Capítulo 1Cada día el inicio del día era el mismo: la alarma, un bostezo, estirar el cuerpo y salir de la cama con energía…. Porque levantarse con energía no era lo mismo que hacerlo con alegría.Esos días habían quedado atrás para Luz Méndez, una chica de dieciocho años recién cumplidos, quien había tenido que postergar sus sueños de ser periodista por causa de las decisiones de otras personas, no pudo evitar recordar cuando sus padres hablaron con ella acerca de su situación.“-Hija – dijo su padre -, sabemos cuánto quieres estudiar, pero debemos hablar sobre eso…Tomó la mano de su pequeña con una expresión de dolor. Para un padre nunca ha sido fácil negarle algo a sus hijos, en especial si es algo tan vital en este tiempo, como estudiar.-Mi niña
Luz era joven, sí, pero con unas excelentes curvas, parte de la herencia latina de su padre y la piel pálida, herencia de su madre. Su estatura era el reflejo de su abue Melisa, lo que quiere decir, no fue suficiente para pasar el metro sesenta. Pero si algo tenía Luz es que no le gustaba que la forzaran a nada, eso para ella era totalmente imperdonable y lo que Rafael acababa de hacer lo hacía merecedor, al menos, de una bofetada y de su indiferencia por varios días. Lo aparta de ella y hace lo que tenía en mente, se lleva el rostro y la dignidad del chico con una bofetada que bien pudo escucharse en Washington. Él la mira con los ojos abiertos, con una de sus manos sobre el golpe, porque es obvio que le ha dolido como los mil demonios. -¡¿Quién crees que soy?! – le dice poniéndose de pie -. Yo nunca te di la confianza ni el mensaje de que podías besarme contra mi voluntad. -Luz, por favor… no quise ofenderte, yo en verdad estoy interesado en ti… te
La noche está bastante agitada para Luz y eso le gusta, porque ayuda a que la hora se le pase rápido. Hay mucha gente animada y se ha dado cuenta que algunas chicas de allí van con menos ropa de lo que deberían, algo la hace sentir un poco incómoda, pero trata de no prestar atención, porque está allí para trabajar, no para juzgar cómo se visten las mujeres.Luego de servir unos martinis, se va a la sala en donde están dispuestos los tragos y entremeses que se van a servir en el evento durante la noche. Allí la aborda Rickon, uno de sus colegas.-¿Cansada? – le dice sonriendo, dejando la bandeja vacía sobre la mesa -.-No todavía, aunque sí tengo mucho calor y sed.-Oh, pero eso se soluciona de una vez – el chico va hacia una nevera y saca dos refrescos, mientras Luz toma asiento un momento, para atarse las agujas y quitarse la máscar
Si alguien le hubiese dicho a Rafael lo doloroso que era ver a la mujer se su vida llorar sin consuelo y no poder hacer nada para detener esas lágrimas descontroladas, no se lo hubiese creído.Pero allí está, conduciendo hasta su departamento para dejar a Luz y luego volver al evento, porque si de algo estaba seguro, es que iba a encontrar al maldito y lo haría pagar con creces el daño que le había causado a una chica inocente como Luz.Al llegar al edificio, Rafael la ayuda a bajar y la conduce al interior, afortunadamente a esa hora la cordialidad del conserje se limita solo a una inclinación de cabeza, así que el camino es expedito hasta el elevador.Nada más entrar a la caja metálica, Luz se abraza a sí misma bajo la chaqueta que Rafael le dio en el auto, de alguna manera necesitaba hacerla sentir segura con él en ese momento.Se sentía una basura por hab
Rafael camina de un lado a otro, pensando cómo comenzará la búsqueda de ese criminal, pero primero tiene que asegurarse de que Luz esté bien.No lleva mucho tiempo en su habitación, pero puede ser el suficiente para que atente contra su vida y eso lo tiene angustiado.Lo que él no sabe es que Luz es más fuerte de lo que se ve. Y se lo dejará claro justo ahora.Sale vestida con un suéter de hilo, un pantalón de pijama que le queda grande y el cabello envuelto en la toalla.-¿Cómo te sientes?-Como si la muerte no hubiese hecho bien su trabajo… - él le indica que tome asiento en el sofá y va hasta la cocina por un vaso de agua -.-Quiero que me digas exactamente lo que quieres hacer, si es que lo tienes claro – pero esas últimas palabras eran innecesarias, porque el rostro de Luz mostraba la determinación en ella -.
Dan y Gerard están realmente exhaustos, recorrieron el centro de eventos de arriba abajo, pero no consiguieron dar con la camarera.Para la una de la mañana se había dado por vencido y solo quería ir a su casa, darse un baño y tratar de dormir un poco. Aunque estaba seguro que sería imposible, porque la imagen de la chica sollozando, con los ojos cerrados, indefensa ante su bestial ataque, porque no había otra manera de describirlo.Afortunadamente, el efecto de la famosa píldora se había pasado con todo el susto y Dan las lanzó por el retrete sin dudarlo un segundo, cuidando de dejar solo una, a modo de prueba en caso de que la chica fuera a la policía.Ambos hombres se suben al auto que el equipo de seguridad de Gerard conducirá, su amigo lo ve y siente que por su culpa ese hombre en lugar de rejuvenecer ha envejecido diez años en un par de horas.-Gerard, en verd
Luz deja el cuchillo en su lugar, porque, aunque ese instrumento de cocina le diera la salida fácil, lo cierto es que ella es demasiado valiente para tomar el camino simple y rápido.Se sienta en el sofá, a mirar por la ventana y se seca el cabello en el proceso, pensando menos cosas que hace un rato, pero pensando, porque esa era la única manera de no llegar a ese recuerdo.Enciende la televisión, para buscar en qué entretenerse mientras llega Rafael, lo cierto es que no podrá dormir estando sola, y puede que acompañada tampoco por unos cuantos días, aunque eso ahora mismo es lo de menos.Pasa de un canal a otro, pero nada le resulta atractivo, se pone de pie y camina hasta la cocina, su estómago comienza a pedirle algo de comer, es lógico, desde el almuerzo no ha comido nada. Al abrir el refrigerador encuentra su postre favorito, un mousse de chocolate con crema batida.Saca un
La luz del sol golpean los ojos de Gerard, sonríe al ver que ha despertado con su hija entre sus brazos, cuyos cabellos castaños están repartidos por la cama.Se queda mirando la sonrisa que tiene en el rostro, esa aura angelical y con la luz entrando por la ventana, le da un toque casi celestial que le da un poco de paz, pero no la suficiente para silenciar a su consciencia.La puerta se abre de golpe y el rostro sorprendido de su prima le hace fruncir el ceño. Darcy entra rápidamente y cierra la puerta, da dos pasos para acercarse a la cama de la pequeña y despertarla, pero Gerard le hace un gesto con la mano para que se detenga.Con mucho cuidado de despertar a la pequeña, sale de la cama, toma del brazo a Darcy y la saca de la habitación.-¿Qué haces en la habitación de mi hija?-Es obvio, ¿no? Vengo a despertarla para llevarla al colegio – le dice ella so