Capítulo30
Miguel se quedó perplejo y frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó furioso.

—Pregúntale a ella y lo sabrás —respondió con indiferencia María. Dicho esto, lo esquivó hábilmente y se fue a paso rápido, dejando tras de sí una estela de dudas y preguntas sin responder.

Miguel, con expresión sombría, llamó al instante a Fabiola.

—Mamá, ¿fuiste a ver a María hoy?

Fabiola, aún molesta por la fuerte reprimenda de Antonio, se rio con una infinita amargura.

—¿Fue a quejarse contigo? Típico de una simple mujer rencorosa —escupió las palabras con absoluto desprecio.

Al oír esto, los ojos de Miguel destellaron con ira.

—Mamá, te dije que no te metieras en mis asuntos con María. ¿Por qué definitivamente no me haces caso?

—Si no fuera por ti, ¿crees que querría buscarla? Solo tienes una mujer afuera y ella arma un terrible escándalo mudándose. Si no puedes controlar a tu esposa, ¿cómo te verá la gente?

—Este es solo nuestro asunto. Si vuelves a buscar a María a escondidas, dejaré d
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