— ¿Cómo lo sabes si no se lo he mencionado a nadie? — preguntó sorprendida Rut.David respiró hondo y le respondió.— No importa cómo lo sé. Lo importante es que mis hermanos se disculpen contigo y no vuelvan a comportarse así — dijo David retirándose.— ¿Lo viste tú o te lo contaron? — insistió Rut.— Buenas noches, Rut — dijo David sin detenerse.Rut no respondió, se quedó pensando mientras David subía las escaleras.— Rut... — llamó desde el final de las escaleras.Rut levantó la mirada hacia él.— Recuerda apagar la luz — le recordó David.Rut asintió con la cabeza, pero en su mente se preguntaba: "¿Qué le pasa a este? ¿Cree que soy una niña para darme instrucciones?"A la mañana siguiente, todos estaban levantados temprano porque era domingo y debían ir a la iglesia.Doña Rebeca se le adelantó a Rut en la cocina, preparando todo cuando ella llegó.Acordaron que Rut cocinaría el almuerzo. Durante la comida, los gemelos se disculparon con Rut de manera humilde, lo que generó lástim
Después de observarla, notó que ella estaba nerviosa y luego habló.— Tómate tu tiempo — dijo él, mientras miraba un folleto que estaba sobre la mesa.Luego, el pastor dirigió la mirada hacia su esposa.— Por protocolo, ella tiene que estar aquí. Espero que no te moleste.Rut negó con la cabeza y volvió a quedarse en silencio.Ya había pasado bastante tiempo cuando el pastor intentó hablar.— Rut... — dijo él.— Mi nombre es Gabriela Estefanía Contreras y tengo 25 años...Rut continuó sin interrumpirse, contando todo sobre quién era, dónde vivía y acerca de su familia, proporcionando todos los detalles.Luego empezó a relatar desde la muerte de su abuela hasta ese momento. Era inevitable que la pobrecita no llorara, por lo que la esposa del pastor le pasó una servilleta y le ofreció agua.A diferencia de otras ocasiones, esta vez no ocultó nada y sí admitió todo lo relacionado con el puente.Después de consolarla en su llanto, se produjo un silencio.Luego, el pastor habló.— Dime...
Después de unos minutos, Rut decidió regresar a casa. Al entrar, vio a David sentado en la mesa del comedor, trabajando en su computadora. Sin embargo, Rut pasó directamente a la cocina, donde encontró a doña Rebeca, con quien comenzó a platicar.Rut sentía la necesidad de compartir toda la verdad con ella. Mientras tanto, doña Rebeca le contaba a Rut un pasaje de la biblia que se encuentra en el libro de San Lucas, capítulo 10, versículo 25. Rut escuchaba atentamente, y luego doña Rebeca le dijo:— En la biblia hay un libro que lleva tu nombre. Cuando tengas tiempo, puedes leerlo. Rut respondió que no tenía una biblia, y doña Rebeca le ofreció conseguírsela, con la condición de que se comprometiera a leerla. Rut aceptó dicho compromiso:— Lo prometo — dijo.— Trato hecho, espera aquí mientras regreso — concluyó doña Rebeca.Doña Rebeca fue por la Biblia y Rut se quedó en la cocina esperando. Al poco tiempo, doña Rebeca regresó con la Biblia y se la entregó. Aunque Rut intentaba dis
Luego, las chicas continuaron viendo más fotos y, efectivamente, en todas ellas aparecía Olivia. Doña Rebeca tenía razón. Sin embargo, por alguna razón, las chicas no mencionaron nada al respecto hasta que llegaron a las fotos más recientes y Wendy exclamó: — Esta foto es reciente. Rut se la mostró a doña Rebeca, quien afirmó: — Sí, esa foto fue tomada en el último cumpleaños de David y, como puedes ver, allí está Olivia. Nunca falta a sus celebraciones de cumpleaños — dijo doña Rebeca. Rut cerró el álbum y se lo entregó a doña Rebeca, quien lo guardó. Ambas chicas se quedaron en silencio, pensando en lo mismo. Después de un rato, Rut recordó lo que le había prometido a doña Rebeca y pidió a Wendy que la ayudara. Se levantaron y fueron a buscar la Biblia. Wendy enseñó a Rut cómo buscar cada libro, pero le sugirió que la leyera en privado. Luego, bajaron a la cocina. Mientras preparaban el almuerzo, Rut hizo una torta a petición de Wendy. Como los chicos no llegaría
Ella estaba leyendo la Biblia con el libro de Rut en mano cuando sonó la puerta; era Doña Rebeca, a quien Rut le abrió. Al entrar, Doña Rebeca le dijo: — Ah, estás leyendo el libro que te dije, ¿te costó trabajo encontrarlo?. A lo que Rut respondió: — No, Wendy me ayudó. Entonces Doña Rebeca preguntó: — Ah ya, me parece bien. Cuéntame, ¿de qué se trata?. Rut comenzó a contarle la historia. Después, Doña Rebeca volvió a preguntar: — Y dime, ¿qué te parece esa historia?. Rut respondió: — Pues bonita, con un final feliz, sin poder encontrar las palabras para describirla. Doña Rebeca permaneció observando a Rut y le dijo: — Si decidimos vivir para Dios, nuestra historia también tendrá un final feliz.A la mañana siguiente, como el día anterior, todos se levantaron muy temprano y se sentaron a comer. Después de agradecer a Dios, estaban comiendo cuando David recordó algo y dijo: — Mamá, hoy no llevaremos almuerzo...Un gemelo lo interrumpió: — ¿Vamos a venir a comer aquí?.
