—Daliah, necesito hablar de algo contigo —le dijo Seniah.La reunión había acabado, por lo que estaban en los corredores del palacio, y Seniah quiso aclarar algunas cosas con ella antes de que fuera muy tarde.Su sobrina se detuvo y la miró con una ceja alzada.—¿Necesitas algo? —preguntó en un tono demasiado vano.—Así es. Tenemos que hablar del proyecto de beneficencia en el que estamos trabajando.Los ojos de Daliah se movieron de un lado al otro mientras sonreía divertida. Se encogió de hombros sin comprender a lo qué se refería la mujer o tal vez simplemente no le importaba.—¿Qué hay con eso?—"¿Qué hay con eso?" —la imitó, desconcertada por su actuar—. ¿Acabas de escucharte, sobrina? Creí que aún estabas interesada en ayudar con la fundación de música en Seattle. ¿Por qué parece que ahora ya no te interesa nada más que la corona?—¿Y qué tendría de malo? Para esto nací, mi vida es por y para la corona de Velghary —aseguró, sonriente y orgullosa de sí misma—. Si tanto quieres ay
—Mi lealtad está para con la familia real, pero principalmente soy leal al príncipe Zadriel y él dio ordenes estrictas —contestó el hombre tras las rejas—. ¿Y ahora soy castigado por seguir ordenes?Daliah lo miró sobre su hombro con apatía y viró los ojos con fastidio. Realmente era alguien bastante molesto, así que iba a disfrutar mucho ese momento mientras le daba una lección al jurado caballero de Zadriel.—Recibirás lo que consideré justo y un castigo es más que justo —se acercó a un armario en el que se encontraba una amplia variedad de artículos de tortura y tomó un pequeño cuchillo—. Sujétenlo.Los guardias obedecieron, pues entraron en la celda y comenzaron a luchar con Richter, el cual no se quería dejar someter. Él era mucho más grande que los demás, sin embargo, sólo era uno y un momento después estaba contra el suelo.—¡Libérenme! —demandó con la cabeza pegada al suelo—. ¡Soy un guardia de rango superior! ¡Es una orden!A pesar de sus gritos ninguno hizo lo que pidió.—No
—Identifíquense —demandó un guarda en la entrada de la mansión Clermont.—Liza Veliartte. Soy la ama de llaves de Soren Oversax y será mejor que me dejan pasar antes de que derribe esas rejas —apuntó con el dedo a la entrada—. ¡Ahora!El hombre fue a hablar con otro y luego las verjas se abrieron para darle paso a los vehículos que terminaron deteniéndose frente a la puerta principal en la cual esperaba una mujer madura de cabello castaño claro con mechones rubios, ojos verdes azulado y piel clara. Vestía un atuendo formal de color gris con detalles azules.Le dio una mirada al grupo de personas que estaba frente a ella de una manera bastante juzgadora y la ama de llaves le devolvió la mirada hostil. No permitiría que una mujer tan estirada la fuera a hacer menos sólo con una mirada. Nadie estaba por encima de ella, porque ella se aseguraba de nunca actuar de ese modo con otros. Se trataba de dar respeto para recibir respeto.—Buen día, sean bienvenidos a la mansión Clermont. Soy Donn
Cuando contestó la llamada no esperaba que hubiera público presente, pero simplemente los ignoró. De su lado estaba Liza el hombre al que le presentaron cómo Vincent y también estaba Jax. Mientras que del lado de su novia estaba Madeline al fondo y más cerca de la pelinegra una mujer a la cual reconoció cómo su tía, pero la verdad no recordaba su nombre.—Daliah, finalmente contestas. Estaba muy preocupado por ti, por un momento llegué a pensar lo peor. Madeline no me decía nada claro y por mucho que… —sus palabras angustiadas fueron perdiendo volumen al ver las manchas que cubrían parte del cuerpo de su novia—. Daliah, ¿qué es eso?—¿Ah? —la chica chica se miró las manos y reaccionó al darse cuenta que no se limpió antes de recibir la llamada—. Esto… Tuve que encargarme de alguien esta tarde.—¿A qué te refieres?—¿Mató a alguien? —cuestionó Jax, perturbado.El agente del FBI tenía en claro con qué clase de personas estaba asociado. Aunque una cosa era dejar que ellos hicieran lo que
