―No podemos permitir que Brion descubra el embarazo de Clarisse…―¿Cómo dices? ―se irguió para verlo a la cara.Jeremy la sujetó de los brazos a la par que le daba una mirada llena de preocupación.―Promételo, Patrice. Promete que nunca le dirás a nadie que Clarisse espera un bebé de Brion ―insistió.―¿Qué?Ambos voltearon con miedo al escuchar esa voz.Peter estaba en puerta viéndolos atónito, no podía creer que lo que había escuchado, eso no era posible, no tenía sentido. Su señor no podía haber embarazado a la señorita Clarisse porque no estaban juntos desde hace mucho tiempo. A menos de que esa fuese la razón por la que se separaron, ella quedó en cinta y no quiso interrumpir el embarazo a petición del señor Brion.―Maldición… ―masculló el moreno entre dientes―Peter… ―el hombre camino lentamente hasta un sofá que estaba ahí y ella se acercó con cuidado―. Oye, Peter. Necesito que no digas nada de lo que escuchaste.―Un hijo… ―murmuró, estaba en shock cómo para escucharla.―No pued
Se sentía cómo un completo extraño y realmente lo era.Durante el funeral de su abuela apenas y habló con alguien, todos los invitados mantenían la distancia por respeto ante la perdida. Aunque sabía perfectamente que muchos lo miraban sobre el hombro cuando lucía distraído y eso fue bueno. No estaba interesado en hablar con nadie, en especial con esa clase de personas, no obstante, ahora era diferente.Caminando entre ellos ninguno apartaba la mirada del futuro rey, miradas llenas de recelo, a donde quiera que se moviera todos esos ojos lo seguían. No les molestaba, era claro que todos ya estaban al tanto de que pronto tanto la corona cómo el negocio familiar le pertenecerían.Lo más seguro es que ninguno estuviese para nada emocionado con esa noticia en el cambio de administración, pero conocía a las personas de ese mundo. Buscarían la manera de aprovecharse de la situación creyendo que Brion no sabría cómo manejar el negocio.Parecía que ya habían olvidado que trataban con el Prínc
La esplendida música creada por la orquesta real se esparcía por todo el salón mientras que el príncipe heredero aperturaba el baile con la condesa. Nadie les quitó la mirada de encima, era de suponerse que bailaría con ella porque estuvieron comprometidos y muchos pensaron que esa unión se restablecería.Por su parte, los Velghary estaban seguros de que Brion no aceptaría casarse con ella o con alguien que escogieran para él. De hecho, tal vez no se casaría nunca y eso resultaba en un gran beneficio para ellos porque sin boda no hay descendencia. No obstante, lo que estaba pasando era sumamente sospechoso para todos ellos.No tenía nada de sentido que de un minuto al otro Brion se acercara para pedirle a Arlette que bailara con él. Supusieron que bailaría con Seniah, tal vez con Daliah para mantener la treta ante el público, pero esto los dejó prácticamente con la boca abierta.Pero si había alguien que no podía estar más estupefacta, era la misma condesa Arlette. Sus pies podían mov
Zadriel mostró una sonrisa retorcida y sus ojos brillaron con maldad pura. Parecía un niño malcriado y revoltoso que estaba a punto de llevar a cabo una de las mejores travesuras de su vida. Brion lo notó a pesar de no estar viéndolo directamente y su cabeza empezó a maquinar diversos escenarios de lo que podría ocurrir ahora.―¿Estás completamente seguro de eso? ―dudó el hombre con una voz tranquila. Estaba tratando de no verse tan emocionado.―Por supuesto que sí, sigo siendo Brion de Velghary.―En ese caso creo que deberías demostrarlo, ¿no te parece? ―le ofreció, pero el príncipe no respondió porque sin darse cuenta había mordido el anzuelo―. ¡Tú eres Brion de Velghary y quieres ser rey, pero todos acá dudamos que tengas lo necesario para ocupar ese puesto! ―ante el escandalo que armaba las personas los miraron expectantes―. ¡En ese caso, su alteza real, me da gusto tener algo para que nos muestre si aún es digno de ser llamado el Príncipe Muerto!Seniah se alarmó cuando vio cómo
