Clarisse no podía creerse lo que sus ojos le mostraban. Ahí en pantalla estaba una foto de ella hablando en privado con el príncipe heredero del país, y no sólo eso, el mundo pensaba que había un secreto que descubrir. Y por supuesto que lo había, ella al igual que sus amigos eran parte de la vida que Brion tenía mientras estuvo en Seattle y se hizo llamar Soren.Y ahora su rostro estaba en cada programa de farándula, incluso estaba en los blogs de chismes en cuestión de minutos, cómo si todos tuviesen la información de ante mano y estuvieran esperando la señal para mostrarla.Aunque eso no le molestaba, lo que la había llenado de una enorme colera era que ni siquiera se molestaron en cubrir el rostro de Pat. No les interesaba en absoluto la privacidad de las personas, eso estaba más que claro por la información que manejan, pero exponer a un niño era excesivo.―¡Zach! ―gritó, olvidando por completo que tenía el interfono en el escritorio―. ¡Zach!―Acá estoy, ¿qué sucede? ―habló al en
Brion quería mantenerse en completo control mientras leía cada una de las publicaciones sobre él y esas misteriosas personas en diferentes paginas web. Luego de lo ocurrido en la entrevista anterior donde básicamente le montaron una emboscada, se retiró al camerino que le asignaron para ver hasta donde había escalado esto.Ya había demasiadas teorías sobre quienes eran esas personas en tan poco tiempo y eso sólo señalaba que era un ataque premeditado minuciosamente. Sabían lo que hacía y no necesitaba cuestionarse quienes lo hicieron, pues sólo había un grupo que quería sacarlo del camino.Aunque no podía reaccionar, porque sí lo hacía entonces estaría poniendo en peligro a Clarisse y los demás. Lo que necesitaba era actuar rápido y desviar la atención porque ahora mismo todo el país estaría queriendo identificar a las personas de las fotos.―Brion… ―el pelinegro se giró para encontrarse con su prometida parada en la puerta.―No estoy interesado en una plática personal…―¿Ellos son im
―Tengo que felicitarlos a todos por su espléndida presentación hoy ―habló Verona mientras picaba un trozo de pollo en salsa―. No hubo errores, ni un gesto negativo. Realmente se lucieron.―Gracias, tía Verona ―respondió Daliah, quien le dio un vistazo veloz a su hermano y al ver que él no aportaría nada decidió seguir hablando―. Las entrevistas fueron sencillas, ya que cómo siempre todos se apegaron al libreto previamente enviado a todos los programas. No puedo quejarme en ese sentido, mientras que con las sesiones de fotos si fue algo más agotador, pero en este punto se trata de actuar natural porque no hay necesidad que esforzarnos para vernos bien.―Nuestros excelentes genes siempre se han mantenido puros, por eso cada generación goza de gran belleza ―se regodeó Carmina cómo si eso fuese lo más importante del mundo―. Pero no olvidemos algo más. Brion, no sabíamos que habías sido un héroe la noche de tu compromiso.―¿Te refieres a la noche del cometa? ―contraatacó el príncipe con un
―Quiero que te mantengas calmado porque acaba de pasar algo que no pude evitar a pesar de que lo intenté por muchos medios ―Malik lucía asustado mientras estaba pegado a las puertas cómo una barricada humana.Brion arqueó una ceja sin comprender a lo que se estaba refiriendo su amigo.―¿Debo preocuparme?―¡Abre! ―gritó alguien desde el otro lado mientras golpeaba con fuerza las puertas.―¿Malik? ―se puso de pie.―Te juro que intenté frenarla, pero resulta que ya tenía una reunión agendada ―intentó excusarse―. Con lo ocupados que estábamos ayer, no me fijé en lo que estaba en la agenda, ¿quién lo diría?Seguían golpeando con insistencia, así que el príncipe tomó la iniciativa de acercarse y lo hizo a un lado con una mano para abrir con la otra. E inmediatamente quiso no haberlo hecho porque Clarisse entró hecha una furia. Lo hizo retroceder hasta que se topó con su escritorio, dejándolo acorralado.―Tenemos que a hablar ―dijo con dureza.Brion le dio una mirada a su asistente que de in
