— El señor Campbell no volverá está noche, me ha enviado a informarle, puede descansar señorita Thompson. Samantha conocía muy bien a ese hombre que hablaba seriamente frente a ella, era Arnoldo nada menos que el chófer personal y a su vez uno de los guarda espaldas de más confianza de su prometido, la joven sabía que ese hombre trabajaba para Leonard desde que ella lo conoció por primera vez. Dichas esas palabras, el hombre se retiró de inmediato llamando al resto que estaban en el interior vigilando a Samantha. — Una cosa más. — Dijo Arnoldo antes de cerrar la puerta. — El señor pidió que le dijera que no intentará algo más como lo de esta noche sí no quería que pusiera en venta todo lo perteneciente a los Thompson que yace ahora en su poder. Dicho eso finalmente la puerta se cerró y Samantha quedó completamente sola en su habitación. "No… El… ¡No es justo!… ¿Me amenaza?" — ¡Maldición! ¡Eres una basura Leonard! — Gritó Samantha yéndose enfadada a su lecho. "¿Cómo puede ser as
Samantha desvío su rostro viendo en la dirección de una larga lámpara frente a la pared cercana. El único beso que había tenido con ese hombre ocurrió cuando acepto ese compromiso dentro del auto, sin tener mayores alternativas al saber que ella había terminado sin ni un solo centavo.Sin embargo, apenas y fue un roce de sus labios con los de Leonard, ella solo quería insinuar que aceptaba. No era por qué lo apreciaba mucho menos por qué tuviera algún tipo de sentimientos románticos, ya que eso jamás había sucedido.Fue en ese instante que en la mente de Samantha cruzó el recuerdo del intenso y voraz beso que le dio ese hombre extranjero. No pudo evitar sentirse acalorada al recordar el momento en el que la lengua de ese atrevido hombre se mezclo con la suya. — No… Yo no creo que sea el mejor momento…"Por alguna razón… Me siento incómoda, no quiero tener que besar a Leonard, mucho menos ahorita" — Entiendo. — Respondió fríamente el hombre sentado frente a ella. Samantha lo vió
Un punzante dolor de cabeza despertó a Leonard esa mañana. — ¡Ahg! Exclamó el alto hombre soltando algunas maldiciones de su boca, para después sentarse y observar que a su lado dormía profundamente su amada Samantha. Comenzó a levantarse poco a poco y viendo su saco en el piso tirado sin más, recordó que ahí estaba su teléfono celular, agachándose y tomándolo en su mano, viendo que la hora sobre pasaba las diez de la mañana. "Necesito tomar algo para este dolor, me está volviendo loco" Pensó arrepentido de haber tomado tanto del enojo que le causó Samantha. "Yo… Me tengo que ir de aquí, es demasiado peligroso para ella, necesito protegerla" Con ese último pensar Leonard llamó a su secretaria Angelina, alejándose lo suficiente para asegurarse de que nada interrumpa el sueño de la cansada joven que dormía aún. …..Una hora después. Los bellos ojos verdes oscuros se paseaban por la habitación, notando la claridad del día, Samantha se asusto levantándose de inmediato y volviendo
Tres días habían transcurrido desde que Samantha volvió a la mansión de los Campbell, los cuales pasaron lentamente y fueron agobiantes para la joven de veinticinco años que ansiaba poder salir a la ciudad, dar un paseo a algún divertido lugar, reunirse con sus amistades o ir simplemente de compras. ¡Cualquier cosa!Samantha deseaba sentirse relajada, que el aire que respirara no le fuera tedioso por el hecho de estar retenida como un objeto de valor. — Oh, que romántico… Susurró para si misma la joven al terminar de leer el capitulo de su novela favorita; una vez cerró el libro ella levantó su mirada a la copa del frondoso árbol bajo el que se encontraba sentada. Cerró sus ojos verdes oscuros sintiendo las ráfagas refrescantes del viento primaveral y escuchando el sonido que emitía el viejo arce. *****Era poco más de medio día y apenas terminó su almuerzo, Samantha había salido al jardín trasero de la mansión por un poco de aire fresco y de paso leer. La señorita Thompson e
