—Hija… ¿estás bien?
—Sí. Sí papá —le digo limpiándome las lágrimas—, lo siento, es que, me puse algo sentimental.
Miro a Lilian y por más que quiera, ya no puedo verla igual. Todo en ella me parece falso, hipócrita y desleal.
—Tranquila, todo estará bien. Seguirás siendo la ingeniera en jefe de la empresa.
—Gracias, papá.
Esta vez me encargo de detallar la reacción de Lilian, también la de Ethan. Apenas tenemos poco menos de dos meses casados, pero todavía se sigue mostrando como un esposo amoroso conmigo.
—Mi amor, debes estar agotada, vamos a casa mejor —sugiere Ethan intentando tomarme por los hombros, pero mi respuesta automática es apartar mis brazos de él. No puedo ni verlo, mucho menos dejar que me toque, el rechazo que siento hacia él es visceral.
—No, solo necesito tomar un poco de aire —le digo dando un paso lejos.
Sin querer, me tropiezo con Alexander. El hermano mayor de Ethan. Él me mira con una ceja enarcada, pero no dice nada. Siempre ha sido callado, pero apenas y recuerdo que hayamos cruzado palabras hasta hoy.
Salgo de la oficina y acelero mis pasos hacia el baño, necesito echarme agua en la cara e intentar comprender lo que sucede. Me meto en el lugar y luego de asegurarme de que no hay nadie cierro la puerta.
Abro la llave y dejo que el agua corra mientras mis manos se sumergen bajo el chorro. Cierro mis ojos y la sensación de mi cara contra el pavimento y la sangre escapando de mi cuerpo vuelve a mí como una horrible pesadilla. Meto mi cara bajo el chorro de agua, incapaz de asimilarlo.
—Estoy loca… debo estar loca o todo esto fue un sueño horrible —digo en voz alta.
Sin embargo, no puedo apartar la sensación de lo que ocurrió, de todo lo que sufrí. Miro mis piernas, las palpo, siento mis pasos al caminar. Aun así, la sensación de sentirme impotente y prisionera en esa silla me hace estremecer.
Necesito comprobar que lo que sea que ocurre es real. Si todo pasa tal y como lo recuerdo, entonces tendré la certeza de que no fue un sueño.
Salgo del baño y justo cuando la puerta se abre, me encuentro de lleno con Alexander. El impacto es tan repentino que casi pierdo el equilibrio, pero él me sostiene antes de que pueda caerme al suelo. Sus manos firmes me sujetan por los brazos, y su cercanía es abrumadora. Me quedo inmóvil, con la respiración agitada, mientras levanto la vista para encontrarme con sus ojos.
Nunca había estado tan cerca de él, y lo primero que noto es lo intensos que son sus ojos azules, tan profundos que parecen poder ver a través de mí. Mi corazón late desbocado, y por un segundo, el tiempo parece detenerse. Alexander me suelta con cuidado, asegurándose de que esté estable.
—¿Estás bien? —pregunta con esa voz baja y tranquila que siempre me había parecido tan enigmática.
—Sí… estoy bien —logro responder, aunque mi mente sigue procesando lo que acaba de suceder.
No sé por qué, pero de pronto su presencia me pone repentinamente nerviosa.
De repente recuerdo lo que viene: la fiesta de cumpleaños de su padre. Y entonces, todo encaja. Es la oportunidad que necesito para comprobar si lo que viví es real o solo un horrible sueño. Mañana es el día en que Alexander queda humillado frente a todos los invitados, eso arruina la relación con su padre.
Alexander se aparta con una leve inclinación de cabeza, como si el encuentro no lo hubiera afectado en absoluto. Yo, por el contrario, no puedo dejar de pensar en lo que sucederá.
Ethan sale de la oficina en ese momento y me llama.
—Sophie, vámonos a casa —dice sin prestar mucha atención a la escena.
Asiento, pero mientras caminamos hacia el auto, mi mente sigue anclada en lo que viene. Mientras estamos en el comedor, observo cómo Ethan se sirve una copa de vino antes de dirigirse a mí.
—No tienes que ir a esa fiesta mañana, Sophie —dice de repente, con su tono casual, como si realmente se preocupase por mí—. Si te sientes indispuesta, mi padre entenderá.
Mis manos se tensan sobre la mesa. Esto es exactamente lo que recuerdo. En mis recuerdos, él también me sugirió no ir, pero esta vez, estoy decidida a hacerlo.
