—En ese caso creo que siempre seremos enemigos —concluyó la princesa heredera al trono.

—Querida, ¿alguna vez hemos sido otra cosa? —se burló deliberadamente.

—Buen punto. Entonces te ofrezco un trato. Mantente alejado de mi hermano y no te encerraré en el calabozo más profundo que haya en este palacio —lo amenazó.

—No te tengo miedo, Daliah. Y no crea por un segundo que vas a detenerme por una simple razón, y es que ni siquiera sabes qué es lo que estoy planeando realmente.

—No necesito conocer todos los detalles para saber que no lo conseguirás. ¿Olvidas que seré la reina y no habrá nada que no pueda conseguir?

—Si es que llegas a recibir la corona.

—¿Qué significa eso? —lo miró con los ojos entornados.

Macon rio y la miró con petulancia.

Por supuesto que había algo que ella no sabía y podría decírselo, pero eso no sería tan divertido y no había nada más que le gustara al castaño que divertirse. Ese astuto zorro siempre tenía la razón y una ventaja cuando se trataba de sus juegos me