Los amigos de Clarisse se quedaron en silencio, confundidos por la presencia de Brion y el inusual tono de sus palabras. La tensión era palpable, una mezcla de miedo y desconfianza que nadie parecía capaz de disipar. Brion, consciente de esto, respiró profundamente antes de continuar.—Sé que ninguno de ustedes confía en mí, y no les culpo. Cometí errores graves, acciones que hoy lamento profundamente. Todo lo que quiero ahora es asegurarme de que Clarisse y el bebé estén felices y seguros, sin tener que temerme a mí o a quienes están detrás de nosotros —dijo con voz suave pero firme, sin apartar la mirada de los amigos de Clarisse.Lorna lo miró con desconfianza, cruzando los brazos.—¿Y por qué deberíamos creerte? Nos das la impresión de que eres capaz de cualquier cosa para lograr lo que quieres, incluso manipular a Clarisse. ¿Cómo sabemos que esta no es otra de tus estrategias?—No quiero convencerlos con palabras, Lorna —respondió Brion, manteniendo su compostura—. Quiero que vea
El rumor se había esparcido como un fétido olor que invadía el airea, al igual que un virus que contagia a cada persona a la cual alcanzaba y parecía que no existía antídoto. Sería raro que hubiese un ciudadano de Velghary que no estuviese haciendo especulaciones sobre ese supuesto anuncio, algo que sin duda no pasó por debajo de la mesa para sus parientes. Macon entró en el salón donde Annabeth y Daliah estaban viendo las noticias, y no fue muy bien recibido por alguna de sus primas que al verlo sus miradas fueron de repudio total. —¿Qué rayos estás buscando acá, Macon? —interrogó la rubia, jugando con su cabello—. No me parece que has sido invitado a unirtenos. ¿Por qué no nos complaces y te marchas por dónde viniste? Macon la ignoró, sólo le interesaba lo que hablaban en la noticia de su primo. —Así que ya están al tanto de la tontería que Brion está tratando de hacer. —¿Tontería? —Daliah actuó desentendida—. No tengo idea de a qué te estás refiriendo con eso. —Ay, Daliah. Dej
La notica había sido totalmente inesperada. Es decir, podrían aceptar la existencia de un bebé, pero ¿dos? Para todos era demasiado que asimilar, y es que desde que Clarisse y Brion supieron que serían padres de dos no sabían cómo hablar entre ellos, se había vuelto algo incómodo para ambos. Apenas salieron de la sala improvisada de obstetricia Clarisse llamó a sus amigos, pues el príncipe le permitió volver a tener el teléfono siempre y cuando fuese cuidadosa, y les contó la nueva noticia. El trío estaba muy feliz y al mismo tiempo sorprendidos de que fuese a tener gemelos.Brion por su parte se encerró en la oficina por unas horas, necesitaba tiempo para procesarlo y aceptarlo. No es que no pudiera costearlo, era millonario, el problema es que el riesgo se había triplicado. No sólo tendría que proteger a Clarisse, también a dos bebés y debido a eso tendría que hacer algunas modificaciones a sus planes futuros. Tendría que avisarle a los demás también, pues esto no se lo esperaban.Y
La gala en el museo se había convertido en un evento de tremenda importancia, los periodistas de diversos medios estaban ahí para cubrir el acontecimiento, no estaban dejando pasar ningún detalle, eran como animales hambrientos por la mejor primicia. El lugar era asombroso, la infraestructura gótica fue convertida en un punto extremadamente llamativo con las decoraciones y los reflectores que le enfocaban. Estrellas de cine, televisión, músicos renombrados, productores, políticos y personas de la alta sociedad se tomaron el momento de ser captados por los flashes.Una alfombra roja que iba desde la calle hasta el interior del edificio les indicaba el camino a los invitados. Los tacones resonaban sobre el suelo de piedra antigua, un sonido que se desvanecía entre las conversaciones llenas de halagos vacíos y sonrisas calculadas. Las caras de los asistentes brillaban de emoción, pero también de ansiedad, conscientes de que cada palabra, cada gesto, sería observado, analizado y posibleme
