―¿Me das tu palabra de la misma manera que lo hiciste cuando dijiste que nunca dañarías a mi hija?―Era complicado. Yo no podía volver a Velghary.―Y, sin embargo, estás aquí.―Glen, te aseguro que las cosas no son cómo piensas. Mi relación con Clarisse se complicó debido a los secretos que yo guardaba sobre mi pasado, y lo hice para protegerla, ¿o acaso hubieras preferido que siguiera a mi lado para que su vida siguiera en peligro? ―lo encaró. No trataba de ser irrespetuoso, pero no permitiría que lo acusara cegado por el enojo.―¿Vas a decir que no está en riesgo ahora? ¡Está embarazada de ti, del príncipe que está en guerra con su propia familia!―Soy el único que puede cuidarla, Glen.―¿Trayéndola de compras? ¡Está expuesta y podrían…! ―estaba tan furioso que apenas lograba contener las ganas que tenía de darle un puñetazo―. ¡Clarisse nunca habría estado contigo de no ser porque le mentiste y la engatusaste, justo cómo lo hace el resto de monstruos que son tu familia! ¡Ya sé lo qu
En aquella mañana de otoño, familiares y amigos se encontraban reunidos en una iglesia que había sido decorada con flores y listones de color celeste y plata.Los invitados ya estaban en sus asientos, mientras que Jax, el novio, frotaba sus manos con nerviosismo sobre sus pantalones y sus acompañantes estaban allí junto a él, sonrientes y orgullosos por el gran paso que daría.La marcha nupcial captó la atención de todos los presentes que de inmediato se pusieron en pie y miraron hacia las puertas que, al abrirse, mostraron un panorama muy diferente al esperado.Clarisse, quien debía lucir como una hermosa princesa vestida de blanco, entró portando un vestido de coctel ceñido al cuerpo de color rojo escarlata, dejando a todos confundidos.Su cabello azabache estaba recogido elaboradamente en un peinado y sus ojos azules resaltaban con el delineado. En una de sus manos llevaba un portatrajes y en la otra una pequeña caja de terciopelo.Los miembros de la orquesta dejaron de tocar, así
El viento soplaba con fuerza a través de la ciudad elevando el aroma de las flores que estaban en los mostradores de las tiendas y eso despertaba el buen ánimo de Clarisse. Su piel blanca estaba cubierta por un abrigo azul que hacía juego con sus ojos del mismo tono y su cabello azabache caía libremente por su espalda.Miró su reloj para ver que tenía tiempo de sobra para llegar, siempre puntual para cualquier cosa y seguramente tendría que esperar por ellos.Principalmente por Lorna, esa pelirroja era un desastre andante desde el momento en el que nació y no había una persona que no lo supiera. Era prácticamente imposible que ella llegase a la hora acordada a algún lugar, fuera importante o no.Por otro lado, estaba Galen que con su pequeño hijo Pat era imposible que se retrasara. El niño era demasiado entusiasta, por lo que cuando sabía que su padre lo llevaría de paseo con sus amigas, era capaz de no dejarlo dormir en toda la noche.Era digno hijo de su padre, aunque a veces parecí
El auto se detuvo justo en frente al edificio y un hombre de veintiocho años con el cabello negro, piel blanca y los ojos de un peculiar tono ocre bajó del vehículo. Vestía con un atuendo casual conformado por un pantalón caqui, un suéter negro de cuello de tortuga, unos botines casuales y un bléiser negro.En opinión de otros era alguien muy apuesto y de aspecto elegante. Un hombre alto y por su contextura atlética evidentemente se ejercitaba contantemente.El valet recibió las llaves y de inmediato el vigilante abrió la puerta para él con un saludo. Cuando la recepcionista lo vio llegar se puso de pie de inmediato para recibirlo cordialmente y él sólo continuó su camino directo al ascensor para ir al piso doce.En el momento que las puertas se abrieron caminó agraciadamente a través de varios cubículos en los que los empleados estaban ocupados con sus trabajos.Algunos lo reconocieron y de inmediato desviaron la mirada.Por su expresión dura y la escasa interacción que tenía con los
