El Rey Lycan y su humana
El Rey Lycan y su humana
Por: Kar
Capitulo 01

Valentina Petrova

— ¿Está todo listo?— escuché a mi madre preguntar con vo fuerte.

Decidí no responder y simplemente quedarme entre el personal con la cara hacia abajo, no quería tener problemas hoy.

"Por favor Dios que no me vea" Rogaba en mi mente una y otra vez, para mi mala fortuna mi madre se acercó a mí y colocó sus manos en mi brazo moviéndome de forma brusca de dónde estaba.

— Madre — Susurré con algo de miedo.

— ¡¿Acaso nadie oye?!— Preguntó entre gritos muy cerca de mí — ¿Está todo listo?!— Volvió a preguntar mirándome fijamente, mi cuerpo se estremeció pero trata de mantenerme tranquila

Si no lo hacía me iría pero.

— Si madre— Susurré sin mirarla— está todo listo como usted lo ordenó

Ella me soltó y se alejó un poco de mí.

— Súbete y vístete, cambia esa cara — La oí decir subí lo más rápido que pude las escaleras sin correr no quería escuchar más gritos viniendo hacia mí.— Largo ustedes también — Le dijo al personal.

Entré al pequeño ático en el que estaban mis pertenencias, esta era mi habitación mis padres me la habían dado apenas cumplí 7 años, seguía igual que cuando me la habían dado, triste y algo llena de cosas navideñas, en la esquina de la habitación escondido detrás de las cortinas sucias estaba mi pequeño bolso ahí estaba lo más importante para mí, toda la ropa que hasta ahora tenía, una foto de mi nana y mía y algo de dinero que había logrado reunir.

Hoy sería el día!

Hace unos días al fin había cumplido la mayoría de edad si escapaba mis padres no podían obligarme a regresar, tenía meses planificando este momento y aquello me hacía sentir tan emocionada, podía imaginar toda una vida sin ellos, sin golpes, gritos o ser la sirvienta de mi hermana ni recibir humillaciones.

Me imaginaba que era usar ropa nueva que comprará para mí y no cosas que mi hermana ya no quería usar, tener una habitación bonita y no el atica lleno de telarañas y las cosas de navidad de mis padres, una cama cómoda y no un colchón en el suelo.

Suspiré antes de tomar el vestido que Cata había dado para mi, aunque para ella era un vestido viejo porque se lo había colocado un par de veces para mí era completamente nuevo y muy hermoso tenía que admitir que me quedaba muy bien.

Era cómodo y no me impedía caminar ni correr.

Había tomado una ducha hace 30 minutos así que solo me coloqué el vestido los tacones que podía sentir me quedaban un poquito grandes acomodé mi cabello y como solía hacerlo cada vez que tenía que acompañar a mis padres obligatoriamente algún evento.

Me apliqué un poco de rubor tratando de no verme tan pálida.

Una vez lista salí del pequeño ático y con mucho cuidado baje las escaleras.

Respiré profundo un par de veces tratando de calmar mis emociones, no podía dejar que mis padres lo notarán.

— ¿Por qué estás vestida así?!— grito Cata apenas me vio.

Ella se veía hermosa, radiante de hecho, tenía un collar de diamante en su cuello que brillaba pero sus ojos me miraban con ira.

— Cata tu le dijiste ese vestido hija— mi madre le habló con dulzura como nunca antes me había hablado a mi, había deseado por años que me mirara de esa manera, que me amara un poco de lo que amaba a Cata. Tomó su mentón con cuidado e hizo que la mirara — Tu te vez muchísimo más hermosa, recuerda que tú eres la estrella hoy, hoy se acordará tu compromiso, Valentina— Me miró con desprecio —ve y sientate en silencio en la sala— Ordenó para luego volver a mirar dulcemente a Cata.

Asentí.

Caminé hacia la sala y me senté en el sofá en silencio, juguete con mis manos durante no sé cuánto tiempo con los nervios a flor de piel y las emociones rebosandose de mi interior, escuché como el timbre sonaba indicándome que el invitado había llegado.

Mi corazón latía fuertemente ya casi se acercaba la hora de poder huir de este lugar.

¡al fin sería libre!

Pensaba alquilar un departamento, buscar un trabajo, cualquier cosa es mejor que quedarme en este lugar.