El camino hacia el evento en el museo no estaba siendo nada placentero, la tensión en el aire era tan pesada que a los pasajeros le costaba respirar. Patrice tomó su cuarta copa de champaña, tenía la sensación de que iba a explotar por culpa de ese ambiente tan asfixiante. Miró a Clarisse, quien no paraba de jugar con sus dedos por lo nerviosa que estaba y la entendía muy bien, también fue muy difícil para ella cuando se presentó ante el público cómo amiga del príncipe, aunque ella estaba a punto de develarse cómo la madre de sus descendientes. Por ende, su situación era mucho mayor porque podría ser amada u odiada por las personas cuando sepan quién es y lo que representa en la historia del país.Brion por su parte estaba perdido en el camino, sus ojos no se habían apartado de la ventada desde que arrancaron y es que ni siquiera lo había visto parpadear, él sólo divagaba en sus pensamientos. Antes de subir a la limusina había dado la orden de que los escoltas no se separaran de ellos
—Si esto no es un desafío abierto, entonces no sé qué es —murmuró Carmina, sin apartar la vista de ellos—. No le basta con todo lo que nos ha desafiado en privado, ahora también lo está haciendo en público al traer a esa mujerzuela y presumirla.—Era de esperarse —dijo Zadriel, su voz amargó el aire—. No podíamos esperar que nuestra platica durante la cena tuviese un resultado diferente. Sabíamos que vendría, pero no que traería tal zoológico con él.—Brion siempre ha sido impredecible, pero esta vez es peor. Ha vuelto con algo que no teníamos en cuenta: la simpatía del pueblo —contestó Verona, apretando los labios—. Pero aún es temprano para preocuparnos demasiado. Nada está perdido cuando nosotros tenemos los medios para destruir su imagen, y esta puede ser la noche en la que logremos eso o al menos deshagamos algo del poder que ha ganado últimamente.Dentro del museo, Brion se movía con calma, mientras sostenía a Clarisse a su lado. Ella, sintiéndose como si estuviera en el ojo de
Zadriel ya no pudo permanecer en su lugar, sus ojos fulgurantes de furia contenida. Había subestimado a Brion, y ahora, en un solo movimiento, él había expuesto su autoridad y había dejado en claro que las viejas alianzas ya no lo limitaban. Brion se preparó para decir algo más, sin embargo, Zadriel lo retuvo del brazo y lo miró fijamente.—Tu pequeño acto es conmovedor, sin duda. —su voz sonaba calmada, pero su mirada era de acero—. Aunque espero que hayas considerado todas las implicaciones, querido sobrino. A veces, la verdad es un arma de doble filo.—Estoy muy consciente de eso, duque —replicó Brion con calma—. Pero la verdad también es una herramienta poderosa para la venganza. Y eso es lo que me trae aquí —se zafó de sus garras y sonriente miró al público, ignorando la ardiente mirada de Zadriel—. Queridos invitados, a lo largo de mi vida he cometido errores y he dudado, pero estoy acá ahora para enmendarlo y no estoy solo. Mi familia y yo, y todos los que apoyan mi reinado, es
No era el mejor lugar para tener aquella conversación y tampoco es que hubiera mucho que hablar, pero eso no significaba que la condesa estaba dispuesta a dar por terminada esa charla.—¡¿Y está si es la vida que deseas?! ¡¿Junto a esta…?! —miró con tanto asco y odio a Clarisse que habría sido mucho menos dolorosa una puñalada en un ojo. Todos estaban observando, atentos a lo que estaba ocurriendo, era imposible de creerlo—. Mírate, Brion. ¿Te parece que tiene sentido que estés con alguien de su nivel?—Arlette, para ya. Estás humillándote a ti misma.—¡¿Yo me estoy humillando?! Eso es un gran descaro considerando que te atreviste a romper nuestro compromiso y no te bastó con eso, decidiste aparecer con esta mujerzuela que ha de llevar dentro un bastardo de…No logró terminar de hablar, Clarisse ya no pudo contenerse más y reaccionó con una fuerte bofetada que dejó impactados a todos. La condesa se sostuvo el rostro, sintiendo el ardor en la mejilla derecha y todo lo que podía sentir