— ¿Gritar? ¿Por qué lo dice señorita Thompson? Solo soy una de las nuevas sirvientas de la mansión Campbell. Samantha no entendía por qué esa mujer se presentaba como una nueva sirvienta. — Nunca ninguna de las sirvientas se presentó a mi siendo nueva, ¿Por qué tu si? No soy el señor de está mansión. — Lo sé, pero será la futura señora por lo que se nos informó que de ahora en adelante cada nuevo empleado también debía presentarse a usted. "Esto es raro, demasiado…" Pensó Samantha viendo con sospecha a esa mujer. "Podría ser… ¿Leonard la ha contratado especialmente para mantenerme bajo vigilancia? ¿Quiere que baje la guardia al ser una mujer tan joven y de apariencia inocente?" Samantha Thompson veía de pies a cabeza a esas mujer, calculando que tendría veinte años o poco más pero no llegaría ni a veinticinco, peliroja notablemente tintado, cabello muy bien peinado, pero aún así se notaba por uno de sus pequeños mechones que era rizado, de cuerpo sencillo y bastante delgado, pi
La mano de la señorita Thompson pasaba lentamente en la tela sintiendo la textura de la cortina color melocotón que quería comprar para su habitación. — Señorita, ¿Por qué decidió salir por algo tan simple como esto? Pudo haber enviado a llamar a una decoradora de interiores profesional para que se ocupe de su habitación. — No lo entiendes Clarisa, siempre me ha gustado hacer este tipo de cosas por mi misma, quiero sentirme cómoda y se que solo lo haré si todo lo hice yo misma; además, era una excusa para que Leonard me dejara salir un rato. La sirvienta sonrió en ese momento. — Que bueno que usted sea así, el señor Thompson que en paz descanse, hizo un gran trabajo en su crianza. Samantha volvió a ver la mujer que la acompañaba y le sonrió de regreso. Clarisa en ese momento posó su mirada en su reloj de mano. — Ha transcurrido poco más de una hora, ¿Que le parece si la llevó a un restaurant cercano a almorzar? No es nada lujoso, pero creo que la señorita Thompson no le da tant
Samantha Thompson sintió que el transporte en el que iba se detuvo luego de algunos minutos de viaje, que aunque no fueron tantos a la joven aterrorizada se le hicieron eternos. Nuevamente uno de los hombres la cargaba y ella se había cansado de forcejear, tampoco quería hacerse más daño en sus muñecas y tobillos con las ataduras que le hicieron así que se quedó inmóvil hasta que la obligaron a sentarse en una silla, una la cual Samantha sintió bastante cómoda y eso le sorprendió. ¿Quienes eran sus captores? ¿Que querían? ¿Tenía que ver con la muerte de su padre el CEO Óliver Thompson? ¿Tenía que ver con la desaparición de su hermano mayor Andrew? ¿Era algún enemigo peligroso del su prometido el señor Leonard? Una gran cantidad de preguntas se cruzaban por la mente de la joven mientras sentía el cansancio y dolor en su cuerpo. Finalmente alguien se acercó a ella deteniéndose justo enfrente, Samantha aguanto la respiración sintiéndose asustada y fue entonces que el leve contac
Ante la pregunta de Samantha, Luka sonrió acercándose a ella y una vez estuvo su rostro a milímetros del de la hermosa joven el la besó empujándola al sofá largo, quedando las piernas de la señorita Thompson encima del regazo del apuesto extranjero. En ese momento el apartó sus labios de los de ella viéndola con una expresión seria. — ¿Te emociona la idea de hacerlo en este sofá? — Preguntó a Samantha quien tenía sus ojos abiertos y su rostro colorado le veía con gran sorpresa. — ¿Que?… No… Yo… — ¿No? — Volvió a preguntar el hombre de los hermosos ojos celestes claros. — ¡No! No quiero. — Exclamó Samantha. — Perfecto, por qué yo tampoco. — Dijo el finalmente poniéndose de pie. — ¿Eh? — Samantha hacía una expresión de confusión mientras veía a ese hombre y a su vez volvía a acomodarse en el largo sofá. — Entonces… ¿Dónde?… ¿La- cama? — Preguntaba Samantha avergonzada con un tono de voz titubeante. — No, no me has entendido, no vine aquí para acostarme contigo señorita Thompson,