Oliver se le quedó mirando un por un momento. Tal vez tenía algo de razón en lo que decía, pero era lo peor que se le podía ocurrir a alguien porque Soren podría ver eso como traición. Si realmente quisieran hacer que él recapacite tendrían que utilizar otro método, no declararle la guerra a un ex miembro de la familia más peligrosa que pudiese haber.—¿Y? ¿Qué dices?—No lo creo. Piensa en algo más y tal vez, sólo tal vez, yo decida apoyarte —le dejó en claro. Se dio la vuelta y fue directo a la habitación en la que Soren había quedo, pero ahora no estaba—. ¿Dónde está?—No me preguntes. Aún no he podido llevar a cabo mi plan —musitó el castaño.Recorriendo el pasillo hasta que se toparon con una mujer del equipo de seguridad que iba pasando por ahí.—Alexandra, ¿has visto a Soren? —le preguntó su jefe.—Sí, él fue al sótano.—¿Ahora si estás interesado en escuchar mi plan? —Oliver apretó la mandíbula ante el agente del FBI que parecía regodearse con el hecho de que podría tener razó
Aquella tarde Clarisse llegó a casa gracias a que Galen la llevó en su auto, pues para sorpresa de ella y de sus amigos, Soren no se presentó para buscarla como siempre y tampoco estaba alguno de sus hombres de confianza. Eso en verdad fue extraño, Soren nunca faltaba y cuando él no podía ir enviaba a Peter u Owen por ella, es que ese día ni siquiera estuvieron con ella su propio equipo de seguridad.No se quejaba, de hecho, no le molestaba para nada porque siempre respetaban la distancia para no incomodarla. Sin embargo, ya se había acostumbrado a voltear y verlos a lo lejos mientras actuaban cómo simples transeúntes.—Hola, Clarisse. ¿Qué tal estuvo tu día? —saludó Liza, afablemente.—Fue bastante tranquilo. Demasiado, diría yo —dejó sus cosas sobre el sofá y se recogió el cabello en una coleta—. ¿Dónde está Soren?—¿No está contigo?—No. Tampoco los demás.—Espera, ¿qué dijiste? ¿Cómo que no está contigo?—No fue por mi y tampoco envió a nadie a buscarme, y para mi sorpresa tampoco
La ama de llaves no pudo dormir en toda la noche. Llamó a todo mundo, pero ninguno le contestaba y estaba siendo carcomida por el miedo y la preocupación. Se prometió a sí misma que si ninguno aparecía iría con el FBI ella misma para hacer que los busquen. Bajó las escaleras a toda prisa, por suerte el resto del equipo de seguridad estaba en la casa, aunque cuando les preguntó anoche ninguno supo dónde estaban.—Buen días, Liza. ¿Está todo bien? —preguntó uno de los ex agentes.—Vincent, ¿has sabido algo de los demás?—Lo siento, aún no se comunican con nosotros y justo estaba pensando en comunicarme con la casa de seguridad para que me informen de lo que pasa —explicó el hombre de cabello y ojos oscuros.—De acuerdo, ¿qué estás esperando? Llámalos de inmediato. Iré por un café porque no he dormido nada.El de seguridad marcó a la casa del FBI, pero le sorprendió que nadie respondiera rápidamente. No era nada normal que algo así pasara, siempre había personal en la casa porque era el
—¿Aún nada? —Clarisse alzó la mirada desde su teléfono para ver a su mejor amiga. Esta arqueó una ceja en espera de una respuesta, la cual obtuvo al ver la expresión de la pelinegra—. Comprendo. ¿Quieres hablar sobre eso?Le tendió el late que llevaba para ella.—Gracias, y no. No quiero hablar sobre eso —cortó el asuntó con mala cara.—Bueno, en ese caso hablamos de otra cosa. Ya tengo un boceto para el diseño de la presentación que haremos para Larry. Te lo enviaré al correo para que lo revises y si tienes alguna aportación, me lo haces saber.—Por supuesto. Lo haré cuando regresemos a la oficina —contestó automáticamente, aunque en realidad no estaba escuchándola del todo y eso es algo que la pelirroja notó.—Sí… ¿Has pensado en qué haremos para la fiesta? ¿Será de una temática en especifico o será sencillamente de gala?—Creo que cualquiera está bien para mi…Lorna se le quedó viendo a su amigo, el cual se encogió de hombros sin saber qué decir. Él únicamente había estado observan