—No, Ethan —respondo con firmeza—. Voy a ir. Estoy bien. Es la fiesta de tu padre, no podría perdérmela por nada.
Me mira por un momento, pero no dice nada más. Esa noche, me acuesto temprano, pero evito dormir con él. Aunque todo aquello no haya sido real, no puedo quitarme de la mente su risa burlona, sus palabras hirientes y sobre todo, su sugerencia de acabar con mi vida porque sabía demasiado.
**
Al día siguiente, me arreglo con el mismo vestido que recuerdo haber usado antes. Es un vestido negro elegante, que resalta mi figura sin ser demasiado ostentoso. Al mirarme en el espejo, me siento diferente. Más fuerte. Quizás porque esta vez sé lo que va a pasar, y estoy lista para enfrentarlo.
La fiesta es en una de las propiedades más grandes de la familia. La mansión está decorada con luces elegantes y los invitados, todos miembros influyentes de la sociedad, ya están disfrutando de la velada. Mis ojos se enfocan de inmediato en Alexander, quien, como siempre, está en un rincón apartado, con su expresión seria y su presencia imponente.
Mientras la noche avanza, veo cómo todo se va alineando exactamente como lo recordaba. La fiesta está en su punto máximo. Las luces, las conversaciones, las risas... Camino por el salón con una copa de champán en la mano, observando a los invitados como si fuera una intrusa en mi propia vida. Estoy buscando a Alexander, sigo cada uno de sus movimientos de manera casi obsesiva, porque sé lo que va a pasar.
Me acerco más a donde está él, serio como siempre, apartado de la multitud, con su mirada fría y calculadora observando desde lejos a su padre y a los empresarios que lo rodean. Ethan está ocupado conversando con otros socios. En mi otra vida pensé que lo hacía por negocios, ahora sé que solo buscaba ignorarme. Pero él no me importa, estoy más concentrada en lo que viene, lo viví antes.
Por alguna razón que nunca supe, Alexander golpeó de la nada a uno de los socios y amigos más cercanos de su padre. Aquello fue tan escandaloso que le cobró una importante inversión a la empresa. Después de eso el señor Harrison no volvió a mirar a su hijo igual. Nunca quiso decir la razón de esa pelea.
Me acerco con cautela, nadie me nota, y es entonces que lo escucho.
—No entiendo cómo Harrison pudo casar al menor de sus hijos con esa oportunista. Es una niñita consentida y su padre un imbécil que no sabe de los verdaderos negocios. Serán la ruina de los Blackwood.
Los hombres con los que comenta eso se ríen, mientras yo siento un nudo en el estómago. No sabía que eso era lo que pensaban de mí.
Veo cómo Alexander gira la cabeza hacia él. También escuchó lo que dijo. Su postura cambia, sus manos se tensan y se cierran en puños. Todo está sucediendo exactamente igual. Mis pulsaciones se aceleran al ver cómo empieza a caminar hacia el hombre con la mandíbula apretada y las intenciones claras en su mirada.
«Va a golpearlo. Otra vez. Y todo se repetirá».
Mi corazón late desbocado. No puedo dejar que pase de nuevo. Antes de que llegue a donde está el empresario, me apresuro a interponerme en su camino. Pongo mi mano en su brazo y lo miro con calma.
—Alexander —le digo, intentando captar su atención—. ¿Me ayudas con algo?
Sus ojos, llenos de furia se encuentran con los míos. Puedo ver que está a un paso de perder el control, pero mi intervención lo desconcierta. Mira al empresario y luego a mí, como si no pudiera decidir qué hacer.
—Por favor —insisto, dándole un suave tirón, intentando que nadie más note lo que está ocurriendo—. Necesito que vengas conmigo.
Hay un momento de duda en su expresión. Su mano aún está tensa, pero algo en mis palabras lo detiene. Baja la mirada, respirando hondo, y por fin asiente.
—¿Qué necesitas?
Lo guío lejos del salón, mientras trato de mantener la compostura, sabiendo que he cambiado algo.