Luego de regresar, Rut se reunió con los chicos, quienes no dejaron de mirarla hasta que llegó a donde estaban ellos.— ¿Ya probaron la torta? — preguntó Rut al ver que todos la miraban fijamente.Los gemelos, al escuchar esto, parecieron despertar y comenzaron a repartir porciones de torta. Sin embargo, David, en lugar de unirse, se quedó pensativo mirando al suelo y ni siquiera terminó de comer.Después de la merienda, se dispusieron a trabajar. Rut se unió a uno de los gemelos para ayudarle, y luego se les unieron los niños. Juntos les explicaban cómo plantar. El sol estaba intenso y Rut, al no llevar nada en la cabeza para protegerse, pronto se puso colorada como un tomate. Decidió tomar un descanso, lo que animó a los demás a hacer lo mismo. Se miraban entre sí.— Rut, parece que te pintaste la cara de rojo — bromeó uno de los gemelos. El otro le quitó el sombrero y se lo colocó a Rut, diciendo: — Ahora sí, Rut, ríete del sol. Todos rieron, incluso Rut, al ver la jovialida
"Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu" (Salmos 34:18). Una ligera llovizna caía cuando Gabi llegó a la puerta de la casa de su tía. Tocó la puerta y el esposo de su tía la abrió. Al verla, llamó a su esposa, la tía de Gabi, quien al verla dijo: — ¿Qué haces aquí? Mi madre ya falleció, así que no tengo nada que ver contigo. No tengo por qué tolerarte, ya que la que me obligaba a hacerlo ya no está. — Johana, no seas tan grosera con la muchacha — comentó el tío político — . Ni siquiera le ha dicho por qué ha venido. — No, ni quiero saber — respondió la tía enojada . Que se vaya de mi casa. Esta muchachita le quitó todo a mi mamá, toda su vida, hasta el último aliento, y ni siquiera tuvo la decencia de presentarse en su entierro. Gabi, con lágrimas en los ojos, escuchaba en silencio, apretando sus manos. Aunque pensó en defenderse, optó por callar, sin fuerzas para enfrentar las acusaciones de su tía. Mientras su tía y su tío discu
La casa irradiaba un ambiente acogedor que momentáneamente permitió a Rut olvidar su miedo. Una fotografía enmarcada de toda la familia captó su atención en medio de las demás imágenes. En esta foto se encontraba Doña Rebeca junto a un caballero que, por su semejanza con David, parecía ser el esposo de Doña Rebeca. También figuraban David, los gemelos, y de manera sorprendente, un chico y una chica de ojos claros y cabello rubio. Estos últimos dos, notoriamente parecidos entre sí, resultaron ser los hijos mellizos de Doña Rebeca: Alex y Alexa, que siguieron en edad a David. Luego estaban los gemelos Joel y Johan, y finalmente, Doña Rebeca.Al observar la fotografía, Rut notó que Doña Rebeca se acercó a su lado y comentó con una sonrisa: "Ahí estamos todos, la familia al completo: mi difunto esposo David, mi hijo David, y estos dos, mi hijo Alex y mi hija Alexa, que son mellizos después de David. Y, por supuesto, los gemelos Joel y Johan... y yo, Rebeca". La risa nerviosa se contag