La esplendida música creada por la orquesta real se esparcía por todo el salón mientras que el príncipe heredero aperturaba el baile con la condesa. Nadie les quitó la mirada de encima, era de suponerse que bailaría con ella porque estuvieron comprometidos y muchos pensaron que esa unión se restablecería.Por su parte, los Velghary estaban seguros de que Brion no aceptaría casarse con ella o con alguien que escogieran para él. De hecho, tal vez no se casaría nunca y eso resultaba en un gran beneficio para ellos porque sin boda no hay descendencia. No obstante, lo que estaba pasando era sumamente sospechoso para todos ellos.No tenía nada de sentido que de un minuto al otro Brion se acercara para pedirle a Arlette que bailara con él. Supusieron que bailaría con Seniah, tal vez con Daliah para mantener la treta ante el público, pero esto los dejó prácticamente con la boca abierta.Pero si había alguien que no podía estar más estupefacta, era la misma condesa Arlette. Sus pies podían mov
Zadriel mostró una sonrisa retorcida y sus ojos brillaron con maldad pura. Parecía un niño malcriado y revoltoso que estaba a punto de llevar a cabo una de las mejores travesuras de su vida. Brion lo notó a pesar de no estar viéndolo directamente y su cabeza empezó a maquinar diversos escenarios de lo que podría ocurrir ahora.―¿Estás completamente seguro de eso? ―dudó el hombre con una voz tranquila. Estaba tratando de no verse tan emocionado.―Por supuesto que sí, sigo siendo Brion de Velghary.―En ese caso creo que deberías demostrarlo, ¿no te parece? ―le ofreció, pero el príncipe no respondió porque sin darse cuenta había mordido el anzuelo―. ¡Tú eres Brion de Velghary y quieres ser rey, pero todos acá dudamos que tengas lo necesario para ocupar ese puesto! ―ante el escandalo que armaba las personas los miraron expectantes―. ¡En ese caso, su alteza real, me da gusto tener algo para que nos muestre si aún es digno de ser llamado el Príncipe Muerto!Seniah se alarmó cuando vio cómo
Los murmullos no se tardaron en aparecer.La historia se estaba repitiendo y al igual que la primera vez, ese infeliz desagradecido estaba saliéndose con la suya. Podía sentir cómo se burlaban de ellos, cientos de ojos los juzgaban y empezaban a considerarlos débiles. No podía permitir que alguien se atreviera a verlos de esa manera, ellos estaban en la cima, así había sido por mucho tiempo y no cambiaría.La rubia sintió la rabia corroer cada parte de su cuerpo y era cómo el mismo fuego que estaba ardiendo en aquella cama de flores.¡Se burlaban de ellos!¡Podías ver las muecas que estaban a nada de ser sonrisas retorcidas!¡Los escuchaba a todos!¡Estaban ahí para ponerse en su contra!Querían derrocarlos…Deshacerse de ellos…Matarlos…¡Sí!¡Eso debía hacer!¡Matarlos a todos esos bastardos!―¡¿Cómo te atreves, miserable?! ―rugió la mujer desde el otro extremo. Sus ojos parecían arder con llamas verdes―. ¡Vienes a nuestro reino y te atreves a amenazarnos! ¡A nosotros! ¡Somos la Gra
Por primera vez en un largo tiempo el dolor había disminuido.Al menos podía respirar con más calma y podían sentir la punta de los dedos. Abrió los ojos con pesades mientras sentía la garganta demasiado seca, necesitaba algo de agua. Analizó su entorno con una visión borrosa, sin embargo, pudo darse cuenta de que ya no estaba en la prisión del palacio. Era demasiado extraño, no reconocía para nada esa habitación y por eso supo que no estaba en el palacio real.Intentó incorporarse en la enorme cama, pero parecía que cada uno de los músculos de su cuerpo se habían petrificado y el simple hecho de parpadear era muy dolorosa. Su visión terminó aclarándose por completo y puedo inspeccionar correctamente el lugar, pero de nada sirvió porque seguía sin poder ubicarse.Fue en ese momento que puedo notar que ya no tenía yesos en los brazos, de hecho, sólo estaba vendado y, aunque sentía dolor, podía mover los dedos débilmente. También descubrió que tenía un catéter y estaba conectado a un ap
―¿Y este? ―preguntó el niño mostrándole una caja de cereal.Clarisse sonrió de lado y se mordió los labios para no carcajearse. Se inclinó y le dio un beso en la nariz con mucho cariño, algo que hizo reír a su pequeño solecito.―Mi amor, ya tienes cuatro cereales diferentes.―Pero no tengo este… ―hizo un mohín.―Buen intento, garrapata. Pero ya escuchaste a la embarazada, ya tienes muchos cereales y no quiero que te vuelvas loco con el azúcar ―Lorna le quitó la caja y la devolvió a su lugar. Vio que su amiga iba a decir algo, pero no se lo permitió―: Tú ni siquiera opines. En primer lugar, cuando este mocoso te pone ojitos tiernos cedes. Y Ahora que estás embarazada eres una cajita llena de hormonas.―¿Y sólo por eso ya no puedo decir si mi sobrino puede o no tener otro cereal? ―rio la pelinegra.La pelirroja le apuntó con el dedo índice y le guiñó el ojo alegremente.―¡Le atinaste, querida!―No me agrada esa anciana ―refunfuñó el niño, cruzado de brazos.―¡Te escuché, enano! ―gritó l
―Para ser sincera tal vez fue egoísta de mi parte involucrarlos en este asunto. Pero ustedes son mi familia y no creo ser capaz de pasar por todo el proceso yo sola…Tessa la abrazó a la altura de los hombros.―Ay, linda… No eres egoísta, es normal recurrir a las personas más cercanas cuando se está en una situación compleja y tú lo dijiste, somos tu familia y es más que obvio que te apoyaremos.La pelinegre mostró una sonrisa melancólica.―Me alegra mucho tenerlos.―¿Incluso a esos tres? ―frente a ella estaba el resto de su familia jugando sin algún tipo de vergüenza, riendo a carcajadas y dando saltos de un lado al otro para evadirse.―Sí, a ellos también. Son algo…, tontos, pero son familia ―rio la ojiazul, pero luego soltó un suspiro―. Sólo espero que mis padres y mi hermano lo acepten tan bien cómo ustedes lo han hecho.―¿Tu familia en Canadá todavía no lo sabe? ―preguntó, sorprendida y su amiga negó con la cabeza―. Carajo, pensé que ya lo había hablado la última vez que llamaron
―¿Señor? ―la voz de Thierry rebotó en aquella habitación que había quedado en un profundo silencio. Macon no dejaba de verse en el espejo cómo si no reconociera a la persona que estaba viendo―. ¿Se encuentra bien, alteza?Él intentaba ser lo más educado posible a pesar de que lo único que deseaba era saltarle encima y exigir respuestas. Sin embargo, sabía que si se comportaba sumiso y obedecía al príncipe entonces podría ganarse su favor y conseguir que lo sacasen de ese lugar.Thierry ni siquiera tenía la mínima idea de cómo terminó en aquel sitio, pues lo último que recordaba es que estaba en una residencia privada en Nueva Zelanda. Debía permanecer ahí porque desde que su hermano se enteró de lo que tenía con la princesa Annabeth se volvió un paranoico absoluto.Prácticamente había puesto a un ejército para que lo escoltara incluso dentro de la misma residencia y se sentía sofocado, pero una noche que salió a cumplir con un trabajo el infierno se lo tragó. No tuvo ni una oportunida
Macon no sabía cómo sentirse.Ya había escuchado esas palabras anteriormente por diversas razones, pero había algo diferente. La entonación y su mirada eran verdaderamente sinceras, o eso le parecía porque desde que tiene uso de razón sólo se rodea de hipócritas. Personas que simplemente lo adulaban y le decían lo que quería escuchar para evitar que los matase.Macon nunca se consideró una persona malcriada, no hacía berrinches, principalmente porque de haberlo intentado tal vez los castigos hubiesen sido peores en ese entonces. Quizás hasta lo habrían dejado igual o más malherido de lo que estaba en ese momento.Aún le era difícil aceptar todo lo que su primo le dijo.Era doloroso porque eran su familia, no tenía nada más que a ellos y la lealtad que le enseñaron. Los Velghary eran el centro de su vida, su piedra angular y ahora que comenzaba a pensar en ellos de otra manera, pues su mundo parecía fuera de orbita.Simplemente era mucho para procesar y no había pasado el tiempo sufici