La jaqueca que azolaba su cabeza era verdaderamente atroz, ni siquiera con medicamente podía aliviar el dolor, pero era de esperarse luego de haber inalado un somnífero. A pesar de que le inyectaron algo para contrarrestarlo, aún seguía con mucho sueño y sólo estaba utilizando su fuerza de voluntad para no rendirse.Miró a su alrededor, analizando todo lo que llamaba su atención. La decoración no era igual a la del lugar en el que vivía, pero estaba seguro de que la reconocía. La alfombra azul acero bajo sus pies con patrones en blanco sólo lo hicieron sentir mareado y tuvo que echar la cabeza hacia atrás, sobre el espaldar, para no vomitar.Escuchó algunos ruidos lastimeros, aunque no estaba seguro de que tan cerca o lejos estaban, sólo podía pensar en que no debía ceder ante la pesadez que asechaba todo su ser.—¿Cómo estás?Esa voz la reconoció y sus adormilados ojos cayeron sobre ella. Vestía extraño, ella siempre usaba ropa cómoda y en especial suéteres tejidos de lana. No obstan
—¡Tres días! —clamó la chica de ojos azules. Estaba en el sofá abrazando sus propias piernas—. ¡Han pasado tres putos días y no he sabido nada de Soren! ¡No tengo la menor idea de donde está o qué hace! ¡Él simplemente desapareció! —Lorna sólo le tendió la mano a lo cual recibió una mirada llena de confusión—. ¿Qué?—¿Tú qué crees? —le preguntó Galen y apuntó hacia la cocina en donde su hijo estaba sentado en la barra con Tessa.—Mierda, lo olvidé.—Duplica —le dijo su amiga.—Bien… —se levantó y fue a su habitación para luego entregarle diez dólares a su amiga—. Dejaré el monedero aquí. Creo que lo voy a necesitar si seguimos hablando de este tema.—Bueno, en realidad sólo explotaste después de que Jeremy te llamara hace un segundo —mencionó Galen—. Antes de eso teníamos una conversación normal.—Pat, mi cielo. ¿Quieres ver una película en mi habitación?—¡Sí! ¡Quiero ver la granja! —exclamó y se fue corriendo.—¿En verdad enviaste a mi hijo a ver televisión a otro lado para que pued
Las cosas no podían ser peor, ya que una camioneta los estaba siguiendo muy de cerca y Owen hacía todo lo posible a pesar de sus heridas para que no los sacaran del camino. Debía perderlos antes de que llegaran al apartamento de Clarisse o el resultado de ese suceso sería mucho peor.El auto fue golpeado y el trigueño se aferró al volante mientras que Liza intentaba desesperadamente mantener a Soren protegido. Él seguía inconsciente y la sangre no paraba de salir a pesar de que la ama de llaves mantenía presionada la peor herida que tenía.—¡Sácanos de acá! —le pidió su novia desde el asiento trasero.—¡¿Crees que no estoy tratando de hacerlo?! —rugió desde el puesto del piloto—. ¡Esos malditos bastardos! ¡¿Quién mierda son?!—¡Aparecieron de la nada y estaban cubiertos de pies a cabeza! ¡No podemos llevarlos directamente al apartamento de Clarisse!—¡No me digas! ¡¿Por qué debemos ir ahí?! —los golpearon por un costado y el auto derrapó por el camino— ¡Sujétate, voy a intentar algo!
—Necesitas limpiar eso… —la chica alzó la vista hacia el hombre que estaba resguardando la entrada de su habitación—. ¿Estás bien?—¿A ti qué te parece? —enunció con la voz quebrada—. No sé lo que está pasando, Owen… ¿Por qué Soren está tan herido?Él no respondió, simplemente desvió la mirada con pesar.—No es algo que debes saber de mí, Clarisse.—¿Y de quién debo saberlo? ¿Peter, Liza? ¿O qué te parece si se lo pregunto a Soren? ¡Oh, no creo que se pueda! ¡Él está desangrándose en mi sofá!—Lo lamento mucho, Clarisse. Pero hubo un altercado y él salió lastimado.—¿Qué altercado? ¿Por qué alguien lo atacaría? Se supone que ya se solucionó el problema que tenía antes —dijo, alterada—. Simplemente no entiendo. ¡¿Por qué no lo llevan a un hospital?!—Porque harían demasiadas preguntas para las que no tenemos respuestas.—¿Qué es lo que significa eso?—Significa que no sabemos quién lo hizo.—Owen… ¿Alguien lo secuestró cómo intentaron conmigo?El trigueño movió la boca sin pronunciar u