movía con calma, mientras sostenía a Clarisse a su lado. Ella, sintiéndose como si estuviera en el ojo de
Zadriel ya no pudo permanecer en su lugar, sus ojos fulgurantes de furia contenida. Había subestimado a Brion, y ahora, en un solo movimiento, él había expuesto su autoridad y había dejado en claro que las viejas alianzas ya no lo limitaban. Brion se preparó para decir algo más, sin embargo, Zadriel lo retuvo del brazo y lo miró fijamente.—Tu pequeño acto es conmovedor, sin duda. —su voz sonaba calmada, pero su mirada era de acero—. Aunque espero que hayas considerado todas las implicaciones, querido sobrino. A veces, la verdad es un arma de doble filo.—Estoy muy consciente de eso, duque —replicó Brion con calma—. Pero la verdad también es una herramienta poderosa para la venganza. Y eso es lo que me trae aquí —se zafó de sus garras y sonriente miró al público, ignorando la ardiente mirada de Zadriel—. Queridos invitados, a lo largo de mi vida he cometido errores y he dudado, pero estoy acá ahora para enmendarlo y no estoy solo. Mi familia y yo, y todos los que apoyan mi reinado, es
No era el mejor lugar para tener aquella conversación y tampoco es que hubiera mucho que hablar, pero eso no significaba que la condesa estaba dispuesta a dar por terminada esa charla.—¡¿Y está si es la vida que deseas?! ¡¿Junto a esta…?! —miró con tanto asco y odio a Clarisse que habría sido mucho menos dolorosa una puñalada en un ojo. Todos estaban observando, atentos a lo que estaba ocurriendo, era imposible de creerlo—. Mírate, Brion. ¿Te parece que tiene sentido que estés con alguien de su nivel?—Arlette, para ya. Estás humillándote a ti misma.—¡¿Yo me estoy humillando?! Eso es un gran descaro considerando que te atreviste a romper nuestro compromiso y no te bastó con eso, decidiste aparecer con esta mujerzuela que ha de llevar dentro un bastardo de…No logró terminar de hablar, Clarisse ya no pudo contenerse más y reaccionó con una fuerte bofetada que dejó impactados a todos. La condesa se sostuvo el rostro, sintiendo el ardor en la mejilla derecha y todo lo que podía sentir
Oliver se apresuró a llegar hasta donde Daliah, que se encontraba hablando con un grupo de personas sobre lo que acababan de presenciar. Muchos tenían dudas al respecto, pero más que nada querían saber qué rayos significaba esa división familiar para el reino entero y sus ciudadanos, otros no estaban nada felices con lo que parecían una declaración de guerra contra la princesa. Existían tantos puntos de vista que era tremendamente abrumador.—Disculpen, necesito hablar con mi prometida.Los invitados lo miraron angustiados.—Oh, señor Clermont, lamento mucho que tenga que estar pasando por una situación cómo está. De seguro sus padres han de estar tan impactados cómo nosotros e incluso muy molestos —dijo una mujer regordeta con un vestido que parecía hecho de plumas—. Estoy segura de que usted y la princesa Daliah han de estar muy decepcionados.El rubio le dio una mirada a su pareja.—Oh, señora Melvin, esto ha sido verdaderamente inesperado. Pero la familia real está haciendo lo pos
El aire frío golpeando su rostro e invadiendo sus pulmones era justo lo que necesitaba para calmar todas esas emociones molestas que tuvo recientemente, era lo poco que podría escapar considerando que del otro lado de la puerta de la azotea estaba Elián con cuatro sujetos más.—Clarisse, ¿estás bien? —le preguntó Jeremy al entrar.Su amiga rezongó y agitó el cabello en el aire.—No, no lo estoy. Estoy muy molesta y quiero golpear a alguien.—Entonces no es el mejor momento para hablar, ¿verdad? —la chica le lanzó una mirada feroz—. De acuerdo, todo esto ha sido peor de lo que imaginábamos, ¿qué necesitas que haga?—Sácame de esta fiesta y podré ser feliz.—Eso no sería posible y lo sabes muy bien considerando todo el alboroto y también con la gran seguridad que Brion dispuso para ti. Así que por el momento puedo ayudarte con hablando y siendo un apoyo para que te puedas desahogar —hizo una pausa, esperando que ella diera el primer paso, pero no fue así—. Ya hemos hablado de esto, Clar
Clarisse lo observó, su corazón dividido entre la incredulidad y un deseo desesperado de creerle, así como también de correr a abrazarlo y hundirse entre sus fuertes brazos o darle una tremenda bofetada. Brion le generaba tantas emociones que chocaban unas contra otras, volviendo un lio enorme su mente y cuando creía que todo comenzaba a aclararse, pasaban cosas como estas.El príncipe heredero notó la vacilación en los ojos de su exnovia, y él se sintió inquieto porque a fin de cuentas ella tenía razón en estar enojada con él y con el resto de personas que estaban ahí, también tenía derecho a estar decepcionada porque, aunque él le advirtió que sería difícil, prometió no dejarla sola. Sin embargo, sentía que le había fallado enormemente al no defenderla cómo era debido. Sí, se enfrentó a su familia delante de cientos de personas, dejando en claro la división que había y reveló que sería padre, pero ella igualmente fue herida.Lo que importaba era protegerla y no consiguió hacerlo.Er
El salón principal estaba más bullicioso de lo que Clarisse recordaba antes de escapar a la azotea. Las risas y murmullos se mezclaban con la música suave que flotaba en el aire, pero no podía ignorar las miradas furtivas que le lanzaban algunos invitados. Era evidente que su ausencia había sido notada, y los rumores seguramente ya circulaban como veneno en las venas de esa opulenta reunión.Jeremy caminaba justo detrás de ella, su presencia silenciosa pero reconfortante, como una sombra amable que se mantenía cerca. Brion, en cambio, caminaba a su lado, casi como un escudo, su expresión impenetrable, pero sus movimientos hablaban de un control absoluto sobre cada detalle a su alrededor. La seguridad y el poder que irradiaba parecían suficientes para mantener a raya a cualquiera que osara acercarse con malas intenciones.A pesar de todo, Clarisse sintió cómo la ansiedad se enroscaba en su pecho como una serpiente. No había pasado ni un minuto desde que había puesto un pie de nuevo en
—Así que aún continuas con tu extraña fijación por los que son inferiores a ti —las palabras de Zadriel, causándole un escalofrío que recorrió su espina dorsal. Sonrió para una fotografía y la miró, aunque ella no le regresó el gesto—. Nunca voy a comprender porque decidiste ensuciar el linaje de esa manera, supongo que es una fortuna que no puedas tener hijos. Imagina la vergüenza que sentirían al comprender que su madre decidió casarse con un esclavo.Quería golpearlo, enterrarse un cuchillo o hacer algo.Despreciaba por completo que él sintiera que tenía la autoridad o siguiera el derecho a opinar sobre su vida y sacar a relucir un tema tan personal. Seniah siempre había cargado esa horrible pena, el deseo de ser madre y no ser capaz de quedar embarazada era algo que la ha estado persiguiendo toda la vida, sufriendo en silencio constante. A veces eso le hacía sentir insuficiente, cómo si no fuese realmente una mujer o que estaba pagando los pecados de su familia con aquella maldici