Paralítica…
Me quedo procesando esas palabras mientras la realidad me golpea como en el accidente. No puede ser… no puede ser…
Mis ojos se llenan de lágrimas que apenas y puedo contener.
—¿Qué dices?... No, eso no puede ser verdad…
Antes de que Ethan o Lilian me puedan contestar, un médico entra en la habitación con el semblante serio.
—Bienvenida al mundo de los vivos Sophia —saluda—, ¿cómo te sientes?
—Doctor, no siento las piernas, por favor… dígame que no es cierto —suplico.
Él suspira. Observa a mi madrastra y a Ethan.
—No la voy a dejar sola, doctor. Ella es como mi hija —le dice con fervor.
—Está bien… se pueden quedar —murmuro.
El doctor saca un lapicero y descubre mis piernas bajo las sábanas. Me quedo esperando sentir la sensación del lapicero en la planta de mis pies, pero los segundos pasan y no sucede nada. Hay un silencio eterno antes de que el doctor hable de nuevo.
—¿Sientes eso? —pregunta.
Tengo demasiado miedo de admitir que no. Se me forma un nudo en la garganta pero logro tragármelo para contestar.
—No.
*
Cuatro largas semanas transcurrieron en el hospital. Las peores de mi vida. Pensé que tenía todo asegurado, que mi vida era perfecta, pero con veinticuatro años, he perdido todo. A mi padre, mi libertad de poder caminar, mis ganas de vivir incluso…
Regresar a la enorme mansión se siente como algo vacío. Ahora soy un lastre, una inútil que no puede hacer nada por sí misma. Mi madrastra se baja del auto y espera paciente a que los sirvientes me dejen en la entrada.
Se supone que Ethan iba a buscarme, pero le surgió algo en la empresa y no pudo.
—Bueno, ya estás en tu casa —dice con un suspiro.
—Sé que te compadeces de mí Lilian, no tienes que fingir —le digo con mala actitud.
—No, claro que no —asegura arrodillándose frente a mí. Evito su mirada, si supiera que mi padre murió porque discutíamos por algo relacionado a ella, me odiaría—. Ahora estamos solo las dos. Tu padre murió, pero yo siempre estaré aquí para ti, te cuidaré. Seremos como hermanas, o mejores amigas, si te parece muy raro que sea tu madrastra —dice con una sonrisa.
—Gracias Lilian —respondo. Nunca imaginé que tuviese un corazón tan bueno.
En ese momento mi esposo sale de dentro de la casa y me recibe. Una de las mucamas corre hacia mí y empuja mi silla hacia dentro.
Lilian se despide diciendo que tiene cosas que hacer. Así que solo quedamos Ethan y yo. Ha estado distante y raro desde el accidente. Supongo que sigue en shock por la situación.
Ethan se queda observándome mientras la mucama termina de empujar la silla hasta el salón principal. El ambiente es frío, y la casa, que antes me parecía tan acogedora, ahora se siente como una cárcel. La silla en la que estoy sentada es mi propia prisión personal.
Ethan se sienta frente a mí, noto algo en su expresión que nunca había visto antes. Sus ojos, que antes me parecían cálidos y amables, ahora son fríos, calculadores. Siento un escalofrío recorrerme la espalda, pero trato de ignorarlo.
—Ethan… —empiezo, mi voz temblorosa—. Estoy tan perdida… no sé cómo voy a seguir con mi vida ahora… —Las palabras se me ahogan en la garganta mientras las lágrimas amenazan con desbordarse.
Él me observa en silencio durante un largo momento con su rostro imperturbable. Cuando finalmente habla, su tono es tan frío como su mirada.
—Por favor no sigas, Sophia —dice, su voz dura como el hielo—. No tengo ganas de escuchar tus lamentos.
Me quedo mirándolo, incrédula. ¿Qué está diciendo? ¿Por qué habla así?
—¿Qué? —susurro—. Ethan esto es una pesadilla para mí… sé que todo es diferente ahora, pero…
—Exacto. Todo es diferente ahora. Tú, y nuestra vida de matrimonio. Yo no me casé con una paralítica.
