30. NECESITO QUE ME ALIMENTES

LYRA

Los cuatro hombres habían traído las piezas de uno de esos bichos depredadores.

Las patas se veían robustas, la cabeza enorme con una alta cresta y llena de dientes peligrosos.

—¿Cómo lo hiciste? —el Alfa de la otra manada mandó a buscar el resto de la carne y le preguntó a Drakkar con mucho más respeto que antes.

—Solo tuve suerte —fue la respuesta tibia de mi hombre, que volvió a fijar su atención en la mujer estupefacta sentada frente a la fogata.

—¿Me das la ropa para mi hembra o no?

—¿Qué?… Ah, sí, sí, por supuesto, puedes escoger dos conjuntos, ¡es mucha carne!

Le respondió aún con los ojos abiertos como platos, se veía una mujer honesta.

—Lyra, escoge las que te gusten —me sentía en las nubes agachándome entre las suaves pieles para seleccionar mi outfit primitivo.

Sentía las miradas de envidia, de celos y por supuesto, las de odio.

—Eres tan afortunada… Se nota que tu macho te adora…

—¡Es que es muy linda! ¡Su ropa también es rara y buena!

Las mujeres forasteras comenzaro
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