Los murmullos no se tardaron en aparecer.La historia se estaba repitiendo y al igual que la primera vez, ese infeliz desagradecido estaba saliéndose con la suya. Podía sentir cómo se burlaban de ellos, cientos de ojos los juzgaban y empezaban a considerarlos débiles. No podía permitir que alguien se atreviera a verlos de esa manera, ellos estaban en la cima, así había sido por mucho tiempo y no cambiaría.La rubia sintió la rabia corroer cada parte de su cuerpo y era cómo el mismo fuego que estaba ardiendo en aquella cama de flores.¡Se burlaban de ellos!¡Podías ver las muecas que estaban a nada de ser sonrisas retorcidas!¡Los escuchaba a todos!¡Estaban ahí para ponerse en su contra!Querían derrocarlos…Deshacerse de ellos…Matarlos…¡Sí!¡Eso debía hacer!¡Matarlos a todos esos bastardos!―¡¿Cómo te atreves, miserable?! ―rugió la mujer desde el otro extremo. Sus ojos parecían arder con llamas verdes―. ¡Vienes a nuestro reino y te atreves a amenazarnos! ¡A nosotros! ¡Somos la Gra
Por primera vez en un largo tiempo el dolor había disminuido.Al menos podía respirar con más calma y podían sentir la punta de los dedos. Abrió los ojos con pesades mientras sentía la garganta demasiado seca, necesitaba algo de agua. Analizó su entorno con una visión borrosa, sin embargo, pudo darse cuenta de que ya no estaba en la prisión del palacio. Era demasiado extraño, no reconocía para nada esa habitación y por eso supo que no estaba en el palacio real.Intentó incorporarse en la enorme cama, pero parecía que cada uno de los músculos de su cuerpo se habían petrificado y el simple hecho de parpadear era muy dolorosa. Su visión terminó aclarándose por completo y puedo inspeccionar correctamente el lugar, pero de nada sirvió porque seguía sin poder ubicarse.Fue en ese momento que puedo notar que ya no tenía yesos en los brazos, de hecho, sólo estaba vendado y, aunque sentía dolor, podía mover los dedos débilmente. También descubrió que tenía un catéter y estaba conectado a un ap
―¿Y este? ―preguntó el niño mostrándole una caja de cereal.Clarisse sonrió de lado y se mordió los labios para no carcajearse. Se inclinó y le dio un beso en la nariz con mucho cariño, algo que hizo reír a su pequeño solecito.―Mi amor, ya tienes cuatro cereales diferentes.―Pero no tengo este… ―hizo un mohín.―Buen intento, garrapata. Pero ya escuchaste a la embarazada, ya tienes muchos cereales y no quiero que te vuelvas loco con el azúcar ―Lorna le quitó la caja y la devolvió a su lugar. Vio que su amiga iba a decir algo, pero no se lo permitió―: Tú ni siquiera opines. En primer lugar, cuando este mocoso te pone ojitos tiernos cedes. Y Ahora que estás embarazada eres una cajita llena de hormonas.―¿Y sólo por eso ya no puedo decir si mi sobrino puede o no tener otro cereal? ―rio la pelinegra.La pelirroja le apuntó con el dedo índice y le guiñó el ojo alegremente.―¡Le atinaste, querida!―No me agrada esa anciana ―refunfuñó el niño, cruzado de brazos.―¡Te escuché, enano! ―gritó l
―Para ser sincera tal vez fue egoísta de mi parte involucrarlos en este asunto. Pero ustedes son mi familia y no creo ser capaz de pasar por todo el proceso yo sola…Tessa la abrazó a la altura de los hombros.―Ay, linda… No eres egoísta, es normal recurrir a las personas más cercanas cuando se está en una situación compleja y tú lo dijiste, somos tu familia y es más que obvio que te apoyaremos.La pelinegre mostró una sonrisa melancólica.―Me alegra mucho tenerlos.―¿Incluso a esos tres? ―frente a ella estaba el resto de su familia jugando sin algún tipo de vergüenza, riendo a carcajadas y dando saltos de un lado al otro para evadirse.―Sí, a ellos también. Son algo…, tontos, pero son familia ―rio la ojiazul, pero luego soltó un suspiro―. Sólo espero que mis padres y mi hermano lo acepten tan bien cómo ustedes lo han hecho.―¿Tu familia en Canadá todavía no lo sabe? ―preguntó, sorprendida y su amiga negó con la cabeza―. Carajo, pensé que ya lo había hablado la última vez que llamaron