CAPÍTULO 235

Daliah caminaba tranquilamente por el pasillo mientras Richter le seguí de cerca. La diferencia física era abismal, ella parecía una pequeña muñeca ante aquel hombre corpulento que fácilmente podría aplastarle la cabeza con una mano. Lo observó de reojo y la comisura de sus labios se elevó con emoción. Era igual que una niña que estaba por hacer una travesura.

Al entrar en el salón los ojos de los presentes se centraron en ella. Su familia estaba posicionada alrededor de una enorme mesa de cristal que en el centro tenía tulipanes blancos, los favoritos de la reina.

—Lamento si los hice esperar. Richter no es muy buen conductor —musitó Daliah.

El hombre se sorprendió ante eso porque ambos sabían que él no condujo ninguno de los vehículos y mucho menos el de ella. Simplemente la miró tomar su lugar con la gracia de una bailarina junto a su tía Seniah.

—¿De verdad? —Zadriel lo volteó a ver—. Eso es extraño, ya que a mi parecer era un buen trabajador.

—Tal vez para ti, tío Zadriel. Pero c
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