Ethan y Lilian se quedan en silencio, sorprendidos, y luego se levantan de la cama a toda prisa.
—¡Sophia! —exclama Lilian abriendo los ojos hasta el límite.
—No lo puedo creer… ustedes… ¡me han estado engañando y manipulando todo este tiempo! —grito.
Veo la sorpresa transformarse en algo más frío y calculador en los ojos de Ethan, mientras Lilian solo sonríe, una sonrisa torcida que revela toda la crueldad que ha escondido durante años.
—Vaya, la pequeña Sophia no se puso su inyección para dormir. No deberías estar aquí, la curiosidad mató al gato, ¿no sabías eso?
—¡Maldit4 desgraciada! ¡Yo confié en ti! ¡Y es por tu culpa que estoy atrapada en esta silla!
Ethan, por su parte, se cruza de brazos, me mira con desprecio y aburrimiento. No le afecta en lo más mínimo que los haya descubierto.
—¿Y qué piensas hacer ahora, Sophia? —pregunta con sarcasmo—. ¿Vas a arrastrarte hasta la policía? ¿O tal vez contarles a tus queridos amigos que su querida heredera ha sido traicionada por su propia familia?... Ah no, que no tienes a nadie —se burla con una carcajada.
Mi mente corre a mil por hora tratando de encontrar una salida, una manera de sobrevivir a este infierno. Pero mientras los miro, desnudos y desvergonzados, mi corazón se endurece. No soy la mujer débil y rota que ellos creen. Sobreviví a ese accidente, y sobreviviré a esto también.
—Ustedes no van a salirse con la suya —aseguro con firmeza. Me limpio las lágrimas y los miro con un odio tan intenso que es capaz de consumirme a mí también—. Haré que paguen por todo esto. Por mi padre, por mi vida… por todo.
Lilian se ríe de nuevo, pero hay algo en sus ojos que refleja un atisbo de preocupación. Sabe que la he subestimado, y ahora, está comenzando a darse cuenta de que cometió un error.
—Eso lo veremos, querida —responde, pero su voz ya no tiene la misma confianza de antes.
Ethan, sin embargo, no se inmuta. Da un paso hacia mí, su rostro queda a centímetros del mío.
—No llegarás a ninguna parte, Sophia —susurra con un tono amenazante—. Ya has perdido. Lo que te queda es aceptar tu destino… o morir intentándolo.
Lilian se acerca lentamente, sus manos agarran las empuñaduras de mi silla con una fuerza que me hace estremecer. Intenta arrastrarme hacia mi habitación, y aunque grito y forcejeo, es inútil; no tengo la fuerza para detenerla. Ethan sigue de pie, observando con una frialdad que me hace temblar por dentro.
—¡Déjame en paz! ¡No te atrevas a tocarme! —grito, pero mi voz suena débil, desesperada.
Lilian me empuja hacia adelante mientras me conduce hacia mi cuarto, el lugar que se ha convertido en mi prisión personal. Cada segundo que pasa, mi corazón late con más fuerza, la adrenalina y el miedo recorren mi cuerpo.
—Vas a tomar tu medicina, Sophia —dice con una voz que se esfuerza por sonar suave, pero el veneno en sus palabras es inconfundible.
—¡No! —grito con todas mis fuerzas, muevo mis brazos en un vano intento de evitar que me inyecte—. ¡No voy a dejar que me controles más! ¡No después de todo lo que me han hecho!
Lilian me agarra con fuerza, pero en ese momento, Ethan interviene.
—No tiene sentido seguir intentando controlarla, Lilian —dice con voz fría—. Sabe demasiado. Si no hacemos algo ahora, podría destruirnos.
Los ojos de Lilian se encuentran con los de Ethan, y en ese intercambio veo la decisión final. Me doy cuenta, con un terror abrumador, de lo que están planeando. Van a matarme. Mi corazón late tan fuerte que parece querer estallar en mi pecho. Intento gritar, pero mi voz se ahoga en un sollozo de desesperación.
