Noah y yo salimos de la habitación tiempo después, no supe cuánto; estaba demasiado contenta como para que me importara algo más que lo que pasaba entre esas cuatro paredes. La última vez que mencioné algo nos estábamos besando ¿cierto? Bueno, terminamos haciendo el amor una vez más y fue igual o más sorprendente que las anteriores.
La mirada que nos lanzó Cris cuando cruzamos la oficina decía «sé lo que hicieron» y me sonrojé como fresa madura. Noah ni se inmutó ni disimuló la sonrisa que cubría la mitad de su rostro. Hice al hombre feliz. Y él a mí.
Sin perder más tiempo, nos fuimos al taller y trabajamos en una minivan hasta que el reloj marcó las seis. Esa vez, no tuve que esquivar la mirada ni mantener la distancia con Noah. Al contrario, me acerqué, rozándolo con cualquier estúpid
Mientras Cris se daba una ducha, le envié un mensaje a Connor diciéndole que me demoraría un poco; enseguida respondió que ya estaba esperándome en una mesa al fondo del bar, que le emocionaba saber que llegaría en cualquier momento. No respondí nada, no sabía qué decir. Entré a la habitación de Cris y busqué en el closet algo que pudiera ponerme. Faldas y vestidos quedaron descartados enseguida, no era algo que quisiera usar para mi reunión con Connor. Al final, me dejé mis jeans y elegí una blusa a cuadros manga larga para sustituir la blusa deportiva que llevaba puesta. Mi plan original era ducharme, pero el reloj marcaba las siete treinta y no quería demorar las cosas con Connor y llegar más tarde a casa. Le había dicho a Noah que estaría con Oli dos horas y quedarme más lo preocuparía.Hablando de Oli… ¿Qu&ea
Mi ritmo cardíaco se disparó en consecuencia.Connor tenía una capacidad increíble de infundirme temor, al punto de hacerme sentir pequeña e indefensa. ¿Por qué era así? ¿Por qué me minimizaba ante su presencia? Nunca antes me pasó, incluso con Noah y su intento de ser temible y despiadado en nuestro primer encuentro en aquel garaje.—¿Por qué estás aquí, Connor? ¿Te metiste en un lío? ¿Necesitas dinero?—¿Eso dijo Jace que vine a buscar? —contraatacó a la defensiva.—La verdad, sí. No es un secreto que mi padre te desprecia. —Lo miré a través del espejo.Su mandíbula se apretó, provocando que sus dientes chillaran, y su mirada se tornó más oscura y tenebrosa que antes. Ambos gestos enmarcaban una profunda ira, que sin duda iba dirig
Eran un poco más de las diez de la noche cuando regresé a casa. Noah me estaba esperando en la entrada, sentado en las escaleras. Solo unos minutos atrás, había dejado a Cris en su casa y tomado mi camioneta para ir a casa. Connor se bajó también en lo de Cris y dijo que iría caminando a su casa. El peso de la mentira se alojó en mi pecho, acelerando mis latidos. Aunque el hecho de ver a Noah también desataba una oleada de mi emoción incontrolable en todo mi cuerpo. Sentía que habían pasado días desde que nos despedimos.Me bajé de la camioneta y caminé a su encuentro, sonriendo. Gesto que se borró cuando él evitó mirarme. Mantuvo la cabeza baja y sus manos apretadas en puños sobre sus rodillas separadas.¡Oh, oh! Problemas en el paraíso. —¿Dónde estabas? —siseó cuando estuve
Spencer estaba delante de mí, sonriendo con sus rectos y perlados dientes y mirándome con sus ojos chocolate a través de risadas y perfectas pestañas. Se había maquillado ligeramente, marcando sus pómulos altos y haciendo lucir más carnosos sus labios con aquel brillo labial tono natural. Sus enormes pechos sobresalían en el escote que proveía la ajustada blusa de algodón negra que había elegido, y sus piernas parecían interminables en aquella falda de mezclilla. Yo vestía pantalones de chándal, una musculosa azul con un top blanco debajo, mi cabello sujeto en una cola de caballo y nada de maquillaje en el rostro. De pronto, la idea de ella yendo a casa para desayunar con nosotros no era tan atractiva como me pareció cuando Noah lo propuso. No me sentía cómoda con su presencia y lo más seguro era que terminaría con una indigestión. Pero ya estab
Spencer estaba delante de mí, sonriendo con sus rectos y perlados dientes y mirándome con sus ojos chocolate a través de risadas y perfectas pestañas. Se había maquillado ligeramente, marcando sus pómulos altos y haciendo lucir más carnosos sus labios con aquel brillo labial tono natural. Sus enormes pechos sobresalían en el escote que proveía la ajustada blusa de algodón negra que había elegido, y sus piernas parecían interminables en aquella falda de mezclilla. Yo vestía pantalones de chándal, una musculosa azul con un top blanco debajo, mi cabello sujeto en una cola de caballo y nada de maquillaje en el rostro. De pronto, la idea de ella yendo a casa para desayunar con nosotros no era tan atractiva como me pareció cuando Noah lo propuso. No me sentía cómoda con su presencia y lo más seguro era que terminaría con una indigestión. Pero ya estab
Me quité las bragas y el sostén y los puse sobre el lavabo. Noah caminó hacia mí y tomó uno de mis pechos con su mano, pasando el pulgar por mi pezón erecto, que a su toque se puso más duro. Su boca se encargó del otro, succionándolo con hambre y mordisqueando la cima después. Todo lo que hacía se reflejaba en la parte baja de mi pelvis, que palpitaba ansiosa por ser llenada por su hombría.—¿Vas a ser una chica buena? ¿No vas a gritar?Asentí.—Date la vuelta y sujétate del lavabo.Cuando lo hice, Noah separó mis piernas y acarició mis glúteos con movimientos circulares. Repitió la acción una, dos, tres veces…, para luego explorar la parte más sensible de mi cuerpo, haciéndome temblar de puro placer. Con su mano libre, acunó mi pecho, rozando la punta con su pulgar una y
Ese día en la tarde, decidí que era momento de comunicarme con Connor. Ya lo había ignorado lo suficiente y sabía que la paciencia no era una virtud que él poseyera. Noah no estaba saltando de emoción por eso, pero debía apoyarme, no tenía más opción. Le escribí un mensaje diciéndole que había encontrado un auto para él y que, si era posible, se acercara al taller a las cinco para que lo viera.Su respuesta no tardó en aparecer.«¡Sí! Estaré ahí a la hora puntual, princesa».Cuando le informé a Noah que Connor había confirmado que estaría en Gunnar´s a las cinco, dio media vuelta y salió del taller, enojado. No lo seguí, era mejor no estar cerca de él cuando estaba furioso. Y si lo hacía, terminaríamos discutiendo y no tenía ganas de pelear.Las
Sin darme cuenta, el reloj avanzó silencioso hasta las cinco de la tarde, la hora en la que Connor llegaría al taller. Por eso me sorprendí al verlo de pie a mi lado cuando di la vuelta para cambiar de herramienta.—Hola, princesa. —Me saludó con una sonrisa que no podía crecer más.—Hola, Connor —contesté con cautela y sin demostrar ninguna emoción, ni buena ni mala. La conmoción inicial por el asombro de su repentina aparición se había desvanecido; solo sentía inquietud, y no por él realmente sino por la reacción de Noah cuando lo viera.—Te traje pretzels y rosquillas. ¿Te gusta el dulce? No te lo pregunté ese día. —Habló con nerviosismo mientras me tendía una bolsa de papel.—Sí, gracias, me encanta el dulce. Te dije que mamá cocinaba tartas y brownies. &iq