Un día más en el que Samantha Thompson despertaba sola en su habitación, una enorme y lujosa en el hotel IvaGold la cual se supone compartiría con su prometido. Ese hombre del que no sabía prácticamente nada, si bien era cierto que lo conocía de varios años atrás e incluso hubo un tiempo en el que se llevaron lo suficiente bien para Samantha comenzar a llamarlo simplemente "Leo" todo eso cambiaría luego de la atrevida primer propuesta matrimonial de Leonard. Samantha recién terminaba de arreglarse sintiendo que ninguna de sus ropas compradas por Leonard le hacían sentir comodidad. "¿Por qué no pudo traer mis cosas de la mansión Thompson? ¿Se deshizo de todo? ¿Que sentido tendría algo así? ¡No entiendo en lo absoluto que tiene ese hombre en la cabeza!" — Cariño ~ ¡He vuelto! Saldrás conmigo hoy, podríamos pasar por la playa si quieres. Leonard ingresaba con una amplia sonrisa a la habitación mientras decía aquellas palabras acercándose hasta Samantha la cual veía su atuendo frente
Samantha continuaba caminando, mientras veía a sus alrededores las estatuas decorativas que había en ese largo pasillo; finalmente sus ojos verde oscuros se detuvieron viendo la puerta de un ascensor, el cual tenía un único destino. Ella dudó por unos instantes paseando su vista rápidamente a todos sus alrededores, pero al ver qué el señor Luka ya no se encontraba por ahí, supuso que había tomado el ascensor. "¿Debería ir? Parecía que quería hablar conmigo… ¿No es solo mi imaginación o si? Bueno… Sea como sea, yo sí quería hablar con el una vez más, sabe mucho de Leonard y tiene el suficiente poder para ayudarme, pero… No lo hará de gratis aún así puedo negociar, al menos intentar llegar a un acuerdo" Con esos pensamientos en su mente, Samantha Thompson había subido por el ascensor hasta el único piso donde se detuvo, cuando las puertas se abrieron, vió un amplio salón con algunas plantas decorativas y los grandes cristales que mostraban una preciosa vista del cielo. El salón ten
Las preguntas de Luka se clavaban en la mente de Samantha, sintiendo ella una ligera corriente de emociones sacudir hasta lo más profundo de su ser. Valor. La bella joven se llenó de valor. — Todo… — Samantha sonrió con un poco de nerviosismo a Luka. — Estaría dispuesta a todo por la verdad, todo por la vida de mi hermano, todo por lo que le pertenece a mi familia. — Perfecto, en ese caso, ya tenemos un trato. En ese instante los labios de Luka se posaron rápidamente sobre los finos y rojizos de Samantha besándola atrevidamente y profundizando en el interior de su boca con movimientos rápidos e intensos. Ella tenía sus ojos bien abiertos por la sorpresa y su cuerpo por un momento reaccionó queriendo alejarse al asustarse por la intensidad de la acción, fue entonces cuando los fuertes brazos del alto hombre que la retenía lo impidieron. Así a como Luka rápidamente se había acercado a ella invadiendo su espacio con tal beso, así también se alejó, terminando por sostener a Samanth
— El señor Campbell no volverá está noche, me ha enviado a informarle, puede descansar señorita Thompson. Samantha conocía muy bien a ese hombre que hablaba seriamente frente a ella, era Arnoldo nada menos que el chófer personal y a su vez uno de los guarda espaldas de más confianza de su prometido, la joven sabía que ese hombre trabajaba para Leonard desde que ella lo conoció por primera vez. Dichas esas palabras, el hombre se retiró de inmediato llamando al resto que estaban en el interior vigilando a Samantha. — Una cosa más. — Dijo Arnoldo antes de cerrar la puerta. — El señor pidió que le dijera que no intentará algo más como lo de esta noche sí no quería que pusiera en venta todo lo perteneciente a los Thompson que yace ahora en su poder. Dicho eso finalmente la puerta se cerró y Samantha quedó completamente sola en su habitación. "No… El… ¡No es justo!… ¿Me amenaza?" — ¡Maldición! ¡Eres una basura Leonard! — Gritó Samantha yéndose enfadada a su lecho. "¿Cómo puede ser as