Me levanté rápidamente cuando escuché pasos acercarse, mis padres y mi hermana aparecieron vistiendo de forma muy elegante junto a un hombre, parecia tener no mas de 25 años, vestía un traje negro, no pude evitar detallarlo, piel morena, tenia barba de al menos una semana o más, ojos marrones claro que casi se veian verdes, tenia que admitir era muy atractivo, mi hermana venia casi colgando de su brazo con una enorme sonrisa.

— Bienvenido a nuestra casa Nicolás — Dijo mi padre — Ella es mi otra hija Valentina.

Los ojos del hombre que ahora sabía se llamaba Nicolás se posaron en mí, no se que vi pasar por sus ojos pero me asusté un poco cuando su mirada en mi se volvió más intensa.

¿Algo estaba mal?

¿Acaso me veía tan mal?

Mi corazón comenzó a latir de forma desenfrenada y un escalofrío me recorrió el cuerpo por completo.

No me gusta esa mirada, me hace sentir incomoda.

— Un placer conocerte Valentina — Aquella voz rasposa pero firme y varonil salió de sus labios levemente rojos y carnosos, quité la mirada de ellos y lo mire directamente a los ojos pero rápidamente los aparte sintiéndome intimidad.

— El placer es mio— Susurré mientras estrechaba su mano.

Apenas nuestras manos se tocaron sentí un corriente extraña recorrer mi cuerpo pero no lo solté al contrario me aferré más a ella.

— Ven Nicolás, siéntate junto a mi— Chillo mi hermana separando así nuestras manos, el se dejó llevar hasta el sofá más grande, Nicolás tomó asiento elegantemente y mi hermana se sentó a su lado.

— Se ven tan bien juntos— Exclamó mi madre sonriente.

— Bueno Nicolás, no sé si quieres que hablemos de negocios y luego podemos comer con las chicas — Dijo mi padre

Solo los oía, no quería levantar la mirada, no quería tomarme con aquellos ojos marrones.

En cualquier momento sería libre, solo pediría ir al baño, saldría por la puerta principal y luego me iría de este lugar pasa siempre.

Era un plan sencillo

— Firmaré el contrato que me presentaste si a cambio me caso con tu hija— Dijo luego de que la habitación permaneciera en silencio por unos minutos

— Claro que sí!— Exclamó mi madre feliz y aunque no la veía sabía que Cata estaba feliz también. Este es el momento cuando vaya por las copas me escapare, están tan felices que ni lo notaran.— Ustedes harán una grandiosa pareja, Catalina y tu...

— Valentina— Hablo interrumpiendo a mi madre, rápidamente levanté la cabeza sorprendida mirando aquel hombre que me miraba fijamente, pude ver como todas las miradas recaian en mi, haciendo que mi cuerpo temblara

No

No por favor.

¡No quiero!

¡Digan que no!

Mire a mi padre rogando porque dijera que no.

— Que?!— gritó mi hermana furiosa mientras se levantaba del sofá, mirando confundida a Nicolás.

— creo que te has equivocado de nombre Nicolás ella es Catalina, Valentina es mi otra hija — dijo mi padre.

— te aseguro Charly que no me he equivocado, acepto el contrato que me diste pero con la condición de que tu hija Valentina se case conmigo. — mi padre me miró para luego mirar a Catalina, volví a dirigir su mirada a mí. — De no ser así te aseguro que retiro mi inversión y no tengo ningún trato contigo

Lo está chantajeando

¿Por qué?

¿Por qué el quería que fuera yo?

¿Por qué no ella?

Catalina era una hermosa rubia y estaba encantada con él, más bien encantada con su dinero y los lujos que él podría darle pero ella podría ser una esposa sumisa a él.

Yo...

Yo no soy como Catalina, no soy rubia y no soy hermosa como ella, ni mucho menos tengo aquella personalidad tan chispeante que tiene cuando está frente a la sociedad.

Soy un desastre, un desastre que quiere huir de este lugar.

— Acepto!

Sentí mis ojos cristalizarse, quería hablar quería decir que no pero nada salí de mis labios.

¿Que estaba mal conmigo?

"Grita Valentina, corre, huye de aquí" y aunque eso gritaba mi subconsciente mis pies permanecieron ahí quietos y mi boca cerrada

— No!— grito mi hermana haciendo un berrinche — Papá no! Nicolás no! Yo debo ser tu esposa no Valentina

Una sonrisa se dibujo en el rostro de aquel hombre y solo ignoro a Catalina lo que pareció molestarla más pero no dijo nada.

Mire a mi madre en busca de ayuda pero fue inútil ella miraba a su niña dorada apunto de llorar.