—No… no pueden hacer esto —susurro, las lágrimas corren por mis mejillas—. No pueden salirse con la suya. Alguien sabrá la verdad, alguien… alguien sabrá…
—Es una lástima, Sophie —responde Ethan, acercándose con una sonrisa cruel—. Pero todos pensarán que fue un trágico suicidio. Dirán que no pudiste soportar la culpa de haber causado el accidente en el que murió tu padre.
La risa de ambos llena la habitación, una risa que se clava en mi alma como cuchillos. Estoy atrapada, impotente, y sé que no hay escapatoria. Lilian me empuja hacia el balcón.
—¡Por favor! —grito, mi voz un eco de desesperación—. ¡No! ¡No quiero morir!
Pero mis súplicas caen en oídos sordos. Cierro los ojos con fuerza. En mi mente suplico y ruego por otra oportunidad. Si tan solo pudiera volver atrás, hacer las cosas de manera diferente, evitar que todo esto suceda…
Y entonces, siento el vacío bajo mis pies. Mi cuerpo se desploma en el aire, el viento silba en mis oídos mientras caigo. Todo se desvanece en un dolor sordo cuando golpeo el suelo, y luego… oscuridad.
…
Pero algo extraño sucede. No hay final, no hay descanso. De repente, abro los ojos con un jadeo, mi corazón late frenéticamente en mi pecho. Miro a mi alrededor, desconcertada.
Sin quererlo mis ojos se llenan de lágrimas. De pronto escucho una risa estruendosa, mi vista se aclara y es entonces que me doy cuenta de que estoy en la sala de reuniones de la empresa. Mi padre es quien se ríe, a su lado, Lilian lo abraza y se le pega como si fuese una sanguijuela. Todos están aquí. Ethan, su padre, su hermano… ¿Qué está pasando? ¿Es que acaso me lo imaginé todo?
—Sophie, ¿estás bien? —me pregunta al darse cuenta de mis lágrimas.
Miro a todos, confundida y demasiado aturdida como para comprender lo que ocurre. Me levanto de mi lugar y avanzo hacia mi padre, todos se quedan en silencio observándome como si fuera un bicho raro. Lilian me ve con una risa burlona.
—¿Qué pasa? ¿Estás llorando por lo que dije? No te lo tomes a mal querida, es que pienso que ahora que te casaste con Ethan, deberías tener más tiempo de hogar, ¿no lo crees?
Claro. Ahora lo recuerdo. Este es el día en que Lilian le sugiere a mi padre que yo debería seguir trabajando desde casa para poder pasar tiempo “de calidad” con mi esposo. Miro hacia el almanaque en la pared. Hoy es 02 de marzo del 2020. Seis meses antes del accidente de mi padre y el mío. O al menos, eso es lo que acabo de ver que sucede en mi pesadilla.
—Hija, ¿estás bien? —me pregunta.
No puedo contenerme. Me arrojo a sus brazos y lo envuelvo con fuerza. Lloro como si siguiera muerto y al mismo tiempo como que lo he recuperado.
Él se sorprende por mi reacción tan extraña y repentina, pero me corresponde el abrazo. No sé si todo eso que vi fue un sueño, pero se sintió tan aterradoramente real, que no puedo evitarlo.