Lo estoy escuchando, pero me parece irreal. Hace ocho meses me había convertido en su esposa y todo parecía maravilloso. Ethan era cariñoso, apasionado y me amaba. O al menos eso fue lo que creí.
—Ethan… ¿qué… qué es lo que estás diciendo? Yo no pedí esto…
—Mira a tu alrededor, Sophia —responde, haciendo un gesto amplio con las manos—. Esta casa, el estatus, la empresa… todo está hecho para alguien vital, fuerte. —Se inclina hacia mí, sus ojos perforando los míos—. Pero ahora tú no eres nada de eso. Solo eres una inválida —repite.
Esto es peor que si me diera una bofetada en el rostro. Siento que el suelo se abre bajo mis pies, pero no puedo hacer nada para detener la caída.
—Ethan… —intento decir algo, cualquier cosa, pero me siento incapaz de formar una oración coherente.
—¿Qué esperabas? —continúa con desprecio—. ¿Qué te cuidaría? ¿Qué me quedaría aquí a tu lado, renunciando a todo por ti? ¿Por una mujer que ya no puede ni siquiera caminar?
Las lágrimas que había estado conteniendo comienzan a caer sin control. No puedo creer lo que estoy escuchando. Este no es el hombre con el que me casé. O tal vez siempre fue así y yo, ciega por el amor, nunca lo vi.
—¿Por qué…? ¿Por qué me haces…? —intento articular, pero me interrumpe.
—¡Basta! —grita—. ¡No quiero oír tus lamentaciones, Sophia! Tienes que entender que las cosas serán diferentes de ahora en adelante. No serás más que una carga, y no tengo intención de desperdiciar mi vida cuidando de alguien que ni siquiera puede pararse por sí misma.
—Entonces… ¿te divorciarás de mí? —pregunto, temiendo saber la respuesta.
Siento que me estoy desmoronando por dentro. Ethan se ríe con burla.
—Claro que no. Seguirás siendo mi esposa. A partir de ahora, harás lo que te diga. Seguirás trabajando en las fórmulas desde aquí, porque es lo único útil que puedes hacer. Pero no esperes nada más de mí, Sophia. No me interesas como mujer. —Se endereza, su expresión es de total desprecio—. Espero que lo entiendas, porque si no, las cosas se pondrán aún peor para ti. Y más te vale que te quedes bien callada.
Finalmente, se da la vuelta y sale de la habitación, dejándome allí, sola y rota. La realidad de lo que acaba de suceder me golpea con toda su fuerza. Me doy cuenta de que mi vida, tal como la conocía, se ha desmoronado por completo. Ethan me ha mostrado su verdadera cara, y ahora sé que no puedo confiar en él, ni en nadie.
Mi futuro, que antes parecía tan brillante, ahora es solo oscuridad y dolor. No puedo escaparme de él, estoy tan atada a esta silla como lo estoy a Ethan…
—Papá… ¿por qué me dejaste sola? —sollozo.