— Pero debes firmar ahora

— Está bien, vayamos entonces a tu despacho — Ambos se levantaron y salieron de la sala sin decir nada más.

¿Y ahora como me escapó de esta?

Apenas nos quedamos solas, mi hermana se acercó a mí con las lágrimas rodando por sus mejillas y me abofeteó, jadee sorprendida.

— ¿Cómo te atreviste?!— Grito intento lanzarme encima de mí para pegarme pero mi madre la detuvo.

— Cata, baja la voz— Rogo mi madre.— Valentina lárgate a tu habitación y no salgas.

Este era mi momento.

Me quité los tacones y corrí al ático, ya no tenía tiempo de esperar nada si no sali ahora de este lugar iban a querer que me fuera con ese desconocido.

Me rehusaba a eso.

Con lágrimas en los ojos llena de frustración y rabia con mis padres tome mi bolso, me coloqué los zapatos y salí con cuidado de no hacer ruido.

Bajé las escaleras y pase por la sala, abrir la puerta principal escuché pasos así que me apresuré.

Mientras salía, limpie las lágrimas que habían caído por mi mejilla y sin ver atrás solo comencé a caminar

Mis padres tenían su mansión en una zona poco transitada, era una zona exclusiva en donde personas de alta sociedad solían vivir, las casas no están cerca y era difícil que un taxi llegara hasta aquí, así que tenía que caminar al menos una hora para llegar al primer lugar en donde los autobuses se paraban.

Caminé adentrándome al pequeño bosque que había separando de esta manera las casas.

Cuando escuché pasos me detuve y giré asustada pensando que mi padre me había seguido para obligarme a casarme con aquel hombre sin embargo no había nadie.

Seguí caminando, un aullido me hizo estremecer.

No sabía que habían animales por aquí.

El miedo me inundó, decidí caminar más rápido queriendo salir de este lugar sin embargo me detuve y grité cuando un lobo enorme de posicionó frente a mí.

¿Que era eso?!

Retrocedí poco a poco casi temblando del miedo y cuando estaba por correr queriendo esconderme, el lobo se abalanzó encima de mí, grité aún más fuerte rogando porque alguien pudiera oírme, con mis manos protegía mi rostro, aquel lobo me dió un zarpazo en el brazo, podía ver la sangre salir y el dolor me inundó por completo, abrió el osico  y antes de que pudiera lastimarme de nuevo otro lobo lo quito encima de mí.

Este era de color negro y se veía un poco más grande que el marrón que me había atacado.

Me senté asustada en el suelo viendo como estos dos peleaban, no sé porque simplemente no podía levantarme y huir, parecía congelada.

Grité aterrorizada cuando ví al lobo negro arrancarle la cabeza al otro lobo.

Oh Dios mío!

La sangre me salpico, me levanté y comencé a correr desesperada, podía escuchar al lobo negro siguiéndome.

Iba a matarme también!

Iba a comerme!

Iba a morir en este bosque frio en el medio de la noche!

Mire hacia atrás pero no había ningún lobo aún así no deje de correr pero choque con algo que me mandó directo al suelo, me queje pero pude ver a un hombre semi desnudo frente a mí.

Me dolían las manos ya que habían evitado que me golpeara, las mire estaban llenas de raspones, la sangre salía saliendo de mi brazo, si el lobo no me comía moriría desangrada.

Mire al frente de nuevo, aquel hombre me miraba fijamente

¿Quién era y dónde había salido?

— No temas, solo está molesto porque quería huir de el— Me dijo con una sonrisa.— No va a lastimarte

¿Que?

Me levanté dispuesta alejarme de ahí, pero el chico me señaló algo detrás de mí, con el corazón latiendo demasiado giré poco a poco y ahí estaba el lobo negro otra vez.

Me había alcanzado.

— Nos va matar— le dije al chico mientras me acercaba poco a poco a él.

— No lo hare— ¿Que? En dónde estaba aquel lobo negro, ahora estaba Nicolás.

Estaba alucinando!

No había otra respuesta para lo que acababa de ver!

Estoy loca?!

Si, era eso.

Un pinchazo me hizo mirar a mi lado ahí estaba el chico desconocido con una inyectadora en la mano.

¿Que había hecho?

Todo comenzó a dar vueltas y supe que caería al suelo en cualquier momento

— Lo siento — Se disculpo.

— Ahora eres mía y te aseguro que no volverás a escapar — Fue lo último que oí

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