CAPÍTULO 5: TODO SE REPITE—Hija… ¿estás bien?—Sí. Sí papá —le digo limpiándome las lágrimas—, lo siento, es que, me puse algo sentimental.Miro a Lilian y por más que quiera, ya no puedo verla igual. Todo en ella me parece falso, hipócrita y desleal.—Tranquila, todo estará bien. Seguirás siendo la ingeniera en jefe de la empresa.—Gracias, papá.Esta vez me encargo de detallar la reacción de Lilian, también la de Ethan. Apenas tenemos poco menos de dos meses casados, pero todavía se sigue mostrando como un esposo amoroso conmigo.—Mi amor, debes estar agotada, vamos a casa mejor —sugiere Ethan intentando tomarme por los hombros, pero mi respuesta automática es apartar mis brazos de él. No puedo ni verlo, mucho menos dejar que me toque, el rechazo que siento hacia él es visceral.—No, solo necesito tomar un poco de aire —le digo dando un paso lejos.Sin querer, me tropiezo con Alexander. El hermano mayor de Ethan. Él me mira con una ceja enarcada, pero no dice nada. Siempre ha sido
CAPÍTULO 6: UNA NUEVA OPORTUNIDADEl corazón me palpita tan rápido que no soy capaz de controlarme lo suficiente. Me llevo a Alexander lejos del salón y del bullicio de la gente para poder hablar, aunque todavía no sé exactamente lo que le voy a decir. Nos detenemos en el balcón. La noche estrellada nos sirve de fondo y la luna brilla en lo alto del cielo, redonda y hermosa. Cuando sus ojos azules se encuentran con los míos siento que el estómago me da un vuelco, no lo recordaba tan guapo.—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres? —pregunta con urgencia en la voz.—Ah… yo solo… quise evitar que hicieras una locura —suelto sin más. Aunque intente mentirle, siento que su mirada es tan penetrante que es capaz de leer mi alma. No soy capaz de mentirle.—No sé de qué estás hablando Sophia —dice con seriedad.—Me pareció que ibas a golpear a ese sujeto —respondo sin dejar de mirarlo a los ojos. Él frunce el ceño, deja de mirarme y suspira observando el paisaje de afuera.—No sé qué te dio esa impr
CAPÍTULO 7: CHOQUEMe despierto muy temprano a desayunar, no quiero que Ethan se dé cuenta de que no dormí a su lado. Me siento a la mesa, pero la sensación de vacío y soledad es alarmante y opresiva. Me cuesta sacarme de la cabeza esos horribles recuerdos.Recibo un mensaje de Sabrina, mi mejor amiga. Aun no estamos distanciadas. “Hola Sophie, ¿me acompañarás al spa hoy?”. En el pasado le había dicho que no, y esta vez tampoco será diferente. “Lo siento amiga, no puedo”. Pongo el celular boca abajo sin leer su respuesta pues ya me la sé. Bebo mi café con tranquilidad cuando escucho los pasos de Ethan bajando las escaleras e inevitablemente mi cuerpo se tensa por completo. —Buenos días, mi amor —saluda Ethan, dándome un beso en la mejilla con una dulzura que me produce repulsión. Mi piel se eriza al contacto, y tengo que contener el impulso de correr al baño y lavarme la cara con tres litros de agua. Me enderezo en mi silla, obligándome a mantener la compostura mientras siento e
CAPÍTULO 8: ESTÁ EN TODAS PARTES—Ah… olvidaste estos documentos —le digo a Ethan sin saber qué más responder.Pensé que iba a estar engañándome con Lilian, pero no esperaba encontrarlo con su hermano. Si mi memoria no me falla, ellos no se llevaban bien. Tal vez me estoy precipitando a pensar que son cómplices, pero ya no soy capaz de confiar en nadie.—¿Mmm? ¡Ah es verdad! Lo olvidé por completo. Gracias, mi amor —dice dándome un pico en los labios. —Pensé que me llamarías —le digo. Todavía me parece demasiado extraño que no lo haya hecho. Ethan saca su celular del bolsillo e intenta encenderlo, pero está apagado. ¡Claro! Ahora lo recuerdo. En el pasado, después de estar juntos yo ponía a cargar su celular en la madrugada, pero he cambiado todo con una simple acción.—Olvidé cargarlo anoche, qué bueno que eres tan atenta, estaría muerto sin ti —asegura, pero esta vez si noto la ironía en esas palabras.—De nada.Salgo de la oficina arrastrando los pies. Creí que esto sería tan fác