CAPÍTULO 3: UN DESCUBRIMIENTO HORRIBLE6 meses después…Hay días peores que otros, pero hoy es uno de esos días en que todo lo que sucedió hace seis meses regresa a mí como si hubiera sido ayer.Un día como hoy murió mi padre, y es el mismo tiempo que llevo siendo una mujer inválida. Al principio había albergado la esperanza de poder recuperar mi movilidad. Pensé que si me esforzaba podría caminar de nuevo, pero esas esperanzas murieron. Los médicos aseguran sin atisbo de duda que no podré caminar nunca más.Cada día que pasa me siento más débil, agotada, con sueño y casi sin energías, pero sigo viviendo por la pura voluntad de liberarme de la culpa.Sé que mi padre murió por mi culpa, si esa noche no hubiésemos discutido, si tan solo lo hubiera escuchado… ahora estaría conmigo y yo no estaría en esta situación.—Señora. —La mucama llama mi atención.Me giro con la silla para mirarla.—Sí, dime.—Le han enviado esto.Ella me entrega el paquete envuelto en un bonito y sencillo papel ma
CAPÍTULO 4: EL ÚLTIMO DÍAEthan y Lilian se quedan en silencio, sorprendidos, y luego se levantan de la cama a toda prisa.—¡Sophia! —exclama Lilian abriendo los ojos hasta el límite.—No lo puedo creer… ustedes… ¡me han estado engañando y manipulando todo este tiempo! —grito.Veo la sorpresa transformarse en algo más frío y calculador en los ojos de Ethan, mientras Lilian solo sonríe, una sonrisa torcida que revela toda la crueldad que ha escondido durante años.—Vaya, la pequeña Sophia no se puso su inyección para dormir. No deberías estar aquí, la curiosidad mató al gato, ¿no sabías eso?—¡Maldit4 desgraciada! ¡Yo confié en ti! ¡Y es por tu culpa que estoy atrapada en esta silla!Ethan, por su parte, se cruza de brazos, me mira con desprecio y aburrimiento. No le afecta en lo más mínimo que los haya descubierto.—¿Y qué piensas hacer ahora, Sophia? —pregunta con sarcasmo—. ¿Vas a arrastrarte hasta la policía? ¿O tal vez contarles a tus queridos amigos que su querida heredera ha sid
CAPÍTULO 5: TODO SE REPITE—Hija… ¿estás bien?—Sí. Sí papá —le digo limpiándome las lágrimas—, lo siento, es que, me puse algo sentimental.Miro a Lilian y por más que quiera, ya no puedo verla igual. Todo en ella me parece falso, hipócrita y desleal.—Tranquila, todo estará bien. Seguirás siendo la ingeniera en jefe de la empresa.—Gracias, papá.Esta vez me encargo de detallar la reacción de Lilian, también la de Ethan. Apenas tenemos poco menos de dos meses casados, pero todavía se sigue mostrando como un esposo amoroso conmigo.—Mi amor, debes estar agotada, vamos a casa mejor —sugiere Ethan intentando tomarme por los hombros, pero mi respuesta automática es apartar mis brazos de él. No puedo ni verlo, mucho menos dejar que me toque, el rechazo que siento hacia él es visceral.—No, solo necesito tomar un poco de aire —le digo dando un paso lejos.Sin querer, me tropiezo con Alexander. El hermano mayor de Ethan. Él me mira con una ceja enarcada, pero no dice nada. Siempre ha sido
CAPÍTULO 6: UNA NUEVA OPORTUNIDADEl corazón me palpita tan rápido que no soy capaz de controlarme lo suficiente. Me llevo a Alexander lejos del salón y del bullicio de la gente para poder hablar, aunque todavía no sé exactamente lo que le voy a decir. Nos detenemos en el balcón. La noche estrellada nos sirve de fondo y la luna brilla en lo alto del cielo, redonda y hermosa. Cuando sus ojos azules se encuentran con los míos siento que el estómago me da un vuelco, no lo recordaba tan guapo.—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres? —pregunta con urgencia en la voz.—Ah… yo solo… quise evitar que hicieras una locura —suelto sin más. Aunque intente mentirle, siento que su mirada es tan penetrante que es capaz de leer mi alma. No soy capaz de mentirle.—No sé de qué estás hablando Sophia —dice con seriedad.—Me pareció que ibas a golpear a ese sujeto —respondo sin dejar de mirarlo a los ojos. Él frunce el ceño, deja de mirarme y suspira observando el paisaje de afuera.—No sé qué te dio esa impr