CAPÍTULO 6: UNA NUEVA OPORTUNIDADEl corazón me palpita tan rápido que no soy capaz de controlarme lo suficiente. Me llevo a Alexander lejos del salón y del bullicio de la gente para poder hablar, aunque todavía no sé exactamente lo que le voy a decir. Nos detenemos en el balcón. La noche estrellada nos sirve de fondo y la luna brilla en lo alto del cielo, redonda y hermosa. Cuando sus ojos azules se encuentran con los míos siento que el estómago me da un vuelco, no lo recordaba tan guapo.—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres? —pregunta con urgencia en la voz.—Ah… yo solo… quise evitar que hicieras una locura —suelto sin más. Aunque intente mentirle, siento que su mirada es tan penetrante que es capaz de leer mi alma. No soy capaz de mentirle.—No sé de qué estás hablando Sophia —dice con seriedad.—Me pareció que ibas a golpear a ese sujeto —respondo sin dejar de mirarlo a los ojos. Él frunce el ceño, deja de mirarme y suspira observando el paisaje de afuera.—No sé qué te dio esa impr
CAPÍTULO 7: CHOQUEMe despierto muy temprano a desayunar, no quiero que Ethan se dé cuenta de que no dormí a su lado. Me siento a la mesa, pero la sensación de vacío y soledad es alarmante y opresiva. Me cuesta sacarme de la cabeza esos horribles recuerdos.Recibo un mensaje de Sabrina, mi mejor amiga. Aun no estamos distanciadas. “Hola Sophie, ¿me acompañarás al spa hoy?”. En el pasado le había dicho que no, y esta vez tampoco será diferente. “Lo siento amiga, no puedo”. Pongo el celular boca abajo sin leer su respuesta pues ya me la sé. Bebo mi café con tranquilidad cuando escucho los pasos de Ethan bajando las escaleras e inevitablemente mi cuerpo se tensa por completo. —Buenos días, mi amor —saluda Ethan, dándome un beso en la mejilla con una dulzura que me produce repulsión. Mi piel se eriza al contacto, y tengo que contener el impulso de correr al baño y lavarme la cara con tres litros de agua. Me enderezo en mi silla, obligándome a mantener la compostura mientras siento e
CAPÍTULO 8: ESTÁ EN TODAS PARTES—Ah… olvidaste estos documentos —le digo a Ethan sin saber qué más responder.Pensé que iba a estar engañándome con Lilian, pero no esperaba encontrarlo con su hermano. Si mi memoria no me falla, ellos no se llevaban bien. Tal vez me estoy precipitando a pensar que son cómplices, pero ya no soy capaz de confiar en nadie.—¿Mmm? ¡Ah es verdad! Lo olvidé por completo. Gracias, mi amor —dice dándome un pico en los labios. —Pensé que me llamarías —le digo. Todavía me parece demasiado extraño que no lo haya hecho. Ethan saca su celular del bolsillo e intenta encenderlo, pero está apagado. ¡Claro! Ahora lo recuerdo. En el pasado, después de estar juntos yo ponía a cargar su celular en la madrugada, pero he cambiado todo con una simple acción.—Olvidé cargarlo anoche, qué bueno que eres tan atenta, estaría muerto sin ti —asegura, pero esta vez si noto la ironía en esas palabras.—De nada.Salgo de la oficina arrastrando los pies. Creí que esto sería tan fác
CAPÍTULO 9: VERGÜENZAEl tiempo se detiene mientras mi cuerpo húmedo está rozando contra el de Alexander. Jamás, ni en mis peores o mejores sueños, imaginé que algo así me sucedería. En mi vida anterior, esto definitivamente no ocurrió.Mi cerebro entra en cortocircuito, incapaz de procesar la situación. Mi reacción está en pausa... hasta que siento algo firme levantándose contra mis muslos. Un bulto. ¡Un bulto! Pego un grito y lo empujo de inmediato.—¡¿Qué demonios...?! —chillo— ¡¿Qué haces aquí?! —mientras busco, desesperada, algo con lo que cubrirme.El vapor alrededor nos envuelve, pero no lo suficiente como para ocultar lo esencial. Alexander se gira, evitando mirarme directamente... lo cual empeora las cosas. Ahora tengo una vista clara de su trasero. Redondo. Perfecto. Tal cual como llegó al mundo. Dios mío...—¿Yo? ¿Qué haces tú aquí? —pregunta él, claramente molesto. También está buscando con qué cubrirse y, para mi horror, lo pillo mirándome de reojo.Mis mejillas arden de