CAPÍTULO 9: VERGÜENZAEl tiempo se detiene mientras mi cuerpo húmedo está rozando contra el de Alexander. Jamás, ni en mis peores o mejores sueños, imaginé que algo así me sucedería. En mi vida anterior, esto definitivamente no ocurrió.Mi cerebro entra en cortocircuito, incapaz de procesar la situación. Mi reacción está en pausa... hasta que siento algo firme levantándose contra mis muslos. Un bulto. ¡Un bulto! Pego un grito y lo empujo de inmediato.—¡¿Qué demonios...?! —chillo— ¡¿Qué haces aquí?! —mientras busco, desesperada, algo con lo que cubrirme.El vapor alrededor nos envuelve, pero no lo suficiente como para ocultar lo esencial. Alexander se gira, evitando mirarme directamente... lo cual empeora las cosas. Ahora tengo una vista clara de su trasero. Redondo. Perfecto. Tal cual como llegó al mundo. Dios mío...—¿Yo? ¿Qué haces tú aquí? —pregunta él, claramente molesto. También está buscando con qué cubrirse y, para mi horror, lo pillo mirándome de reojo.Mis mejillas arden de
CAPÍTULO 10: NO LA SOPORTOMe tomo un par de minutos para calmarme, tomo aire profundamente y lo suelto con fuerza, intentando que la adrenalina se disipe. Cuando finalmente logro controlar el temblor en mis manos, salgo del vestuario solo para encontrarme de frente con Sabrina.—¡Sophie! ¿Dónde te habías metido? ¡Te estuve esperando en la sauna! —me reclama con un ligero tono de preocupación.—Ah... lo siento, tuve que ir al baño y… bueno, me distraje —respondo, aun sintiendo el rubor en mis mejillas por lo ocurrido minutos antes.En ese momento, un chico atractivo pasa junto a nosotras, y Sabrina, como si tuviera un radar incorporado, gira la cabeza para seguirlo con la mirada, olvidándose por completo de lo que estábamos hablando. Sus ojos se iluminan de inmediato y se le escapa una sonrisa coqueta cuando el chico desaparece dentro de uno de los cuartos.—Te entiendo, amiga, yo también me distraería con eso —bromea, levantando una ceja de forma sugerente.—¡Sabrina! —le reprendo, m
CAPÍTULO 11: LAS VACACIONESIntento controlar la furia que hierve en mi interior, pero me cuesta. Antes me dejé hacer a un lado, como una tonta que quería complacer a todos permití que me pisotearan, pero eso se acabó.—Sophia… —Mi padre exhala mi nombre con una sorpresa que me eriza los vellos de la piel.Ahora no puedo dejar de preguntarme cuántas cosas le habrá metido en la cabeza esa víbora de Lilian a mi padre.—Sé que te preocupas por mí, pero…—Mira Sophia, seré honesto contigo, siento que la dirección que estás tomando ahora no es la más adecuada, creo que es mejor que ahora que estás casada le dejes el mando de la empresa a Ethan. Sabes que yo me retiraré pronto al igual que Harrison.No sé qué caraj0s hice, aceleré las cosas y para mal. Mi padre no me hacía esto si no hasta dentro de cinco meses… será que en lugar de evitar su muerte, ¿la estoy apresurando?Un pánico repentino me invade, no puedo permitir que esto suceda, no así. Suspiro profundo. Tengo que pensar mejor las
CAPÍTULO 12: ENTRE MÁS, MEJORLa mañana siguiente llega pronto, para mí, es como si un reloj de arena estuviese marcando cada segundo de mi destino. Me desperezo del sofá, pues anoche esperé a que Ethan se volviese a dormir y solo entonces salí del baño. Él sigue dormido en la cama y no parece notar que no dormí a su lado. Regreso al baño para darme una ducha y ver si al final Lilian decidió responder a mi propuesta. Anoche la tomé por sorpresa y no fue capaz de darme una respuesta definitiva.Pero eso no importa, porque estoy dispuesta a hacer que ella vaya sí o sí. Sin embargo, no es solo ella quien nos acompañará, necesito apoyo moral para esto. Llamo a Sabrina, pero no me responde de inmediato. Tengo que timbrarle dos veces…—¡Sophie! ¿Qué pasó? Es muy temprano.—Brina, necesito un enorme favor tuyo.—Tú dirás, ¿para qué soy buena? —Necesito que vengas conmigo a un viaje por los Alpes Suizos. Hay una pausa en el teléfono antes de que ella conteste con un grito emocionado.—¡Cl