Lo estaba disfrutando, por supuesto que lo sí.Todas las miradas se centraban sólo en ella mientras recorría las calles del centro de la ciudad. Los paparazis la han estado persiguiendo desde el momento que bajó del auto con su escolta asegurándose de mantener una distancia prudente entre ella y los ciudadanos. Su personal cargaba con las bolsas que llevaban los logos de marcas muy costosas y ella lucía cómo lo que era, una princesa y futura reina.Se le concedió salir al público, debía mostrarse emocionada porque pronto sería ser su fiesta de compromiso en donde se presentaría oficialmente a Oliver Clermont cómo su prometido y futuro rey de la nación.¿Y la verdad?Realmente estaba feliz de que fueran a casarse.Puede ser que simplemente tuvieran muy poco tiempo juntos, pero estaba bien con eso. Confiaba en Oliver plenamente, sabía que él estaba de su lado y posiblemente aún era delicado el asunto de que pronto tendrían que darle un heredero al pueblo.Ni siquiera había hablado sobre
Daliah caminaba tranquilamente por el pasillo mientras Richter le seguí de cerca. La diferencia física era abismal, ella parecía una pequeña muñeca ante aquel hombre corpulento que fácilmente podría aplastarle la cabeza con una mano. Lo observó de reojo y la comisura de sus labios se elevó con emoción. Era igual que una niña que estaba por hacer una travesura.Al entrar en el salón los ojos de los presentes se centraron en ella. Su familia estaba posicionada alrededor de una enorme mesa de cristal que en el centro tenía tulipanes blancos, los favoritos de la reina.—Lamento si los hice esperar. Richter no es muy buen conductor —musitó Daliah.El hombre se sorprendió ante eso porque ambos sabían que él no condujo ninguno de los vehículos y mucho menos el de ella. Simplemente la miró tomar su lugar con la gracia de una bailarina junto a su tía Seniah.—¿De verdad? —Zadriel lo volteó a ver—. Eso es extraño, ya que a mi parecer era un buen trabajador.—Tal vez para ti, tío Zadriel. Pero c
—¿La abuela ya lo sabe? ¿Sabe que me casaré? —quiso saber Daliah, pues la realidad era que no había tocado ese tema con la reina porque a penas y la veía con aquella agenda tan ocupada.—Por supuesto que lo sabe, querida. Y no sólo eso, también muere de ansias por tener un bisnieto, así que yo te recomendaría trabajar en ellos inmediatamente después de la boda —las palabras de Carmina pudieron parecer una broma, sin embargo, estaba muy lejos de serlo.—¿Y eso es lo que quieres, Daliah? —preguntó Seniah de la nada y por consecuencia obtuvo la atención de todos—. Me refiero a que si ya te sientes preparada para ser madre.La expresión de estupefacción que la pelinegra tenía la arrojó a un lado para sonreír cómo si nada hubiera ocurrido.—Por supuesto que sí. Es importante que tenga hijos pronto para asegurarle al país un heredero legitimo —volteó a ver a sus primos inocentemente—. No es que no los considere a ustedes, pero es tradición y no podemos hacer nada.Serena forzó una sonrisa.
—Daliah, necesito hablar de algo contigo —le dijo Seniah.La reunión había acabado, por lo que estaban en los corredores del palacio, y Seniah quiso aclarar algunas cosas con ella antes de que fuera muy tarde.Su sobrina se detuvo y la miró con una ceja alzada.—¿Necesitas algo? —preguntó en un tono demasiado vano.—Así es. Tenemos que hablar del proyecto de beneficencia en el que estamos trabajando.Los ojos de Daliah se movieron de un lado al otro mientras sonreía divertida. Se encogió de hombros sin comprender a lo qué se refería la mujer o tal vez simplemente no le importaba.—¿Qué hay con eso?—"¿Qué hay con eso?" —la imitó, desconcertada por su actuar—. ¿Acabas de escucharte, sobrina? Creí que aún estabas interesada en ayudar con la fundación de música en Seattle. ¿Por qué parece que ahora ya no te interesa nada más que la corona?—¿Y qué tendría de malo? Para esto nací, mi vida es por y para la corona de Velghary —aseguró, sonriente y orgullosa de sí misma—. Si tanto quieres ay