Samantha desvío su rostro viendo en la dirección de una larga lámpara frente a la pared cercana. El único beso que había tenido con ese hombre ocurrió cuando acepto ese compromiso dentro del auto, sin tener mayores alternativas al saber que ella había terminado sin ni un solo centavo.Sin embargo, apenas y fue un roce de sus labios con los de Leonard, ella solo quería insinuar que aceptaba. No era por qué lo apreciaba mucho menos por qué tuviera algún tipo de sentimientos románticos, ya que eso jamás había sucedido.Fue en ese instante que en la mente de Samantha cruzó el recuerdo del intenso y voraz beso que le dio ese hombre extranjero. No pudo evitar sentirse acalorada al recordar el momento en el que la lengua de ese atrevido hombre se mezclo con la suya. — No… Yo no creo que sea el mejor momento…"Por alguna razón… Me siento incómoda, no quiero tener que besar a Leonard, mucho menos ahorita" — Entiendo. — Respondió fríamente el hombre sentado frente a ella. Samantha lo vió
Un punzante dolor de cabeza despertó a Leonard esa mañana. — ¡Ahg! Exclamó el alto hombre soltando algunas maldiciones de su boca, para después sentarse y observar que a su lado dormía profundamente su amada Samantha. Comenzó a levantarse poco a poco y viendo su saco en el piso tirado sin más, recordó que ahí estaba su teléfono celular, agachándose y tomándolo en su mano, viendo que la hora sobre pasaba las diez de la mañana. "Necesito tomar algo para este dolor, me está volviendo loco" Pensó arrepentido de haber tomado tanto del enojo que le causó Samantha. "Yo… Me tengo que ir de aquí, es demasiado peligroso para ella, necesito protegerla" Con ese último pensar Leonard llamó a su secretaria Angelina, alejándose lo suficiente para asegurarse de que nada interrumpa el sueño de la cansada joven que dormía aún. …..Una hora después. Los bellos ojos verdes oscuros se paseaban por la habitación, notando la claridad del día, Samantha se asusto levantándose de inmediato y volviendo
Tres días habían transcurrido desde que Samantha volvió a la mansión de los Campbell, los cuales pasaron lentamente y fueron agobiantes para la joven de veinticinco años que ansiaba poder salir a la ciudad, dar un paseo a algún divertido lugar, reunirse con sus amistades o ir simplemente de compras. ¡Cualquier cosa!Samantha deseaba sentirse relajada, que el aire que respirara no le fuera tedioso por el hecho de estar retenida como un objeto de valor. — Oh, que romántico… Susurró para si misma la joven al terminar de leer el capitulo de su novela favorita; una vez cerró el libro ella levantó su mirada a la copa del frondoso árbol bajo el que se encontraba sentada. Cerró sus ojos verdes oscuros sintiendo las ráfagas refrescantes del viento primaveral y escuchando el sonido que emitía el viejo arce. *****Era poco más de medio día y apenas terminó su almuerzo, Samantha había salido al jardín trasero de la mansión por un poco de aire fresco y de paso leer. La señorita Thompson e
— ¿Gritar? ¿Por qué lo dice señorita Thompson? Solo soy una de las nuevas sirvientas de la mansión Campbell. Samantha no entendía por qué esa mujer se presentaba como una nueva sirvienta. — Nunca ninguna de las sirvientas se presentó a mi siendo nueva, ¿Por qué tu si? No soy el señor de está mansión. — Lo sé, pero será la futura señora por lo que se nos informó que de ahora en adelante cada nuevo empleado también debía presentarse a usted. "Esto es raro, demasiado…" Pensó Samantha viendo con sospecha a esa mujer. "Podría ser… ¿Leonard la ha contratado especialmente para mantenerme bajo vigilancia? ¿Quiere que baje la guardia al ser una mujer tan joven y de apariencia inocente?" Samantha Thompson veía de pies a cabeza a esas mujer, calculando que tendría veinte años o poco más pero no llegaría ni a veinticinco, peliroja notablemente tintado, cabello muy bien peinado, pero aún así se notaba por uno de sus pequeños mechones que era rizado, de cuerpo sencillo y bastante delgado, pi