DRAKKARApreté los dientes con todos los músculos contraídos.Su pequeña mano se movía arriba y abajo cada vez más rápido y placentera.Sentía mis testículos pulsar dolorosamente, el olor del apareamiento enloqueciéndome.Sus suaves pechos pegados a mi espalda empapada en sudor, jadeando en mi cuello.—Mmm, Drakkar, córrete para mí… —sus gemidos me hicieron gruñir y empujar mis caderas hacia delante con brusquedad y lujuriosa prisa.Bajé mi mano más ruda y apreté la suya, gimiendo ronco, perdido en todas las sensaciones que Lyra despertaba en mi instinto animal.Recordaba las sensaciones de su coño, mmm, de la suavidad rodeando mi hombría, de su cuerpo dominado bajo el mío.—Agggrr —rugí mientras me vaciaba entre sus dedos, mi polla pulsando su liberación, salpicando la piedra de la pared.Sshhh, esta hembra me encanta, no puedo dejar de desearla. ¿Por qué?Deseo montarla desesperadamente, devorarla por completo y que nunca se vaya de mi lado.—Lyra… —gimo ronco su nombre, luchando po
LYRANunca he estado tan frustrada y enojada. Drakkar está demostrando ser más cabeza dura que una roca.“Lyra, creo que ya puedo salir, necesito quemar energía porque estoy pensando seriamente en morderle las nalgas a cierto salvaje.”Aztoria me dice de repente y estoy de acuerdo.Me escabullo de la cueva y me alejo de la manada.Cuando estoy segura de que nadie me sigue y no hay peligros, me desnudo.La verdad es que mi ropa ya está hecha un desastre, debo pensar en vestirme con trozos de pieles, pero son demasiado ásperas y rudimentarias.Eso lo veré después, ahora invoco el cambio.Cierro los ojos y disfruto del dolor de liberar mi parte animal.Caigo al suelo en cuatro patas, las encías se hinchan y se abren a la afilada dentadura.Mi rostro se alarga en un morro, mis extremidades crujen, cada hueso y músculo fusionándose en un nuevo ser.Siento mi piel arder y mis poros dilatándose en un tupido pelaje.Elevo la cabeza y el rugido de Aztoria resuena entre los altos árboles.Me su
LYRAPor un segundo creía que era el fastidioso de Verak persiguiéndome, pero ni siquiera pude reaccionar cuando fui rodeada por unos fuertes brazos.—¡Lyra! —la voz ansiosa de Drakkar resonó sobre mi cabeza, su corazón palpitaba con fuerza contra mi oído.—Drakkar…—¿¡Por qué saliste sola de la manada y viniste tan lejos?! ¡Es peligroso!—se separó tomándome de los hombros, sus ojos ansiosos, podía sentir su preocupación.—Yo, solo vine a bañarme…—Debiste esperarme, pensé… yo pensé… —sus pupilas erráticas, la sombra de las runas comenzaban a arrastrarse por su piel mientras luchaba por el control.“El cosito pensó que nos escaparíamos sin él.” Aztoria entendió también los sentimientos de Drakkar. “Mi muñeco bello, sin ti no voy a ningún sitio, cariño.”—Drakkar, no me iba a escapar, me dijiste que irías a cazar…Volvió a abrazarme, sumiéndome en sus pectorales, sus manos me rodeaban la cabeza y la espalda tan fuerte que estaba en los límites del dolor, pero mi alma se sentía muy dulc
LYRA Me abalancé a jalarlo, pero ya el cuerpo enorme y ágil había dado un salto atrás. —Drakkar, qué susto —lo revisé, su piel enrojecida, pero sin quemaduras. —Lyra, ¿así está bien? —me dijo, mirando los cuatro moldes, cocinándose a fuego lento. —Debemos esperar a mañana, creo que sí —le respondí suspirando, y de verdad, esperaba que funcionara esta fundición rudimentaria. Al otro día, marcharíamos por la peligrosa jungla hasta esa manada a unos días de distancia. Lo peor de todo es que Drakkar y yo no teníamos nada para intercambiar, pero si estas armas funcionaban, cazar en el camino sería pan comido. Dormimos apenas unas horas y al otro día, levantándonos más temprano que el sol, corrimos de regreso a la cueva para ver si la fundición había funcionado. ***** —¡Ay no! —suspiré desilusionada al retirar el primer molde. De nuevo, Drakkar usó ese tronco a modo de pala. —Se fracturó un lado, lo tallé demasiado fino —frunció el ceño, culpándose porque la Gaia se escurri
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la
VALERIA Me muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad. Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable. Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente. Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo. — ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!! Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro. No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar. El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destroz
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s