NARRADORAEl olor a carne asada y chamuscada ya se elevaba con el humo en el ambiente.Los hombres lobo se unían en grupos alrededor de los fuegos.Cuando Lyra vio a Nana, la chica desvió los ojos de forma antinatural.La Alfa suspiró pensando en que había mujeres que no tenían ni una pizca de dignidad.Como sea, eso no era su problema. Ahora debía alimentar a su hombre.*****Una hora después…—Te dije que esa mujer era solo belleza, pero tenía el coco vacío —algunas hembras cuchicheaban, atentas desde el inicio a todas las cosas raras que habían hecho Lyra y Drakkar.Envolver un bulto de hojas con barro cercano al lago, luego cavar huecos y meter todo, con más tierra y brasas prendidas por encima.¿Qué tipo de ritual era ese? Obvio que no era para comer.—Pobre Drakkar, debe estar pasando hambre con una mujer tan inútil.Nana se alegraba secretamente por las críticas a Lyra.A su lado, Verak hablaba con los guerreros, pero su atención siempre estaba puesta en el cabello platinado qu
LYRAAparecieron repentinamente un grupo de guerreros.Aztoria y yo, listas para dar pelea si era necesario.Caminaron hasta que las llamas alumbraron sus rostros y nos dimos cuenta de que también había algunas mujeres.—¿Alfa Yeron? — el macho experimentado que señalaba el camino dio un paso al frente, examinando a los recién llegados.—¿Vieron? ¡Les dije que era el viejo Omar!En un segundo, la atmósfera tensa cambió.Resultó ser otro grupo que iba también a comerciar y conocían de viajes pasados a nuestro guía.El Alfa era su amigo, así que decidieron unirse a nuestra gente, al fin y al cabo, más personas era mejor.En unos minutos la orilla del lago se volvió animada y más fogatas se encendieron.Noté que eran más desarrollados que la tribu de Drakkar, sus ropas mejor elaboradas e incluso llevaban artículos de cerámica.Me quedé mirando las piezas que comenzaron a mostrarle a las otras mujeres de nuestra manada.No las culpo por estar asombradas, hasta yo codicié un poco esas piel
LYRALos cuatro hombres habían traído las piezas de uno de esos bichos depredadores.Las patas se veían robustas, la cabeza enorme con una alta cresta y llena de dientes peligrosos.—¿Cómo lo hiciste? —el Alfa de la otra manada mandó a buscar el resto de la carne y le preguntó a Drakkar con mucho más respeto que antes.—Solo tuve suerte —fue la respuesta tibia de mi hombre, que volvió a fijar su atención en la mujer estupefacta sentada frente a la fogata.—¿Me das la ropa para mi hembra o no?—¿Qué?… Ah, sí, sí, por supuesto, puedes escoger dos conjuntos, ¡es mucha carne!Le respondió aún con los ojos abiertos como platos, se veía una mujer honesta.—Lyra, escoge las que te gusten —me sentía en las nubes agachándome entre las suaves pieles para seleccionar mi outfit primitivo.Sentía las miradas de envidia, de celos y por supuesto, las de odio.—Eres tan afortunada… Se nota que tu macho te adora…—¡Es que es muy linda! ¡Su ropa también es rara y buena!Las mujeres forasteras comenzaro
LYRALa até sobre mis senos, dejando una porción descarada de escote y el borde inferior caía apenas cubriendo mi intimidad y mis nalgas.—¿Así está mejor? —le pregunté internándome en las aguas, viendo cómo esa polla monstruosa se alzaba orgullosa, evidenciando los deseos profundos de mi macho.—Sí… sí, mejor —me dijo, comenzando a limpiarse el cuerpo, sumergiéndose en la parte más profunda y perdiéndose en las oscuras corrientes.“Parece que alguien se quiere bajar la calentura.” Aztoria y yo nos reíamos en el interior de los apuros de mi hombre, pero hoy no le tendríamos misericordia.Me sumergí también, gimiendo por el frescor del río, soltando mi aura de depredadora Alfa para espantar cualquier pececito agresivo.Encontré una piedra lisa y bastante cómoda donde me recosté, con los muslos semiabiertos, observando el cielo y esperando lo que pronto llegó.La sombra poderosa se cernió sobre mi cuerpo, metiéndose entre mis piernas.—Lyra…Me incorporé, sentada, para ver a su hermoso
LYRA Un rugido bestial se escuchó sobre mi cabeza y chorros calientes eyacularon en la caliente cavidad. Tragué y tragué, Drakkar no se contenía para nada en darme su esencia. Mi lengua relamía hasta la última gota, con los ojos cerrados y el placer por las nubes. Repentinamente, mi cabello fue agarrado, obligándome a levantarme. El miembro salió con un pop cachondo de entre mis labios y fui empujada contra la roca, encontrándome con esas pupilas lobunas y salvajes. Sin resistirme lo dejé gruñir como un animal indomable contra mi cuello, sintiendo sus colmillos creciendo, sus lamidas ansiosas. —¡Aahhh! —gemí en su cabello azabache, abrazándolo contra mí, mientras lo alimentaba con mi sangre poderosa. Controlando el dolor del veneno que ya casi limpiaba de su sistema y manteniendo a raya esa magia oscura que lo ahogaba. Inclinado sobre mi cuerpo, lo dejé beber hasta saciarse. Nuestros cuerpos y almas cada vez más entrelazados. Cerré los ojos con pereza, disfrutando d
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta