Ese mismo día, durante horas de la noches. — Es bastante hermoso, se nota que invirtieron mucho dinero en este hotel. — Decía Samantha cuando venía del externa del hotel. — No es la gran cosa. — Respondió aburrido Leonard mientras caminaba al lado de su prometida entrelazando su mano a la de ella. — ¿No será que sientes envidia? Jaja~ parece que los Ivanov pueden tener mejores hoteles que los tuyos, aún siendo extranjeros. — Nunca he tenido razón alguna para envidiar a alguien cariño. Además, ellos llevan tres décadas con sus negocios en el país, no es como si fuesen nuevos en el ámbito. — Respondió el señor Campbell viendo serio a la bella mujer que caminaba a su lado izquierdo. "¿Nunca ha sentido envidia? Que mentiroso… ¿Entonces por qué molestaba tanto a mi amado Johan? Nunca dejó de humillarlo delante de mi familia y de mi en cada oportunidad que tuvo"Pensó Samantha viendo seriamente al señor Leonard, hasta que unos pasos se escucharon venir del frente y su mirada se desvío
La hermosa Samantha Thompson vió con enojo su propia mano la cual tenía el bellísimo anillo en ella, para seguidamente suspirar y mirar directamente a los ojos de ese hombre que la arrinconó contra el sofá en una posición bastante incómoda, una en la que podía sentir el calor de su cercana respiración y el roce de sus cuerpos; Samantha suspiró desviando sus ojos verdes de los azules de Leonard. — Hablas como si estuvieras simplemente celoso, ya eres un hombre de más de treinta años, deberías actual como tal. — En ese instante las miradas de ambos se volvieron a encontrar y Samantha posó las palmas de sus manos en las mejillas de Leonard. — No volveré a interactuar con el señor Ivanov ¿Eso te hace sentir mejor? Por supuesto, era una mentira de Samantha, pero prefería calmar el temperamento de ese hombre que tenía encima de ella viéndola con frialdad a continuar una pelea y que el vaya a dejarla nuevamente prisionera en la mansión Campbell. Leonard sonrió, nuevamente mostró su sonri
Un día más en el que Samantha Thompson despertaba sola en su habitación, una enorme y lujosa en el hotel IvaGold la cual se supone compartiría con su prometido. Ese hombre del que no sabía prácticamente nada, si bien era cierto que lo conocía de varios años atrás e incluso hubo un tiempo en el que se llevaron lo suficiente bien para Samantha comenzar a llamarlo simplemente "Leo" todo eso cambiaría luego de la atrevida primer propuesta matrimonial de Leonard. Samantha recién terminaba de arreglarse sintiendo que ninguna de sus ropas compradas por Leonard le hacían sentir comodidad. "¿Por qué no pudo traer mis cosas de la mansión Thompson? ¿Se deshizo de todo? ¿Que sentido tendría algo así? ¡No entiendo en lo absoluto que tiene ese hombre en la cabeza!" — Cariño ~ ¡He vuelto! Saldrás conmigo hoy, podríamos pasar por la playa si quieres. Leonard ingresaba con una amplia sonrisa a la habitación mientras decía aquellas palabras acercándose hasta Samantha la cual veía su atuendo frente
Samantha continuaba caminando, mientras veía a sus alrededores las estatuas decorativas que había en ese largo pasillo; finalmente sus ojos verde oscuros se detuvieron viendo la puerta de un ascensor, el cual tenía un único destino. Ella dudó por unos instantes paseando su vista rápidamente a todos sus alrededores, pero al ver qué el señor Luka ya no se encontraba por ahí, supuso que había tomado el ascensor. "¿Debería ir? Parecía que quería hablar conmigo… ¿No es solo mi imaginación o si? Bueno… Sea como sea, yo sí quería hablar con el una vez más, sabe mucho de Leonard y tiene el suficiente poder para ayudarme, pero… No lo hará de gratis aún así puedo negociar, al menos intentar llegar a un acuerdo" Con esos pensamientos en su mente, Samantha Thompson había subido por el ascensor hasta el único piso donde se detuvo, cuando las puertas se abrieron, vió un amplio salón con algunas plantas decorativas y los grandes cristales que mostraban una preciosa vista del cielo. El salón ten