CAPÍTULO 10: NO LA SOPORTOMe tomo un par de minutos para calmarme, tomo aire profundamente y lo suelto con fuerza, intentando que la adrenalina se disipe. Cuando finalmente logro controlar el temblor en mis manos, salgo del vestuario solo para encontrarme de frente con Sabrina.—¡Sophie! ¿Dónde te habías metido? ¡Te estuve esperando en la sauna! —me reclama con un ligero tono de preocupación.—Ah... lo siento, tuve que ir al baño y… bueno, me distraje —respondo, aun sintiendo el rubor en mis mejillas por lo ocurrido minutos antes.En ese momento, un chico atractivo pasa junto a nosotras, y Sabrina, como si tuviera un radar incorporado, gira la cabeza para seguirlo con la mirada, olvidándose por completo de lo que estábamos hablando. Sus ojos se iluminan de inmediato y se le escapa una sonrisa coqueta cuando el chico desaparece dentro de uno de los cuartos.—Te entiendo, amiga, yo también me distraería con eso —bromea, levantando una ceja de forma sugerente.—¡Sabrina! —le reprendo, m
CAPÍTULO 11: LAS VACACIONESIntento controlar la furia que hierve en mi interior, pero me cuesta. Antes me dejé hacer a un lado, como una tonta que quería complacer a todos permití que me pisotearan, pero eso se acabó.—Sophia… —Mi padre exhala mi nombre con una sorpresa que me eriza los vellos de la piel.Ahora no puedo dejar de preguntarme cuántas cosas le habrá metido en la cabeza esa víbora de Lilian a mi padre.—Sé que te preocupas por mí, pero…—Mira Sophia, seré honesto contigo, siento que la dirección que estás tomando ahora no es la más adecuada, creo que es mejor que ahora que estás casada le dejes el mando de la empresa a Ethan. Sabes que yo me retiraré pronto al igual que Harrison.No sé qué caraj0s hice, aceleré las cosas y para mal. Mi padre no me hacía esto si no hasta dentro de cinco meses… será que en lugar de evitar su muerte, ¿la estoy apresurando?Un pánico repentino me invade, no puedo permitir que esto suceda, no así. Suspiro profundo. Tengo que pensar mejor las
CAPÍTULO 12: ENTRE MÁS, MEJORLa mañana siguiente llega pronto, para mí, es como si un reloj de arena estuviese marcando cada segundo de mi destino. Me desperezo del sofá, pues anoche esperé a que Ethan se volviese a dormir y solo entonces salí del baño. Él sigue dormido en la cama y no parece notar que no dormí a su lado. Regreso al baño para darme una ducha y ver si al final Lilian decidió responder a mi propuesta. Anoche la tomé por sorpresa y no fue capaz de darme una respuesta definitiva.Pero eso no importa, porque estoy dispuesta a hacer que ella vaya sí o sí. Sin embargo, no es solo ella quien nos acompañará, necesito apoyo moral para esto. Llamo a Sabrina, pero no me responde de inmediato. Tengo que timbrarle dos veces…—¡Sophie! ¿Qué pasó? Es muy temprano.—Brina, necesito un enorme favor tuyo.—Tú dirás, ¿para qué soy buena? —Necesito que vengas conmigo a un viaje por los Alpes Suizos. Hay una pausa en el teléfono antes de que ella conteste con un grito emocionado.—¡Cl
CAPÍTULO 13: NO ESTABA EN MIS PLANES—¿Qué...? —balbuceo, incapaz de procesar lo que estoy viendo.—Ahora sí, estamos todos —anuncia Ethan, aparentemente complacido consigo mismo.Mi mirada se cruza con la de Alexander, quien no parece sorprendido en absoluto. Es más, parece disfrutar de mi desconcierto.—¿Qué está haciendo él aquí? —digo, mi voz traiciona la incomodidad que siento al verlo.—Yo lo invité —responde Ethan con total naturalidad—. Pensé que sería una buena idea que Alexander viniera con nosotros. Ya sabes, un viaje familiar.—Pero ¿por qué él? —susurro.—Bueno, con más gente será más divertido —añade Ethan, sin captar mi molestia.Alexander da un paso más cerca, su mirada se fija en mí. Me siento atrapada bajo su mirada.—¿Acaso no te alegras de verme, cuñadita? —pregunta con esa voz suave y provocadora que tanto detesto.—Encantada —respondo entre dientes, forzando una sonrisa que sé que él no se traga.Mi mente está a mil por hora. No había planeado esto. No esperaba t