En esa mañana Clarisse despertó temprano y debido a que el día anterior había organizado el departamento, decidió ir a hacer las compras y también aprovecharía para desayunar en la calle.No quiso arreglarse demasiado, sólo se vistió con unos jeans blancos, una blusa de tirantes y encima un suéter color menta que le quedaba bastante holgado. Se recogió el cabello en un moño flojo se colocó sus zapatillas blancas para luego salir de su hogar.Una vez afuera tomó un taxi que la llevó cerca del centro de la ciudad mientras escuchaba música a todo volumen con sus audífonos. Respondió algunos mensajes de su padre, quien se quejaba de que su madre no le dejaba de reclamar por no haber podado el césped.Cuando el conductor le indicó que habían llegado ella le pagó y antes de bajar le agradeció. Entró a la cafetería, la cual no se encontraba tan concurrida a esa hora y se acercó a la barra para realizar su pedido.Mientras esperaba que se lo entregaran revisó sus redes sociales sólo para enco
La belleza de aquella casa dejó sin palabras a Clarisse.El diseño moderno del lugar era una maravilla, las paredes y el piso eran iguales que en la habitación en la que despertó, al igual que la decoración minimalista que predominaba.La casa era de tres pisos, por lo que mientras bajaban las escaleras se percató de que en todo el recorrido no vio fotos de alguna familia o incluso del mismo Soren.«Que extraño, ¿vivirá solo?», se preguntó la chica y miró de soslayo a su acompañante.Pasaron por la sala de estar principal que tenía un hermoso juego de sofás en color gris, una mesa ratonera de cristal y en la pared una chimenea que se encontraba apagada, pero sobre ésta había una enorme pantalla.«¿Quién es este sujeto? ¿El hijo de la presidenta?», se cuestionó mentalmente mientras iban hacia la salida.Una vez fuera comprendió que no sólo la casa de Soren era hermosa, las que estaban alrededor también lo eran y por las fachadas lujosas se notaba que eran igual o más costosas.—Por fav
El domingo fue un día tranquilo, Lorna se quedó todo el día con ella para ver películas juntas y cocinar cualquier cosa receta que vieran en las redes.También se tomó el tiempo para llamar a sus padres gracias a su amiga y les explicó que se había estropeado su teléfono. Su madre se volvió histérica cuando le dijo que casi la robaban y Clarisse de inmediato se lamentó por no mentirles.No es que le gustara, sólo que así se preocuparía mucho menos ya que estaban en países diferentes. Así tampoco tendría que haber escuchado a sus padres exagerando todo por casi una hora.Cuando atardeció su amiga regresó a su casa y Clarisse sin más que hacer se fue temprano a la cama.El lunes por la mañana se alistó para ir a trabajar con total tranquilidad, gracias a que había dormido muy bien.Llevaba puesta una falta blanca con corte de tubo y una blusa azul celeste con mangas traslucidas, junto con un par de tacones blancos no muy altos.Al llegar muchos la saludaron y ella correspondió los bueno
—¿Y bien? ¿Cómo se lo tomó? —preguntó Liza, quien estaba a espaldas de él.—Dice que quiere devolverlo —respondió Soren con un tono neutral y sin apartar los ojos del jardín de su casa, el cual se podía apreciar por completo gracias a que la pared era de cristal.—Le dije que esa chica no iba a aceptar un teléfono de alguien a quien acababa de conocer —mencionó victoriosa la mujer y tomó asiento en uno de los sofás—. Fue un gesto muy amable de su parte, pero a mí me parecería algo fuera de lugar.A sus treinta y cinco años Liza era una mujer de piel tostada, cabello castaño y ojos oscuros. Siempre vestía de manera casual y cómoda, era muy alegre y bromista, además de ser un poco curiosa.Aún podía sentir respeto por Soren y la historia que tienen, pero la ama de llaves era una amiga muy preciada para el hombre de ojos ocres.—Sabes bien que no sé cómo entablar una relación con otras personas —dijo Soren con suavidad.—Disculpe mi atrevimiento, pero… ¿a qué se debe su intención? —pregu