Capítulo 41

Diez minutos después, los platos estaban vacíos sobre la mesa. Oli preguntó si queríamos comer el postre enseguida y todos estuvimos de acuerdo en dejarlo para más tarde. En mi estómago no cabía nada por el momento; y en el de los demás, igual. Comimos como si no lo hubiéramos hecho en días.

—Yo me encargo de eso, Olive —indicó Noah cuando mi amiga comenzaba a recoger los platos.

—No es necesario, no son muchos—replicó ella.

—Tú cocinas, yo lavo, así de simple —insistió él.

Oli no tuvo más opción que aceptar y volvió a sentarse mientras Noah se encargaba de recoger la mesa y de lavar los platos.

—Bueno, señoritas, su servidor va a ir a su santo lugar. Hay un partido que no quiero perderme —anunció papá, abandonando su lugar en la mesa.

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