CAPÍTULO 7: CHOQUEMe despierto muy temprano a desayunar, no quiero que Ethan se dé cuenta de que no dormí a su lado. Me siento a la mesa, pero la sensación de vacío y soledad es alarmante y opresiva. Me cuesta sacarme de la cabeza esos horribles recuerdos.Recibo un mensaje de Sabrina, mi mejor amiga. Aun no estamos distanciadas. “Hola Sophie, ¿me acompañarás al spa hoy?”. En el pasado le había dicho que no, y esta vez tampoco será diferente. “Lo siento amiga, no puedo”. Pongo el celular boca abajo sin leer su respuesta pues ya me la sé. Bebo mi café con tranquilidad cuando escucho los pasos de Ethan bajando las escaleras e inevitablemente mi cuerpo se tensa por completo. —Buenos días, mi amor —saluda Ethan, dándome un beso en la mejilla con una dulzura que me produce repulsión. Mi piel se eriza al contacto, y tengo que contener el impulso de correr al baño y lavarme la cara con tres litros de agua. Me enderezo en mi silla, obligándome a mantener la compostura mientras siento e
CAPÍTULO 8: ESTÁ EN TODAS PARTES—Ah… olvidaste estos documentos —le digo a Ethan sin saber qué más responder.Pensé que iba a estar engañándome con Lilian, pero no esperaba encontrarlo con su hermano. Si mi memoria no me falla, ellos no se llevaban bien. Tal vez me estoy precipitando a pensar que son cómplices, pero ya no soy capaz de confiar en nadie.—¿Mmm? ¡Ah es verdad! Lo olvidé por completo. Gracias, mi amor —dice dándome un pico en los labios. —Pensé que me llamarías —le digo. Todavía me parece demasiado extraño que no lo haya hecho. Ethan saca su celular del bolsillo e intenta encenderlo, pero está apagado. ¡Claro! Ahora lo recuerdo. En el pasado, después de estar juntos yo ponía a cargar su celular en la madrugada, pero he cambiado todo con una simple acción.—Olvidé cargarlo anoche, qué bueno que eres tan atenta, estaría muerto sin ti —asegura, pero esta vez si noto la ironía en esas palabras.—De nada.Salgo de la oficina arrastrando los pies. Creí que esto sería tan fác
CAPÍTULO 9: VERGÜENZAEl tiempo se detiene mientras mi cuerpo húmedo está rozando contra el de Alexander. Jamás, ni en mis peores o mejores sueños, imaginé que algo así me sucedería. En mi vida anterior, esto definitivamente no ocurrió.Mi cerebro entra en cortocircuito, incapaz de procesar la situación. Mi reacción está en pausa... hasta que siento algo firme levantándose contra mis muslos. Un bulto. ¡Un bulto! Pego un grito y lo empujo de inmediato.—¡¿Qué demonios...?! —chillo— ¡¿Qué haces aquí?! —mientras busco, desesperada, algo con lo que cubrirme.El vapor alrededor nos envuelve, pero no lo suficiente como para ocultar lo esencial. Alexander se gira, evitando mirarme directamente... lo cual empeora las cosas. Ahora tengo una vista clara de su trasero. Redondo. Perfecto. Tal cual como llegó al mundo. Dios mío...—¿Yo? ¿Qué haces tú aquí? —pregunta él, claramente molesto. También está buscando con qué cubrirse y, para mi horror, lo pillo mirándome de reojo.Mis mejillas arden de
CAPÍTULO 10: NO LA SOPORTOMe tomo un par de minutos para calmarme, tomo aire profundamente y lo suelto con fuerza, intentando que la adrenalina se disipe. Cuando finalmente logro controlar el temblor en mis manos, salgo del vestuario solo para encontrarme de frente con Sabrina.—¡Sophie! ¿Dónde te habías metido? ¡Te estuve esperando en la sauna! —me reclama con un ligero tono de preocupación.—Ah... lo siento, tuve que ir al baño y… bueno, me distraje —respondo, aun sintiendo el rubor en mis mejillas por lo ocurrido minutos antes.En ese momento, un chico atractivo pasa junto a nosotras, y Sabrina, como si tuviera un radar incorporado, gira la cabeza para seguirlo con la mirada, olvidándose por completo de lo que estábamos hablando. Sus ojos se iluminan de inmediato y se le escapa una sonrisa coqueta cuando el chico desaparece dentro de uno de los cuartos.—Te entiendo, amiga, yo también me distraería con eso —bromea, levantando una ceja de forma sugerente.—¡Sabrina! —le reprendo, m