Las preguntas de Luka se clavaban en la mente de Samantha, sintiendo ella una ligera corriente de emociones sacudir hasta lo más profundo de su ser. Valor. La bella joven se llenó de valor. — Todo… — Samantha sonrió con un poco de nerviosismo a Luka. — Estaría dispuesta a todo por la verdad, todo por la vida de mi hermano, todo por lo que le pertenece a mi familia. — Perfecto, en ese caso, ya tenemos un trato. En ese instante los labios de Luka se posaron rápidamente sobre los finos y rojizos de Samantha besándola atrevidamente y profundizando en el interior de su boca con movimientos rápidos e intensos. Ella tenía sus ojos bien abiertos por la sorpresa y su cuerpo por un momento reaccionó queriendo alejarse al asustarse por la intensidad de la acción, fue entonces cuando los fuertes brazos del alto hombre que la retenía lo impidieron. Así a como Luka rápidamente se había acercado a ella invadiendo su espacio con tal beso, así también se alejó, terminando por sostener a Samanth
— El señor Campbell no volverá está noche, me ha enviado a informarle, puede descansar señorita Thompson. Samantha conocía muy bien a ese hombre que hablaba seriamente frente a ella, era Arnoldo nada menos que el chófer personal y a su vez uno de los guarda espaldas de más confianza de su prometido, la joven sabía que ese hombre trabajaba para Leonard desde que ella lo conoció por primera vez. Dichas esas palabras, el hombre se retiró de inmediato llamando al resto que estaban en el interior vigilando a Samantha. — Una cosa más. — Dijo Arnoldo antes de cerrar la puerta. — El señor pidió que le dijera que no intentará algo más como lo de esta noche sí no quería que pusiera en venta todo lo perteneciente a los Thompson que yace ahora en su poder. Dicho eso finalmente la puerta se cerró y Samantha quedó completamente sola en su habitación. "No… El… ¡No es justo!… ¿Me amenaza?" — ¡Maldición! ¡Eres una basura Leonard! — Gritó Samantha yéndose enfadada a su lecho. "¿Cómo puede ser as
Samantha desvío su rostro viendo en la dirección de una larga lámpara frente a la pared cercana. El único beso que había tenido con ese hombre ocurrió cuando acepto ese compromiso dentro del auto, sin tener mayores alternativas al saber que ella había terminado sin ni un solo centavo.Sin embargo, apenas y fue un roce de sus labios con los de Leonard, ella solo quería insinuar que aceptaba. No era por qué lo apreciaba mucho menos por qué tuviera algún tipo de sentimientos románticos, ya que eso jamás había sucedido.Fue en ese instante que en la mente de Samantha cruzó el recuerdo del intenso y voraz beso que le dio ese hombre extranjero. No pudo evitar sentirse acalorada al recordar el momento en el que la lengua de ese atrevido hombre se mezclo con la suya. — No… Yo no creo que sea el mejor momento…"Por alguna razón… Me siento incómoda, no quiero tener que besar a Leonard, mucho menos ahorita" — Entiendo. — Respondió fríamente el hombre sentado frente a ella. Samantha lo vió
Un punzante dolor de cabeza despertó a Leonard esa mañana. — ¡Ahg! Exclamó el alto hombre soltando algunas maldiciones de su boca, para después sentarse y observar que a su lado dormía profundamente su amada Samantha. Comenzó a levantarse poco a poco y viendo su saco en el piso tirado sin más, recordó que ahí estaba su teléfono celular, agachándose y tomándolo en su mano, viendo que la hora sobre pasaba las diez de la mañana. "Necesito tomar algo para este dolor, me está volviendo loco" Pensó arrepentido de haber tomado tanto del enojo que le causó Samantha. "Yo… Me tengo que ir de aquí, es demasiado peligroso para ella, necesito protegerla" Con ese último pensar Leonard llamó a su secretaria Angelina, alejándose lo suficiente para asegurarse de que nada interrumpa el sueño de la cansada joven que dormía aún. …..Una hora después. Los bellos ojos verdes oscuros se paseaban por la habitación, notando la claridad del día, Samantha se asusto levantándose de inmediato y volviendo