Ella estaba consciente de que comenzaba a sentirse demasiado acalorada, pero debía mantenerse enfocada en lo que ocurría en su entorno. Trató con todas sus fuerzas seguir el ritmo de la discusión con su ex novio, pero los mareos que la atacaban eran más potentes con cada segundo.Tal vez no fue una muy buena idea confrontar a Brion sola porque en este momento ella era una bomba hormonal de tiempo y ante la mínima alteración terminaba estallando.Intentó controlarse, lo seguía con la mirada enfocándose en cada gesto que hacía, en la manera en que sus ojos brillaban y su cabello oscuro revoloteaba. Quizás si lograba centrarse en algo más, su cuerpo olvidaría que estaba sintiéndose fatal en ese instante. Pero sólo estaba comprando algo de tiempo para salir de ahí, algo que no logró porque llegó a un punto en el que no pudo mantenerse más de pie.Respiró profundo varias veces, pero su corazón lo único que hacía era latir con más fuerza y cuando Brion lanzó ese último grito ella sólo empez
Se sentía cómo una liebre atrapada mientras el doctor le hacía una serie de preguntas y todas sus respuestas eran bastantes tajantes, pues no quería entrar en detalles. Había intentado de todo para que la dejaran ir, sin embargo, el pelinegro se negó a llevarla a casa sin que la revisaran. Y es que ni siquiera consiguió hacer que él saliera del consultorio, por lo que estaba en un rincón observando todo en silencio.Eso definitivamente la tenía alterada.Podía sentir su filosa mirada rozándole la piel a pesar de que ella se estaba esforzando por actuar como si él no existiera.Le explicó al doctor que sólo había salido sin comer esa mañana y por ello el desmayo que tuvo, que no era algo grave y únicamente deseaba irse a casa para dormir. No obstante, lo que realmente le preocupaba era que le aplicaran algún medicamento que pudiese hacerle daño al bebé.―Si me permite, quisiera hacerle unos estudios de sangre.―¿Cómo dijo? ―soltó, aturdida.―Sólo es por protocolo. Su alteza real fue mu
―Gracias… ―dijo de repente la mujer de ojos azules―. Está delicioso lo que pediste.Brion levantó la mirada de su plato y tomó eso cómo una señal para iniciar la conversación, pues desde que entraron al lugar ella no dijo nada.Usó la servilleta para limpiarse y la colocó a un lado.―No tienes nada que agradecer, Clarisse. Simplemente estoy siguiendo las indicaciones del médico.―Estás haciendo más que eso ―murmuró, aunque él la escuchó.―¿A qué te refieres con eso? ―quiso saber.―Pudiste llevarme a la empresa o dejarme en mi casa. Pero en vez de eso me trajiste a un restaurante que se parece demasiado al que solíamos ir.―Te encantaba ese lugar.―Lo amaba ―pronunció con suavidad―. Cómo todo lo que hacíamos juntos.El príncipe mostró una débil sonrisa en la comisura de sus labios que desapareció velozmente.―Es una gran suerte que hayan abierto uno acá ―desvió el tema.―Dijiste que era una sucursal de ese mismo pequeño local, pero no te creí, así que revisé el Instagram del restaurant
Ya había pasado más de media hora y Clarisse nada que regresaba. Sabía perfectamente que usó las escaleras de emergencia para subir, podría estar fácilmente en la azotea del edificio. Terminó su bebida y depositó el baso en la mesa cuidadosamente, ese tiempo era suficiente para que ella tuviese espacio.―Malik ―chasqueó los dedos y su amigo se acercó con calma―. Enciende el auto, iré con ella.―¿Crees que sea una buena idea? No estoy seguro de que se encuentre en la mejor condición para relacionarse contigo ―comentó y notó que tenía un mechón de cabello fuera de lugar, así que lo llevó a su lugar con un dedo―. En realidad, no parece que seas su persona favorita en el mundo.―¿Tú crees? ―habló con una gran porción de sarcasmo. Se levantó y dejó un gran fajo de billetes en la mesa―. Sólo has lo que te pedí.Malik rodeó los ojos con resignación, pero al final aceptó la orden que le dieron.Por su parte Brion siguió los pasos de la pelinegra con calma y cuando llegó a la parte de arriba e