El ruido ensordecedor de los motores del avión y el estruendo de los disparos comenzaron a desvanecerse mientras el avión ascendía rápidamente hacia el cielo. La tensión en la cabina de carga era palpable, cada miembro del equipo respiraba aliviado, pero aún estaba en guardia. El Buster, una vez tambaleante y lleno de polvo y chispas, estaba finalmente a salvo dentro del avión, asegurado por los ganchos que ahora lo mantenían firme.Owen, exhausto, pero con una chispa de triunfo en sus ojos, se apoyó contra el volante del vehículo. Sus manos aún temblaban, pero su mente estaba enfocada en el próximo paso. Su corazón seguía acelerado, un ritmo que parecía no querer detenerse. Sabía que habían ganado una batalla, pero la guerra no había terminado. Su mirada se dirigió hacia la pantalla que mostraba el interior del todoterreno. En la cabina de mando, el piloto trataba de recuperar el control del avión mientras los técnicos de a bordo luchaban por reparar los daños causados por los dispar
―¿Creen que lo logren? ―preguntó de repente Clarisse. Ansiosa y estresada, no dejaba de agitar la pierna en el aire a pesar de estar sentada.Patrice posó la mano sobre su rodilla, un mensaje silencioso para que tuviese paciencia. Lo que tenían que hacer no era fácil, ya vieron todo lo que estaba detrás de una operación en donde tres organizaciones gubernamentales de seguridad trabajaban para evitar que gente cómo la Gran Hidra ganara.Imaginaban que por lo que tuvo que pasar Brion durante los operativos no era sencillo. La misma Clarisse llegó a ver algunas de las marcas que el pelinegro tenía en el cuerpo, y por mucho tiempo la duda la asechó, deseosa de saber qué se las causó e incluso su mente formó varias teorías. A veces, cuando él dormía, ella se tomaba el tiempo para repasar las siluetas con la yema del dedo.Él nunca respondería sus preguntas, sin embargo, una parte de ella gustaba de tener esos momentos en los que sus profundos ojos no la absorbían por completo, consiguiendo
―Rápido, pónganse los cinturones de seguridad. Esto tomará tiempo, pero necesito que se quede acá ―les indicó Saenz, llevando a la familia O’Nelly hasta unos asientos en un rincón del avión y luego de asegurarlos fue hasta Owen―. Me imagino que tú debes tener una licencia especial para manejar esa monstruosidad, ¿no?El trigueño se encogió de hombros con una sutil sonrisa―Esas son ventajas de ser uno de los aliados de su alteza real. Creo que me lo quedaré cómo regalo de cumpleaños.―Que lindo, ¿ya podemos hablar sobre lo importante? ―se atravesó Holland―. Nos están siguiendo la gente de la familia real, luego le revisas la licencia de conducir este hombre.―Exacto, ahora será mejor que me dejen pasar. Tengo que hablar con los pilotos y asegurarme de que no nos sigan.―¿Cómo lo harán? Vamos en un avión de carga ―señaló Daniels―. Es más, ¿cómo volveremos nosotros?―Hay paracaídas ―dijo el trigueño con una pequeña sonrisa.Tomo el camino metálico que se extendía por todo el avión hasta
Los disparos, acompañados del grito de guerra de Owen, armaron una balada que se extendió a través de los parlantes del salón. Tanto los agentes federales, cómo el equipo de Brion estaba al borde de sus asientos, cargados de tensión. Lo único que podían hacer en ese instante es rogar que pudiesen perderlos o que los derribaran para que dejaran de seguirlo. El radar mostraba siete puntos naranjas persiguiendo a un punto azul.Las cámaras de vigilancia mostraban todo lo que ocurría dentro y fuera del avión de carga, por lo que su alteza real terminó mirando fijamente a imagen de la aterrada familia. Glen rodeaba con los brazos a su esposa e hijo, mientras estos sollozaban en voz baja y con los ojos cerrados, dando pequeños brincos cuando el avión se agitaba.No estaba siendo un viaje para nada placentero para alguno de ellos, pero no había otra manera de sacarlos de Canadá. Sus vidas estaban corriendo demasiado peligro, era obvio que tratarían ir por ellos, pero no lo previó sino fue ha
