Capítulo 35

Esperaba que Noah me permitiera poner los pies en el suelo cuando llegamos a su casa, pero estaba equivocada. Entró por el garaje, cruzó la puerta lateral, y esquivó cada cosa que había tirada en el suelo, a causa de la demolición que había provocado con su ira, hasta encontrar la escalera. Entonces pensé, «ahora sí me va a bajar», pero no fue así. Él me llevaría hasta el final en sus brazos, como un par de recién casados. La comparación me fascinó y asustó de la misma manera, todo estaba aconteciendo demasiado rápido, pensar en nosotros como esposos era una locura; apenas iniciábamos lo que pudiera definir como una relación inestable, con más debilidades que fortalezas, y debíamos trabajar muy duro para lograr estabilizarnos.

—Bienvenida a mi habitación, muñeca. El lugar donde te demostraré lo que e

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