Esperaba que Noah me permitiera poner los pies en el suelo cuando llegamos a su casa, pero estaba equivocada. Entró por el garaje, cruzó la puerta lateral, y esquivó cada cosa que había tirada en el suelo, a causa de la demolición que había provocado con su ira, hasta encontrar la escalera. Entonces pensé, «ahora sí me va a bajar», pero no fue así. Él me llevaría hasta el final en sus brazos, como un par de recién casados. La comparación me fascinó y asustó de la misma manera, todo estaba aconteciendo demasiado rápido, pensar en nosotros como esposos era una locura; apenas iniciábamos lo que pudiera definir como una relación inestable, con más debilidades que fortalezas, y debíamos trabajar muy duro para lograr estabilizarnos.
—Bienvenida a mi habitación, muñeca. El lugar donde te demostraré lo que e
Busqué mi ropa en el suelo y me vestí, aún llorando. Estaba tan enojada por haber sido tan débil, tan impulsiva, y permitir que mi vida se convirtiera en un desastre. Todo cambió desde que vi a Noah. Sabía que nada sería igual desde ese momento y debí tomar cartas en el asunto, alejarme, poner mil y un barrera para que la atracción no se transformara en sentimiento, pero no pude, fue imposible impedirle a mi corazón que se enamorara de ese hombre tan impulsivo como apasionado. ¿Y todo para qué? Para lastimarlo, para herir a Aarón también, para sentirme como un montón de estiércol… El daño ya estaba hecho, no había vuelta atrás. El pecado se había consumado, los corazones se entregaron y el castigo sobrevino.Abandoné la habitación como Eva cuando fue desterrada del Edén y bajé las
Una vez que Cris pagó la compra, volvimos al auto y regresamos por el mismo camino hasta llegar a su casa. Esa vez, el viaje no fue silencioso; mi amiga decidió que era una buena idea escuchar música y eligió que Ellie Goulding era una buena opción, pero escuchar la letra de Beating Heart no le hizo ningún favor a mi estado de ánimo, sino que le empeoró. Sentía que era yo la que pedía escuchar su corazón, sacarles partido a las horas, abrazarlo fuerte... Y ese fragmento, en el que decía “No puedo hacerle frente a esto, ahora que todo ha cambiado, solo quiero estar a tu lado”, me robó algunas lágrimas. Cris no lo notó, ella estaba muy enfocada en conducir y en cantar como desquiciada, y fue mejor así, no quería que sintiera más pena por mí de lo que ya lo hacía.Al llegar a su pequeño apartamento estilo
La canción no había terminado al momento que detuve el auto frente al taller; la distancia entre mi casa y Gunnar´s no era mucha. Hubiera deseado que quedara a kilómetros, necesitaba más tiempo antes de estar lista para entrar, sin embargo, ahí estaba y no podía quedarme como estúpida mirando al frente mientras los minutos se acumulaban. Me bajé del auto y recorrí el camino desde la entrada hasta mi oficina. Era una de las primeras en llegar, solo Cris y Manuel estaban ahí, tomando su acostumbrado café. Los saludé a ambos y luego me fui a la habitación. Necesitaba un par de minutos para controlar mis emociones. Me sentía nerviosa, impaciente. Noah llegaría en cualquier momento y no sabía con qué actitud.—Drey. ¿Estás bien? —preguntó Cris, entrando a la habitación.—No, ni un poco. Esperaba que estuvi
Todo mi cuerpo temblaba cuando me senté en el asiento del Mercedez-Benz para abrir el capó desde el interior y poder trabajar en el motor. Incluso, olvidé por completo dónde se encontraba la palanca que lo desbloqueaba. Me encontraba muy nerviosa, conmocionada. No podía creer lo que había hecho ni de dónde surgió toda mi resolución. Obviamente, mi conversación con Cris fue un detonante, pero apenas estaba asimilando que había roto con Noah. Cerré los ojos y tomé un profundo suspiro. Exhalé pausadamente, volví a inhalar, pero eso no estaba funcionando. El temblor seguía en mi cuerpo y los pálpitos de mi corazón no me daban tregua alguna. Quería correr de regreso a la oficina y adherirme al cuerpo de Noah hasta que la calma retornara a mi sistema, pero también quería que no existiera razón alguna para no poder ir y hacer jus
Detuve mi Ford a un lado de su auto y, mirando al frente, evitando todo contacto con mi tentación, entré a mi casa. Un dulce y delicioso olor a tarta invadió mis fosas nasales al instante en el que puse un pie dentro. Mi estómago gruñó como el de una bestia. Olive era una excelente cocinera, gané un par de kilos por su culpa cuando vivía con nosotros.—Hola, cariño. Olive preparó pastel de manzana y también horneó pastel de carne —dijo mi padre, muy contento. Él amaba a Olive como si fuera una hija, y también a Cristal.—Y huele increíble. No recuerdo cuándo fue la última vez que cocinaste algo aquí —comenté mirando a mi amiga. Ella se encontraba sentada en una de las sillas de madera del comedor, con las manos apoyadas en la mesa y los dedos entrelazados; sus pulgares se movían inquietos u
Diez minutos después, los platos estaban vacíos sobre la mesa. Oli preguntó si queríamos comer el postre enseguida y todos estuvimos de acuerdo en dejarlo para más tarde. En mi estómago no cabía nada por el momento; y en el de los demás, igual. Comimos como si no lo hubiéramos hecho en días.—Yo me encargo de eso, Olive —indicó Noah cuando mi amiga comenzaba a recoger los platos.—No es necesario, no son muchos—replicó ella.—Tú cocinas, yo lavo, así de simple —insistió él.Oli no tuvo más opción que aceptar y volvió a sentarse mientras Noah se encargaba de recoger la mesa y de lavar los platos.—Bueno, señoritas, su servidor va a ir a su santo lugar. Hay un partido que no quiero perderme —anunció papá, abandonando su lugar en la mesa.—
A las cinco treinta de la mañana, la alarma de mi reloj anunció con un sonido perturbador que era hora de levantarme. Pero no había podido dormir casi nada, apenas logré cerrar los ojos a las tres de la mañana, entre vuelta y vuelta, pensando en Noah y en todo lo que había pasado, y estaba cansada. Sin embargo, y pese a mis ganas de querer quedarme en cama todo el día, me levanté y me metí al baño para darme una ducha fría que me espabilara. No podía darme el lujo de faltar al taller, tenía varios autos en espera y no me gustaba quedarles mal a los clientes.Media hora después, estaba vestida y lista para bajar a la cocina y preparar el desayuno. Haría huevos, tocino y pan tostado, comería con papá y me iría al trabajo, ese era mi plan, pero Noah tenía otros que incluyeron hot cakes bañados en miel de maple, jugo de naranja y fre
Sentí que la tierra debajo de mis pies temblaba y que en cualquier momento se abriría y me tragaría entera.¿Hija? ¿Tiene una hija? ¿Con quién? —Una hija —murmuré con desaliento, apoyando mis manos en el capó de mi auto—. ¿Y esa mujer es… su madre? —interrogué, sin ser capaz de mirarlo a los ojos.—No, su madre murió de forma repentina por un aneurisma hace menos de un mes. Ella era su mejor amiga —contestó con voz pausada y temerosa.Se acercó a mí y desplazó su mano por mi espalda hasta colocarla en mi cadera.Temblé, al mismo tiempo que una fuerte opresión aplastó mi pecho, cortándome el suministro de oxígeno. La sensación era abrumadora. Ni en mis más rebuscados pensamientos hubiera imaginado que su explicación incluiría