¿Era una maniobra peligrosa?Indudablemente, pero igual la harían.La punta del avión señaló hacia abajo sin reducir la velocidad a la que iban, cualquier cambio podría ser fatal porque debían tener el control ahora que se estaban dirigiendo hacia el bosque nuevamente. Con mano firma ambos pilotos inclinaron aún más los controles, mientras que los aviones y helicópteros a sus espaldas les seguían el paso sin perderlos.Owen desde su puesto centró uno de los aviones enemigos y lazó un misil, haciéndolo explotar, cambio a la metralleta y descargó contra el resto para hacerlos perder esa formación abierta. Entre más les cerraba el espacio, más sencillo era lograr derribarlos.Era momento de poner en práctica lo que aprendió en su tiempo cómo oficial y en los videojuegos cuando jugaba con Brennan en la mansión de Canadá. La realidad es que no era tan diferente, sólo que si perdían sería definitivo porque no existía un botón de reinicio en la vida real.―Owen, cuidado a la izquierda. Inten
―Muy bien, Saenz. Gracias por la ayuda.―Esto es parte del trabajo.―No, tu equipo hizo mucho por nosotros, así que me aseguraré de que su alteza real los recompense muy bien por lo que hicieron ―Owen le tendió la mano y con una expresión amable el otro aceptó―. Si alguna vez piensas en retirarte de la agencia federal, tal vez puedas trabajar para el próximo rey de Velghary.―Creo que estoy bien así.―¿Y qué hay del resto? ¿Alguno de tu equipo se siente bien con el seguro medico de su país o esperan algo más? ―era una broma que les causó mucha gracia, sin embargo, sólo recibió respuestas negativas a su propuesta.―Sólo encárgate de que su alteza real cumpla con lo prometido. Que la organización criminal que ha dirigido su familia por generaciones desaparezca y que entregue a la ley a todo aquel que esté asociado con ellos.Owen estaba seguro de que parte de ese trato no sería cumplido, específicamente porque Brion no sería tan tonto cómo para convertirse en un soplón. Ya tenía a demas
Se tomó un momento antes de tocar, descansó la cabeza contra la superficie de la puerta y respiró profundo para relajarse. Había estado trabajando toda la noche, su cabeza era un lío, pero el debía ser fuerte, necesitaba ser aquel que sostuviera a todos porque él sería el nuevo rey, ese era su deber. Proteger y velar a millones de personas en todo el territorio de su nación, era lo que debía hacer.Por más que se negó en el pasado, por más que quiso huir, al final todo fue para nada, él terminó cayendo en el mismo agujero. Cualquiera podría pensar que ser de la realeza era una bendición, que era lo mejor que podría pasar, pero si de por sí ya era difícil con tantas reglas y protocolos, ser un DuMartelle, cargar con el peso de su sangre…No quería más.Nunca quiso esta vida.Intentó cambiarla cuando se fue lejos, pero no sirvió de nada.Estaba nuevamente en el mismo punto, y ahora entendía que tenía una buena razón para hacerlo, frenar la demencia de su familia, pero él no quería ser e
Una lágrima cayó sobre el vientre de Clarisse y lego otra, otra y otra más, hasta que él dio un paso atrás y las limpió. No se había dado cuenta de que estuvo llorando frente a ellos, su mente estaba tan perdida que ni siquiera notó que ella lo estaba viendo en silencio.Clarisse temía que si se movía podría asustarlo y arruinar el momento personal de Brion con el bebé, sin embargo, el escucharlo decir esas cosas le lastimó bastante. Siendo sincera consigo misma, no tenía idea de que él tuviese esa clase de pensamientos rondando en su mente, y siendo aún más sincera, no le gustaba que los tuviera.Brion no era un mal hombre, hasta ahora no había visto al monstruo que dice ser, sólo a alguien que quiere cambiar el rumbo de las cosas, limpiar su nombre familiar y tener un nuevo comienzo. Lo intentó cuando se fue del Velghary, dejó a su reino y a su familia atrás, su hermana pensó que la abandonó, pero sólo trataba de sanar. Ahora volvió y lo único que desea es hacer todo mejor.¿De que