En silencio regresó por donde venía y luego fue directo a su habitación. Se sentía confundida luego de haber escuchado la conversación de los hermanos Oversax porque era claro que estaban hablando sobre algo muy importante y secreto, además de que también sobre ella.

«¿Qué más puede estar ocultándome Soren?», se preguntó, mentalmente.

Cisco llegó y se acurrucó entre sus piernas. El perro parecía entender que en ese momento su dueña se sentía muy aturdida y con una mezcla de sentimientos a causa de las cosas que desconocía.

No estaba enojada, o tal vez sí, no estaba segura.

Pero sí estaba preocupada, ya que una vez más esa sensación de incertidumbre comenzaba a brotar en su ser. No desconfiaba de su novio, él había demostrado que no tenía malas intenciones y que la amaba, además, de que lo que hacía era para que ella estuviera a salvo. Sin embargo, era obvio que había algo más, un secreto que puede ser de un gran peso y valor para ambos.

—¿Crees que debería confrontarlo? —le preguntó a